Alba

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1 “El comienzo”

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A las 7 de la mañana todo estaba ya en marcha, los aspirantes al premio se preparaban con sus trajes de neopreno, otros practicaban cogiendo algunas pequeñas olas y otros limaban los desperfectos de su tabla.

Hacía dos horas que no veía a Austin, desde que se metió en la tienda “¿Qué ha querido decir con eso?” Alba estaba sentada en la arena, llevaba unos pantalones cortos vaqueros y una blusa blanca suelta, con bordados en el escote, se había puesto una sudadera de Austin azul marino, para resguardarse un poco del frio mañanero. Desde que empezaron su relación Austin y ella sabían perfectamente a lo que se enfrentaban y sin embargo siguieron, eran diferentes, lo habían hablado muchas veces “¿Y ahora? Ahora según Austin solo les quedaba rutina” ella sabía que Austin no era de ese tipo de chicos que te prometen amor eterno, tampoco era uno de esos chicos con los que Alba podría tener hijos y llevar una vida medianamente normal, pero… “¿Tan pronto se había cansado?” un nudo en la garganta le dificultaba la respiración, tenía miedo, miedo de que se hubiera cansado de ella, miedo de perderlo, en el fondo siempre supo que sus vidas serian difíciles de encajar y que tendrían que luchar todos los días por hacer funcionar su relación “Cuando hay amor todo lo demás da igual” pero ¿A ella le daba igual?, infinidad de cosas se le pasaron por la mente y por un momento, Alba, la dura de Alba, se sintió débil, las lágrimas cayeron sutilmente por su rostro “era sexo, solo sexo”, siempre temió que fuera así y ahora… ahora se sentía sucia, ella no era de esas mujeres que podían tener un rollo y después olvidar, ella no podía y es que tras su fachada de mujer dura, Alba siempre lo hacia todo con el corazón.

Sonia se acercó de la mano de John, que estaba guapísimo, llevaba el pelo mojado y el bañador de neopreno azul marino, marcaba todos sus cuidados abdominales. Sonia se lanzó sobre ella para abrazarla y Alba se limpió las lágrimas con disimulo y sonrió con tristeza.

-Anoche no te vi ¿Dónde te metiste?

-Me fui a la cama pronto- su sonrisa fue apagándose al acabar la frase

-¿Estás bien?

-Si, solo un poco cansada- dijo mientras se colocaba un mechón de pelo tras la oreja- tampoco te vi yo a ti eh, supongo que estuviste ocupada- Alba le guiño un ojo y Sonia se puso roja como un tomate.

John le dio un beso a Sonia en los labios y salió corriendo hacia el mar. Sonia se acomodó al lado de Alba, mirando al horizonte.

-Estuvo genial ¡Que pedazo de tío Alba! No veas como se menea- Alba se echó a reír y puso los ojos en blanco.

-Me alegro de verte así con alguien, que yo sepa a los tíos sueles echarlos de casa a la mañana siguiente

-John me gusta

Alba aplaudió y le beso la mejilla carcajeándose

-Es genial, me alegro mucho- y su sonrisa volvió a hacerse triste

-Dime que te pasa- Alba no era una persona acostumbrada a contar sus problemas, ni nada de su vida en general, pero en ese momento lo necesitaba, agachó la cabeza y tragó saliva antes de hablar.

-Austin ha estado un poco raro esta mañana, dice que nuestra relación es un poco…rutinaria- Sonia abrió los ojos de par en par y agitó la cabeza en desaprobación, echó mano a su bolsillo del que sacó un paquete de tabaco, se metió un cigarrillo en la boca y lo encendió, seguidamente le pasó otro a Alba que lo cogió sin preguntar y dio una honda calada que le invadió los pulmones, expulsó el humo con los ojos cerrados intentado quizá expulsar las cosas malas de su alma.

-Mira Alba los tíos son así, ven un poquito de compromiso y salen corriendo despavoridos, pero él te quiere y tú a él, dale tiempo, acabareis juntos a pesar de que os lo pongáis tan difícil.

Alba siguió cabizbaja. Pasada una media hora comenzaba la competición, la playa estaba a rebosar de nerviosos espectadores que no se perdían la competición anual.

Alba vio aparecer a Austin con su bañador negro de neopreno que marcaba perfectamente su anatomía de anuncio de Calvin Klein, se fijó en su pelo, mojado y despeinado, sus mechones rubios brillaban al sol como si se trataran de sus propios rayos. Los participantes se colocaron en sus puestos y fueron siendo llamados uno a uno, el 5º fue el turno de Austin que se deslizó por la tabla con una gracilidad que parecía haber nacido surfeando, cogió varias olas de mediana altura, el mar estaba agitado, hacía viento y era el día perfecto para surfear, una ola de casi tres metros se le apareció por la derecha y Austin se deslizo sobre ella haciendo un giro completo que dejo al resto de participantes a la altura del betún. Tras él se sucedieron 15 aspirantes más, Alba estaba cansada y Austin no se había acercado a ella en toda la mañana, pensó seriamente que no tenía nada que hacer allí y una punzada en el estómago le sugirió que debía volver a casa.Se acercó a Sonia que se encontraba junto al resto de chicos que no participaban, masticaba un bocadillo de bacón y queso chédar y a Alba se le abrió tremendamente el apetito, pero no comería nada más que no fuera sano, estar fuera de casa no significaba denigrar tanto su dieta.

-Sonia, creo que deberíamos marcharnos

-Pero si aún no dicen los ganadores- dijo masticando un trozo de su bocadillo

-No quiero estar aquí, creo que no pinto nada

-Alba cielo- Sonia dejó su bocadillo sobre una mesa de madera y le acaricio la mejilla con la mano derecha- si te vas sola no harás más que empeorar las cosas, espera a que todo termine y habla con él, mañana saldremos temprano para estar en Londres cuanto antes.

Alba agachó la cabeza resignada y miró hacia el mar, donde algunos chicos seguían surfeando. Cogió su toalla-fular rosa palo y se sentó sobre la arena dejando la vista clavada en el horizonte.

Una hora más tarde anunciaron los ganadores y Austin quedó en el tercer puesto, lo que significaba que este año tampoco asistiría a la competición mundial. Agachó la cabeza y dio una patada a la arena que levantó todo el polvo hacia los que se encontraban a su lado, Alba ladeo la cabeza y vio como los ganadores se acercaron al podio, Austin recibió su copa y su medalla de bronce, que para extraño de Alba miró con absoluto desprecio. Los otros competidores se acercaron a saludarlo y le dieron la mano con cordialidad, mientras otros vitoreaban al chico que había quedado en el primer puesto, Alba decidió levantarse y se dirigió hacia Austin que la miró casi asombrado, Alba sin decir nada se acercó a él hasta tenerlo a unos centímetros de su cara, Austin entreabrió los labios y respiro suavemente, Alba cerro los ojos casi con dolor y lo miro fijamente a aquellos ojos azules que le hacían que el corazón se le subiera a la garganta. Alba sin decir nada, lo rodeó por el cuello con los brazos y le dio un suave beso en la mejilla, Austin colocó su mano en la parte baja de su espalada y cerró los ojos con ternura

-Has estado genial- dijo Alba pegada a su cara

-Que va- dijo Austin cabizbajo

-Que no hayas ganado no significa que no lo hayas hecho bien, simplemente no era tu momento, has quedado el tercero en Inglaterra, ¡Es genial Austin!

Austin no dijo nada, se alejó de ella y se dirigió hacia la caseta.

Trascurrió el resto de la tarde sin mucha novedad, Alba fue a comer a un bar cerca de la playa, pidió una ensalada griega que su estómago agradeció soberanamente, Sonia se había quedado con John tumbados en la arena y Austin…no quería saber nada. Se había marchado a cambiarse tras la competición y después se quedó con unos amigos actuando como si no se conocieran, Alba estaba dolida, dolida y un tanto desilusionada “¿Dónde estaban las promesas? ¿Dónde estaban todos esos intentos que él estaba haciendo porque saliera bien?”, cuando se terminó la copa de vino blanco que aún quedaba junto a la mesa ya tenía la mente un tanto nublada y cuando uno está dolido y bebe resulta un coctel molotov, alargó su mano hasta su móvil que dejó encima de la mesa, lo encendió, ya que desde el día anterior lo tenía apagado, para evitar…distracciones. Se acomodó en la silla y tragó saliva antes de marcar su número, una voz masculina y familiar al fondo la distrajo y Alba se giró para mirar cara a cara a ese hombre que la hacía combustionar de arriba abajo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

16 “Borja”

Alba tragó saliva y se levantó rápidamente, el corazón le bombeaba agitadamente, al levantarse le azotó un leve mareo “el vino” se acomodó la ropa y se dirigió con paso sugerente hacia él, cuando estuvo cerca, este desvió la mirada del chico que le atendía para centrarse en ella, sus increíbles ojos verdes la abordaron hasta dejarla sin aliento. Alba dio un paso atrás y con cara extrañada separó los labios

-¿Qué haces aquí?- frunció el ceño sin poder evitar desviar la mirada hacia esos gruesos y jugosos labios, que Borja al darse cuenta se encargó de humedecerlos “calor”

-Me encantaría poder decirte  que he venido a verte preciosa- dijo mostrando una media sonrisa que electrocutó a Alba.

-Pero no es verdad y quedarías como un capullo, dime a que has venido- la expresión de Alba se volvió seria e imperturbable

-Mi nena está enfadada- Alba se echó a reír

-¿Tu nena?- “Creído, se cree que me tiene en el bote, vale, me tiene en el bote”

-He venido a visitar a unos amigos

-¿Solo o con tu mujer?- “Manera sutil de preguntar si está casado ¡Lo que me faltaba!”

-¿Mi mujer?- Borja frunció el ceño y comenzó a reír- lo único que veo por aquí que se parezca a mi mujer eres tú- Borja agachó la cabeza un tanto “¿tímido?”- vamos te invito a una copa de vino, no he almorzado

-Lo cierto es que yo ya he comido y no quiero beber más vino, por hoy- dijo Alba agitando la cabeza de un lado a otro

-Vamos- dijo Borja mientras colocaba la mano derecha en la parte baja de su espalada, justo donde había estado la de Austin “Culpabilidad” la condujo hacia la mesa y pidió un buen vino tinto para acompañar con un pescado al horno, Borja cruzó las manos frente a su cara sin apartar la vista de Alba.

-¿Y tú, que haces aquí?

-Yo, esto, eh… yo…- “¿Alba que haces?”

-Nerviosa ¿eh?, te intimido- le dirigió una mirada picarona

-No me intimidas ¿Te has dado cuenta alguna vez de lo capullo que eres?- Borja se echó a reír y Alba dio un largo trago a su copa de vino- he venido con unos amigos a la competición de surf

-Ah ¿sí?, no sabía que te gustaba el surf

-Ni yo- los dos rieron- pero parecía un plan divertido

-No eres de ese tipo de chicas a las que un plan así les parecería divertido- dijo mientras acaricio sus nudillos suavemente con el pulgar, Alba se estremeció.

-Hablas como si me conocieras

-Y te conozco- dijo Borja con una amplia sonrisa y siguió comiendo

Alba miró por la ventana y vio como los chicos seguían con la fiesta, ese no era su mundo, su mundo era sentarse en una exquisita terraza a degustar un buen vino. Borja lo sabía, y ahí llevaba ventaja, el sentimiento de culpabilidad desapareció y se relajó, estar con Borja siempre la mantenía en tensión, pero esta vez no lo veía como su jefe, sino como un educado chico con el que tenía su primera cita y que sería el chico que algún día le pediría matrimonio arrodillándose con un precioso anillo de Swarovsky en un lugar como ese, “¿Haría Austin algo así?” Alba agachó la cabeza y se miró las manos.

-¿Por qué has venido a comer sola?- Alba dudó

-Eh… ellos estaban comiendo porquerías y me apetecía una ensalada- “Buena media- mentira Alba”

-¿Y nadie quiso acompañarte?

-¿Por qué te interesa tanto?

-Solo quiero saber si estás sola

-¿Cómo de sola?

-Si no está tu amigo aquí

-Esta aquí, pero solo es un amigo, no le intereso para nada más

Borja no quiso hablar más del tema, hablaron sobre el trabajo, sobre la isla de Inglaterra, sobre Londres, Borja le comento lugares interesantes que debía visitar “Algún día te llevare a Chinatown, te encantará”, hablaron de su infancia, de porque habían decidido marcharse a Londres y se sintieron muy parecidos, no hubo sexo de por medio, no hubo nada que enturbiara una conversación de dos personas que intentan conocerse.

-No debería beber más, me estoy poniendo tonta- dijo Alba acariciándose la frente

-Umm me encantaría verte tonta…- el tono de voz de Borja cambio a sensual, tan sensual que Alba tuvo que reprimir un gemido.

-¿Te gustaría venir al hotel, conmigo?- dijo Borja casi en tono de amenaza “Contigo me voy al infinito y más allá” “No Alba no”

-No debería…eres mi jefe

-¿Hasta cuándo vas a resistirte?

-Hasta que pueda.

Y sin más Alba abandonó el restaurante contoneando sus caderas y reprimiéndose internamente para no darse la vuelta y salir corriendo a sus brazos. “¿Pero es que pinto yo algo aquí? Austin no me habla, sin motivo aparente, me trata como quiere y tengo que estar aquí aguantando todo esto, esperando a que quiera hablarme, no tengo por qué quedarme aquí, yo no tengo nada que ver con esa panda de perros flautas” Alba se dio la vuelta y se sorprendió al ver a Borja esperándola de pie con las manos en los bolsillos, se acercó hacia él todo lo que pudo y sin dejar de mirarle a los ojos le dijo:

-      Me voy contigo.

Caminaron hacia el hotel a paso tranquilo, Borja no le pidió ninguna explicación y eso la relajó demasiado. La mente de Alba funcionaba a mil por hora, y si todo hubiera sido diferente, y si hubiera conocido antes a Borja, pero es que había conocido antes a Borja y esa fachada de jefe estricto no le había dejado ver un gran hombre tras él, pero ahora… ¿Qué haría? “¿Podía dejar a Austin a un lado? ¿Podría dejar de amarlo? ¿Podría intentarlo con Borja? ¿Le daría Borja lo que necesitaba?”

Cuando llegaron al hotel les saludó una chica rubia de media melena, una amplia sonrisa y entregó a Borja una tarjeta, se dirigieron al ascensor sin hablar y Alba se miró los pies, se dio cuenta de que estaba llena de arena, se miró al espejo y vio que tenía el pelo demasiado alborotado, su piel se había tostado y lucia brillante bajo la tela de su delicada blusa, vio su cara sin maquillar y casi se asustó “¿Cómo me he descuidado tanto?” Borja le acarició la espalda pareciendo haberle leído el pensamiento

-Estás guapísima, pareces una niña- dijo con una tierna sonrisa

Entraron en la amplia habitación recubierta enteramente por mármol, unas columnas de mármol veteado en verde se alzaba en la entrada, al fondo una cama con una delicada colcha azul cielo “¿satén?” las ventanas abiertas movían las blancas, casi transparentes cortinas, un sofá orejero estampado y una pequeña mesita dorada donde había revistas turísticas, una televisión plana de unas 50 pulgadas se alzaba sobre la pared “Joder, la suite presidencial”

-¿has alquilado la suite para dos días?

-Si- Borja se quitó la chaqueta y la dejó doblada sobre el sofá, se acercó al minibar y abrió la pequeña puerta en busca de algo de beber - ¿Qué te apetece? ¿vino rosado?

-Si me das más vino me estallara la cabeza

-¿Quieres algo sin alcohol?

-Por favor

Y Borja saco una botella de algo que parecía “mojito sin alcohol” lo vertió una copa achaflanada y se lo dio.

-Gracias- probó un poco de su copa y se relamió- umm está bueno- Borja se sirvió también una copa- ¿también vas a beber eso?

-Tenemos que estar en igualdad de condiciones

-No lo estamos, te recuerdo que me he bebido una botella de vino yo sola

-Aich- hizo un gesto de chasqueo de dedos- me llevas ventaja- y sonriendo se acercó la copa a los labios.

Borja se sentó junto a ella en el sofá y le aparto el pelo para dejar un beso distraído en su cuello, Alba se humedeció casi al instante, pero sintió que no estaba preparada para esto.

-¿Cuando vuelves?

-Mañana temprano

-¿Puedo ir contigo?

Borja abrió los ojos sorprendido

-¿Por qué quieres venir conmigo?

-Hemos venido en moto y la verdad no me apetece nada las cuatro horas de viaje

-¿Has hecho todo este recorrido en moto?- Borja se echó a reír

-Si, te sorprenderías de lo que soy capaz de hacer, crees que me conoces y no es así

-Tienes razón, no te conozco, pero me encantaría conocerte- Y Borja colocó un mechón de pelo tras la oreja de Alba que cerró los ojos dejándose llevar por su tacto.

-¿Te importa que me dé una ducha? Me siento asqueada, dormir en la playa es…Arg…- hizo un gesto de arcada y Borja se echó a reír “¿Qué estás haciendo Alba?”

Alba se levantó y se metió en el baño, un lujoso baño blanco, con un jacuzzi, “Umm ¡Que delicia!” Alba llenó el jacuzzi y activó las burbujas, se quitó toda la ropa y se metió poco a poco en el agua sintiendo casi un orgasmo, cerró los ojos y se relajó, sin pensar nada, algo que no hacía desde hacía mucho tiempo. Le sorprendió lo prudente que fue Borja al no entrar en el baño y por una parte sintió cierta decepción “¿Por qué?”, cuando salió de la bañera se dio cuenta de que había dejado todas sus cosas en la playa “Mierda”, cogió su móvil y pensó durante 10 minutos como decírselo a Sonia:

“Sonia, no te preocupes, estoy bien, me he encontrado con mi jefe y se ha ofrecido a llevarme mañana a Londres, no insistas no iré con vosotros. No me apetece verlo, entiéndelo. Recoge mis cosas, seguramente llegare antes que vosotros. No pienses mal. Nos vemos mañana. Besos”

Sonia no tardó ni dos minutos en contestarle:

“¿Comooo? Esto no se va a quedar así, tendrás que explicármelo TODO. Disfruta nena. Te quiero perra” “Sonia” Alba no pudo evitar sonreír.

Se anudó la toalla y abrió la puerta suavemente, por la rendija hizo una vista panorámica de la habitación y vio a Borja sentado en el filo de su cama con el portátil

-Borja- este levantó la cabeza que tenía pegada al ordenador, en dirección a Alba que se asomaba tímidamente por la rendijita de la puerta- no tengo nada de ropa aquí- Borja abrió los ojos y dibujo una traviesa sonrisa.

-¿Quieres que te preste algo?

-Por favor

Borja se levantó y se dirigió hacia el armario en el que había colocado varios trajes de chaqueta y unas cuantas camisas, descolgó una en un tono celeste pastel, clásica pero elegante, del cajón saco unos calzoncillos negros, Maximo Dutti “Elegancia por doquier” se dirigió a Alba con la mirada atenta en la ropa.

-Aquí tienes- dijo tendiéndole la ropa- ¿Sera suficiente?- sus ojos se deslizaron por el cuerpo de Alba anudado a la toalla que se podía ver escasamente a través de la puerta.

-Gracias

Y Alba cerro dando un portazo, se secó y se anudo la toalla al cabello, “Umm Que bien me ha sentado la ducha” se miró al espejo y observo lo bien que le quedaba el bronceado, resaltaba sus ojos verdes, su mirada se fijó en la ropa que llevaba en sus manos, sin pensarlo mucho se puso los calzoncillos y se dio cuenta de que no estaba preparada para esa privacidad, no con él, “Meterme en sus calzoncillos es como si él hubiera estado dentro de mí”, nunca con Austin había hecho algo así y tampoco con Alex, pero claro con Alex no tenía ningún tipo de confianza más allá de la estrictamente necesaria. Se puso la camisa, que le quedaba ligeramente por debajo del trasero y la abotonó, se vio sexy, muy sexy, se quitó la toalla y cepilló el cabello dejándolo suelto, creando unas suaves “ondas surferas” “Austin…¿Me echara de menos?” desechó ese pensamiento tan rápido como había venido y se encaminó hacia el interior de la habitación, los ojos de Borja se clavaron en ella y prácticamente la desvistió con la mirada, se sintió intimidada, pero a la vez estaba tranquila, necesitaba saber a qué atenerse con Borja, necesitaba saber si con el sí podría ser algo de verdad, si se abstenían esta noche, abrían pasado una gran prueba.

-Borja tengo que hablar contigo

-Tú dirás- se quitó las gafas de marca y aparto el ordenador hacia un lado, invitándola a sentarse junto a él en la cama.

Nunca había visto a Borja así, siempre había visto en él lujuria, deseo, pero no eso, no un simple hombre, con sentimientos, un hombre con el que se puede hablar, un hombre con el que podría “¿ser amigos?”

-¿Te importa que me quede a dormir contigo?- los ojos de Borja se abrieron como platos y esbozó una sonrisa triunfadora “No te confundas chato”- espero que no malinterpretes esto, verás- pensó, pensó, pensó- no quiero volver a la playa, dormir en un saco me produce arcadas, no es para mí- Borja rio- ya he avisado a mis amigos de que volveré contigo y de que me quedo aquí

-¿No le molestará a tu amigo que te quedes?

-Es un amigo con el que he tenido…una historia, pero al que ya no le intereso, no tengo porque darle explicaciones- Borja sonrió dulcemente

-Estás dolida- dijo acariciando suavemente su mejilla, nunca habían estado tan cerca

-No, no lo estoy

Borja besó con dulzura su frente y Alba se quedó francamente desconcertada, no era ese Borja al que ella conocía.

-Puedes quedarte, voy a llamar a mi secretario para que saque otro billete para ti

-¿Billete?

-Vamos en avión

-Oh Dios, gracias

Los dos rieron y se miraron con ternura, como aquel ex con el que has tenido una historia que ha acabado bien, y que ahora os queréis como amigos, pero con Borja no había habido nada.

-Tienes que prometerme una cosa

-No te tocaré, a menos que tú me lo pidas, no haré nada que no quieras- “¿Decepción?”

Alba agachó la cabeza, era ese el Borja que había estado detrás de ella, que prácticamente la había acosado, ¿Por qué se comportaba como si de verdad le importara?, Alba cerró los ojos y exhaló un poco de aire “¿Es que de verdad le importo?”. 

 

 

 

17 “Antigua Alba VS Nueva Alba”

Borja llamó al servicio de habitaciones y cenaron viendo “El Padrino” que la ponían en   televisión, algo de marisco, más pescado, era normal al encontrarse en la costa.

La cena la acompañaron con un exquisito vino blanco “No he bebido tanto vino en mi vida”, Alba estaba un tanto desconcertada, todo le daba vuelta, estaba segura de que si no se hubiera sentido tan “achispada” no se encontraría allí, pero allí estaba, no precisamente en pleno uso de sus facultades mentales. Como en un instinto la cabeza de Alba se colocó grácilmente sobre el hombro derecho de Borja, después todo se llenó de una espesa neblina.

El sol se coló sutilmente por una de las rendijas de la cortina entreabierta, Alba se frotó los ojos y se incorporó rápidamente en la cama “¿Dónde estoy?”, agitó la cabeza y vio que solo llevaba su sujetador y unos bóxer de Borja, miró hacia a un lado de la cama y no vio a nadie, segundos después, Borja salió del baño abotonándose los puños de la camisa.

-Buenos días dormilona

Alba respiró profundamente  y examino la situación “Ayer almorcé en el restaurante de la playa, vino, apareció Borja y más vino, fuimos al hotel, me duché, cenamos, vino, y… ¿Y después que?”

-Borja ¿Qué pasó anoche?

-Te quedaste dormida, créeme que si nos hubiéramos acostado lo recordarías

“Waoo”

-¿Me desvestiste tú?

-Si, ibas a arrugar la camisa- sonrió de medio lado “Dios es tan perfeccionista como yo”- tranquila, no te toqué todo lo que me hubiera gustado.

Alba cerró los ojos y  flexionó las rodillas acercándolas hacia su pecho “He dormido con mi jefe”

-No sé qué se me pasó por la cabeza para acabar aquí, contigo, eres mi jefe

-Estabas enfadada- Borja se acercó sigilosamente y se sentó al filo de la cama- e incómoda, solo querías volver a casa decentemente, estás cansada, no tomare esto más allá de lo que ha sido.

-Me parece adecuado- “Adecuado pero no lo que me gustaría ¿Y qué te gustaría Alba? ¿Qué después de esta noche Borja te jurara amor eterno?”

-Vístete, tenemos que estar en el aeropuerto en media hora, ahí tienes el desayuno- dijo señalando una bandeja con tostadas con mantequilla y un café

Alba no dijo nada, se levantó y se dirigió al baño, se lavó la cara, se cepilló el pelo y se puso la ropa que había llevado el día anterior, meditó sobre si quitarse los calzoncillos pero decidió dejárselos puesto y devolvérselos limpios otro día “Si Alba, llévaselos al trabajo”

Salió del baño y Borja ya no estaba en la habitación, se puso a desayunar rápidamente y tras recoger sus “cuatro cosas contadas” se dirigió a la puerta, Borja hablaba por teléfono en el pasillo del hotel. Cuando colgó se dirigieron a la salida.

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