Aftermath

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Parte Uno » Capítulo 9

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CAPÍTULO NUEVE

Apenas entra la almirante Rae Sloane a la estancia, todos se amontonan alrededor de ella. (El espacio es de techo alto y arqueado. En el centro se encuentra una gran mesa hecha de algún árbol viejo; la madera está taraceada con mosaico de espejo). Pero la forma en que la abordan hace que se sienta, de manera repentina, como claustrofóbica, como si esta gran estancia fuera una ilusión, como si fuera mucho más pequeña de lo que sus dimensiones sugieren. Sin embargo, Rae lo deja venir. Ella no titubea. No deja ver la presión.

Todos exigen saber qué fue eso, pero es Moff Pandion quien habla con una exigencia más clara. Y cuando él habla, los demás callan.

Ella toma nota de eso. Tal vez era de esperarse, pero aún así…

—¿Qué fue ese sonido? Le ruego nos diga —pregunta él, dando un paso adelante. Se acerca tanto que sus narices casi se tocan, invadiendo su espacio íntimo.

—¿Se refiere a los cañones bláster?

—No —dice con una mirada abrazadora—. Me refiero al graznido de aves, el ladrido de perros, la tonada que silbabas al entrar. —De alguna forma logra sonreír y fruncir el ceño al mismo tiempo—. Sí, me refiero al sonido de los cañones bláster. ¿Qué fue eso?

—Un insurgente —dice ella.

—¿Un rebelde? —pregunta el otrora consejero de Palpatine, Yupe Tashu. El terror le golpea el rostro como el sonido de una campana—. ¿Aquí?

—No —miente. Probablemente, tampoco será la última mentira que diga durante esta cumbre—. Ni siquiera eso. Algún local. Como usted bien sabe… —De repente, se detiene y dice—: ¿Podemos retroceder? ¿Sentarnos? ¿Disfrutar de la comida que el sátrapa Dirus ha provisto para nosotros? —Esa sugerencia es recibida con reacios asentimientos y refunfuños. Rae se mueve entre la multitud, saludando con pequeños movimientos de cabeza a los demás: Jylia Shale, Arsin Crassus, el sátrapa, la camarilla de consejeros serviles del sátrapa…

Camareros se mueven alrededor de la estancia con tazones de madera poco profundos. Los ofrecen para que los invitados de la cumbre puedan tomar diferentes alimentos, los cuales Rae no reconoce. Una cosa retorciéndose con tentáculos negros y entintados. Unas bolsas de masa hervida que huelen a ciruela aromática. Pequeñas bolas moteadas de semillas que huelen como sus botas cuando se las quita después de un largo día de caminata. Yupe Tashu picotea la comida. Crassus come con gula. Jylia le ha puesto un plato pequeño de comida frente a ella, pero parece renuente a tocarlo. Pandion, como era de esperarse, ha rechazado la comida.

—Como saben —continúa ella, acomodándose en la cabecera de la mesa, parada, no sentada—, los rebeldes han comenzado a diseminar propaganda en forma de varios holovideos. En algunos casos han literalmente robado y subvertido algunos de nuestros droides sonda y los están usando para difundir sus mentiras.

—¿Realmente son mentiras? —dice Shale. Apenas lo suficientemente alto como para ser escuchado—. ¿O somos nosotros quienes nos mentimos a nosotros mismos?

Después de eso, se siente un escalofrío. Pandion arroja dagas a la anciana con la mirada.

Rae la ignora y continúa:

—Hemos sido traicionados por varios jefes de sector y gobernadores a lo largo de la galaxia. La presunta Nueva República ha atacado un buen número de nuestros cargueros y transportes… Y los ataques han sido exitosos, disminuyendo así nuestros números. Estamos, para ser francos, a la defensiva. Es un momento inoportuno para estar diseminados y sin líder. De ahí el propósito de esta reunión. Les quisiera agradecer a todos por…

Pandion interrumpe:

—Entonces, hace un momento…, ¿fuimos atacados por un insurgente local? ¿No un…, rebelde propiamente?

—No. —Rae se indigna por la interrupción, pero de él es de esperarse—. Como se constató, solo un local. Probablemente uno inspirado por la propaganda ya mencionada. Ahora, la cumbre comienza esta noche…

—Primero, usted llega tarde. Luego, abre fuego afuera del palacio del sátrapa. ¿Qué hay del rebelde que tomó como prisionero? ¿O de la nave del contrabandista que cruzó por el bloqueo y escapó? ¿Estamos realmente a salvo aquí, almirante?

Rae siente cómo un profundo y amargo sentimiento le va jalando las entrañas. El ácido se le revuelve en el estómago. Si Pandion sabe eso, significa que ella tiene una nave con fugas. Un espía. Traición. Todavía no llevan ni una hora de comenzada la reunión, y ella ya tiene el sentimiento de que ha perdido el control.

Yupe Tashu luce encantado.

—¿Tenemos un prisionero?

—¿Y no nos dijo? —dice Crassus.

—Esto es muy preocupante —dice Shale—. Muy preocupante.

Rae voltea, mira hacia su propio escuadrón de soldados de asalto, todos los cuales vigilan la puerta. Les hace una pequeña seña a ellos y a su piloto.

Desaparecen.

—El rebelde no era parte de ningún ataque coordinado —explica ella—. Tan solo un rebelde solitario. Probablemente explorando en búsqueda de presencia imperial.

—Bueno, la encontró —dice Pandion, sonriendo engreídamente.

Con eso, la puerta se abre otra vez y entran los soldados de asalto escoltando la camilla flotante. El droide médico acompaña al prisionero. El capitán Antilles permanece sedado. Por ahora.

—Eso —dice Sloane— es un peligro para nosotros, pero también una fortuna. Pues el día de hoy no hemos capturado a cualquier rebelde pequeño. Este es el capitán Wedge Antilles, uno de los héroes de la errada Rebelión; estuvo presente y fue activo en ambos ataques a la Estrella de la Muerte. Antilles no solo será apropiado para inquirir información, sino que, si los rebeldes se enteran de esta reunión, podemos usarlo como pieza de negociación.

Tashu levanta la mano.

—¿Puedo participar en la…, interrogación?

Ella lo ignora.

Pandion dice:

—¿Esto es lo que somos ahora? ¿Estamos reducidos a secuestradores comunes? Quizá el Imperio Galáctico realmente se está desvaneciendo, como una estrella que se hace brillante y después, muy pronto, polvo. Al menos, es así con gente de su calaña en el timón. —Esa última oración fue una befa directa a Sloane.

—La cumbre comienza esta noche —dice Sloane—. Así que descansen, de ser necesario. El tiempo es esencial. El futuro del Imperio será decidido por nosotros. —Voltea a ver al archivista, un hombre pequeño, frágil, llamado Temmt: Februs Temmt—. Tome nota en el registro oficial de que seremos referidos en la historia como el Consejo del Futuro Imperial, o el CFI. —Da un agudo gesto de alusión a los asistentes—. Gracias, y los veré a todos esta noche.

Se mueve rápidamente hacia la puerta y pesca a Adea, su nueva asistente, con el hueco de su brazo. La acerca hacia ella y le susurra:

—¿Alguna señal de la cazarrecompensas?

Entrando en pánico, Adea hace un pequeño movimiento de cabeza.

—No, almirante.

—¿Problemas? —dice Pandion, apareciendo repentinamente a su lado, con esa sonrisa reptil en su rostro excesivamente pálido.

—Ninguno —responde Sloane.

—Almirante, admiro lo que está haciendo aquí. De verdad. No está equivocada en que ahora es el tiempo para actuar. El Imperio que yo amo no se repondrá fácilmente del golpe de haber perdido no solo la Estrella de la Muerte, sino también nuestro liderazgo. Pero quiero que se dé cuenta de que el futuro del Imperio jamás se ha decidido por algo con tan poco carácter y espíritu como un consejo. Un imperio necesita un líder. Un imperio exige un emperador.

—Entonces tal vez eso es lo que el consejo descubrirá —dice ella. Y sus ojos miran deprisa las bandas rectangulares a lo largo del pecho de Pandion—. Veo que fue elevado a Gran Moff. Un título autoproclamado, supongo.

Vuelve esa sonrisa malvada.

—Si uno quiere poder, uno debe tomarlo.

—Cierto, quizá.

—Nada de quizá. Y lo sabe en sus huesos. Sé que usted ha arrebatado el control no solo del Vigilance, sino también del Ravager. Y probablemente de la flota que va con él. Imagínese eso: la pequeña Rae Sloane, tripulando un superdestructor Estelar entero por sí sola. Nuestro último Superdestructor, ¿no es así?

Ella no dicen nada. Todo lo que hace es tener la mirada fija, el rostro inexpresivo.

Él continúa:

—Esa era la nave del almirante de flota, ¿no es así?

—Lo era.

—Era. ¿Así que es verdad que se ha ido?

—Es verdad. Tristemente. Él era uno de los mejores de nosotros.

—Lo era. —Hay un brillo embaucador en el ojo de Pandion. Él tiene secretos. Todos ellos los tienen. Tan solo que Sloane todavía no ha descifrado el de él—. La veré en la reunión, almirante. Estoy ansioso por comenzar.

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