After

After


Capítulo 35

Página 40 de 103

C

A

P

Í

T

U

L

O

3

5

Tengo calor, demasiado calor. Intento destaparme pero no lo consigo. Cuando abro los ojos me viene a la mente la noche anterior: Hardin gritándome en el patio, el whisky en su aliento, el cristal roto en la cocina, Hardin besándome, Hardin gimiendo mientras lo tocaba, su bóxer mojado. Intento levantarme, pero pesa demasiado. Tiene la cabeza apoyada sobre mi pecho y el brazo alrededor de mi cintura, cubriéndome por completo con su cuerpo. Me sorprende que acabáramos así; debe de haberse movido durmiendo. Admito que no quiero salir de la cama, ni separarme de Hardin, pero tengo que hacerlo. Tengo que volver a mi habitación. Noah está ahí. Noah. Noah…

Empujo con suavidad el hombro de Hardin y lo coloco boca arriba. Se da la vuelta y se pone boca abajo, gruñendo, pero no se despierta.

Me apresuro a levantarme y recojo mi ropa del suelo. Como la cobarde que soy, quiero marcharme de aquí antes de que se despierte. No creo que le importe, así no tendrá que malgastar energías hiriéndome a propósito si me marcho por mi propia voluntad. Esto es lo mejor para los dos. A pesar de lo mucho que nos reímos juntos ayer, nada es igual a la luz del día. Hardin recordará que nos entendimos bastante bien anoche, y sentirá la necesidad de ser aún más detestable para compensarlo. Es su manera de actuar, pero esta vez no estaré ahí para aguantarlo. Ayer, por un instante, se me pasó por la mente que tal vez nuestra noche juntos lo haría cambiar de opinión, haría que quisiera tener algo más conmigo. Pero sé que no es así.

Doblo su camiseta, la coloco sobre la cómoda y me abrocho la cremallera de la falda. Mi blusa está arrugada por haber estado tirada en el suelo, pero ésa es la menor de mis preocupaciones en este momento. Me pongo los zapatos y, mientras abro la puerta, pienso que una miradita más no me va a matar.

Hardin sigue durmiendo. Su pelo revuelto descansa sobre la almohada y su brazo está ahora extendido hacia un costado. Está tan sereno, tan guapo a pesar de los piercings de metal que salpican su rostro…

Me doy la vuelta y giro el pomo.

—¿Tess?

Se me cae el alma a los pies. Me vuelvo lentamente hacia Hardin, esperando ver sus severos ojos verdes mirándome con furia, pero están cerrados; ahora está frunciendo ligeramente el ceño, pero sigue dormido. No sé si me alivia que esté dormido o si me entristece que haya pronunciado mi nombre en sueños. «Pero ¿lo ha hecho o estoy empezando a tener alucinaciones?»

Salgo de la habitación y cierro la puerta con cuidado. No tengo ni idea de cómo se sale de esta casa. Avanzo por el pasillo y siento alivio al encontrar la escalera fácilmente. Desciendo por ella y casi choco con Landon. Se me acelera el pulso mientras intento pensar en algo que decir. Sus ojos analizan mi rostro y permanece en silencio, esperando una explicación, supongo.

—Landon…, yo… —No tengo ni idea de qué decir.

—¿Estás bien? —pregunta preocupado.

—Sí, estoy bien. Debes de pensar que…

—No pienso nada. Te agradezco de verdad que vinieras anoche. Sé que no te gusta Hardin, y significa mucho para mí que vinieras a ayudarme a controlarlo.

«Vaya. Qué bueno es. Demasiado bueno.» Casi deseo que me diga lo disgustado que está de que haya pasado la noche con Hardin, dejando a mi novio solo en mi cuarto después de llevarme su coche y correr al rescate sólo para sentirme todo lo mal que debería.

—Entonces ¿Hardin y tú volvéis a ser amigos? —pregunta, y yo me encojo de hombros.

—No tengo ni idea de lo que somos. No sé lo que estoy haciendo. Es que… él… —Empiezo a sollozar.

Landon me estrecha entre sus brazos para darme un abrazo de consuelo.

—Tranquila. Sé que a veces puede ser horrible —dice con voz suave.

Un momento…, cree que estoy llorando porque Hardin me ha hecho algo espantoso. Seguramente jamás imaginaría que estoy llorando por lo que siento por él.

Tengo que largarme de aquí antes de arruinar la buena opinión que Landon tiene de mí y antes de que Hardin se despierte.

—Debo irme —digo—. Noah me estará esperando.

Landon me sonríe con comprensión y se despide de mí.

Me monto en el coche de Noah y conduzco de regreso a la residencia lo más rápido que puedo, llorando durante la mayor parte del trayecto. ¿Cómo voy a explicarle todo esto a Noah? Sé que tengo que hacerlo, no puedo mentirle. No quiero ni imaginarme el daño que le voy a hacer.

Soy una persona horrible por hacerle esto. ¿Por qué no me habré mantenido alejada de Hardin?

Me calmo todo lo que puedo antes de dejar el coche en el aparcamiento de estudiantes. Camino todo lo despacio que soy capaz, sin saber muy bien cómo voy a enfrentarme a Noah.

Cuando abro la puerta de mi habitación, lo encuentro tumbado sobre mi pequeña cama, mirando al techo. Salta en cuanto me ve entrar.

—¡Joder, Tessa! ¡¿Dónde has estado toda la noche?! ¡Te he llamado sin parar! —grita.

Es la primera vez que me levanta la voz. Hemos discutido antes, pero esto resulta bastante intimidante.

—Noah, lo siento muchísimo, de verdad. Fui a casa de Landon porque Hardin estaba borracho y estaba destrozándolo todo, y supongo que no me di cuenta de la hora que era. Cuando terminamos de recogerlo todo ya era muy tarde y se me había acabado la batería —miento.

No me puedo creer que esté mintiéndole a la cara. Después de todas las veces que ha estado ahí cuando lo he necesitado, aquí estoy yo ahora, mintiéndole descaradamente. Sé que debería contárselo, pero no quiero hacerle daño.

—Y ¿por qué no me has llamado desde otro teléfono? —dice en tono agresivo, pero entonces hace una pausa—. Bueno, olvídalo. ¿Hardin estaba destrozándolo todo? ¿Estás bien? ¿Por qué te quedaste allí si estaba siendo agresivo?

Tengo la sensación de que me está haciendo mil preguntas a la vez, y empiezo a agobiarme.

—No estaba siendo agresivo; sólo estaba borracho. Nunca me haría daño —digo, y me tapo la boca, deseando desesperadamente poder tragarme esas últimas palabras.

—¿Qué quieres decir con que «nunca te haría daño»? ¡No lo conoces, Tessa! —exclama, y se aproxima a mí.

—Quería decir que no me haría daño físicamente. Lo conozco lo suficiente como para saber eso. Sólo estaba intentando ayudar a Landon, que también estaba allí —contesto.

Pero lo cierto es que Hardin sí me haría daño. Emocionalmente ya lo ha hecho, y estoy segura de que volvería a hacerlo. Sin embargo, aquí estoy, defendiéndolo.

—Creía que ibas a dejar de relacionarte con esa clase de gente. Nos lo prometiste a tu madre y a mí. Tessa, esas compañías no te hacen ningún bien. Has empezado a beber y a pasarte toda la noche de fiesta, y anoche me dejaste aquí tirado. No sé para qué me has hecho venir si luego te marchas así. —Se sienta y apoya la cabeza entre las manos.

—No son malas personas; tú no los conoces. ¿Desde cuándo eres tan sentencioso? —le pregunto.

Debería estar suplicándole que me perdonara por lo mal que lo he tratado, pero no puedo evitar sentirme irritada por cómo está hablando de mis amigos.

«Especialmente de Hardin», puntualiza la voz de mi conciencia, y me dan ganas de asesinarla.

—No soy sentencioso, pero tú nunca te habías relacionado con góticos antes.

—¿Qué? No son góticos, Noah, sólo son ellos mismos —respondo, y estoy tan sorprendida ante mi tono rebelde como él.

—Me da igual. No me gusta que salgas con ellos. Te están cambiando. Ya no eres la misma Tessa de la que me enamoré. —No detecto malicia en su tono. Sólo tristeza.

—Verás, Noah… —empiezo, pero entonces la puerta se abre de golpe.

Mi mirada sigue la línea de visión de Noah hasta un furioso Hardin que acaba de irrumpir en la habitación.

Miro a Hardin, después a Noah, y luego a Hardin otra vez. Sé que esto no va a acabar bien.

Ir a la siguiente página

Report Page