Ada

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-Los vampiros son nuestros peores enemigos y a lo largo de la historia han matado a varios de los nuestros sin razón alguna- dijo Belinda.

-Bueno, supongo que nosotros no nos hemos quedado atrás ¿no?- dijo Jaelle mirándolos a todos.

-Sí pero no hemos matado a tantos como ellos han matado a muchos de los nuestros- dijo Yandrak.

-Entiendo. ¿Cuándo puedo ir a presentarme al resto de la manada?

-Ahora mismo si quieres- dijo Belinda- nosotros podemos avisarlos y acudiremos al lugar de reunión que no está muy lejos de aquí.

-Pues avisadlos, cuanto antes me presente ante ellos, mejor.

-Entendido- dijo Kyle.

Mientras Kyle y Yandrak se comunicaban con el resto de la manada, Belinda le dijo a Jaelle.

-Ahora nos dirigiremos hacia el lugar a pie y cuando lleguemos, nos convertiremos, aunque claro, debemos quitarnos la ropa para no destrozarla como te pasó a ti antes.

Jaelle se ruborizó.

-Ya los hemos avisado- dijo Kyle acercándose a las chicas ya que se había alejado un poco de ellas mientras se comunicaba con la manada.

-Quizás sería mejor que te cambiaras de ropa, hace frío para ir sólo con esta chaqueta y tampoco es momento para ir descalza- dijo Belinda.

Jaelle sonrió levemente y se levantó.

-Tienes razón- dijo Jaelle y luego se dirigió a la casa para ponerse unos vaqueros algo desgastados con una blusa de manga y encima su sudadera favorita. Se puso unas deportivas y salió de la casa.

Todos se dirigieron al lugar donde iba a ser la presentación de la chica, un precioso claro en medio del bosque. Cuando llegaron, Belinda guió a Jaelle hasta un lugar donde se quitaron la ropa y se transformaron. La joven pudo apreciar el precioso pelaje castaño de Belinda y sintió un poco de envidia puesto que el de ella era de un color rojizo como del de un zorrillo, no como el de una loba.

Tras transformarse, se encontraron con los chicos y poco a poco comenzaron a llegar los demás lobos que componían la manada.

“Jaelle, ahora voy a hablar yo y cuando termine te pondrás en el centro” le dijo Kyle a la chica la cual asintió. El pelaje de Kyle era castaño pero curiosamente tenía una mancha blanca en una de sus orejas.

Los lobos se situaron en un círculo alrededor de Kyle, el cual cuando vio que ya estaban todos, empezó a hablar:

“Compañeros, hoy es el día en el que por fin podemos conocer a la joven de la leyenda que en su día dijeron nuestros antepasados. La loba de pelaje rojizo que nos salvaría del mal que pesa sobre nuestra especie. Os presento a Jaelle, la nueva jefa de la manada”

Kyle le hizo una señal a Jaelle y esta entró situándose junto a Kyle. Todos los lobos la miraron fijamente hasta que poco a poco, todos fueron inclinándose en una reverencia a su nueva jefa. La loba los observó sin saber muy bien qué hacer o comunicar. Kyle se acercó un poco más a ella y se miraron a los ojos.

“Esperan que les digas algo” le dijo.

Jaelle asintió y se dirigió al resto de lobos.

“Hola… espero poder cumplir con mi cometido y ayudaros en todo lo que pueda”

Tras estas palabras, los lobos aullaron en señal de aceptación y de saludo a la nueva jefa del clan.

Después de toda la ceremonia de presentación al clan; Kyle, Belinda y Yandrak, acompañaron a Jaelle hasta el lugar donde se celebraba el Consejo de Clanes. La chica, entonces, conoció a los otros jefes de clanes y compartieron algunas de las preocupaciones por sus manadas y era normal, la amenaza a la estaban sometidos era mayor de lo que esperaban.

La chica prometió ayudarlos en todo lo posible y procuraría atrapar al culpable de todo esto, lo pagaría muy caro.

Acabada la reunión, la chica volvió a su forma humana y se vistió. Volvió a su casa en compañía de los tres amigos que había hecho al principio de aquel día.

Al llegar, acompañada de los otros, se topó con su mejor amigo.

Este, al verla junto a tres desconocidos, se acercó.

-Jaelle, ¿quiénes son estos?

La chica lo miró y le dijo.

-Vaya, Chris, yo también me alegro de verte- dijo la joven con cierta ironía en su voz.

Christopher miró a la chica y luego a los otros tres.

-Lo siento, es que me pareció raro verte con ellos, nos los he visto nunca. Bueno a uno de ellos lo vi ayer- dijo mirando fijamente a Kyle.

-Son…- dijo Jaelle mirando a los tres chicos- unos amigos de la familia.

-¿Y cómo es que nunca los he visto hasta ahora?

-Pues… son los hijos de unos amigos de mis padres y han venido de visita.

Kyle miró a Jaelle y ella se percató de un cambio en la actitud de él.

-Entiendo… entonces estarás ocupada ¿no?

Jaelle mostró una sonrisa a modo de disculpa.

-Probablemente.

Christopher tomó a su amiga del brazo y la apartó a un lado mientras los otros se miraban.

-¿Estás mejor? ¿Te sientes bien?

-Sí, ¿por qué lo preguntas?

-Te noto… rara, no sé, como si hubieses sufrido un cambio importante.

-¿Un cambio?- preguntó la chica con nerviosismo- no entiendo a qué te refieres.

-No lo sé, ayer cuando llegué, te fuiste al baño y me tuve que ir porque te ibas a duchar, de buenas a primeras, como si no pudieses esperar y hoy te veo con esos tres. Por no olvidar que el tipo ese de ayer me exigió que le dijera dónde estabas como si fueses algo suyo.

-Sólo se preocupaba por mí.

-Si no le llego a decir que te estabas duchando, se hubiera metido en el baño contigo.

-Chris, ¿te das cuenta de cómo me estás hablando? Pareces mi novio y yo no tengo ninguno.

Christopher la miró sorprendido.

-¿Tu novio? Sólo me preocupaba por ti aunque estoy viendo que prefieres que él se preocupe más que yo, muy bien. Siento haberte molestado.

El chico se giró y ella se dio cuenta de que había metido la pata con su amigo así que cuando él ya se iba a ir, lo agarró del brazo.

-Espera, Chris, nunca nos habíamos peleado, lo siento, es sólo que lo que me pasó el día de mi cumpleaños ha marcado un antes y un después en mi vida. De verdad, no quería que te enfadaras. Vamos no me dejes así, somos los mejores amigos desde ¿cuándo? ¿Desde segundo que fue cuando repetiste? Incluso de antes nos conocíamos.

-No estoy enfadado- dijo él secamente.

-Sí lo estás, te conozco. Venga, ¿qué te cuesta? Sé que te preocupas por mí. Por favor- rogó ella con aquella voz que a él le hacía tanta gracia.

Christopher se giró y suspiró.

-Me estás chantajeando pero de acuerdo, te perdono aunque esto no quedará así- dijo mientras sonreía y le hacía cosquillas a su amiga.

La joven comenzó a reír y lo intentó apartar.

-Vale… vale… ya te has vengado- dijo ella entre risas.

-A ver si un día te puedes escapar de esos tres para ir al cine.

-Prometo llamarte, de verdad.

Ambos sonrieron y él se fue. Luego, la joven volvió con los otros tres que la esperaba un poco más allá. Al ver la cara de Kyle, se acercó a él y le preguntó:

-¿Estás bien?

-Sí- dijo él con cierta sequedad en su tono.

Jaelle miró a Belinda y a Yandrak en busca de alguna respuesta de algo que haya hecho mal.

“Kyle es huérfano” le dijo Belinda.

-Belinda…- dijo Kyle con reproche.

-¿Qué? Debe saberlo- dijo ella mirando al chico.

Jaelle cogió a Kyle de la mano.

-Lo siento, no lo sabía, no pretendía herirte.

-No pasa nada, hace tiempo que sucedió. Tampoco es momento de hablar de eso, más bien deberíamos empezar a controlar a tu loba.

-¿Ya? Estoy un poco cansada.

-Más cansada estarás si te transformas sin darte apenas cuenta. ¿Sabes que transformarte sin controlar a tu lobo hace que consumas mucha energía? No estaremos mucho tiempo, te lo prometo.

-De acuerdo- dijo la chica resignada ya que se había dado cuenta de que al transformarse en loba y luego en humana, la hacía sentirse cansada como si hubiese estado haciendo deporte durante horas y horas.

-Nosotros nos vamos entonces- dijo Belinda cogiendo a Yandrak de la mano.

Tras esto, los dos se fueron dejando a Jaelle y a Kyle solos. La joven miró al chico y le dijo:

-¿Comenzamos?

Kyle asintió y se sentó el suelo. La chica lo imitó sin saber muy bien el por qué.

-Para poder controlar a tu lobo, primero debes serenarte. Entrar en sintonía tu cuerpo con tu mente.

La chica no pudo evitar sonreír.

-Pareces un profesor de yoga.

Él, que tenía los ojos cerrados, mostró una media sonrisa bastante atractiva a los ojos de Jaelle.

-Bueno, el yoga es bueno para que haya armonía entre tu cuerpo y tu mente, si estás en armonía, tu lobo también lo estará. Esa es la clave.

-¿Ponerme aquí a hacer yoga me ayudará a no convertirme en loba cuando me cambie el humor, por ejemplo?

-En parte sí. También deberás aprender a controlar tu genio.

-¿Mi genio? Soy una chica tranquila.

-No se trata de si eres tranquila o no, la variación en tu genio hace que te transformes, puedes pasar de la risa y la alegría a simple rabia en un santiamén y en ese lapso de tiempo, podría llevarse a cabo una transformación. Cuando tu cuerpo y tu mente entren en armonía, entonces comenzaremos con el genio.

Ella entonces se relajó y dejó que la tranquilidad del momento fluyera por sus poros pero había un tema que la estaba carcomiendo y necesitaba saber cosas.

-¿Puedo preguntarte algo?- preguntó la chica tras un rato de absoluto silencio.

-Dime…

-¿Cuánto hace que eres huérfano?

El chico abandonó su pose de tranquilidad para mirarla, al igual que ella.

-No creo que sea momento para hablar de eso, estamos intentando controlar a tu lobo.

-Ya que vas a ser mi “entrenador”- dijo la chica haciendo el gesto de las comillas con ambas manos- me gustaría que nos conociéramos un poco. Seguro que tú sabes muchas cosas sobre mí pero yo no sé nada de ti. Me gustaría que al menos pudiésemos ser… no sé, amigos.

El chico bajó la mirada hacia el suelo y luego volvió a mirar a la chica.

-¿De verdad quieres saber cosas sobre mí?

-¿Y por qué no? No creo que tengas secretos oscuros como en realidad eres una mezcla de vampiro y lobo…- dijo la chica sonriendo levemente.

Esto hizo sonreír un poco al chico pero su sonrisa no era amplia, sólo se limitaba a la media sonrisa que había visto antes la chica.

-En fin, qué remedio, a ver, pregunta.

-Ya te he hecho una.

-Soy huérfano desde los seis años, más o menos. Me criaron unos amigos de mis padres que resultaron ser integrantes de nuestra manada y se preocuparon de que no supiera nada hasta mi Transformación.

-Tampoco te contaron lo que eras.

-No.

-Vaya, así que no soy la única.

-Pues no, no eres la única, cuando sufrí las Transformación lo pasé bastante mal y al enterarme de lo que era tuve que dejar toda una vida atrás. Dejé a mis amigos, a una novia que tenía… lo dejé todo.

-¿Por qué lo dejaste?

-No controlaba a mi lobo, como te pasa a ti, me costó casi un año entero poder controlarlo. Tan sólo hace un año que puedo controlarlo de forma que no gaste mucha energía.

-¿Todos sufrimos la Transformación el día de nuestro vigésimo aniversario?

-Sí, a la hora justa en la que nacimos.

-Entiendo y ¿alguna vez has sentido miedo de ti mismo?

-Durante ese año que no controlaba a mi lobo, todos los días. No podía mirarme al espejo sin verme reflejado como una bestia.

-¿Quién te ayudó a controlarlo?

-¿A mi lobo? Tu abuela, ella me ayudó mucho. Al parecer vio algo en mi que le recordaba a mi padre y quiso ayudarme.

-¿Mi abuela?

-Sí, ella me enseñó lo que yo te voy a enseñar a partir de ahora.

-Todos los que sufren la Transformación, al principio ¿no controlan a su lobo?

-Depende, si sabes lo que eres antes de la Transformación, es posible que llegues a controlarlo con una preparación previa, hay otros que no.

-Ya veo. Me acabas de decir que dejaste atrás muchas cosas, ¿por qué lo hiciste?

-Por miedo a hacer daño a la gente que apreciaba.

-¿Y no los echas de menos?

-Ya no, hace ya dos años que no los veo y no me duele tanto. El tiempo cura las heridas.

-¿Yo también tendré que dejar atrás a las personas que aprecio?

-No tiene por qué. Si llegas a ser capaz de controlar a tu lobo, no tendrás que dejar nada atrás aunque sí deberás guardar el secreto- la joven asintió y vio que él se levantaba- por hoy hemos acabado, debes descansar un poco, mañana seguiremos, ¿entendido?

-Entendido- dijo la joven que tras esto, se despidió del joven y entró en su casa para descansar un poco antes de la cena.

 

4.

Lejos de allí, en un edificio que parecía abandonado, un chico se acercó y entró dentro del lugar que olía a madera podrida por el paso de los años. Varios hombres lo miraron al entrar pero él no les hizo caso y siguió hasta el fondo del pasillo donde se hallaba un imponente hombre, el cual, el chico temía más que a nada en el mundo pero sabía que no podía dejar entrever su miedo o su madre podría sufrir las consecuencias.

El joven entró en una habitación que se hallaba en penumbra a excepción de una vela que había en una mesilla y alumbraba la mitad de la cara de aquel hombre, lo que le daba un aire siniestro y cruel.

-Vaya, hacía días que no venías a verme, hijo- dijo el hombre recalcando la última palabra.

-No he venido a verte a ti, vengo a ver a mi madre…- respondió el chico.

-Ya veo… te dejaré verla cuando me cuentes las novedades.

El chico suspiró, resignado. No tenía otra alternativa que contarle lo que acontecía.

-Ya apareció la chica de la leyenda…- dijo escuetamente.

El hombre esperó un poco más y luego dijo:

-¿Y? ¿Qué más?

-Bueno, ya se presentó ante la manada y ante el Consejo de Clanes. No controla a su loba.

Esto último hizo reír al hombre. Su risa era macabra y al chico le daban escalofríos con sólo oírla.

-No controla a su loba ¿eh? Eso es una buena noticia para mí…

-¿Puedo ver ya a mi madre?

El hombre le hizo un gesto desdeñoso y le contestó:

-Ya sabes dónde está…

El chico salió de la habitación y bajó las escaleras que estaban un poco más allá. No le hacía falta luz alguna, se sabía ese trayecto de memoria. Desde pequeño había recorrido ese pasillo para poder ver a su madre, la cual estaba prisionera por su propio marido.

El chico llegó ante las puertas donde estaba su madre encerrada y le dijo a los dos tipos que custodiaban la puerta que lo dejaran entrar.

Uno de ellos sacó una llave del bolsillo y abrió la puerta. El joven entró en la habitación y vio a su madre tendida en la cama con una mano esposada a uno de los postes de la cama. Su rostro presentaba algunos moratones y varias magulladuras en su cuerpo.

Allí acostada se la veía marchita, sin vida y eso a él le dolía demasiado. Todas las noches deseaba poder sacarla de esa oscura habitación pero hasta que no cumpliera con lo que le encomendó su padre no podría hacerlo.

-Mamá…

La mujer que tenía los ojos cerrados, los abrió y miró a su hijo. Una leve sonrisa asomó a su rostro pero rápidamente desapareció con un gesto de dolor.

-Hijo…- susurró la mujer- te he echado de menos…

El chico se acercó y se arrodilló junto a la cama. Tomó la mano libre de su madre y le dio un beso en esta.

-Yo también te he echado de menos, no sabes cuánto…

-Veo que has traído noticias de fuera porque si no, no vendrías.

-Ese hombre no me deja verte si no le traigo noticias de fuera.

-¿Y cómo estás?

-Mal, me siento mal al traicionar a la gente que me aprecia.

-Pues no sigas con esto, hijo, te estás sacrificando por mí y sabes que tu padre no me dejará salir de aquí nunca.

-Lo hará, me prometió que lo haría si cumplía mi parte del trato y lo estoy haciendo.

-Abandona todo esto, vete con esa chica de la que me has hablado. Tu padre no me hará daño, ya no me quiere ni ver… me desprecia…

-Él podrá despreciarte pero yo nunca te dejaré sola, no quiero perderte, mamá.

La mujer acarició la mejilla de su hijo con delicadeza.

-¿Qué noticias me traes de fuera?

-Tu sobrina ya es la jefa del clan… aunque no controla a su loba.

-¿Y de mi hermana? ¿Sabes algo de ella? ¿O de mi madre?

-Abuela está bien, se la ve muy contenta porque ya Jaelle es la jefa del clan. De la tía no sé casi nada… pero supongo que estará contenta de que su hija ya sea una loba.

-Hijo, quiero que cuides de tu prima, no hagas nada que pueda perjudicarla… si tu padre te pide que le hagas algo, niégate y huye lejos…

-Mamá, ese hombre no es mi padre… no le digas así.

-Es tu padre, lo quieras o no… pero prométemelo.

-No puedo prometerte algo así, no quiero dejarte sola en manos de ese hombre para que te haga más daño del que ya te hace.

-Yo estoy bien…

-¿Qué estás bien? ¿Tú te has visto? Maldita sea, mamá, te tiene encadenada como un animal y encima te golpea para sentirse superior…

-Olvídate de mí y prométeme que harás lo que te pido.

-Pero mamá…

-Por favor, hijo, hazme caso por una vez, si él te dice que le hagas daño, niégate, no me pasará nada. Será mejor que te vayas, llevas ya mucho rato aquí abajo y no quiero que te haga daño a ti también.

El chico suspiró resignado e intentó abrazar a su madre intentando no hacerle daño a su magullado cuerpo.

-Volveré pronto, te lo prometo.

-Sé que volverás, te quiero, hijo.

-Y yo a ti, mamá.

Tras esto, el chico salió de allí acongojado al ver a su madre en el estado en el que se encontraba.

Pasaron algunos días en los que Jaelle practicaba hasta la saciedad con Kyle el control de su loba. Rara vez conseguía controlarla y ahora, cada vez que entrenaba, tenía que llevarse un arsenal de ropa consigo por si se transformaba, tener ropa de repuesto.

La joven no había podido llamar a su mejor amigo como le había prometido ya que sus entrenamientos ocupaban la mayor parte del día y cuando anochecía se encontraba cansada hasta para hablar. Directamente iba hasta su cama y se tiraba allí, exhausta.

Libby le llevaba la cena pero a veces la chica no probaba bocado ya que se quedaba profundamente dormida. Pero una noche, ya cerca de la madrugada, alguien la llamó mentalmente.

“Jaelle, despierta, es urgente”

La chica abrió los ojos rápidamente y miró a su alrededor.

“¿Kyle?”

“Rápido, tienes que venir conmigo, han encontrado el cadáver de una loba”

La joven se levantó y se vistió. Algunas de sus articulaciones se resintieron pero ahora no era momento de quejarse, acababan de encontrar el cadáver de una loba. Cuando estuvo lista, salió de su casa y se encontró a Kyle en el jardín convertido en lobo.

-¿Dónde la han encontrado?- le preguntó la chica al lobo.

“Transfórmate y sígueme, no hay tiempo de explicaciones”

La joven asintió y se apartó para quitarse la ropa y transformarse. Tras esto, salió de su escondite y siguió a su compañero por los bosques hasta llegar a los límites de la ciudad. Allí ya se encontraban varios lobos de la manada e incluso de otras.

Al parecer, la loba que estaba muerta, había desaparecido hacía algunos días y no se le encontraba por ningún lado, hasta que finalmente apareció esa noche allí. Presentaba claros signos de tortura.

“¿Cuánto crees que llevará muerta, Kyle?” preguntó la chica mentalmente a su compañero.

“Puede que unas pocas horas… no sabría decirte…”

“Es terrible” dijo Belinda apareciendo al lado de Jaelle “la han torturado hasta matarla… y tiene heridas en el cuello…”

“¿Qué quieres decir?” preguntó Jaelle mirando a la chica.

“Sólo hay una especie que va directa al cuello de quien sea para tomar su sangre, Jaelle, y esos son los vampiros. Estoy segura de que ellos son los que están provocando tantas muertes entre los nuestros”

Jaelle miró a todos los lobos que estaban allí y luego miró el cadáver que comenzaba a transformarse en humano. Se trataba de una joven que apenas contaba treinta años. La chica tuvo que apartar la mirada porque varias zonas de su cuerpo estaban en muy mal estado y le provocó arcadas.

“Esta mujer pertenece al clan del oeste” dijo Yandrak que se acercó a ellos lentamente. Su pelaje se confundía con la noche oscura y la joven casi no lo vio hasta tenerlo justo delante de sus narices “la han torturado hasta matarla, diría incluso que la han violado”

“Malditos” dijo Kyle y miró a la joven muerta “si fueron los vampiros, entones habrá que matarlos” dijo tajantemente el chico y miró a Jaelle.

La joven no supo qué decir en ese momento. Su estómago estaba revuelto después de haber visto el estado en el que se hallaba el cadáver y lo único que quería era encontrar un sitio donde poder vomitar lo poco que tenía en su estómago.

“Mañana nos reuniremos y veremos lo que hacemos, estamos aquí pensando cosas en caliente, pensaremos con la mente despejada mañana, ¿entendido? No quiero que nadie ataque a nadie hasta que decidamos lo que vamos a hacer” dijo Jaelle a todos los lobos que habían allí “los del clan del oeste, pueden llevarse el cadáver y darle sepultura. Cuando se decida lo que vamos a hacer, avisaré al Consejo de Clanes para comunicar la decisión”

Tras esto, Jaelle se alejó lentamente y un poco tambaleante por lo que los tres amigos la siguieron de cerca. Belinda se puso a su lado.

“¿Te encuentras bien?”

“Sí, es sólo que no me ha sentado bien ver el cuerpo de aquella chica en aquel estado, nada más, se me pasará”

Belinda no dijo nada más y todos la siguieron hasta la casa de la joven ya cerca del amanecer. Antes de llegar, los demás fueron al lugar donde tenían sus ropas y se transformaron. Jaelle se transformó y se vistió. Aún sentía nauseas al rememorar en su mente la imagen de aquella joven. Salió del lugar donde se había vestido y sin poder aguantar más, vomitó en la hierba.

Los chicos se acercaron a Jaelle que se había arrodillado en el suelo, algo mareada.

-¿Te encuentras bien?- preguntó Kyle.

-Sí…

-Cualquiera lo diría- dijo Belinda, haciendo un gesto de asco ante la vomitona de su amiga- si tan mal te sentaba ver un cuerpo torturado, lo hubieras dicho y no hubieras tenido que pasar por eso.

-Ya se me pasará, tendré que acostumbrarme hasta que encontremos al culpable de estas muertes.

-Yo sigo pensando que son los vampiros, son nuestros mayores enemigos desde tiempos inmemorables. Son de las pocas criaturas que no nos soportan.

-Como si existiesen más- dijo Yandrak- sólo estamos nosotros los licántropos y los vampiros.

-¿Es que le hemos hecho algo para que nos odien de esa forma?- preguntó Jaelle.

-Lo que hemos hecho ha sido evitar que mueran muchos mortales- dijo Belinda- si fuera por los vampiros, ahora mismo no habría humanidad mortal en esta ciudad.

-Sí, vale, pero ¿sólo por eso?

-Que nosotros sepamos sí- respondió la chica.

-Entiendo… de todas formas, debemos pensar bien en lo que haremos, no podemos atacar a los vampiros así como así, hay que idear un plan e investigar… ¿sabemos por dónde van los vampiros? Es decir, los lugares que frecuentan.

-Uno de los lugares que más frecuentan es la trasera del hospital donde uno de ellos, que se hace pasar por médico, les da sangre que la gente dona- contó Yandrak.

-Comenzaremos a investigar por ahí…- dijo Jaelle- pero no quiero ataque ninguno por ahora.

-Como quieras pero si no atacamos podrían morir más licántropos- dijo Kyle.

-Tendremos que arriesgarnos- dijo la joven levantándose- prometedme que no haréis nada que afecte a la investigación.

Los otros asintieron aunque no muy convencidos y luego se fueron a sus casas.

En las afueras de la ciudad, una gran casa de campo que parecía más un castillo que una casa propiamente dicha, vivían los grandes enemigos de los licántropos. Los vampiros.

Uno de ellos, de aspecto realmente hermoso con su pelo corto de color castaño oscuro y los ojos marrones claros recorría los pasillos hasta llegar a lo que parecía un despacho.

-He vuelto- dijo el vampiro a la vampiresa que estaba de espaldas a él.

Esta se giró, mostrando un hermoso rostro de piel pálida enmarcado por una larga melena de color castaño con un gracioso flequillo que cubría su frente, debajo había unos preciosos ojos de color ámbar que podrían conquistar a cualquiera. Era tan hermosa que parecía una princesa y así era como la denominaban: la Princesa de los Vampiros.

-¿Qué noticias me traes?- preguntó ella con una voz dulce muy característica de su persona.

-Los licántropos van tras los nuestros, han estado en la trasera del hospital donde trabaja Gavin. Creen que somos los culpables de las muertes de los suyos de estos últimos meses.

-Algo razonable. Si mataran a los míos de los primeros que sospecharía sería de mis enemigos tal y como están haciendo ellos.

-¿Qué vas a hacer?

-Esperemos a ver qué paso dan y según actúen, lo haremos nosotros.

-Allegra, si dejamos que actúen ellos primero, podría ser nuestra perdición.

-Lo sé, Dreck, pero si lo hacemos nosotros primero, tendrán mayor seguridad para echarnos la culpa de esas misteriosas muertes y entonces sí que estaríamos perdidos.

La joven vampiresa hablaba con voz serena mientras cogía uno de los tantos libros que allí había. Lo ojeó rápidamente y volvió a colocarlo. Justo cuando iba a coger otro, apareció un vampiro corriendo, interrumpiendo en la estancia.

-Princesa, han encontrado a uno de los nuestros hecho pedazos cerca de aquí.

Allegra se acercó y preguntó:

-¿Alguien estaba con él?

-Sí y dijo que un grupo de hombres, bastante misterioso, lo despedazaron, cree que eran licántropos.

-Lo que yo te dije- dijo Dreck.

-Entonces no queda más remedio que encontrarse con ella y aclarar las cosas- dijo Allegra y miró a su amigo- prepara todo para encontrarnos con ellos pero que parezca una casualidad.

Dreck asintió y salió junto con el otro vampiro, dejándola sola con sus pensamientos.

Se ponía enferma cuando uno de sus vampiros la llamaba Princesa ya que muchos lo decían con retintín porque ella nunca iba a ser como ellos y no estaban conformes con que ella fuese la jefa.

Su padre, el Rey de los Vampiros había dejado embarazada a una mujer mortal, su madre, la cual murió cuando dio a luz a una medio vampiro. El haber nacido así, suponía en su tiempo una especie de insulto contra la especie pero llegó a acostumbrarse a ella y no hacer caso a los duros comentarios de los otros vampiros.

Tras la dura muerte del Rey a manos de unos cazadores, ella ocupó el lugar de su padre, algo que no gustó para nada a los subordinados pero consiguió imponerse consiguiendo así el respeto de los vampiros más jóvenes. Los más antiguos seguían reticentes aún a someterse al mandato de una media mortal como ella.

Nada de eso le importaba, lo que quería era tener una existencia tranquila y para eso debía solucionar el tema de los licántropos.

Christopher pasaba un día por delante de la casa de Jaelle justo cuando ella salía de allí.

La joven la verlo, se detuvo de repente como si se hubiese acordado de algo pero al ver que él seguía caminando decidió seguirlo.

-Chris, espera- pero él no le hizo caso y siguió caminando hasta que finalmente ella lo agarró del brazo. Christopher se detuvo pero no la miró- ¿por qué me rehúyes?

-Yo no te rehúyo, tengo prisa, eso es todo.

-¿Entonces por qué no me miras?

-No tengo por qué mirarte cuando tú ni siquiera te has dignado a hacerme una llamada tal y como me prometiste.

La joven bajó la mirada, arrepentida.

-Lo siento, Chris, pero no he podido, he tenido algunos problemas.

-Problemas… con esos amigos nuevos ¿no? Te lo estás pasando mejor con ellos que cuando estabas conmigo… lo entiendo…

-Pero ¿qué dices? Eso no es así, tú eres mi mejor amigo.

-Quién lo diría porque no me llamas y desde el día de tu cumpleaños apenas he podido verte, se supone que los amigos estamos tanto para lo bueno como para lo malo y no haces otra cosa que evitarme o al menos esa es la sensación que me estás dando.

-Tengo serias razones para no estar siempre contigo… he sufrido muchos cambios desde el día de mi cumpleaños.

-Eso ya me lo has dicho, no hace falta que te repitas, además si tienes serias razones para no estar siempre conmigo, al menos podrías decírmelas y así asimilarlas y evitar que te llame cuando me preocupo por ti o cuando quiero hablar con la que era mi mejor amiga.

-Por favor, no me digas esas cosas…

-¡Claro que te las digo porque lo que estoy diciendo es real! ¿Acaso has mirado tu móvil últimamente? Apostaría lo que fuera a que no.

Jaelle sentía cada vez más lejos a su amigo a pesar de estar uno frente a la otra. No quería perderlo pero si le decía lo que era podría ser peor. En realidad los amigos no están para todo lo bueno y para todo lo malo. Ella no podía compartir su secreto con él porque probablemente no la entendería.

-Tú no lo entiendes… créeme que si pudiera explicártelo lo haría pero no puedo.

-¿Cómo tienes la cara de venir entonces a decirme que por qué te rehúyo? Creo que no tienes derecho a replicarme cuando tú no haces nada por salvar esta amistad que poco a poco se va rompiendo y no por mi culpa. Por mi parte siempre serás mi mejor amiga.

-Tú eres mi mejor amigo- insistió ella- siempre lo has sido y siempre lo serás, tú fuiste el único que estuvo conmigo cuando nadie quiso. Mira, ¿qué te parece si nos echamos una escapada? Podemos ir no sé… al cine, yo te invito.

Christopher la miró, sorprendido, con una ceja enarcada.

-¿Y esto a qué viene ahora?

-Que no quiero perderte, eres el único que siempre me ha comprendido y no me puedo permitir perder a mi mejor amigo desde siempre.

Christopher sonrió levemente y la abrazó.

-Esperaré el tiempo que haga falta hasta que me cuentes qué es lo que te pasa ¿vale?

La joven asintió levemente aunque dudaba que algún día pudiese contarle la locura en la que se había convertido su vida.

 

5.

Justo cuando los amigos se iban a ir, apareció Kyle de repente provocando los recelos de Christopher.

Jaelle lo miró, sorprendida.

-¿Kyle? ¿Qué haces aquí?

-Creo recordar que teníamos una reunión hoy…- respondió Kyle.

La joven los miró a ambos que se miraban fijamente notándose de lejos que no se llevarían bien en la vida.

-¿No podríamos dejarlo para más tarde? Quería ir con Chris a dar una vuelta…- le dijo Jaelle al chico que estaba en una posición despreocupada con las manos en los bolsillos.

-Sabes que no puede ser, Jaelle, tenemos que reunirnos o podría pasar lo que tú sabes.

-Pero…

-Mira, Jaelle, allá tú, haz lo que quieras. Tuya es la responsabilidad de lo que pase hoy si sales con él.

Christopher se interpuso entre ambos mirándolo desafiante.

-Ella puede hacer lo que le dé la gana.

-Siempre y cuando sea lo conveniente- rebatió Kyle.

-Es libre de hacer lo que le apetezca.

-Ya le dije que puede hacer lo que quiera pero es su responsabilidad.

Jaelle apartó un poco a Christopher y lo miró directamente a los ojos.

-Basta, Chris, aunque me pese, él tiene razón. Hay algo que me impide ir a cualquier lado donde puede cambiarme el humor.

-Entonces vas a hacerle caso a él…- aventuró su amigo.

La joven asintió, apenada.

-Lo siento, de verdad.

El chico se apartó mirando a su amiga como si no la conociera, sintiéndose dolido. No podía creer lo que estaba sucediendo pero tras reponerse, su semblante se convirtió en una máscara difícil de descifrar.

-Muy bien, os dejaré solos pero ¿sabes una cosa Jaelle? Ya basta, no voy a rebajarme más para sacar adelante esta amistad. Ve con tus nuevos amigos y olvídame.

Tras esto, Christopher se giró y se alejó a toda prisa.

-¡Chris! ¡Espera! ¡No te vayas!- gritó ella queriendo ir tras él pero Kyle la detuvo.

-No le sigas.

Jaelle se soltó y volvió al jardín donde se sentó en el banco de piedra. Parecía a punto de llorar. Estaba temblando y si no se calmaba se transformaría sin poder evitarlo.

-Lo estoy perdiendo…- se decía una y otra vez como una letanía inacabable.

-Si no te calmas, te transformarás- le dijo el chico que la había seguido.

-¡Me da igual!- gritó ella- ¡estoy perdiendo a mi mejor amigo! ¿Sabes cuánto hace que nos conocemos? ¡De toda la vida y por ser un licántropo voy a perderlo!

Casi al instante de acabar la frase, la marca apareció en la frente junto con el halo de luz transformando rápidamente en loba a la joven, desgarrando la ropa.

-Te lo dije- dijo Kyle tranquilamente.

“¡Basta! Voy a buscar algo de ropa”

La joven loba entró en la casa y dentro de su cuarto volvió a su forma humana. Abrió el armario y sacó un vestido blanco de asillas bastante ligero y rápido de quitar en caso de convertirse en loba, lo usaba habitualmente en los entrenamientos con Kyle.

Algunas lágrimas surcaban sus mejillas cuando vio su móvil. En él había una docena de mensajes de Christopher que no había mirado. Se sentía estúpida. Su amigo se preocupaba por ella y ella no hacía más que preocuparse de sí misma.

Dejó el móvil sobre su escritorio, se limpió las lágrimas y bajó para ir al jardín donde ya Kyle se hallaba sentado sobre la hierba en posición de meditación.

-Ya estoy aquí- dijo la joven mirando al chico.

-Siéntate frente a mí- la invitó él.

Jaelle lo hizo y esperó a que él le dijera algo pero este tenía los ojos cerrados.

-¿Qué hago?- preguntó ella al ver que no le decía nada.

-Ante todo relajarte, vacía tu mente…

-¿Crees que puedo vaciar mi mente después de lo que ha pasado?

-Si no te relajas volverás a convertirte.

Jaelle suspiró e intentó hacer lo que le decía Kyle. Tras un breve espacio de tiempo, ella consiguió relajarse y así poder vaciar su mente de todo pensamiento.

Pasaron un buen rato así hasta que Kyle abrió los ojos y le dijo a ella que podía abrirlos. La joven así lo hizo y observó al chico.

De repente y sin poderlo evitar, Jaelle rompió a llorar. El chico extrañado ante ese comportamiento, la miró.

-¿Qué pasa?

-Nada…- respondió la joven entre sollozos.

-Si no pasara nada no estarías… llorando.

Jaelle se limpió las lágrimas pero la tarea resultó imposible ya que al instante volvió a tener las mejillas empapadas. Entonces, ella se abrazó a su compañero que la miró confuso.

-Es el único que he tenido en toda mi vida… mis compañeros me veían como un bicho raro y nadie se acercaba a mí. Él, en cambio, desde el primer momento se hizo mi amigo. Por culpa de todo esto, lo estoy perdiendo, cuando él nunca me ha abandonado pero yo a él lo he descuidado.

Kyle la abrazó con fuerza mientras ella se desahogaba.

-Esa relación ya no volverá a ser como antes, Jaelle, tú eres licántropo mientras que él es un simple mortal. Si le dices lo que eres, saldrá huyendo. ¿Prefieres que salga huyendo asustado por lo que eres o que piense que ahora vuestros caminos siguen caminos distintos?

-Pero es que yo no quiero alejarme de él.

-Ya pero así lo ha querido el destino.

El llanto de Jaelle se incrementó. Estuvo bastante rato llorando hasta que se le acabaron las lágrimas y se quedó dormida en los brazos del chico. Aquellos entrenamientos la dejaban bastante exhausta y añadido a lo que había pasado la había dejado completamente cansada.

Cogiéndola entre sus brazos, entró en la casa y la llevó hasta la habitación donde la dejó sobre la cama y la tapó con una manta. La observó por un instante y luego se fue de allí.

Christopher se sentía dolido. Acababa de perder a su mejor amiga con la que había pasado muchos años de su vida compartiendo juegos y secretos.

Pero todo había cambiado. El día del cumpleaños de Jaelle, ella cambió completamente sin ninguna explicación coherente. De repente, apareció aquel chico que parecía ejercer un gran poder sobre ella y no la dejaba hacer casi nada logrando así romper una amistad de tantos años como lo había sido la de él con Jaelle.

No quería perderla porque para él, ella significaba mucho más de lo que ella creía. De estos sentimientos hacía muy poco que los había descubierto. Exactamente cuando él tuvo que hacer de pañuelo de lágrimas de Jaelle porque había descubierto que el chico con el que estaba, a la vez que estaba con ella también estaba con otra.

Los celos lo estaban matando porque él se daba cuenta perfectamente la clase de chicos que prefiere su amiga, la conocía demasiado bien y ese Kyle era el tipo de chicos que le gustaban a Jaelle.

Pero a él qué le importaba ya. La había perdido como amiga. Ya no tendría que preocuparse más de dónde estaba o con quién estaba. Sus caminos se habían separado y probablemente fuera permanente.

Le dolía bastante pensar en ello de esa forma pero esa era la triste realidad. No le quedaba más remedio que aceptarlo y vivir su vida tomando su propio camino.

Con estos tristes pensamientos caminó sin rumbo por las calles de la ciudad donde tanto había compartido con Jaelle.

Belinda quedó con Yandrack en el claro del bosque. Quería pasar un rato con él ya que desde las misteriosas desapariciones, no había tenido tiempo de estar a solas.

Él era un chico principalmente frío y distante pero se dejaba querer por ella, aunque últimamente, con las desapariciones de los lobos, estaba más frío de lo usual, algo que la estaba preocupando.

Tras esperar un rato, el chico apareció con su frío semblante pero con la mirada perdida. Ella no dudó en acercársele y abrazarlo.

-Hola…- le dijo ella al oído pero él no le contestó- ¿te pasa algo?

-No me pasa nada- dijo él de repente.

-Sí te pasa, estás muy raro últimamente.

-Estoy bien, de verdad.

-Entonces, ¿por qué no me besas?- le preguntó ella insinuante, frotándose contra él ligeramente.

Él cerró los ojos por unos instantes y luego se giró para tomar la cara de ella entre sus manos y besarla con una pasión enloquecedora pero ella podía notar la tensión en los duros hombros de su novio y se apartó levemente para mirarlo.

-¿Qué pasa?- preguntó él.

-Estás muy tenso, amor, ¿qué es lo que te preocupa?

Yandrack miró a su novia y le contestó:

-Estoy preocupado por las desapariciones, me preocupa que puedan ir a por ti y no vuelva a verte sonreír de nuevo.

Ella lo miró con ternura mientras le acariciaba con delicadeza la mejilla.

-Yo también estoy preocupada pero si estamos juntos no creo que pase nada…- la mano de la joven descendió lentamente por el cuello del chico para luego posarse encima del corazón de él, el cual latía fuertemente contra sus costillas- juntos seremos invencibles porque el amor es mucho más fuerte que todo lo demás ¿verdad?

Yandrack sonrió levemente y entonces atrajo a la joven hacia sí para volver a besarla, esta vez con más pasión que antes y sus hombros ya parecían estar menos tensos por lo que los tiernos besos dieron paso a una gran pasión de la que el sol, las nubes y el bosque alrededor fue testigo.

Varios días más tarde, Jaelle estaba entrenando con Kyle en el jardín de la casa de esta cuando sintieron que un coche se detenía justo frente a la puerta principal. Era un enorme todoterreno de color oscuro con los cristales tintados.

-¿Conoces ese todoterreno?- le preguntó Kyle a Jaelle.

-No. Nunca lo había visto, no me suena de nada…

El chico se encogió de hombros y los dos se acercaron a ver quién era el dueño de aquel enorme coche. Uno con recelo y la otra con bastante curiosidad.

De repente, la puerta trasera se abrió y lo primero que vieron fue una bota negra de tacón de caña alta, por encima de unos pantalones negros ajustados que estilizaban perfectamente unas largas piernas.

Vieron como la mujer que salía llevaba el pelo suelto con su color castaño brillando al sol. Los ojos de la joven estaban ocultos por unas gafas de sol y su piel extremadamente pálida la delataban perfectamente.

Llevaba una blusa negra al igual que su chaqueta de cuero haciéndola realmente sexy.

Esta miró a su alrededor y entonces vio a los dos jóvenes mirándola, lo que le hizo sonreír levemente. Después de colocarse bien el cabello, se acercó y los miró. Primero a él, que tras verla de cerca, se puso en alerta aunque raramente un poco más tarde de lo usual porque estaba segura que desde que salió era fácilmente reconocible quién era. Luego su mirada se desvió hacia la joven que iba vestida con un delicado vestido blanco.

Lo que era la vida, los vampiros como ella, de piel tan pálida, preferían llevar cosas oscuras y los licántropos, de piel más natural preferían vestir de blanco, demostrando así la teoría del Ying y el Yang. Polos realmente opuestos.

-Tú debes de ser la jefa de los licántropos ¿no?- dijo con voz suave la vampiresa.

Jaelle miró a Kyle bastante sorprendida.

“¿Es una vampiresa?”

“Sí y por el porte que tiene, creo que es la Princesa, contéstale a ver que quiere…”

-Sí, soy yo…- respondió la joven recelosa.

-Sé que os acabáis de comunicar mentalmente… pero bueno, no pasa nada, he venido por otra cuestión. Me han dicho que sospecháis de los vampiros a causa de las desapariciones de los vuestros.

Jaelle la miró sorprendida.

-¿Cómo lo has sabido? Quiero decir, lo de la comunicación mental…

-Fácil… conozco todo sobre vosotros, al igual que los tuyos saben todo de nosotros… pero como ya dije antes, no es esa la cuestión que hay que resolver. Me interesa más las sospechas que pesan sobre los míos.

-Tenemos sospechas pero he indicado a todos los clanes que no hagan nada hasta que no nos hayamos asegurado de que erais vosotros. Tenemos razones para sospechar ya que sois nuestros enemigos.

-Entonces yo puedo sospechar de vosotros puesto que han encontrado a uno de los míos hecho pedazos.

-Te puedo asegurar que ninguno de los míos ha atacado a ninguno de los tuyos.

-Yo puedo decir lo mismo de los míos.

-Pues si no son de los tuyos y tampoco de los míos, ¿quién anda detrás de todo esto? No hay más criaturas, salvo nosotros.

-Puede que haya un tercero que nos quiera matar a todos.

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