Ada

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Se lanzó a por uno que estaba justo en frente y de un simple mordisco en el cuello le arrancó la cabeza. Corriendo, se lanzó a por otro hasta que poco a poco, todos los vampiros fueron cayendo no sin antes haberse llevado sus buenos rasguños que hacían que tanto él como ella sufriesen el dolor a la vez.

Finalmente volvió a encontrarse de frente con Logan y se miraron fijamente.

-Vaya, eres un perrito muy rápido matando a los vampiros que la verdad tampoco me importaban demasiado, lo que a mí me interesa está justo detrás de ti y no me voy a ir sin haberme deshecho de ella.

Kyle protegió a Allegra con su cuerpo lobuno y miró desafiante al vampiro. Este soltó una sonora carcajada.

-Kyle, por favor, estás herido, yo me encargo de él.

“Olvídate, ya te dije que no voy a dejar que te hagan daño…”

El vampiro se acercó más rápido de lo esperado pero no tan rápido como para que Kyle no se diese cuenta y procediese a defenderse y a defenderla a ella. Le mordió un brazo con fuerza hasta casi arrancárselo lo que hizo que Logan aullara de dolor.

Este le propinó una patada en el estómago al lobo y Allegra se encogió gimiendo de dolor mientras se abrazaba el abdomen.

-Basta…- decía ella- no sigas…

Pero nadie le hizo caso y la lucha siguió. Kyle estaba debilitado a causa de la lucha anterior con los lobos y con los vampiros a los que acababa de matar por lo que cada vez le costaba más mantenerse fuerte para defender a Allegra pero aún así lo haría aunque tuviese que morir para ello.

Logan al ver que el lobo no podía más, sonrió con malicia y corrió rápidamente para clavar sus largas y feas uñas en el centro de su cuerpo causándole un dolor casi mortal.

El lobo soltó un aullido de dolor justo antes de caer. Allegra también chilló cuando notó el fuerte golpe que le habían dado a Kyle.

-¡Kyle!- este cayó al suelo y no se movió. La joven temiéndose lo peor, se acercó a rastras hasta el joven lobo y colocó la cabeza de este en su regazo- Kyle, reacciona por favor, no me puedes dejar ahora… vamos abre los ojos…- le decía ella con lágrimas rodando por sus mejillas- no me puedes hacer esto, Kyle, no ahora… por favor, vuelve conmigo… te amo, te amo, te amo…- susurraba con su rostro pegado al del chico.

El vampiro se rió sonoramente y se agachó frente a la pareja.

-Así que este perrito es la persona a la que realmente amas…

Allegra no levantó la cabeza, sólo podía llorar de dolor y abrazar el cálido cuerpo lobuno que respiraba muy débilmente, mientras ella no dejaba de susurrarle:

-Te amo, no me dejes… no quiero perderte.

-Tranquila, preciosa, no voy a dejar que sufras así ¿sabes? En el fondo soy muy bueno… voy a matarte para que te reúnas con él. Aunque primero quiero divertirme un poco contigo, quiero hacerte sufrir.

La joven levantó la mirada con el odio reflejado en sus ojos que aún derramaban gruesas lágrimas de dolor.

-Si vas a matarme, hazlo de una vez… ya estoy sufriendo bastante.

-¿Es que no piensas luchar por tu vida?

-¿Para qué? Me has quitado a la persona que amo… ¿Sabes? He sentido cada uno de los golpes que le has propinado como si me los hubieses dado a mí porque nuestra unión va más allá de la realidad- decía ahora entendiendo cuál era el verdadero significado de la imprimación- algo que no solo te muestra lo bueno sino también lo malo. Que te hace sentir cosas que nunca antes habías sentido, haciéndote sentir en armonía con tu pareja porque nos conocemos más de lo que una pareja normal podría llegar a conocerse jamás… Estoy segura que tú no sabes lo que es eso porque nunca has querido a nadie hasta ese punto de sentir que morirías por esa persona si estuviese en peligro. Eso fue lo que hizo Kyle. Ha dado su vida por mí, por salvarme. Ya ahora nada me importa si no lo voy a tener más a mi lado, vamos, mátame. ¡Mátame de una maldita vez!

-Qué discurso más emotivo- dijo Logan con sorna levantándose- lástima que no haya ninguna cámara porque estoy seguro de que las novelas matarían por un discurso tan emotivo como este…

Allegra acarició el rostro del lobo y notó como su mirada se volvía borrosa y se mareaba. Sus sentimientos humanos la invadían por completo, las lágrimas y el amor había llenado su cuerpo de sentimientos perdidos hacía mucho tiempo.

Su cuerpo se volvía pesado y no creía poder aguantar mucho tiempo más con los ojos abiertos. La joven comenzó a caer hacia un lado y a través de su vista nublada vio como alguien corría hacia Logan y le arrancaba la cabeza de una vez.

El vampiro no tuvo tiempo de replicar.

Entonces una voz lejana le llegó a la joven que poco a poco iba perdiendo el conocimiento.

-Aguanta, Allegra…

Fue lo único que pudo oír antes de que sus ojos se cerraran llevándola hacia la oscuridad.

 

23.

Jaelle luchaba incesantemente, no podía dejar que aquel hombre se saliese con la suya pero su cuerpo ya estaba bastante débil a causa de la gran pérdida de sangre que estaba sufriendo por una herida que le había causado en el muslo.

Oía la voz de Christopher en su cabeza diciéndole que lo dejara pero ella se negaba rotundamente. Ese hombre merecía morir por haber retenido a su madre contra su voluntad y también por haber matado a los otros lobos e incluso a aquellos vampiros.

“¿No crees que es hora de que te rindas? No debiste haberme retado” le dijo Philiph girando alrededor de la joven que respiraba con cierta dificultad.

“Jamás me rendiré, mereces morir por lo que has hecho”

“¿Eso es lo que piensas? ¿Cómo piensas matarme si apenas te mantienes en pie? Mírate, estás herida y has perdido bastante sangre, no tienes nada que hacer contra mí. Soy más fuerte y poderoso”

“Pero no tienes la capacidad de mandato, no naciste con ella como nací yo…”

“Eso se aprende con el tiempo, tranquila. Ahora me gustaría acabar esta pequeña pelea para dedicarme a lo que realmente me interesa, ser el jefe de la manada”

Dicho esto, el lobo saltó sobre la loba dispuesto a atacarla de nuevo pero ella se escabulló y Philiph cayó de bruces contra el suelo. Este se levantó rápidamente y miró a Jaelle con creciente odio.

Ella lo miró por igual y ambos giraron en un amplio círculo sin apartarse la mirada el uno del otro, esperando el momento oportuno para atacar a su contrincante.

“Jaelle, por favor, no sigas, estoy sintiendo tu dolor como si fuese el mío propio y sé que no estás bien, de un momento a otro te podría matar” le decía Christopher que poco más allá se retorcía de dolor.

La joven parpadeó ante su revelación, no sabía que los imprimados podían sentir el dolor del otro.

No se esperó para nada el ataque que le propinó Philiph sin ella siquiera esperárselo. Las fauces del lobo se apoderaron de su cuello haciéndola aullar de dolor y notando el flujo de sangre escapar de su cuerpo.

-¡¡Jaelle!!

El grito del chico se oyó por todo el lugar y varios lobos y vampiros pararon de pelear.

Todos observaron horrorizados como Philiph intentaba matar a Jaelle moviendo a la chica con el cuello aún entre sus fauces.

La joven gemía y lloraba ante lo que posiblemente sería su muerte más inmediata y el miedo se apoderó de su corazón sobre todo al notar el sufrimiento de Christopher internándose en su cuerpo.

“Chris…” fue lo único que logró pensar.

Yandrack que estaba cerca, corrió y saltó sobre su padre haciendo que este soltara a la chica que cayó al suelo completamente inmóvil.

Christopher dejó a Belinda en el regazo de la hermana de Libby y se levantó tambaleándose para acercarse a su novia. Las lágrimas bañaban su rostro después de haber sentido el mordisco del lobo en el cuello de Jaelle. Cuando estuvo junto a ella, cayó de rodillas al suelo mirándola.

-Jaelle…- susurró para después gritar mirando al cielo- ¡¡Jaelle!!

Este grito partió el corazón de muchos y los lobos de la manada de la joven bajaron la cabeza apenados.

Otros lobos, los partidarios de Philiph que ya no eran muchos, sonrieron ante la desgracia lo que hizo enfadar a los vampiros y al resto de lobos que terminaron con ellos tan rápidamente como pudieron mientras el chico sollozaba con el cuerpo lobuno de Jaelle entre sus brazos.

Mientras, Yandrack había alejado a Philiph lo suficiente como para poder luchar entre ellos.

“¿Cómo has podido?” preguntó el chico con el desprecio y la rabia tiñendo su mirada.

“No creo que haga falta contestar a la pregunta cuando tú mismo lo has visto…”

“Eres despreciable… y lo vas a pagar, te lo juro, no solo por Jaelle, sino también por mi tía, por mi madre, por mi novia… por todos aquellos a los que me he visto en la obligación de matar por tu culpa… juro que acabaré con tu vida”

“Me gustaría ver cómo lo intentas…”

El ataque no se hizo esperar porque Yandrack saltó sobre Philiph y comenzó a atacarlo sin piedad, hiriéndole en donde podía recibiendo el también algún que otro rasguño pero como el chico supuso, su padre estaba más débil de lo que él se creía y no sería difícil acabar con él.

Entonces, le mordió en el mismo sitio donde antes Philiph había mordido a Jaelle. La boca del chico se llenó de sangre pero no le importó lo más mínimo, sólo le interesaba ver morir a ese desgraciado que había hecho de su vida un infierno del que deseaba salir. Agitó el cuerpo del lobo mientras dirigía sus pensamientos a la mente de Philiph.

“¿Qué se siente al ser atacado? ¿Al saber que vas a morir sin poder hacer nada mientras toda la sangre abandona tu cuerpo? ¡Vamos! ¡Dilo! ¿Qué sientes? ¿Sientes el mismo dolor que sintieron todos aquellos a los que tuve que matar? ¿Lo sientes? ¡Siéntelo!”

Philiph no decía nada mientras su cuerpo era agitado notando la rabia que desprendía Yandrack. Sus fuerzas para luchar habían mermado a causa de la herida pero tampoco se quejó. No iba a darle el gusto a ese chico de verlo sufrir. Si iba a morir al menos lo haría con dignidad por lo que se dejó hacer sin soltar un solo aullido de dolor.

Después de mucho agitar, Yandrack soltó el cuello del hombre que cayó al suelo muerto. Ya no respiraba. El joven lobo lo miró con el hocico lleno de sangre para luego girarse y marcharse. Al fin había matado a la fuente de sus desgracias.

Christopher abrazaba a Jaelle, llorando de dolor. No podía perderla, no ahora que sabía lo que realmente sentía por ella.

-Jaelle… no puedes dejarme… ¿por qué no me hiciste caso? Te dije que dejaras la pelea…- susurraba el chico.

Ni siquiera se dio cuenta de que Arthur se había acercado y lamía el hocico de su hija delicadamente. Libby también se acercó y se arrodilló junto al chico, llorando.

-Mi pequeña niña… no puedes morir ahora… no ahora que vas a tener un hermano o una hermana. No puedes…

Michelle también se acercó y tocó la herida del cuello con la pata delicadamente. Aún respiraba aunque con cierta dificultad y probablemente podía llegar a curarse.

De repente, la marca brilló en la frente de Jaelle y poco a poco la joven dejó su forma lobuna para pasar a la humana. El joven miró a su alrededor y buscó a alguien que fuera humano para poder hablar, no podía comunicarse con los lobos, solo lo hacía con Jaelle a causa de la imprimación y cerca de allí vio a una vampiresa que miraba a todos lados, algo preocupada.

-Trae una manta o algo para cubrirla…- le pidió a la joven que clavó su mirada en el cuerpo desnudo y herido de Jaelle. El muslo derecho tenía una fea herida al igual que el cuello- aguanta, Jaelle, te vas a recuperar, aguanta por mí… si te pasa algo yo me muero… no soy nada sin ti- dijo el chico antes de besar los labios entreabiertos de la joven.

Al momento llegó la joven vampiresa con una manta que había sacado de dentro del edificio y se lo alcanzó a Christopher, el cual cubrió el cuerpo de la joven.

Un vampiro apareció al instante y buscó a Jaelle con la mirada que al verla en brazos del chico no pudo ocultar su gesto de sorpresa. La vampiresa que había conseguido la manta, se acercó.

-Dreck… ha sido horrible- dijo la joven- aquel lobo la cogió por el cuello y la sangre comenzó a salir a borbotones del cuello de Jaelle.

El vampiro abrazó a la chica.

-Pues lo que yo tuve que ver tampoco fue muy agradable… Logan y algunos vampiros más rodearon a Allegra y a un lobo que intentó defenderla a toca costa. Por lo que pude entender, están enamorados. Nunca había visto a Allegra llorar así. Vine a por ayuda porque el chico está mal herido y ella ha perdido el conocimiento. Creo que su lado humano está invadiendo todo su cuerpo y eliminando su parte vampiro.

-Avisemos a los vampiros para que te ayuden.

Dreck asintió y ambos fueron a avisar al aquelarre para pedir ayudar.

Michelle miraba a su hija Libby fijamente.

“Tenemos que llevarla a la casa para curarla, aún hay esperanzas de que se salve pero tiene que ser ya, habla con el chico”

Libby asintió y miró a Chris posando una mano en su hombro. Este ni siquiera la miró.

-Christopher, tenemos que llevar a Jaelle a casa, mi madre dice que hay esperanzas de salvarla. Vamos…

El chico asintió y se levantó con Jaelle en brazos. Con Arthur al lado, la sacaron del lugar para llevarla a la casa. Michelle fue a seguirlos pero Libby la detuvo.

-Espera, mamá, tú tienes algo más importante que hacer aquí…

La loba inclinó la cabeza inquisitiva y Libby sonrió levemente.

“¿Qué quieres decir?”

-Ve hacia allí- dijo señalando el lado del edificio donde estaba Rose con Belinda- te espera una grata sorpresa.

La mujer no comprendió muy bien lo que quiso decir pero aún así se dirigió al lugar. Allí vio a Yandrack que había vuelto a su estado humano y tenía a Belinda entre sus brazos pero la persona que vio al lado de estos sorprendió bastante a Michelle.

“¿Rose?”

La mujer levantó la mirada hacia aquella voz que tanto había echado de menos y sonrió al ver la forma de lobo de su madre.

-Mamá…- susurró Rose.

Michelle corrió hacia ella y la llenó de lametones mientras las lágrimas surcaban su rostro lobuno.

“Hija, estás viva… pensé que nunca volvería a verte…”

-Aquí estoy, mamá, junto a mi hijo… tu nieto.

Michelle miró a Yandrack que acunaba con delicadeza el cuerpo de Belinda para luego volver la mirada hacia su hija.

“Debí haberlo imaginado… tiene tus mismos rasgos y en su forma de lobo había muchas cosas que me recordaban a ti”

Rose no dijo nada, simplemente abrazó a su madre para luego levantarse.

-Tenemos que curar a Belinda- dijo mirando a Yandrack.

El chico asintió y se levantó con la chica en brazos.

“Venid a mi casa, no creo que en la de Libby haya hueco suficiente después de lo que le ha pasado a Jaelle…”

-¿Crees que se salvará?- preguntó Yandrack preocupado.

“No podría asegurarlo pero ella es muy fuerte y si la atendemos a tiempo es posible que sí pero vamos, esta chica también necesita cuidados…”

Todos se fueron de allí en dirección a la casa de Michelle.

Allegra estaba tendida en su cama de la mansión. Aún no había recuperado el conocimiento y Dreck estaba realmente preocupado, ya era hora de que abriese los ojos. Su paso de vampiresa a humana no podía ser tan duradero.

Destiny entró en la habitación y miró a Allegra por unos instantes. El color de su piel ya no era pálido como el de los vampiros sino que había adquirido un tono algo más rosado.

-¿Aún no ha despertado?- preguntó la vampiresa.

-No y me está preocupando… ¿cómo está el chico?

-Bastante débil pero se repondrá…- dijo Destiny- ¿de verdad ese chico iba a dar su vida por ella?

-Sí, era como si les uniese algo muy fuerte, le dijo a Logan que cada uno de los golpes recibidos por el chico, ella podía sentirlo y sufrir el mismo dolor… fue muy extraño. Lloraba… yo nunca había visto a Allegra llorar y mira que lo ha pasado mal pero esta vez… no sé, no sabría explicarlo…

-Imprimación…

Destiny y Dreck se miraron sorprendidos antes de mirar a Allegra que los miraba con los ojos entornados y sonreía débilmente.

-Allegra, al fin despiertas- dijo Destiny sonriendo.

Ella sonrió un poco más ampliamente y luego miró a Dreck.

-Se llama imprimación… el lobo de Kyle me eligió como su pareja y ambos tenemos una conexión muy fuerte que no se puede destruir. Sentimos todo lo que siente el otro, nos comunicamos mentalmente…

El joven la miró bastante sorprendido.

-Vaya, así que estás conectada con un lobo.

-No solo conectada, Dreck, lo amo…- se incorporó un poco y miró a su lado de la cama, estaba vacío. Esperaba encontrar a Kyle allí y un temor la invadió- ¿dónde está?- preguntó preocupada.

-Tranquila, está en otra habitación, recuperándose. Se ha salvado de milagro- dijo Destiny- hemos tenido que buscarle algo de ropa porque estaba completamente desnudo cuando fuimos a buscaros…

-Quiero ir con él…- dijo Allegra sacando los pies fuera de la cama y se levantó pero su cuerpo se tambaleó por lo que Dreck tuvo que agarrarla para que no cayera al suelo.

-Aún estás débil, después de todo la sangre era lo que te mantenía con fuerzas ahora que eres humana supongo que lo que necesitarás es comida para recuperarte.

La joven levantó la mirada de repente.

-¿Qué?

-Eres humana, Allegra, tus sentimientos y la falta de sangre bebida en tu organismo han provocado que te conviertas en una humana. Por lo tanto, vas a volver a la cama en lo que yo voy a buscar algo de comer.

-Humana…- murmuró la joven mientras se recostaba de nuevo en la cama.

-Eso es, Destiny se quedará contigo hasta que yo vuelva- dijo Dreck antes de salir de la habitación.

La vampiresa se sentó a los pies de ella en la cama.

-¿De verdad estás enamorada de ese chico?

Allegra asintió.

-Es mucho más que eso…

Destiny sonrió.

-Mientras seas feliz a su lado, todo saldrá bien. Si estáis conectados quizás tú también puedas ayudarle a que se recupere más rápidamente.

-Sí pero lo que yo necesito ahora mismo es estar a su lado, tocarlo con mis manos para saber que realmente está vivo- dijo mirándose las manos que tenían un leve color rojizo de la sangre de Kyle. Por lo que se veía alguien se las había lavado.

-No te preocupes, pronto estarás con él, hablaré con Dreck para que te lleve a la habitación y estés con él para cuando despierte.

Allegra sonrió y tomó las manos de Destiny.

-Gracias.

-De nada.

Yandrack observaba a Belinda fijamente la cual estaba tendida de lado en la cama para que no le doliera tanto las heridas causadas por el látigo de Philiph.

Se la veía tan frágil que temía hasta tocarla. Nunca la había visto tan vulnerable como en esos momentos siendo ella una chica alegre y vivaz. Se llevó las manos a la cara culpándose del sufrimiento de la chica.

Rose entró en la habitación y posó una de sus manos en el hombro de su hijo.

-¿Todo bien?

-Parece que descansa tranquila. Sus heridas comenzarán a cicatrizar de un momento a otro.

-Eso es bueno entonces.

-Sí…- susurró el chico. Luego se levantó de la silla donde estaba sentado y se acercó a la ventana que había en la habitación. Tras un suspiro, le dijo a su madre- me voy.

Rose lo miró.

-¿Cómo que te vas?

Yandrack cerró los ojos con dolor.

-Sí, mamá, me voy lejos de aquí, es evidente que no soy bueno para nadie, las personas a las que quiero han sufrido y la causa de todos sus sufrimientos me he visto involucrado. No quiero seguir siendo el culpable de tanto dolor.

-Hijo, no puedes irte… hay gente aquí te necesita.

-No, mamá, te equivocas, aquí nadie me necesita. Soy un traidor.

-Tenías tus razones para hacerlo, estoy segura de que lo han entendido.

-Puede que sí pero no puedo permanecer aquí sabiendo el odio que me tiene Belinda. Si hubieses visto su mirada de odio cuando entré en la habitación donde estaba retenida al principio. Dios, nunca se me borrará esa imagen…

Rose lo miró, entristecida.

-¿Es tu última palabra?

-Sí.

Rose se acercó a su hijo y lo abrazó con fuerza.

-Te voy a echar de menos, hijo.

-Y yo a ti, mamá. ¿Puedo pedirte un favor?

-El que sea…

-Cuando ella despierte, dile que a pesar de todo, la amaré por siempre y que nunca la olvidaré aunque ella lo haga.

Rose sonrió con tristeza.

-Lo haré.

Dicho esto, el joven le dio un beso a su madre en la sien y salió de la habitación dejando a la mujer contemplando a la chica. Ahora que era libre iba a perder a su hijo por todo lo que había sucedido.

Sólo deseaba que cuando Belinda despertase y se diese cuenta de que no podía odiarlo para que fuese a buscarlo antes de que fuera demasiado tarde y ninguna de las dos lo volvería a ver jamás.

La joven se removió intranquila como si presintiese algo.

-Yandrack…- susurró con voz débil en sueños.

Rose se sentó junto a la cama y tocó la frente de la joven. Tenía un poco de fiebre por lo que buscó un pañuelo para mojarlo en agua y ponérselo en la frente.

A pesar de que las heridas cicatrizarían pronto, algunas tenían un estado bastante lamentable por lo que buscó todo lo necesario para limpiar las heridas más graves y curarlas bien para que no sufriera infecciones que podrían reportarle problemas a la larga.

Con agua limpió la sangre que había salido de algunas heridas con el movimiento del cuerpo. La joven gemía de dolor y suplicaba en sueños que no la golpearan más.

-Tranquila, preciosa, nadie va a volver a golpearte, te lo prometo…- susurraba la mujer mientras le curaba las heridas.

Belinda gemía de dolor aunque muy levemente y al poco tiempo de que Rose le aplicara una pomada para calmar el dolor, la joven volvió a perder el conocimiento sumiéndose más en la oscuridad.

 

24.

Las horas pasaban muy lentamente mientras Christopher esperaba a que Jaelle abriera sus preciosos ojos color café que tanto le gustaban. La joven estaba acostada de lado con el muslo vendado por fuera de las sábanas, una mancha de sangre cubría parte de la venda por lo que pronto habría que cambiarle el vendaje. También el cuello de la chica estaba vendado, las heridas habían sido profundas pero no lo suficiente como para matarla.

La respiración de Jaelle era lenta y pausada pero en ocasiones parecía como si se ahogase y él tenía que ponerle algún almohadón debajo de su cuerpo para que no se ahogara.

El chico no se había separado de Jaelle para nada, no quería dejarla. La tenía cogida de la mano y se la apretaba de vez en cuando para darle fuerza vital que ella necesitaba urgentemente porque parecía marchitarse poco a poco y él no iba a permitir que se la arrebataran de forma tan cruel.

-Princesa, sé que me estás escuchando, por favor, no quiero que me dejes solo, no ahora que empezábamos a ser felices de verdad con nuestro amor. Si te pasa algo no sé qué sería de mí, no concibo una vida sin tu compañía, sin tu voz, tu risa, tus ojos… no puedo…

El joven bajó la mirada mientras las lágrimas surcaban su rostro y notó cómo su novia se removía levemente gimiendo llevándose una mano al muslo herido. Christopher actuó rápidamente y le impidió que se lo tocara o se haría más daño.

-No te lo toques, sé que te duele pero tienes que aguantar un poco, avisaré a tu madre para que te ponga un vendaje nuevo.

Entonces después de varias horas, la joven abrió los ojos para mirar al chico fijamente.

-Chris…- dijo ella con voz ahogada.

Él le puso un dedo en los labios.

-Shhh…, no hables, tienes una herida muy fea en el cuello y si hablas será peor…

Ella asintió levemente e intentó mirar la herida del muslo, la cual le dolía horrores. Christopher se levantó y salió a buscar a Libby para que le curara la herida del muslo y viese a su hija al fin despierta.

Al momento aparecieron los padres, eufóricos de alegría y abrazaron a su hija con delicadeza.

-Oh, mi niña- decía Libby llorando- al fin te despiertas, creí que te perdía…

-Estábamos muy preocupados- dijo Arthur sonriendo cálidamente mientras acariciaba la cara de Jaelle la cual sonrió levemente.

-Te vas a recuperar, de eso estoy segura, además, no puedes perderte el nacimiento de tu hermanito o hermanita- dijo Libby con una mano en el vientre.

La joven sonrió e intentó incorporarse pero el dolor en el muslo se lo impidió.

-Mamá…

-Ya, no hables o las heridas del cuello empeorarán, ya me dirás lo contenta que estás cuando te recuperes, ahora déjame ver ese muslo.

La mujer apartó la sábana dejando a su hija con un camisón de tiras que estaba subido hasta por encima de la herida. Con delicadeza le quitó el vendaje dejando a la vista unas horribles marcas productos de un arañazo de lobo.

Cada vez que el chico veía la herida, se ponía enfermo solo de pensar en lo que debía de estar sufriendo Jaelle aunque podía llegar a imaginárselo por la gran conexión que ambos tenían.

Libby cogió una pequeña toalla y la mojó en un bol con agua para limpiar la sangre. Jaelle no pudo evitar gemir de dolor y morder la almohada con fuerza para no gritar ante el roce.

Christopher se sentó junto a ella y le cogió una mano entre las suyas.

-Puedes apretar mi mano si deseas.

La joven la apretó con fuerza y con la otra daba golpes al colchón.

-Aguanta un poco, hija, ahora te daremos un antibiótico y el dolor se pasará- dijo Arthur antes de salir de la habitación a por la medicina.

Ahora la herida estaba limpia y dejaba ver mucho mejor los cuatro cortes producidos por las garras de lobo. Jaelle sudaba a mares y le faltó poco para perder el conocimiento al ver las heridas que cubrían su muslo.

Christopher cerró los ojos y le infundió fuerza y calidez. Ella que lo notó, lo miró con los ojos bien abiertos y luego con la mano libre le acarició la mejilla. Él acercó su rostro al de ella y le dio un cálido beso que la hizo olvidarse por un momento del muslo. Momento que aprovechó Libby para ponerle una venda nueva.

Cuando el chico se apartó, la madre de la joven sonreía de felicidad ante el amor que la pareja prodigaba, le recordaba bastante a cuando ella empezó con Arthur y que aún a día de hoy no habían perdido esa pasión y ese amor que sienten el uno por el otro.

-La herida no tardará en comenzar a cicatrizar y espero que las del cuello también aunque esa las revisaré un poco más tarde, por ahora no veo necesario cambiar el vendaje.

Él asintió sin dejar de mirar a Jaelle a los ojos que comenzaron a irradiar vida.

Libby se levantó para dejarlos solos y cuando salió se encontró con Arthur que iba a entrar en la habitación pero ella lo detuvo.

-No creo que sea bueno que los interrumpas ahora- dijo ella.

-¿Por qué?

-Bueno, están disfrutando de su amor.

-Pero Jaelle se tiene que tomar el antibiótico.

-Ahora mismo el mejor antibiótico que puede tener es el del amor que Christopher le profesa y el que ella le profesa a él.

Arthur se rindió ante la mirada de su mujer y ambos se fueron al piso inferior.

Dentro, la pareja compartían cariño y amor.

-Me tenías tan preocupado… Cuando te vi en el suelo con el cuello lleno de sangre, me sentí como si me hubiesen arrancado una parte de mí.

“Lo siento, cariño, pero no podía dejar la lucha”

-Podrías haber muerto.

“Pero estoy viva así que olvidemos lo que ha pasado”

La joven hizo un pequeño gesto de dolor al notar como poco a poco se iban cerrando las heridas. Christopher, preocupado, la miró.

-¿Sucede algo?

“Nada, es que las heridas se están cerrando y me duele un poco”

-Pues no te preocupes que yo estaré contigo por si necesitas algo.

Ella sonrió y el joven se acostó a su lado cogiéndole la mano para infundirle fuerza.

Allegra se levantó de la cama ya que no podía estar un minuto más separada de Kyle y dio unos cortos pasos agarrándose a la pared. A pesar de que Dreck le había traído comida, aún estaba algo débil pero nada le impediría estar junto a Kyle. La joven cerró los ojos por un momento.

“Kyle, pronto estaremos juntos, te lo prometo, no voy a dejarte solo”

Lentamente llegó a la puerta y la abrió para asomarse. ¿En qué habitación podría estar el chico? Salió del cuarto sujetándose a la pared.

A medio camino, en el pasillo, se topó con Dreck, el cual se acercó a ella rápidamente.

-Allegra, ¿estás loca? Estás débil.

-Quiero ir con él, necesito estar a su lado, lo necesito.

-Ambos tenéis que descansar.

-Por favor, Dreck, no estaré tranquila hasta que no esté junto a él, te lo pido, llévame a su habitación.

El vampiro la miró, sorprendido.

-Nunca te había visto así, Allegra.

-Lo amo, nunca había sentido algo así antes, aunque me resulte difícil reconocerlo, no puedo vivir sin él por eso te pido que me lleves con él.

-De acuerdo- cedió él- anda, agárrate a mi cuello.

La joven obedeció y Dreck la cogió en brazos. Luego se dirigió a la habitación donde estaba Kyle. Abrió la puerta y dejó a Allegra en el suelo. Esta se acercó lentamente a la cama.

“Kyle, ya estoy aquí, a tu lado como te dije” pensó la joven sonriendo levemente, sentándose en la cama junto al chico que estaba tendido en la cama cubierto con una sábana hasta la cintura, con el torso desnudo y vendado un poco por encima del ombligo.

-Pronto debería despertar- dijo Dreck que había seguido de cerca la recuperación de Kyle.

Allegra acarició el rostro de Kyle y se acostó a su lado para luego darle un beso en el hombro. Apoyó la cabeza allí y cerró los ojos aspirando el salvaje olor de él.

Se sintió feliz porque pensó que quizás nunca volvería a verlo ni volvería a tocar su piel o aspirar su aroma. Algunas lágrimas afloraron a sus ojos pero las contuvo.

Dreck salió sin decir nada para dejarles intimidad cuando Kyle despertara.

“Pensé que te perdía, Kyle, cuando noté cómo te herían, creí morir, no sabes cómo fue… no me gustaría volver a pasar por eso” le comunicaba la chica acariciándole el torso con delicadeza.

“Puedes estar tranquila, entonces, no volverá a pasar…”

La joven que tenía los ojos cerrados, los abrió y levantó la cabeza. El chico abrió los ojos para luego girar la cabeza y mirarla sonriendo.

-Kyle…- dijo Allegra sonriendo, feliz.

-¿Cómo estás, princesa?

-Demasiado humana… soy mortal.

Él sonrió mientras le acariciaba el brazo.

-Tranquila, a pesar de todo aún estamos imprimados. Aún te amo.

-Nunca me lo habías dicho.

-Pero tú a mí sí… te oí decírmelo varias veces después de que ese vampiro me hiriera.

Allegra se sonrojó mordiéndose el labio inferior. Kyle intentó reír ante ese gesto pero sólo le salió un golpe de tos y un gemido de dolor. Ella se incorporó, preocupada y miró la herida.

-No hagas movimientos bruscos o se abrirá la herida.

-Sé está cerrando así que no creo que se abra.

-Aún así, no lo intentes.

-De acuerdo…

La joven posó sus labios en los de él y luego se recostó para disfrutar del cálido contacto de Kyle.

El chasquido del látigo resonaba una y otra vez golpeando la espalda desnuda provocándole más heridas de las que había podido imaginar.

Sus súplicas no se hacían escuchar, era como si se hubiese quedado sin voz hasta que el último golpe hizo su aparición arrancándole el grito que luego la llevaría a la oscuridad.

-¡No!- gritó Belinda abriendo los ojos.

Rose, que se había quedado dormida, también abrió los ojos y observó a la joven a la cual se acercó.

-Tranquila, estás a salvo, nadie volverá a golpearte.

Belinda miró a la mujer, confusa.

-¿Quién eres?

-Soy Rose, la madre de Yandrack.

-¿La madre?

-Sí, no hemos tenido la oportunidad de conocernos antes porque Philiph me tenía prisionera.

La joven frunció el ceño.

-¿Prisionera?

Rose asintió.

-Es una historia un poco larga de contar, sólo te diré que lo que hizo mi hijo no fue por su propia voluntad, Philiph lo amenazaba. Él nunca quiso traicionar a nadie y mucho menos a ti.

-Aún así traicionó a la manada.

-Actuaba bajo coacción, querida, lo hacía para que no me hiciesen daño, él te ama más que a su vida.

Los ojos de Belinda se aguaron.

-Yo también lo amo pero no sé si puedo perdonarlo.

-Tampoco creo que puedas hacerlo desde la distancia puesto que se ha ido- dijo Rose con la pena reflejada en su voz.

-¿Cómo que se ha ido?

-Se ha ido para no volver pero me dijo que te dijera que a pesar de todo, él te iba a amar hasta el último de sus días. Su prima Jaelle lo ha perdonado pero se siente tan mal que ha preferido marcharse para no seguir haciendo daño a la gente que realmente quiere.

Las palabras calaron muy hondo en el corazón de la joven la cual no pudo contenerse y rompió a llorar desconsoladamente.

-¿De verdad ha dicho eso?- preguntó Belinda entre sollozos.

-Sí, eso es lo que ha dicho…- dijo la mujer y tras un momentáneo silencio, se levantó- voy a traerte algo de comer, debes de estar hambrienta.

En ese momento nada le entraría en el estómago pero no le importó que se fuera ya que así podría estar sola y pensar en lo que esa mujer le había dicho.

Yandrack se marchaba para no volver. Se sentía tan culpable que prefirió irse a seguir haciendo daño a las personas a las que quería. Un retazo de recuerdo volvió a su mente. El momento en el que lo veía a él llorando y pidiéndole perdón.

¿De verdad había sido real aquel momento o solo fue una mala pasada de su imaginación? Tenía que ser real, solo así quizás podría llegar a seguir amándolo como había hecho hasta el momento en el que se enteró de que era el traidor.

Podía sentir como poco a poco se iba perdiendo la conexión con Yandrack y sabía que no quería eso realmente. Necesitaba tenerlo a su lado, poder tocar su piel, ver sus ojos, sentir sus labios en su piel… lo necesitaba por completo. Sin él, ella no era más que un cascarón vacío.

Intentó conectar con él y ver lo que veía pero solo le llegaban retazos de lugares por donde pasaba en ese momento. Alguna casa, algún árbol era lo máximo que podía ver como si algo le impidiese ver todo lo que él veía.

Él no podía estar alejándose de ella de esa forma, sin ni siquiera haberse despedido de ella. Sólo le había dado un mensaje con la madre y eso no podía quedar así. Desde que se recuperara, ella misma lo buscaría allá donde esté. No iba a dejarle escapar.

Las heridas no tardarían en cicatrizar y ella se reuniría con él.

Dos días después, Jaelle ya estaba totalmente recuperada, sus heridas se habían cerrado con éxito aunque cojearía durante un tiempo a causa de la herida del muslo pero tampoco es que le importara mucho.

En esos momentos se dirigía con Christopher al entierro de los lobos que habían perecido en la lucha contra Philiph y su manada. También estaría acompañando a los vampiros que velarían a los suyos.

No tardaron mucho en llegar al cementerio donde ya toda la manada y el aquelarre estaban reunidos en un rincón del lugar. Varias cajas y algunas urnas descansaban a la espera de ser enterrados.

Las caras afligidas eran palpables desde la distancia y la joven fue saludando a todos expresando sus condolencias a las personas que habían perdido a algún familiar.

También se acercó a los vampiros.

Antes de enterrar los féretros, le pidieron a Jaelle que dijera unas palabras cosa que ella no se lo pensó dos veces. Se colocó junto a las cajas y miró a todos los presentes.

-Se me hace difícil decir algo que no sea dar las gracias una vez más a todos los que decidieron ayudarme a enfrentarme al asesino y yo más que nadie estoy apenada por estas maravillosas personas que vamos a despedir. Yo también podría haber estado aquí hoy- dijo la joven estremeciéndose- porque la herida de mi cuello fue bastante grave. Pero eso ahora no viene al caso porque solo tengo que decir que nunca en la vida olvidaré los nombres de los que perecieron en la lucha.

Tras acabar, volvió junto a su novio que la abrazó al ver la aflicción en los ojos de la joven.

Poco a poco, los hombres enterraron las cajas y las urnas. Todos echaron un puñado de tierra en algunos de los fosos para que luego dieran varias paladas hasta cubrirlos completamente. Colocaron las coronas de flores y poco a poco se fueron marchando de allí.

Cuando Jaelle y Christopher salieron del cementerio, aparecieron Kyle y Allegra cogidos de la mano. Esto sorprendió bastante a Jaelle.

-¿Kyle? ¿Allegra? ¿Cómo estáis? No os he visto desde el día de la pelea.

-Bueno, Kyle acabó malherido por defenderme- dijo Allegra mirando al chico con una tierna sonrisa.

“¿Me parece a mí o aquí estos dos tienen algo?” preguntó Christopher mentalmente a Jaelle, la cual sonrió.

-Estáis imprimados, ¿verdad?

Kyle asintió.

-Desde la primera vez que nos vimos, conectamos. Al principio era bastante raro pero cuando sentí que estaba cambiando algo dentro de nosotros, no pudimos más. No conté nada antes precisamente por la disparidad de la situación. Ella era una vampiresa y yo un licántropo, algo bastante difícil de explicar. Pero ahora estamos muy enamorados, parece que el día de la pelea tras herirme, nuestros sentimientos se hicieron más fuerte y gracias a ella me recuperé más rápidamente.

Jaelle posó su mano en el hombro de Allegra, sonriendo.

-Te llevas a un buen chico. Me alegro mucho por los dos, de verdad.

-¿Tú cómo estás? Nos enteramos de lo que te pasó pero no podíamos ir a verte- dijo Allegra- Kyle se recuperaba de las heridas y yo me acostumbraba a ser mortal.

-¿Mortal?

-Sí, cuando hirieron a Kyle, mis sentimientos humanos invadieron mi cuerpo, aparte de que no tomaba sangre desde hacía varios días. Ahora soy una simple mortal como tu novio.

-Vaya…- dijo Christopher sorprendido.

Aún no se acostumbraba a ese mundo tan extraño de los licántropos y los vampiros.

-Por cierto, ¿sabéis dónde están Yandrack y Belinda?- preguntó Kyle.

-La verdad es que no y me estoy preocupando, al parecer, según me contó Chris, Belinda tenía la espalda llena de heridas causadas por latigazos- dijo Jaelle- pero desde la lucha tampoco los he visto.

-Habrá que buscarlos, no creo que hayan ido muy lejos ¿no? Seguramente están en la casa de él- dijo Kyle.

-O quizás Yandrack esté con su madre y con mi abuela recuperando el tiempo perdido y esperando a que se cure Belinda.

-¿Con su madre y con tu abuela?

-Ah claro, vosotros no lo sabéis… la madre de Yandrack es mi tía, hermana de mi madre.

-Eso quiere decir que Yandrack…- comenzó Allegra.

-Es mi primo.

-Quien lo hubiese dicho- dijo Kyle sorprendido- no me lo esperaba.

-Fue una sorpresa para todos sobre todo para mí. De todas formas esperemos un poco a ver si ellos aparecen, si no nos dirigiremos a la casa de mi abuela a ver si están allí.

-Es lo mejor- dijo Allegra.

-Venid, os invito a tomar algo a mi casa.

Tras esto, las dos parejas se dirigieron a la casa de Jaelle.

 

25.

Belinda estaba en la habitación concentrada en ver lo que veía Yandrack. Las imágenes eran muy nítidas en ocasiones y en otras eran muy difusas por lo que no podía asegurar con exactitud dónde podría estar él.

Tenía que ir a buscarlo. No estaría tranquila hasta que diera con él.

Se levantó de la cama y se quitó la blusa para observar las tenues cicatrices de los latigazos en el espejo de cuerpo entero que había en la habitación. Esas marcas quedarían grabadas de por vida allí.

Se quitó el resto de la ropa y se transformó en loba. La ventana de la habitación estaba abierta y saltó por esta para irse en busca de Yandrack. Ella lo amaba y no podía dejarlo ir.

Las razones por las que había hecho todo lo que había hecho eran más que justificadas para perdonarlo.

Corrió por los bosques intentando conectar de nuevo con el chico. Entonces vio un letrero. Se dirigía a una gran ciudad que quedaba a un par de horas de camino. Quizás si se daba la suficiente prisa podría llegar a tiempo antes de que se internara en la ciudad.

Recorrió los bosques lo más rápido que pudo y antes de lo esperado llegó al lugar donde estaba el chico. Durante el trayecto había comenzado a llover a cántaros pero no le importó lo más mínimo.

Un poco más adelante lo vio de espaldas a ella, caminando con la cabeza gacha. La joven se acercó lentamente y se transformó en humana. Sonrió levemente mientras la lluvia le caía encima.

-Yandrack…

El joven se detuvo y negó con la cabeza, debía de estar volviéndose loco pero de nuevo oyó la voz llamándolo, entonces se giró y la vio.

Desnuda bajo la lluvia con el largo cabello mojado cubriendo los pechos. Toda una diosa pagana, tentadora y cautivadora.

-Belinda…- murmuró, sorprendido.

Tenía que estar soñando, aquella imagen deliciosa debía de pertenecer a un sueño. Temía que si se acercaba, todo se desvanecería en el aire y solo quedaría él allí en medio de un bosque cerca de una gran ciudad.

La joven se acercó lentamente a él que no pudo retroceder ante la sorpresa.

-Pensé que no llegaría a tiempo. No podía permitir que te fueras así.

-No puede ser… debo de estar soñando.

Belinda le acarició en la mejilla.

-Esto es real, soy yo, sino mira mi espalda- dijo ella girándose y apartándose el pelo mojado- si no fuera real, no tendría estas horribles cicatrices.

Yandrack tocó con suavidad y temor la espalda de la joven.

-Eres tú, pero… ¿qué haces aquí desnuda en medio del bosque? Te vas a enfermar- dijo él quitándose la chaqueta que llevaba puerta y poniéndosela a ella.

-Vine a por ti.

-¿A por mí? Pero… tú… tú me odias, Belinda. Lo dejaste bien claro aquel día en la habitación de mi padre.

-No debiste haberme hecho caso, me pudo la rabia, no escuché tus explicaciones… la culpa fue mía.

-Era normal que no me quisieras escuchar. Soy un maldito traidor que ha traicionado a su familia y a la persona a la que más quería- dijo mirándola a los ojos fijamente.

-Tenías una razón de peso para hacer lo que hiciste, tu madre me lo contó todo… lo siento.

Yandrack le apartó el pelo adherido a la cara y besó la mejilla empapada.

-No lo sientas. Tenía que haberte contado la verdad desde el principio. Ahora es tarde. Nuestro lazo se está rompiendo por minutos, apenas puedo sentirte, no sabía si te estabas recuperando o no.

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