Ada

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-Tienes razón- Libby se fue a sentar a la mesa pero repentinamente sintió un fuerte mareo que la hizo tambalearse. Su hija se acercó corriendo para sujetarla y la ayudó a sentarse en la silla- ¡mamá! ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

-No lo sé, de repente todo comenzó a darme vueltas y las fuerzas me fallaron.

Jaelle sirvió en un vaso un poco de agua y azúcar y se lo tendió a su madre que se lo bebió poco a poco.

-Avisaré a papá- dijo la chica dirigiéndose a la puerta.

-Jaelle, hija, no vayas a preocuparlo, además, ya se me ha pasado.

-Mamá, casi te desmayas.

-Pero no fue así, no hay necesidad de asustar a tu padre.

-¿Seguro que estás bien?

-Sí. Anda ve a tu habitación a cambiarte.

La joven la miró renuente, se había preocupado pero sabiendo que no conseguiría nada, asintió y volvió a su habitación. Se sentó junto a Christopher que aún seguía dormido y le acarició la mejilla con delicadeza.

Este se removió y con un brazo se cubrió la cabeza.

-Umm, cinco minutos más.

Jaelle sonrió divertida, se acercó y le susurró.

-Buenos días, príncipe azul, vamos a tener problemas para que salgas de mi casa. No creo que a mi padre le guste saber que has pasado la noche aquí. Primero te torturaría y luego te mataría. Ya sabes cómo son los padres con sus hijas queridas.

Christopher abrió los ojos y miró a Jaelle. La cogió de la cintura para atraerla hacia sí lo que la hizo soltar un gritito de sorpresa para luego reírse. El chico comenzó a hacerle cosquillas.

-¿Ah sí? Entonces, antes te voy a torturar yo con un asalto de cosquillas.

-No, para, que nos van a pillar…

El chico paró y ella se quedó tendida sobre él respirando agitadamente y con el corazón latiendo aceleradamente. Se miraron a los ojos y Christopher la besó lenta y seductoramente. Varios mechones del cabello de Jaelle cayeron alrededor de ambos, aislándolos en su propio mundo de deseo y amor.

Las manos del chico se posaron en la cintura de ella para luego subir lentamente. Estas rozaron los pechos de la joven, la cual gimió contra los labios de su novio.

-Chris, para… nos podrían descubrir…- logró decir ella a pesar del embotamiento de su mente en esos momentos.

-Umm, no creo que pueda parar.

-Has un esfuerzo…- dijo ella apartándose un poco para recuperar el aliento- lo de mi padre lo decía en serio, lo digo por experiencia.

El joven enarcó una ceja mostrando una mirada que delataba los celos que le había provocado esa frase.

-¿Experiencia? ¿Cuántos han estado aquí?- preguntó incorporándose, claramente enfadado.

Jaelle lo miró.

-Eso no tiene importancia ahora, es pasado.

-Claro que la tiene, ¿cuántos?

-Chris…

-¿Cuántos?

-¡Uno, maldita sea! Joder, aquel día me pillé una borrachera de padre y señor mío, me acompañó y me dormí sobre él. ¿Quieres que te diga su nombre? ¿Su número de carné? ¿Su número de cuenta? Fue hace mucho tiempo.

Jaelle se levantó y le dio la espalda, totalmente dolida por el comportamiento de él.

Chris, al darse cuenta de su metedura de pata, se levantó y se acercó a la joven pero esta volvió a alejarse.

-Lo siento, Jaelle, no fue mi intención decir lo que dije.

-Ya claro… pero lo dijiste, me has insultado al preguntarme a cuántos me he traído aquí.

El chico la atrajo hacia sí a pesar de la resistencia que opuso ella.

-Lo siento, de verdad.

-Basta, Chris, te has pasado.

-Vamos, perdóname, Jaelle, soy un estúpido.

Ella lo miró fingiendo pensarlo. Luego pasó los brazos por el cuello del chico.

-Sí, un auténtico estúpido, no podría querer a nadie más que a ti.

Christopher la besó dulcemente.

-Bueno- dijo él apartándose un poco- hay que buscar una forma de salir de la casa sin que me vean.

La joven sonrió maliciosamente.

-¿Saltar por la ventana? Nadie te vería.

-¿Quieres que me mate?

Ella comenzó a reírse.

-Sígueme, anda.

Jaelle se asomó y al no ver a nadie, salió seguida del chico. Bajaron las escaleras y sigilosamente se dirigieron a la puerta, la abrió e instó al chico a salir. Este le dio un beso antes de alejarse.

Cuando la joven cerró la puerta, su madre se asomó.

-¿Jaelle?

-¿Sí, mamá?- preguntó mirándola.

-¿A dónde vas en pijama?

-Iba a hacer algunos ejercicios de relajación.

-Mejor cámbiate, no creo que sea bueno salir así y menos con este frío matinal.

-De acuerdo, quizás tengas razón, voy a cambiarme entonces.

La joven subió a su habitación y se puso el vestido blanco con una chaqueta. Bajó al jardín para hacer sus ejercicios de relajación y allí permaneció durante toda la mañana.

Allegra decidió salir a dar un paseo por los bosques para pensar un poco. Pensar en su situación y en cómo averiguar quién era el asesino. También necesitaba aclararse con respecto a Kyle.

El rollo ese de la imprimación aún la tenía confusa. Prácticamente era imposible que un lobo se fijara en una vampiresa.

“¿Pensando en mí?” oyó la voz de Kyle.

Allegra suspiró.

“Quería estar sola un rato… de verdad que esto de invadir mi intimidad no me está gustando en absoluto”

“Ese es el problema de la imprimación. La intimidad es casi inexistente”

“Pero es que necesito pensar… ¿aún no has solucionado las cosas con tu lobo?”

“La verdad es que no pero empieza a gustarme esto de molestarte”

“Pues a mí no me gusta”

“Entonces hablemos cara a cara”

“Si ni siquiera sabes dónde estoy”

“¿De verdad? Mira detrás de ti”

Allegra se giró, sorprendida. Frente a ella había un lobo de pelaje castaño y una graciosa mancha en una de sus orejas. En su cuello llevaba unos vaqueros atados. El estómago de la joven vampiresa dio un vuelco ante esa salvaje imagen.

-¿Qué haces aquí? ¿Ahora me estás siguiendo?

“Bueno, quería hablar sobre lo nuestro y la mejor forma es hacerlo cara a cara”

Allegra enarcó una ceja.

-¿Lo nuestro? No hay ningún nuestro.

“Espera un momento” dijo metiéndose en unos matorrales.

La joven se cruzó de brazos mirando hacia el lugar por donde había desaparecido el chico hasta que lo vio salir únicamente con el pantalón que había traído atado al cuello. Su torso desnudo provocó que el corazón de Allegra latiera con fuerza.

-¿No trajiste… una camiseta?- preguntó Allegra estirándose el cuello de la camisa. De repente le había entrado calor.

-¿Te molesta?- preguntó él abriendo los brazos y girándose para que ella lo viera.

Allegra apartó la mirada, incómoda, lo que hizo sonreír a Kyle.

-Ahora en serio, ¿por qué me has seguido?

-Ya te dije que quería hablar de lo nuestro.

-Y yo te dije que no hay ningún nuestro.

-Me parece que nos estamos repitiendo.

-Lo haré las veces que haga falta, además es la verdad.

Kyle se acercó a la vampiresa y le acarició la mejilla con el dorso de la mano. Ella apartó levemente la cara, con las mejillas coloradas, respirando nerviosamente.

-No sé qué pensar… si no te importara, no actuarías así.

-¿Así…? ¿Así cómo?- preguntó la joven.

-Huyendo…

-Yo no huyo.

Kyle se acercó un poco más y ella retrocedió. El chico enarcó una ceja.

-Pues yo creo que sí huyes… cualquiera diría que me tienes miedo.

La vampiresa se cruzó de brazos soltando un bufido.

-Miedo dice. Te recuerdo que soy una vampiresa, no temo a un chucho como tú.

El chico entonces, la atrajo hacia sí y sin ella esperárselo, la besó en los labios dulcemente pero a la vez con furia y deseo.

Allegra se sintió derretir. Las piernas le fallaron por lo que tuvo que agarrarse a los hombros desnudos del joven para no caer. No quería reconocer que aquello le estaba gustando pero las sensaciones eran mucho más intensas de lo normal.

Cuando pensaba que se iba a dejar llevar, él se apartó rápidamente gruñendo y la joven trastabilló con el cuerpo tembloroso y la respiración agitada. Sus colmillos se asomaban amenazadoramente. Miró al chico el cual tenía dos pequeñas heridas en el labio inferior.

Fue a acercar su mano a los labios de él pero no se atrevió.

-Lo siento…- dijo ella.

-¿Por qué debes sentirlo?- preguntó él limpiándose la sangre de las heridas.

-Te he mordido…

-Oh, por eso no te preocupes, no podemos evitar lo que hacen tus colmillos- enarcando una ceja, sonrió con cierta malicia- te has preocupado por mí.

Allegra abrió los ojos, sorprendida. Tenía razón, se había preocupado por él cuando no lo había hecho antes y a pesar de todo no podía aceptarlo.

-No, no me preocupé, lo que pasa es que no quiero que haya un vampiro que también sea un licántropo. Sería una especie realmente extraña y probablemente destructiva.

Ante sus ojos, vio cómo las heridas del labio se cerraban para dejar dos pequeños orificios donde se habían hincado los colmillos.

-Los licántropos tenemos la capacidad de curarnos rápidamente.

-Ya lo sé- dijo Allegra cruzándose de brazos- ahora, si no te importa, me gustaría estar sola.

Pasó a su lado pero él la agarró por un brazo provocando que una corriente eléctrica recorriera su cuerpo.

-Por mucho que huyas no habrá nada que rompa lo que ha sucedido, ¿acaso crees que no noto cómo te estremeces ante mi contacto?

La vampiresa no podía responder a eso porque él tenía razón. Cualquier roce la hacía estremecer y aquel beso la había dejado perturbada.

Sin decir nada, se soltó y se alejó corriendo. Tenía que poner distancia entre los dos para aclarar sus sentimientos que se habían visto alterados.

Kyle no se molestó en seguirla, suponía que no era nada fácil para ella lo que le estaba sucediendo pero él no era de hierro. Su cuerpo deseaba sentirla debajo, temblando de deseo y de pasión pero esperaría, ella volvería a él y sería su victoria.

La batalla entre ambos no había hecho más que comenzar, todo se vería con el tiempo.

Sonriendo ante la idea, se quitó los pantalones y se transformó en lobo para alejarse del lugar con velocidad.

 

16.

Allegra corrió todavía un rato más y se internó más hondo en el bosque. Se detuvo, recuperando el aliento y se apoyó en un árbol, que había junto a ella, cerrando los ojos.

La había besado y ella le había mordido sin querer. Era una estúpida, se sentía como tal. Sus mejillas ardían, su sangre corría como un manantial por sus venas. Se sentía… ligera.

No pudo evitar sonreír ante esa sensación. Después de tantos años, alguien había conseguido arrancarle una sonrisa. Se llevó los dedos a los labios donde aún sentía el cosquilleo producido por los labios de Kyle.

De repente se acordó del mordisco que le había dado sin querer y su sonrisa se desvaneció. Corría el riesgo de no saber detenerse ante las sensaciones que inundaban su cuerpo cuando él estaba cerca y podría acabar convirtiéndolo o incluso matarlo. No, no podía pensar de esa forma tan negativa porque si lo hacía, probablemente decidiera alejarse lo máximo posible aún sabiendo que sería imposible.

Se sentó a los pies del árbol, suspirando.

-Allegra…, después de ciento treinta años sigues siendo una ingenua, tus colmillos son peligrosos para las personas a las que quieres… no puedes permitirte nada que pueda hacerles daño.

Se abrazó las rodillas mirando hacia el denso bosque y allí permaneció bastante rato antes de volver con la mente más confusa que cuando había salido de la mansión.

Al llegar, se topó con Dreck que parecía preocupado.

-Maldita sea, Allegra, ¿dónde estabas? Me tenías el alma en vilo.

-Estaba en el bosque, necesitaba estar sola y pensar.

-Podrías haber avisado.

-Bueno, lo siento, no pensé en eso.

-Te has alimentado ¿verdad?

-¿Qué?- preguntó confusa- ¿por qué?

-Tienes sangre en las comisuras…

La joven se limpió los labios y se miró la mano. Era sangre de Kyle. ¿Cuánta había bebido sin darse cuenta? Esperaba que no mucha.

-Sí- mintió- me tomé un aperitivo.

Fue a seguir rumbo a su habitación pero él la detuvo.

-No habrás matado a un humano ¿verdad?

-Aunque no lo parezca, yo también cumplo las normas que impuse. Tomé sangre de un animal.

-La sangre animal no te alimenta y hace varios días que no tomas sangre en condiciones.

-Estoy bien.

-Te debilitarás y volverás a ser humana.

Le ignoró completamente. No tenía ganas de oír algo que sabía de sobra. Si no bebía sangre adecuadamente, perdería los colmillos y se convertiría en una simple humana lo que le haría perder credibilidad ante el resto de vampiros que seguían sin respetarlas después de tantos años.

Entró en su habitación y se dirigió al sofá pero antes de llegar, toda la habitación le dio vueltas y tuvo que agarrarse a la mesa hasta que recuperara el equilibrio. Cuando se recuperó un poco, se sentó en el sofá y se masajeó las sienes.

-Bueno, esto quiere decir que no he bebido mucha sangre de Kyle… Dreck tiene razón- se dijo- me estoy debilitando. Después le pediré que me traiga un poco de sangre. Ahora sólo quiero descansar un poco.

A los pocos días, alguien apareció en la base secreta del padre de Yandrack. Cuando los que vigilaban lo vieron, los atraparon y lo llevaron ante el jefe.

-Señor, hemos encontrado a un intruso cerca de aquí- dijo uno de ellos.

-Traédmelo…

Los vigilantes lanzaron al intruso que miró al hombre desde el suelo.

-Señor- dijo el intruso- déjeme presentarme. Me llamo Logan y vengo a juraros lealtad para ayudarlo.

El hombre lo observó detenidamente.

-¿Por qué debería confiar en tu lealtad? Eres un vampiro.

-Soy un vampiro, sí pero soy uno que no está de acuerdo con esa extraña unión entre los licántropos y los vampiros.

-¿Cómo has sabido de mi existencia?

-Sé que sois el asesino porque tras el ataque fallido de la última vez que vi de casualidad, seguí a los tuyos y he estado observándoos. Quiero unirme.

-¿Hay algún tipo de interés en esto?

-Deseo venganza, me han degradado a lo más bajo y no lo soporto.

-Tengo que pensarlo, no es normal que acepte a un vampiro entre mis filas.

Logan asintió y se levantó.

-Esteré esperando vuestra respuesta.

Tras esto, Logan se fue del lugar, sonriendo. Aquel hombre lo vio marchar, luego miró a uno de sus subordinados.

-¿Yandrack no ha venido aún?

-Me temo que no, señor, no hizo caso del aviso de Jay.

Se levantó sin decir nada más y bajó hasta la habitación donde estaba Rose. Esta, que estaba recostada en la cama, se levantó al instante de verlo.

-Phi… Philip…- dijo Rose.

-¿Sabes que tu querido hijo no se ha pasado por aquí todavía, después de que envié a alguien a buscarlo?- preguntó cerrando la puerta de la celda lo que provocó un intenso escalofrío en la espina dorsal de la mujer ya que preveía lo peor- ¿sabes algo de eso?

Rose retrocedió instintivamente, poniendo distancia entre Philip y ella.

-Yo no sé nada…

Philip acortó la distancia y cogió a Rose del brazo con fuerza.

-¿De verdad? Yo creo que sí lo sabes pero no lo quieres decir…

La mujer intentó soltarse pero la mano de su marido parecía de hierro.

-Si lo supiera, te lo diría.

-Quizás deba refrescarte la memoria- dijo él levantando la otra mano dispuesto a pegarla.

Ella se cubrió antes de gritar.

-¡No tienes derecho a controlarlo! ¡No es tu hijo!

Philip detuvo el curso que estaba tomando su mano y la miró con sorpresa.

-¿Qué has dicho?

Rose se mordió el labio inferior antes de volver a contestar:

-Yandrack no es hijo tuyo así que no tienes derechos sobre él…

-¿Cómo que no es hijo mío?- preguntó severamente lo que hizo que ella se encogiera más.

-No, no lo es, pensé que era tuyo hasta hace unos días en los que recordé al hombre de mi vida del cual me imprimé y estuve haciendo cálculos. Tú no eres su padre así que quiero que no le obligues más a hacer esos sucios trabajos que…

Un fuerte bofetón la tiró al suelo y la mujer notó el sabor metálico de la sangre en su boca que manaba del labio partido.

-¡Zorra! ¡No eres más que una zorra! ¡He estado criando a un niño que ni siquiera era mío! ¡Esto no va a quedar así! Te vas a arrepentir hasta de haber nacido…

La cogió violentamente del brazo y la empujó hasta tirarla en la cama para luego subirse él encima impidiéndole escapar. Rose comenzó a sollozar y un repentino golpe en la mejilla le hizo torcer el rostro.

-Philip… para… no lo hagas…

-Vas a aprender de una vez por todas que conmigo no se juega…

Entonces comenzó a golpearla con todas sus fuerzas hasta dejarla inconsciente y con unas heridas que tardarían en sanar a causa de su debilidad.

Pasaron algunos días en los que todo transcurrió con normalidad. Después de encontrar a Henry nadie más había vuelto a desaparecer y eso estaba extrañando tanto a los licántropos como a los vampiros ya que pensaban que podría sucederles a ellos en cualquier momento.

La vigilancia en la ciudad se había acentuado por parte de ambos.

Ese día, todos se reunieron en el claro del bosque para hablar.

-Es muy raro que no hayan atacado a alguien- dijo Jaelle.

-¿Será posible que se hayan dado por vencidos?- preguntó un vampiro.

-No creo que se rindan tan fácilmente y menos después de lo que han hecho.

-Yo creo que esperan para dar un golpe más fuerte que los anteriores- dijo Allegra- algo que realmente nos duela y nos afecte más que los otros ataques.

-Tendremos que vigilar más que antes- dijo Jaelle- tener ojos en la nuca y procurar no ir solos a ninguna parte. Si vamos con alguien seremos menos vulnerables.

Todos asintieron dándole la razón y tras esto, todos se fueron a sus casas.

Allegra se metió en su coche con Dreck y Destiny que ahora se habían vuelto inseparables y se dirigieron a la mansión. Una vez allí, ella se dirigió a su habitación pero a mitad del pasillo el olor a sangre le hizo fruncir el ceño. ¿Cómo era posible que oliera a sangre cuando esta se guardaba en una nevera especial en el piso de abajo?

Sin saber muy bien por qué se dirigió lentamente a su habitación y abrió la puerta igual de lento para luego encontrarse con un terrible desorden de cosas y casi todo manchado de sangre. La mitad de los muebles estaban tirados en el suelo, la ropa desperdigada por todos lados, el edredón que cubría su cama estaba en el suelo y las almohadas habían sido rajadas hasta sacar todas las plumas de estas.

Pero lo que más le sorprendió fue el mensaje que había escrito en una de las paredes y precisamente con sangre.

-“Te tenemos en nuestro punto de mira, si haces algo que no debes, tu amigo Dreck sufrirá las consecuencias”- dijo la vampiresa sin dejar de mirar a la pared.

Casi al instante, apareció Dreck que subía con una copa de sangre y al ver el desastre producido casi se le cayó la bandeja pero logró mantenerla en equilibrio y miró a Allegra.

-¿Qué significa esto?

La joven con la estupefacción aún en sus ojos, miró a su amigo.

-La pregunta no es esa… la pregunta exacta es ¿cómo consiguieron entrar aquí? Mira lo que han hecho, ¡me han amenazado!

La joven comenzó a dar vueltas por la habitación procurando no tropezar con nada, con nerviosismo. Ella que no se solía asustar así como así ahora estaba muy asustada porque habían sido capaces de entrar a su habitación que era un lugar muy seguro, o eso creía.

Por primera vez en su vida sintió miedo, algo que no pasó desapercibido para Kyle.

“¿Pasa algo?”

La joven vampiresa que no se lo esperaba pegó un brinco y miró a su alrededor.

“¿Kyle? ¿Eres tú?”

“Claro que soy yo, ¿quién va a ser si no? La imprimación solo se da una vez y con una sola persona”

“Lo siento…”

“¿Tú pidiendo perdón? Algo malo debe pasar porque no me has contestado de mala manera…”

“Imbécil…”

“Esta es mi chica… ¿qué pasa? ¿Tienes miedo de algo que has visto?”

“Bueno, acabo de llegar a la mansión y toda mi habitación está por los suelos y las paredes están llenas de sangre con un mensaje dirigido a mí amenazándome, creo que es para tener miedo, ¿no?”

“¿Qué dice el mensaje?” preguntó el chico.

“Te tenemos en nuestro punto de mira, si haces algo que no debes, tu amigo Dreck sufrirá las consecuencias…”

“¿Dreck? ¿Por qué él?”

“Porque ha sido el que me ha apoyado siempre, desde el primer momento…”

“Umm, ¿aquí pasó algo y yo no me he enterado?”

Allegra abrió la boca sorprendida ante la insinuación de las palabras de Kyle lo que le hizo fruncir el ceño.

“Serás imbécil… además a ti no te importa mi vida anterior a esta cosa de la imprimación…”

“Ya claro… de todas formas voy a ir para allá”

“¿Es que te has vuelto loco? ¿Quieres que descubran lo que nos ha pasado?”

“No puedo dejarte desprotegida”

“Kyle, si me pasara algo, te avisaría de inmediato”

“Mientes… no me vas a avisar”

“¿Qué tengo que hacer para que me creas?”

“Prométemelo”

Hubo unos momentos de silencio en los que Allegra recogió una de sus prendas favoritas hasta que finalmente respondió:

“Te lo prometo”

“Eso espero, hablamos luego”

No hubo respuesta por parte de ella y se dio cuenta de que Dreck había estado hablándole mientras ella conversaba con Kyle.

-Allegra… ¿se puede saber qué te pasa?

-¿Qué?- preguntó ella saliendo de su ensimismamiento.

-Llevo un rato hablando y no has contestado a ninguna de mis preguntas.

-Lo siento, ¿qué decías?

-¿Qué piensas hacer?

-No lo sé, déjame pensar un poco a ver qué se me ocurre.

La joven vampiresa se sentó en un hueco de la cama, pensando.

-¿Ponemos un nuevo sistema de seguridad?

-No creo que sea suficiente… ¡ya lo sé!, Dreck, búscame un apartamento en la ciudad, viviré allí una temporada.

-Entendido, buscaré algo para los dos.

Allegra lo miró.

-No, Dreck, tengo que estar sola, te necesito aquí para que veles por los vampiros que se han unido a los licántropos.

-Pero no puedo dejarte sola, ¿y si el que dejó este mensaje te está siguiendo? Sola eres vulnerable.

-Por eso no te preocupes, podré cuidarme sola, además tendría mi móvil para que me llames y yo a ti en caso de emergencia. De todas formas no quiero separarte de Destiny, ella te necesita más que yo. Recuerda que Logan está cerca y podría volver a hacerle daño.

Dreck miró a Allegra y a pesar de la palidez de su piel y de llevar muerto mucho tiempo, algo de color asomó a sus mejillas lo que hizo sonreír a la joven vampiresa.

-Me sentiré culpable en ambos casos- reconoció él.

-No debes sentirte culpable por mí, de verdad- miró todo el desorden y se levantó para recoger la ropa- vamos a necesitar a alguien para que nos ayude con este desastre.

Dreck asintió y salió a buscar a algunos vampiros de confianza para ayudar a dejar todo en orden. En ese tiempo, Allegra aprovechó para buscar una maleta y meter algo de ropa dentro, así ya la tendría lista para cuando se fuese. Una vez lista, la escondió debajo de la cama. Nadie debía saber lo que iba a hacer, todos debían pensar que iba a seguir allí.

Jaelle llegó a su casa y se dirigió a la cocina donde su padre estaba preparando un té. La tetera silbaba cuando ella le dio un beso en la mejilla.

-Papá, me sorprende verte en la cocina. Cuando te veo aquí es sólo para comer.

-Le estaba preparando un té a tu madre que no se encuentra muy bien.

-¿Qué le pasa?

-Un poco de molestia en el estómago.

-Lleva un par de días así y me tiene un poco preocupada, también le han dado unos mareos bastante raros.

-Está un poco estresada eso es todo.

-Iré a verla entonces.

Arthur asintió y Jaelle se dirigió al salón donde estaba su madre tendida en el sofá. Se arrodilló frente a ella para mirarla. Estaba un poco pálida.

-Mama, ¿qué te pasa?- preguntó la joven.

Libby, que tenía los ojos cerrados, los abrió para ver a su hija.

-No es nada, hija, tu padre me está haciendo un té.

-Debería verte alguien, no es normal que tengas tantos mareos como esos.

-Se me pasarán, puedes estar tranquila.

Lo decía con tanta seguridad que la joven no pudo evitar creerla.

-¿De verdad?

-Sí, deberías descansar un poco, tienes unas ojeras que no son normales en una chica de tu edad.

-Demasiadas preocupaciones para alguien de su edad- dijo Arthur entrando con una humeante taza de té.

-Es su destino.

Jaelle los miró a ambos y vio miradas de complicidad y de afecto puro. Cuando las manos de ambos se unieron alrededor de la taza, su hija pudo notar la química entre ellos.

Se levantó y los dejó solos, no quería interrumpir un momento tan romántico entre ellos y se dirigió a su habitación. Al llegar se tendió en la cama y casi al momento se quedó dormida. Estaba realmente agotada.

Pero el descanso le duró poco ya que una voz en su mente la hizo sobresaltarse.

Una voz totalmente desconocida para ella que nunca había oído antes.

“Jaelle…” la voz sonaba áspera, típica de alguien que quiere hacer el mal.

La chica se incorporó y miró a su alrededor. No había nadie en la habitación a excepción de ella.

“¿Quién está ahí?”

“Es una pena que no pueda estar ahí contigo, me han dicho que eres una joven preciosa”

“¿Quién me habla?”

“Quien soy, no creo que interese en estos momentos… sólo quiero advertirte algunas cosas y si las cumples puede que me olvide de muchas cosas…”

“¿Qué quieres?”

“Deja de intentar darme caza, no lo vas a conseguir… en caso de que sigas con esto, las personas que quieres sufrirán las consecuencias”

“¿Qué piensas hacer?”

“Si te lo dijera ya no sería una sorpresa, por eso te advierto que vigiles tu espalda y la de los tuyos”

La comunicación se cortó y dejó de oír la voz de aquella persona que la amenazó.

¿Quién podía ser y por qué se comunicaba con ella de esa forma?

Sólo los licántropos podían comunicarse mentalmente y las personas imprimadas. Lo que le llevaba a pensar que su enemigo anónimo ya no era tan anónimo. Se trataba de un licántropo.

Esta revelación fue como un mazazo porque se esperaba de todo menos eso.

Apenas logró dormir porque aquello le había quitado el sueño y al día siguiente parecía una zombi que no se sostenía en pie. Debía velar por la seguridad de la gente a la que más quería. Todo se le estaba haciendo cuesta arriba y temía la caída que vendría después si no lograba poner remedio a la situación.

 

17.

Pasaron algunos días y Dreck encontró un apartamento adecuado a las peticiones de Allegra. A pesar de todo, su preocupación por ella aumentaba al saber que se iba a vivir sola después de esa amenaza.

Destiny sintió la preocupación de él y se acercó al joven vampiro.

-¿Por qué siempre te encuentro preocupado por algo?

-Será porque salgo de una preocupación para meterme en otra.

-¿Y de qué se trata esta vez? Si se puede saber claro.

-Se trata de Allegra, la han amenazado y ahora se va a vivir sola a un apartamento. Le dije que me iba con ella pero no quiso.

La vampiresa se sentó junto a él y lo miró mordiéndose el labio inferior.

-¿Te puedo hacer una pregunta?

-Por supuesto, pregunta.

Destiny dudó un poco hasta que finalmente dijo:

-¿Tú sientes algo por Allegra?- la esperanza de una negativa se veía claramente en sus ojos.

-¿A qué viene esa pregunta?- preguntó él sorprendido.

-Bueno… te preocupas demasiado por ella como si sintieras algo muy fuerte, como si estuvieras…- la última palabra se le atascó en la garganta antes de pronunciarla- enamorado.

Dreck se sorprendió aún más y la observó detenidamente.

-¿Enamorado? No, ella es como una hermana para mí, una hermana a la que proteger y cuidar.

La joven se levantó y se puso a dar vueltas por la estancia.

-Cualquiera lo diría, no haces más que hablar de ella y de preocuparte por ella. ¡Todo es ella! No sé qué pensar la verdad. Yo también quiero un poco de tu atención. Necesito tenerte a mi lado- la vampiresa se acercó para mirarlo directamente a los ojos- me gustas, me gustas mucho, más de lo que creía pero no has conseguido ver más allá de lo que le pasa a Allegra. Deseo que me protejas como la proteges a ella, que te preocupes por mí como con ella, no quiero un guardaespaldas que se encargue de mantener lejos a Logan. Mírame, Dreck, mírame como a una mujer, aunque si no te intereso, solo dímelo y te dejaré en paz. Olvidaré todo lo que ha sucedido, no te molestaré con mis cosas. Incluso dejaré que te encargues solo de Allegra, yo puedo protegerme sola de Logan.

El vampiro la miró fijamente, las mejillas de la joven estaban totalmente ruborizadas que le daban un aire muy sensual. El labio inferior le temblaba por las ganas que tenía de llorar y que contenía delante de él, aparentando ser más fuerte de lo que realmente era.

Él se levantó para acercarse a ella pero Destiny retrocedió unos pasos, cuanto antes le dijera él que no le importaba, más pronto se iría ella a lamer sus heridas en la soledad de su habitación.

-Destiny…

-No. Quiero una respuesta.

-No siento nada por Allegra más allá de una enorme amistad de tantos años. Ella me convirtió en vampiro y le debo mucho gracias a ello pero para mí no es más que una amiga y una hermana, ya te lo dije. Te miro, aunque no lo parezca, te miro más de lo que crees. Te observo desde los rincones para saber qué haces y con quién porque siento celos de que otros te vean como te veo yo.

La joven abrió los ojos, sorprendida, ante tal revelación. ¿De verdad la veía desde las sombras?

Dreck volvió a acercarse y esta vez ella no retrocedió. Posó su mano en la mejilla de la chica la cual volvió a mirarlo a los ojos, aún sin poder creer lo que estaba sucediendo.

Cuando quiso reaccionar, los labios de él ya estaban posados en los suyos y sin saber muy bien cómo se abandonó a lo que quisiera hacerle. Deseaba sentirlo, sentir que la tocaba dándole placer mezclado con cariño.

Un cariño que siempre le había faltado y que nadie supo darle. Su vida mortal había sido demasiado dura como para recordarla. Robando para poder llevarse algo a la boca o buscar algún lugar donde cobijarse del frío y la lluvia. Sola. Hasta aquel fatídico día en que el dueño de una de las tiendas donde solía robar la pilló y junto con otros dueños le dieron una brutal paliza hasta dejarla media muerta en un callejón.

Cuando ya creía que su vida no tenía salvación alguna y que no merecía seguir viviendo, una mujer de cabellos castaños se acercó a ella para morderle en el cuello. Metiéndole ponzoña en sus venas, la suficiente como para convertirse en lo que ahora era.

Los brazos de la joven se deslizaron alrededor del cuello del vampiro porque si no lo hacía, probablemente caería derretida al suelo y no podría saborear aquellos deliciosos labios. Por suerte, Dreck la arrastró hasta que la espalda de ella quedó pegada a la pared y no pudo evitar jadear cuando notó un bulto junto a su vientre lo que encendió un fuego en su interior que se iba avivando poco a poco a medida que el beso se hacía más y más profundo.

Lágrimas de felicidad rodaban por sus mejillas. Por primera vez en mucho tiempo se sentía querida por alguien a quien ella quería mucho más de que hubiera llegado a imaginar.

Con Logan era distinto. Cuando estaba con él sentía que tenía que hacer lo que él dijera para complacerle sin ofrecerle una mísera muestra de cariño por su parte para saberse querida, en cambio Dreck todo lo contrario, el polo opuesto a Logan y eso la llenó de satisfacción.

Sin casi darse cuenta, ya se encontraba con la blusa de botones abierta completamente y con las manos del vampiro recorriendo su vientre plano subiendo por sus costillas hasta rozar el sujetador de encaje con los pulgares. Destiny contuvo el aliento tras el roce y abrió los ojos para mirarlo y sonreír levemente.

Con cierta vergüenza, a pesar de la experiencia de los años, posó sus manos en el torso de Dreck y bajarlas lentamente hasta llegar al borde de la camiseta que luego subió lentamente rozando la piel del chico con los nudillos.

Él se dejó hacer e incluso la ayudó a quitarse la camiseta para dejar aquellos pectorales al descubierto, luego él procedió a terminar de quitarle la blusa a la joven para así tener un mejor acceso al cierre del sujetador que no tardó en quitar para dejar aquellos dulces y llenos senos al descubiertos con los pezones inhiestos solo para él.

Dreck volvió a atrapar los labios de la chica, besándola con dulzura por las comisuras, mordiendo suavemente la barbilla y bajar lentamente por el cuello hasta llegar a aquellas dos pequeñas cimas ardientes. Cerró su boca alrededor de uno y ella dejó escapar un gemido mientras apoyaba las manos en la pared, su cuerpo estaba completamente flácido y no respondía a ninguna de sus señales, sólo sentía.

El vampiro le ofreció las mismas atenciones al otro pezón antes de conducirla a la mesa donde antes había estado trabajando, lo apartó todo de un tirón y la tendió sobre esta. La madera estaba fría y al rozar la espalda de Destiny, esta se estremeció. Entonces ella se percató de algo.

-Dreck, aquí no, podría entrar cualquiera…- logró decir entre jadeos e incorporándose un poco.

Él no respondió, simplemente se alejó de ella y cerró la puerta con llave desde dentro para que nadie pudiese entrar y molestarlos. Cuando desde la puerta la vio sentada y semidesnuda, su deseo se incrementó porque era la viva imagen de la inocencia aunque él sabía que poca tenía ya, sobre todo habiendo ella estado con Logan que no era más que un pervertido.

Al pensar en ese tipo junto con ella, la rabia le inundó pero el deseo por lo que tenía ante sus ojos era mucho mayor por lo que se acercó de nuevo a la mesa y besó a Destiny con inmensa dulzura. Ella se dejó hacer y volvió a tenderse sobre la mesa mientras él seguía besándola. Notó como le desabrochaba el cinturón y los pantalones para luego bajarlos lentamente, tocando con sus manos aquellos delicados muslos y sus torneadas piernas.

La joven no podía pensar en nada que no fueran aquellas grandes manos explorando cada rincón de su cuerpo y esos labios que rozaban cada poro de su piel exigiendo más notando ya como se humedecía su entrepierna deseando que él la llenara por completo.

-Eres más hermosa de lo que pensaba- dijo él admirándola mientras se desabrochaba los pantalones y se los bajaba junto con los calzoncillos y liberaba su miembro inhiesto.

Ella se sonrojó, no sólo ante las palabras de Dreck sino también por aquel miembro poderoso. No tuvo tiempo de decir nada más porque él volvió a apoderarse de sus labios mientras que una de sus manos acariciaba aquel pequeño punto entre sus piernas tan sensible al tacto. Volvió a gemir de placer y entonces notó cómo el glande del miembro de Dreck se acercaba peligrosamente a su pequeña abertura húmeda y caliente.

La lengua del vampiro descendió hasta dar con los pezones y se puso a jugar con ellos mientras penetraba dulcemente a la chica la cual se arqueó mientras gemía de placer. Él la acompañó con un gemido más gutural y masculino manteniéndose dentro de ella unos instantes para dejarla recuperarse ante aquella grata invasión.

Luego de esperar un poco, él salió casi completamente arrancándole un gemido de protesta a Destiny que luego se convirtió en uno de satisfacción al volver a notarle dentro. Las acometidas se sucedieron lentamente al principio y poco a poco fueron subiendo en ritmo. Sus respiraciones eran muy superficiales, casi que parecían que se iban a ahogar hasta que llegó el momento deseado, la cúspide del placer por la cual luego cayeron en un profundo orgasmo tan acompasado con el del otro que parecían uno solo.

Dreck cayó sobre ella, respirando con cierta dificultad y procurando no impedirle respirar a la joven que tenía los ojos cerrados mientras se recuperaba de aquella deliciosa experiencia. Con la poca fuerza que le quedaba, lo abrazó con ternura y con amor mientras le daba un beso en el hombro donde tenía una cicatriz en la que no se había fijado antes. Tras unos minutos, él se incorporó para mirarla a los ojos.

-Lo que yo decía, completamente hermosa- dijo sonriendo arrancándole una sonrisa a ella también.

-Tú también has estado muy bien- le dijo Destiny besándolo en los labios para sentarse y buscar su ropa.

-No, no te vistas, quiero verte bien…

-Pero… tienes que ayudar a Allegra…

-No creo que le importe que me quede contigo hoy- dijo mientras buscaba su móvil entre todas las cosas que cayeron de la mesa al suelo. Cuando lo encontró llamó a la vampiresa- Allegra, ¿crees que podrás irte sola? Tengo algunas cosas que hacer- dijo mientras miraba a la joven que aún permanecía sentada en la mesa, completamente desnuda aunque cubriéndose ligeramente con las manos- no te importa ¿verdad? Yo mañana me paso por el apartamento a ver qué tal… de acuerdo… adiós.

Dicho esto, colgó y se acercó a la chica para besarla con avidez y pasión.

-Por lo que veo… te dejó quedarte- dijo ella conteniendo la respiración cuando él le rozó aquel pequeño botón que había entre sus piernas.

-Por eso tenemos que aprovechar… vayamos a mi habitación que estaremos más cómodos.

-No puedo salir así desnuda y tú tampoco…

-Mi habitación es la que está aquí al lado, tengo una puerta que comunica con el despacho…- le dijo él mientras la cogía en brazos para llevarla hasta su habitación.

-Entonces llévame a dónde sea, mientras esté contigo nada más me importa.

Tras decir esto, él entró en la habitación ella y se dejaron llevar por el placer y la pasión del amor que comenzaba a surgir entre ellos. Algo que probablemente sería muy difícil de romper.

Allegra tras la llamada de Dreck, cogió su maleta con las pocas pertenencias que había guardado en ella se dirigió al garaje y observó los coches que tenía ante sí, pensando cuál utilizar para irse a su nuevo apartamento.

Cuando su amigo lo llamó su instinto le dijo que lo mejor era dejarle hacer lo que tuviese que hacer, además que también quería explorar la nueva casa sola y ver si podía valerse por sí misma.

Se subió en el primero de los coches. Un coche más deportivo que el todoterreno que suele utilizar. Lo puso en marcha y se fue hasta el lugar donde estaba su nuevo hogar. Al llegar, se bajó del coche para observar bien la casa.

Era un pequeño apartamento de dos pisos pero adecuado para vivir una persona sola. Las paredes eran de color blanco con ventanas y puerta de madera oscura. Si no recordaba mal, la casa estaba completamente amueblada gracias a las productivas compras de su amigo que se había encargado de todo.

Sin esperar más tiempo entró en la casa con las llaves que le habían dado y el interior era simplemente perfecto. Nada estaba fuera de lugar en aquella casa, los muebles eran los adecuados para decorarla. Se dirigió a la cocina que estaba a la derecha y al igual que el pasillo todo estaba bien decorado y limpio. Abrió la nevera y vio que tenía varias reservas de sangre y de comida.

Sonrió y agradeció una y mil veces a Dreck por haberse ocupado de todo.

Recorrió el resto de la casa que se componía de un salón, una cocina y un trastero junto al garaje en el piso de abajo y un baño con dos habitaciones pero una de ellas había sido decorada como un estudio con un escritorio y varias estanterías de libros.

“Te noto muy contenta…” oyó la voz de Kyle en su mente.

“Lo estoy, ¿acaso es algo malo?”

“Tengo entendido que los vampiros no suelen estar contentos… más bien siempre son ariscos”

“Chucho, ¿por qué no dejas de meterte con los de mi especie?”

“Pues deja de llamarme chucho”

“Hacía mucho tiempo que no te lo decía… no puedes andar exigiendo”

“De acuerdo, olvidemos el tema… ahora en serio, ¿por qué estás tan contenta?”

“Porque tengo amigos que no me los merezco…”

“¿Me incluyo entre ellos?” preguntó burlón.

“No, me refiero a Dreck…”

Hubo unos momentos de silencio donde ella pudo notar algo parecido a los celos en el joven lo que hizo sonreír a la vampiresa.

“Dreck, Dreck, Dreck… ¿no tienes otro nombre qué decir?

“Que yo sepa, él es mi único amigo”

“Y se puede saber qué hizo para que le tengas tanta estima, para ver qué debo hacer yo”

Esto sorprendió a la chica.

“¿Es que quieres parecerte a Dreck?” preguntó sorprendida.

“Sólo quiero que me hagas más caso, joder, eres mi imprimada y no lo parece”

Allegra enarcó una ceja sentándose en el sillón de la sala.

“¿Esto es algún tipo de declaración?”

“Ya me cuesta bastante reconocerlo así que no te cachondees de mí” dijo él con cierto enfado.

“Lo siento pero sabes tan bien como yo que esto no es nada normal, un lobo y una vampiresa juntos…”

“Claro que lo sé pero en la imprimación no manda nadie, es la ley de la naturaleza de los licántropos”

“Esto es mejor hablarlo cara a cara, después de tanto tiempo no me acostumbro a hablar mentalmente, ven a mi apartamento”

“No quiero molestar si estás con Dreck” dijo con retintín.

Allegra suspiró ruidosamente.

“Estoy sola, Dreck tenía cosas que hacer y probablemente sea con su chica, Destiny”

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