Twister

Twister


Twister

Página 3 de 11

T

W

I

S

T

E

R

Imagen difusa: exterior rural en Oklahoma.

Día tormentoso

Primer plano de hierbas altas batidas por el viento.

Una niña de diez años cruza corriendo por la hierba hacia nosotros. El viento le azota el vestido y el cabello.

NIÑA: ¡Mamá! ¡Mamá!

Pasa ante nosotros y continúa hacia la granja. Detrás de ella, el cielo aparece negro y amenazador. El viento ruge con fuerza y los árboles se doblan, oponiendo débil resistencia ante semejante fuerza.

Cerca de la casa

El padre de la niña está junto a la puerta abierta del sótano, donde se resguardan durante las tormentas y hace señas a su hija mientras ésta sigue corriendo. Arrecia el viento.

PADRE: ¡Vamos!

Desciende presuroso al sótano y deja a la niña con la madre, que ya está abajo. Preocupado, mira por última vez la tormenta que se avecina, y cierra las puertas haciendo un gran esfuerzo para vencer el ímpetu del viento.

Plano de las puertas

Las puertas tiemblan con un estruendo creciente a medida que la mano invisible del viento trata de arrancarlas con mayor tenacidad.

Desplazamiento lateral de la imagen desde las puertas. La cámara pasa ante las ventanas, que vibran y finalmente explotan, y llega hasta la esquina de la casa. La vivienda se retuerce desde los cimientos, al ser girada en remolino, como si de una mera tapa de rosca se tratase. Luego, arrancada de la tierra, se eleva y vemos la extensión de la cimentación. La intensidad del viento aumenta, de forma que el sonido es ensordecedor, y, de repente, la casa desaparece. La negrura lo envuelve todo.

Un informe de noticias en la televisión

Imagen de un vídeo casero que muestra una visión más distante de la casa que, según acabamos de ver, ha sido alcanzada y arrastrada por un tornado.

PRESENTADOR: Esta escena ocurrió hace apenas unos minutos, cuando se desencadeno un tornado cerca de Lancaster. Estamos en la temporada alta de estos fenómenos naturales, por esta razón Oklahoma es conocida como el Callejón de los Tornados.

En la sala de noticias

Detrás del presentador hay un mapa de Oklahoma, donde aparecen señalados los frentes tormentosos.

PRESENTADOR: Según el Servicio Nacional de Meteorología, esta es la tormenta más violenta que se ha producido desde 1992. Por esta razón y varios equipos de investigadores de esta clase de fenómenos han llegado al lugar, procedentes de todo el país Se esperan muchos más tornados en las próximas veinticuatro horas.

Mientras el presentado habla aparecen unas letras blancas que se deslizan por la parte interior de la pantalla: «ALERTA, SE ESPERAN TORNADOS EN LOS CONDADOS DE…»

Exterior. Campo de Oklahoma.

Día tormentoso

Un cielo negro amenazador se cierne sobre los llanos campos verdes, donde hay una solitaria granja encalada en cuyas paredes reverberan los relámpagos. Un coche pasa por delante.

Exterior visto desde el interior de un coche por el parabrisas

Gruesas gotas de agua salpican el parabrisas. La carretera se extiende ante el vehículo.

Interior del coche

Bill Harding, de treinta y cinco años, con aspecto de vaquero curtido, vestido con tejanos y una camisa de trabajo, conduce concentrado en la carretera.

Junto a él, Melissa Huntley, de treinta años, bonita y elegante. Viste pantalones hechos a medida y una camisa blanca. Mira por la ventanilla.

MELISSA

(preocupada): ¿Crees que llegaremos a tiempo?

BILL: Sí, Almont está a ciento cincuenta kilómetros al norte. No te preocupes, estaremos en Phoenix al anochecer.

MELISSA

(lo besa): Estoy impaciente por llegar.

Él trata de prolongar ese instante besándola a su vez.

MELISSA

(con expresión feliz): Está ocurriendo finalmente…

BILL: Sí. Sólo hay un problema…

MELISSA: ¿Quieres volver a hablar de eso?

BILL: Quizá sea mejor que lo hagamos.

MELISSA: Está bien. Cuando la veas, le dirás…

BILL

(con calma, recitando): Jo, me alegra verte de nuevo. Estoy seguro de que sabes por qué estoy hoy aquí. La verdad es que ya es hora de reconocer…

MELISSA: De que ambos reconozcamos…

BILL

(continúa el recitado): Sí, vale…, ya es hora de que reconozcamos que nuestro matrimonio ha terminado. Ahora los dos necesitamos seguir con nuestra vida, cada uno por su lado.

MELISSA: Bien, bien.

(Incitándole a seguir.) Y…

BILL: Yo quiero que firmes estas cláusulas y renuncias para el divorcio, Jo.

MELISSA: Y tienes la pluma preparada…

Bill saca una pluma y la sostiene como un cuchillo.

BILL: ¡Está preparada!

MELISSA: Y sin enfados…

BILL: Sin enfados.

MELISSA: Bien. ¿Quieres volver a repasarlo?

BILL

(con expresión de perro boxer): No. Ya sé lo que debo decir. Estoy preparado. Lo estoy. Me siento bien.

Exterior. Vista de la carretera

Las gotas de agua golpetean el parabrisas. La carretera se extiende recta. La ciudad ha quedado atrás. Campo abierto. Se oyen truenos. Bill observa el cielo.

BILL: Se está formando una torre con una bonita base. Estará por aquí cerca, en alguna parte…

Mientras conduce, mira atentamente por la ventanilla.

BILL: ¡Ahí!

En la distancia

La imagen recorre los campos hasta alcanzar a un equipo de cazadores de tormentas: cuatro vehículos polvorientos, aparcados desordenadamente al borde de un camino.

Coche de Bill

Gira por el camino para dirigirse hacia ellos.

Junto a los vehículos aparcados

Bill frena, y antes de descender coge una carpeta con una cinta negra.

MELISSA: Déjame acompañarte.

BILL: No, cariño. Esto es algo que debo hacer yo solo.

MELISSA: Lo harás muy bien. Estoy segura.

Ella le besa apasionadamente, y el tiempo se detiene por un instante. Cuando se separan, Bill la mira a los ojos.

BILL: Gracias.

Sale del coche, cierra la puerta y se dirige con paso tranquilo hacia los viejos y destartalados vehículos aparcados.

El equipo de cazadores de tormentas

Son jóvenes estudiantes, de unos veinte años, vestidos con pantalones cortos y camisetas. Su equipo, al igual que sus vehículos, no es desde luego nuevo. Timmy está bajo una camioneta tratando de arreglar la suspensión. Dusty, dentro de otro camión, está recogiendo un fax de una ruidosa máquina portátil arreglada con cinta adhesiva. Rick, con un donut en la boca, endereza una antena giratoria en lo alto de uno de los coches; por un lado cae una maraña de cables. Todos levantan la mirada y sonríen al ver a Bill.

RICK: ¡Hola, Bill!

BILL: ¡Hola, Ricky!

Dusty se acerca a él y camina a su lado.

BILL: ¿Qué tal, Dusty? ¿Cómo va ese viejo fax?

DUSTY: No sé cómo funciona aún.

(Ve la carpeta con la cinta.) ¿Se trata de una visita oficial?

BILL: Sólo quiero atar algunos cabos sueltos…

DUSTY: Jo no tiene un buen día hoy.

BILL: Siento oír eso.

Dusty se queda atrás mientras Bill sigue caminando. Timmy sale de debajo de la camioneta y se limpia las manos manchadas de grasa con un trapo.

TIMMY (traga con nerviosismo): Oooh, muchacho…

Jo Wilder

Está inclinada buscando algo en el maletero de un coche. Lleva unos sucios pantalones cortos de color caqui y una camiseta rota y desteñida. Grita a Larry, su nervioso ayudante, mientras saca una antigua cámara de vídeo VHS y un abultado bastidor impermeable, ahora abierto, delante del cual hay una alidada y una plancheta.

JO: ¡Idiotas!… Hay hierba en la montura del autoenfoque. Por eso está atascado. Maldita sea, Larry, ¿no te dije ayer que la limpiaras?

Bill llega junto a ellos. Larry intenta decírselo a Jo, que está de espaldas.

LARRY: Lo siento, Jo, pero…

Ella vuelca el bastidor y sacude la hierba.

JO: ¿Lo sientes? ¿Y de qué me sirve que lo sientas? Has estropeado el lector, has echado a perder la fotogrametría, las velocidades de partículas no valen un pimiento, no se pueden leer los vectores, los puntos sigma-K no son tridimensionales. ¡Es como si estuviéramos aquí con una maldita y anticuada Brownie! Vamos, cierra bien esto. No quiero perderme el siguiente tornado por algo tan estúpido.

Cierra de golpe el maletero del coche, todavía furiosa, y entonces advierte la expresión nerviosa de Larry.

JO

(enfadada): ¿Qué pasa ahora?

LARRY: Bill.

Ella se vuelve hacia atrás. Jo tiene la cara manchada de grasa y el cabello alborotado; pero a pesar de su aspecto poco femenino, es una atractiva mujer de treinta y cinco años. Mira a Bill como si tuviera ganas de golpearle, y Larry retrocede. De repente, y ante la extrañeza de ambos, Jo sonríe, aparentemente, complacida.

JO: ¡Bill! ¡Qué sorpresa!…

(Como si buscara las palabras.) Bienvenido de nuevo.

BILL

(controlado, rígido): Hola, Jo. Me alegro de verte.

JO

(observa su actitud): Yo también me alegro de verte, Bill.

Larry permanece inmóvil, con una sonrisa forzada. En este momento de tensión, el enfoque se aparta de Jo y se centra en el ayudante.

LARRY: Hola, Bill.

BILL: ¿Qué tal, Larry? ¿Cómo te van las cosas?

LARRY: Bastante bien. Hoy tenemos un gran frente tormentoso.

BILL: Sí, eso parece.

JO

(se tira de la camiseta, mientras habla, tratando de arreglarse un poco): ¡El mayor en cuarenta años! Presenta contornos extensos, buenos salientes, un limpio arco ascendente… ¡Bien! Me alegro de que se te haya pasado el enfado y hayas decidido regresar.

BILL: ¿Enfado?

JO: ¿Cómo lo llamarías tú?

BILL

(trata de dominarse): Jo, sabes muy bien por qué estoy aquí hoy. He venido porque…

JO

(señala la carpeta): ¿Qué es eso? ¿Se ha muerto alguien?

BILL

(recitando): He venido porque ya es hora de que ambos reconozcamos que nuestro matrimonio ha terminado…

JO: Sí, lo echamos todo a perder. Lo sé.

BILL: Y los dos necesitamos seguir con nuestra vida, cada uno por su lado…

JO: Sí, tienes razón.

BILL: Estoy seguro de que estarás de acuerdo conmigo.

JO

(extrañada ante su rigidez): Lo estoy…

BILL

(abre la carpeta): Bien. Sólo necesito que firmes estas cláusulas y renuncias, y el divorcio será definitivo.

Jo se separa con cierta brusquedad, y vuelve a concentrarse de nuevo en su equipo. Rodea el coche.

JO: Ya he firmado eso.

BILL

(la sigue): No, no lo has hecho.

JO: Bueno, sé que firmé unos papeles.

BILL: Pues no era éstos.

JO: Entonces ¿qué fue lo que firmé?

BILL

(frustrado): ¡No lo sé!

JO: Bill, ¿es necesario que arreglemos esto ahora?

BILL: Sí, es necesario.

JO: ¿Ahora que tenemos tan cerca a un verdadero monstruo, y aún nos quedan tantas cosas por hacer antes de que llegue? De hecho, podrías…

BILL: No voy a quedarme.

JO

(incrédula): Bill, ¡ésta es la que hemos estado esperando! La mayor tormenta desde el cuarenta y nueve, y…

BILL: Jo…

JO

(bromeando): ¿A qué se deben tantas prisas? ¿Te vas a casar o algo así?

BILL: Sí, voy a casarme.

Jo no puede disimular su asombro.

JO: Vaya… ¿Y cuándo será el acontecimiento?

BILL: La semana que viene.

JO: Está bien…

Se vuelve hacia el coche para ocultarle sus sentimientos. Está llegando un mensaje al fax portátil situado en el techo del vehículo. El aparato parece tan viejo y usado como el resto del equipo. Está imprimiendo una imagen de la gran tormenta que se avecina.

JO: Entonces, supongo que realmente necesitas que firme esos papeles…

BILL: Sí, así es.

Primer plano de Jo, pensativa, mirando el fax.

Primer plano del fax. Se ve impresa la imagen de la tormenta en el papel que se dobla a medida que sale del aparato.

Jo se vuelve hacia Bill.

JO: Está bien. Dame, los firmaré, Bill.

BILL

(extrañado): ¿Lo harás?

JO: Desde luego. ¿Acaso creías que me interpondría en tu camino? ¿Con quién te casas?

(Mira a lo lejos.) ¿Es ella?

BILL: Sí.

JO: Me gustaría conocerla. ¿A qué se dedica?

BILL: Es psicóloga.

JO: ¡Bien! Me alegro de que por fin te hayas decidido a buscar ayuda profesional.

Jo echa a andar hacia el coche junto al que está esperando Melissa. Bill la sigue.

JO: No tiene aspecto de curalocos. ¿Cómo se llama?

BILL: Melissa.

Cuando llegan junto al vehículo, Jo tiende las manos, y estrecha vigorosamente la de Melissa.

JO: Melissa… Me alegro de conocerte. Soy Jo.

MELISSA

(actitud agradable pero recelosa): Hola…

JO: Felicidades por vuestro matrimonio. Estoy segura de que seréis muy felices.

MELISSA: Gracias…

BILL: Jo…, ¿vas a firmar los papeles?

JO: Desde luego. ¿Tienes una pluma?

Bill le ofrece la pluma, pero la acerca tanto a la cara de Jo que ella se ve obligada a retroceder. Coge la carpeta con los documentos de divorcio, la coloca sobre el techo del coche y se dispone a firmar. En los papeles se aprecian numerosas cruces rojas a pie de página.

BILL: Donde están las cruces…

JO: Hay muchas… Está bien.

Mientras firma, no deja de mirar a Melissa. Las dos mujeres, recelosas, se estudian sin dejar de sonreír.

JO: Si quieres que te diga la verdad, me alegro de que esto ocurra. Es un alivio saber que todo ha terminado…

(Sigue firmando.) ¿Aquí también?

BILL: Sólo las iniciales.

Jo continúa firmando una página tras otra. Bill y Melissa intercambian miradas… ¡Está saliendo bien!

JO

(sigue firmando): Siento mucho que hayas tenido que desviarte para esto… ¿A dónde os dirigís?

MELISSA: A Phoenix.

JO: ¿Y qué os lleva a Phoenix?

MELISSA: Pensamos instalarnos allí.

Jo casi ha terminado de firmar los documentos, y cuando llega a la última página, se detiene.

JO: Me encantaría conocer todos vuestros planes.

Mantiene la pluma en el aire sobre la última página, sin firmar. Bill y Melissa contienen la respiración.

MELISSA: Bueno…, lo entiendo, pero resulta que…

JO

(súbitamente): ¡Estupendo! ¡Hablemos de ello mientras almorzamos!

(Cierra la carpeta con los documentos.) Ya terminaré luego con lo de las firmas.

Bill y Melissa se miran. No tienen otra alternativa.

Interior. Salón de Cattleman’s. Día

Es un local destartalado, pero el mejor para comer en Winslow, Oklahoma. Fuera, por la ventana, se ven las nubes oscuras de tormenta.

Están sentados a la mesa tomando café. Jo apoya el codo sobre los documentos, aun sin acabar de firmar.

MELISSA: Vamos a Phoenix, porque Bill va a trabajar allí, en una emisora de televisión.

JO

(impresionada): En la televisión.

MELISSA: Si, de presentador empezará la semana que viene.

JO

(mira a Bill): ¿Y en qué clase de programa?

BILL: Trabajaré como…

MELISSA: Se encargara del parte meteorológico.

JO

(con sinceridad): ¡El hombre del tiempo de Phoenix! Estupendo Un trabajo fijo…

MELISSA: Bueno, Bill ha estado tantos años enseñando meteorología en la universidad, que pensamos que este trabajo en la televisión sería una excelente salida profesional.

JO: Creo que es ideal para Bill ¿Y qué harás tú, Melissa?

MELISSA: Tengo mi propio gabinete Atiendo principalmente a personas con dificultades para tener hijos, y que precisan ayuda psicológica.

JO

(mirando a Bill): Muy interesante.

MELISSA: Si, lo es Lamentaría tener que dejarlo, pero… Bill y yo tenemos intención de tener hijos cuanto antes.

JO: ¡Maravilloso! Me alegro de que le vayas a dar todas las cosas que yo nunca pude…

Mientras habla, abre los documentos y busca la última página.

MELISSA: Gracias. Aprecio tu forma de llevar este asunto.

JO: Bueno, creo que ya va siendo hora de que todos empecemos a movernos.

(Toma la pluma.) Lo pasado, pasado está.

(Antes de firmar.) Aunque lamento de veras que Bill se marche precisamente en el momento en que esta investigación va a dar buenos resultados.

BILL: Es algo que no me importa en absoluto.

JO

(a Melissa): Cada año se producen seiscientos tornados, que dejan devastada la zona por donde pasan. La mayoría se desencadenan aquí, en el cinturón agrícola. Yo crecí en este lugar, y te puedo asegurar que… cuando ves destruida una granja, y a una pobre familia que lo ha perdido todo…

BILL: Jo, no sigas por ahí.

MELISSA: Pero la gente es advertida antes de que suceda el desastre, ¿no es así?

JO: Sí, pero eso sucede poco antes de que se produzca el tornado. Las tormentas como la que se avecina son muy violentas… ese frente

(señala hacia la ventana) abarca doscientos cincuenta mil kilómetros cuadrados. Hoy se producirán varios tornados, pero nadie sabe dónde, porque aún no se ha podido explicar por qué un tornado desciende sobre un lugar determinado.

(Enfáticamente.) Nunca lograremos comprender la estructura interna de un tornado, a menos que nos metamos dentro de él.

MELISSA: ¿Quieres meterte en un tornado?

JO: Quiero colocar en la trayectoria del tornado un equipo con instrumentos especiales. Fue una idea de Bill…, situar el instrumental preciso justo en el vórtice.

Exterior del restaurante. Junto al camión de Jo

Bajo una lona, en la parte trasera del camión, hay tres equipos de instrumentos blancos. Tienen el tamaño de cubos de basura, y están llenos de cuadrantes luminosos y antenas. Pero por su aspecto no parece tratarse de instrumental demasiado sofisticado.

JO: Bill empleó cinco años de su vida en esto…

Él inspecciona los equipos, baja uno del camión y lo coloca en el suelo.

JO: El propósito es situarlos en medio de la trayectoria del tornado, a fin de que éste los absorba por el embudo, donde se abrirán y liberarán cientos de pequeños transmisores…

Bill ha levantado la tapa de la caja, y vemos que está llena de bolas de plástico multicolores, cada una de las cuales contiene aparatos electrónicos.

JO: que efectuarán mediciones simultáneas de todas las partes del tornado.

BILL: ¿Has conseguido fijar la transmisión simultánea por vanos canales?

JO: Espectro de amplia frecuencia. Y nuevos sensores laterales y estáticos.

BILL

(impresionado): Bastante bueno…

Melissa observa el interés de Bill.

JO

(a Melissa): Colocando uno de estos instrumentos en la ruta del tornado, conseguiremos un perfil completo del vórtice. Algo que no se ha logrado hasta ahora… Con ello podremos predecir dónde una nube dejará caer un tornado. La señal de alerta se ampliará de cinco a quince minutos. De esta forma podrán salvarse cientos de vidas.

MELISSA: Pero ¿cómo pensáis meter el equipo dentro de un tornado?

BILL: Ese es el problema. Nadie ha conseguido hacerlo. Howie Bluestein lo intentó durante años.

JO

(significativamente): Y Jonas ha estado cerca de conseguirlo.

BILL

(despreciativo): Jonas.

MELISSA: ¿Quién es Jonas?

JO: Bill y yo trabajábamos para un tipo llamado Jonas Miller. Hasta que él se marchó y…

BILL: Olvídalo, Jo.

JO: No, esto es importante…

BILL: Ya no lo es.

MELISSA: ¿Jonas tiene un equipo como éste?

JO: Sí, pero nunca ha logrado su propósito, porque se necesitan condiciones meteorológicas perfectas…, y hoy las tenemos

(señala hacia el cielo). El mayor y más extenso frente tormentoso en medio siglo. De índice elevado menos cinco…, dejará caer grandes vórtices en esta zona. F cuatros, e incluso es posible que algún F cinco. Nadie que se ha acercado a un F cinco…, ha logrado vivir para contarlo.

MELISSA: ¿F cinco?

JO: Escala de Fujita, de cero a cinco. Bill sólo ha conseguido ver un F tres.

Él sigue examinando el equipo. Sin levantar la mirada:

BILL: Cuatro.

JO: Tres.

BILL: El de Ambrose fue un F cuatro.

JO: Y estuviste muy cerca.

BILL: Condenadamente cerca.

(Recordando.) Estuve a unos cien metros de los laterales, tan cerca que podía…

Entonces advierte su entusiasmo, y se interrumpe.

JO: Nunca he conocido a nadie que pueda predecir con más exactitud el recorrido de un tornado. Bill tiene un instinto especial para saber lo que van a hacer.

Él vuelve a colocar el equipo de instrumentos en el camión.

BILL: Firma esos papeles, Jo.

JO

(renuncia, con un gran suspiro): Está bien. Os llevaré de vuelta a vuestro coche, para que podáis seguir vuestro camino.

BILL: ¿Y firmarás los papeles?

JO: Claro. Vamos.

Suben al camión de Jo.

Exterior. Conduciendo por la carretera.

Día tormentoso

Los tres juntos en la cabina. Silencio incómodo. Crujidos en la radio. Diversos informes hablan de la tormenta y de dónde estallará la cabeza. Empieza a llover. Relámpagos. Mientras conduce, Jo levanta la mirada hacia el cielo, y Bill hace lo mismo, pero al advertir que ella ha notado su interés, se retrepa en el asiento y finge indiferencia.

Melissa lo observa todo sin hacer comentarios.

Jo mira hacia la cuneta como si buscara algo, y al ver un fragmento de verja oxidada, sonríe. Gira suavemente el volante y dirige el vehículo hacia el trozo de hierro.

Se produce un

¡bang!, y el camión se tambalea. Jo se detiene al lado de la carretera.

Exterior, En la cuneta. Lluvia ligera

Descienden para ver qué ha ocurrido.

JO: ¡Maldita sea! Bill mira debajo del camión.

BILL: ¿Dónde está la rueda de recambio? No hay rueda.

Bill mira hacia arriba en un gesto de impaciencia. Jo lo ignora y se dirige a la cabina para llamar por radio. Una pausa…, luego mira por encima del hombro y gira el botón para cambiar de frecuencia; en el tablero hay un letrero que indica: «Rastreo.»

JO

Ir a la siguiente página

Report Page