Tocar el cielo

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Tocar el cielo

2022-02-16 18:33:55 / web.radiorebelde@icrt.cu / Teresa Valenzuela García


Fotos: Tomadas de Internet

El hombre con pretensiones mira hacia arriba como si quisiera alcanzar el cielo con sus manos. Así pasa con aquellos que desde hace años construyen altos edificios en las modernas ciudades en el mundo. Parece sencillo el asunto, pero no lo es, ya que alrededor del ambicioso propósito se mueven grandes complejidades.

La decisión de aportar hazañas arquitectónicas, asombran más allá de la contemporaneidad.

Ahora bien, se entenderá por edificios altos aquellos que cuentan con más de 15 pisos y que estén destinados para uso corporativo. La razón de su construcción suele ser el máximo aprovechamiento económico del suelo. Sin embargo, falta decir que en el caso de los grandes rascacielos, la motivación económica suele ser en realidad inexistente, pues el exceso de altura conlleva gastos todavía mayores.

En esos casos el motivo es puramente publicitario, ya que estos grandes edificios, en especial si logran la etiqueta de -edificio más alto- adquieren mayor relevancia, y dotan de una imagen de poder y pujanza económica a sus propietarios- señalan los especialistas-.

Por ello se afirma que: suelen encontrarse múltiples rascacielos agrupados en las zonas comerciales o residenciales de colosales ciudades, donde el valor del suelo es elevado.

Las etapas que constituyen el diseño y la proyección de una obra cada día se encuentran más interrelacionadas. En general, se enumeran diversos tipos de edificios: residenciales, culturales y docentes, industriales y comerciales religiosos, sanitarios y sociales, administración pública, recreativos, y otros como aeropuertos, estaciones de tren y de autobuses.

El elemento principal que permitió el desarrollo de los rascacielos fue el ascensor, si bien otros avances técnicos posibilitaron el progresivo aumento de altura. Entre estos destacan el acero, el hormigón armado, el vidrio, y la bomba hidráulica. Antes del siglo XIX los edificios de más de seis plantas eran raros, ya que su excesiva altura los hacía poco prácticos. Además, los materiales y técnicas necesarios para construir un rascacielos son notablemente diferentes de los empleados en edificios convencionales.

El primer edificio considerado como rascacielos fue el Home Insurance Building, diseñado por el estadounidense William Le Baron Jenney. Fue construido entre 1884 y 1885 en Chicago y constaba de diez plantas. No obstante, hoy en día su altura no resulta impresionante y de hecho, si fuera construido en la actualidad no sería considerado rascacielos. Otro posible candidato a primer rascacielos sería el World Building, de 20 plantas y construido en Nueva York en 1890. Sin embargo, para los estándares modernos, el primer rascacielos auténtico sería el Park Row Building de Nueva York, con 30 plantas, construido en 1899.

Está claro que el entendimiento, la alta especialización y profesionalidad de los participantes y la experiencia acumulada durante años resultan imprescindibles para desarrollar la construcción de los edificios más altos en el mundo

La importancia de los cimientos es imprescindible, de eso nadie duda. Ese es el caso de Londres. El espectacular Shard, de 95 pisos y 18.000 toneladas, está construido sobre la suave arcilla londinense. Así que para poder erigirlo se tuvo que cavar mucho antes de empezar a ponerlos.

Para levantar el Burj Khalifa, en Dubai, tuvieron que buscarle una solución al agua salada que corría bajo la superficie. El edificio descansa sobre una enorme placa de cemento, sustentada por cientos de columnas del mismo material. Estas columnas llegan a 53 metros de profundidad, donde está la arena dura. Son cimientos muy profundos, en comparación con los de los rascacielos de Nueva York, que llegan hasta los 16 metros bajo la superficie.

Los especialistas afirman que para levantar el Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo, en Dubái, tuvieron que buscarle una solución al agua salada que corría bajo la superficie, entre la arena y las rocas. La encontraron, y hoy mantiene ese rango. Era un agua hasta ocho veces más salada que la del mar y, por lo tanto, extremadamente corrosiva. Así que los ingenieros tuvieron que utilizar un tipo especial de cemento, totalmente impermeable.

También se valieron de un proceso llamado protección catódica: le añadieron otro metal al cemento para proteger el acero del deterioro. Así, si el agua permeaba el cemento, entonces se encontraría con el otro metal antes de llegar al acero-el que soporta el peso del edificio.

Otro reto que enfrentan los edificios altos es la lucha contra el viento. Cuando sopla fuerte amenaza con tumbarlo. Y es que puede hacer que los cimientos se desplacen. Cuanto más amplia sea la base de los cimientos, más difícil será que esto pase. Las vigas exteriores permiten que los edificios tengan formas curiosas, como el Gherkin de Londres.

Otra forma de resistir el viento fuerte es con un núcleo sólido, hecho con paredes de cemento a modo de columna vertebral. Si eso no es suficiente se pueden colocar columnas rígidas y vigas en el exterior. Esto además permite diseños extravagantes, como el del Gherkin de Londres, un rascacielos en forma de pepino diseñado por el arquitecto británico Norman Foster. Las torres más altas suelen combinar ambas técnicas.

¿Sabes dónde se encuentran los edificios más altos del mundo?: Diez superan los 500 metros -¡medio kilómetro de altura!. Nueve de ellos están ubicados bajo cielos asiáticos y solo uno está en Nueva York, una ciudad que cuenta con históricos rascacielos que en sus días maravillaron al mundo.

Entre estos sobresalen la Torre Jalifa (Dubái), que acaba de cumplir diez años -fue inaugurada en 2010-, pero hasta el momento ninguna otra construcción ha conseguido superarla, conocida como Burj Khalifa, que con nada más y nada menos que 828 metros de altura y 163 plantas se ha convertido en el gran icono de Dubái.

Su construcción, en la que se habrían invertido 1.500 millones de dólares -unos 1.335 millones de euros- desbancó al Olimpo de los rascacielos a la torre Taipei, que ha quedado relegada a la décima posición.

La segunda construcción más alta del planeta es conocida con el nombre de su ciudad, se eleva 632 metros -casi 200 menos que el gigante Dubaití- y cuenta con 137 pisos. Está formada por nueve edificios cilíndricos apilados unos sobre otros, recubiertos por una fachada exterior de cristal que se retuerce sobre sí misma.

Las vistas desde el mirador acristalado de la torre de Shanghai, ubicado en el piso 118, son asombrosos. Subir es una experiencia inolvidable, ya que consigue superar 546 metros en menos de un minuto gracias a sus ascensores de alta velocidad.

El Abraj Al-Bait, con sus 601 metros y 120 plantas, no solo es el tercer edificio más alto del mundo, sino que es considerado el más grande de todo el planeta, con alrededor de 1.580. 000 metros cuadrados. Construido en el centro de La Meca, la ciudad sagrada de los musulmanes, cuenta con un espacio destinado al rezo con una capacidad de cuatro mil personas. Además de la superficie destinada a la práctica religiosa, la torre más alta, que está coronada por un gigantesco reloj, alberga un hotel de cinco estrellas, apartamentos de lujo y centros comerciales que reciben a los centenares de miles de peregrinos que cada año viajan a esta ciudad situada al oeste de Arabia Saudí.

El diseño de la Lotte World Tower es realmente original. Y es que el rascacielos más alto de Seúl es una torre de 554,5 metros y 123 plantas que combina la estética moderna con motivos de cerámica, porcelana y caligrafía coreanas Dispone de paneles solares, turbinas eólicas y sistemas de recolección de aguas.

Taipei es sin duda alguna, el rascacielos más emblemático de Taiwán, con 508 metros de altura y 101 plantas -además de otras cinco enterradas bajo tierra-, y posiblemente a más de un lector le resulte familiar, ya que su imagen envuelta en chispas de colores da la vuelta al mundo cada 31 de diciembre.

Sobre las ruinas de las antiguas Torres Gemelas -en la zona cero-, la One World Trade Center, es la torre principal del actual complejo, en el Lower Manhattan. Fue inaugurado el 3 de noviembre de 2014 y con 541 metros y 104 plantas, se erige como el rascacielos más alto no solo de Nueva York, sino del hemisferio occidental. Su observatorio situado entre las plantas 100 y 102 ofrece vistas incomparables de la Gran Manzana y del resto de la ciudad. Se accede a él a través de un rapidísimo ascensor cuyo viaje tarda solo 47 segundos.

La historia de la humanidad está llena de proezas, y el desarrollo de la arquitectura no escapa a ello; trascendiendo el tiempo devienen símbolos de grandes culturas.

En video, el Burj Khalifa:

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