Renata

Renata


Inicio

Página 1 de 3

 

CAPITULO I                                                          

 

 

¡Qué agobio! Son las doce de la mañana. Estaba metida en un atasco en mi cupé rojo. El calor era para morirse. No me funcionaba el aire acondicionado. Con las ventanillas bajadas no corría ni gota de aire.

 

¡Qué fastidio. Voy a llegar tarde a mi primer día de trabajo. Con este tráfico infernal me darán las dos de la tarde!

 

Estoy sudando la gota gorda. Menos mal que no me he puesto maquillaje, con las prisas no he tenido ni tiempo. Desgraciadamente la blusa rosa fucsia la llevo pegada al cuerpo y eso que es de manga corta.

 

Mi falda blanca parece un acordeón. ¡No sé cómo me molesté en plancharla!

 

El pelo gracias a Dios lo llevo recogido en dos trenzas y no me molesta en la cara.

 

Necesitaría una ducha para volver a estar presentable.

 

No tengo tiempo ni de parar a tomarme un refresco.

 

¡Qué nerviosa estoy! Espero que mis compañeros del Cuerpo de Policía sean buenas personas.

 

Tengo que tranquilizarme, inspira y expira. ¿Qué es lo peor que me puede pasar entre mis compañeros: que pague una sanción o una novatada?

 

Estoy acostumbrada a llamar la atención. Cuando me vean surgirá alguna bromita machista o racista.

 

Se quedarán de piedra cuando sepan que soy la nueva detective de homicidios.

 

Mis rasgos físicos son exóticos tengo una mezcla particular: mi padre es el típico americano rubio con ojos azules y mi  madre es una hermosa mujer Comanche.

 

 

Yo he nacido con los genes de ambos. Tengo el pelo muy negro y largo, lo suelo llevar trenzado. Mi piel es tostada. Mis ojos son azules como el cielo. Mi nariz es recta. Son mis labios gruesos y rojos. Y mis dientes son muy blancos.

 

Estoy muy delgada aunque mis pechos son normales, ni grandes ni pequeños, mi cintura es muy estrecha. Por último mido un metro ochenta centímetros.

 

En fin, cuando entro en algún sitio todo el mundo se imagina que soy una modelo famosa, salida de una revista del corazón.

 

Me ha costado mucho esfuerzo conseguir este puesto de trabajo.

Le he dedicado casi mis veintitrés años de vida. Siempre quise ser policía. Me importa muchísimo la justicia.

 

Desde los dieciocho años, llevo trabajando en comisarías. Me he dejado la piel durante los últimos cinco años.  Ahora ya he ascendido a detective y nada ni nadie me va a pisar.

 

Los coches ya avanzan. Menos mal, aún estoy a tiempo de llegar a mi hora.

 

Me dijeron que me presentara en la jefatura del distrito cinco, a la una de la tarde.

 

  Todavía me quedan quince minutos para aparcar mi coche y salir disparada.

 

Ha sido un acierto llevar zapatos planos, puedo correr como un gamo.

CAPÍTULO II

 

-¿Perdone? ¿Por dónde queda el despacho del Teniente Harrys?

 

-Está en la segunda planta. La puerta número cuatro. ¿Si es para una denuncia puede hacer la solicitud aquí mismo y yo se la entregaré al teniente?

 

-Gracias. No hace falta; es para una reunión.

 

(La mujer de la entrada se quedó con la boca abierta).

 

¡Ya empezamos el espectáculo! Todos me miran como si no hubieran visto en su vida a una mujer.

 

Aquí está el despacho del Teniente Harrys. (Llamaré suavemente)

 

-Adelante, la puerta está abierta.

 

-Buenos días, soy la detective de homicidios Renata Richardson.

 

-Buenos días detective, llega con diez minutos de retraso. ¿Alguna escusa?

 

-Lo siento teniente, podría alegar que ha sido culpa del tráfico, pero mi deber era haber salido antes.

 

-Está bien. Haga el favor de sentarse. He leído sus informes. Estoy muy impresionado con sus calificaciones. Tiene un currículo espectacular.

Pero esto no es una oficina cualquiera. Aquí se trabaja en la calle sin horario fijo. Los casos de homicidio son muy frecuentes. No le faltará trabajo.

Todos tienen un compañero de ayudante, da lo mismo si le gusta o no. Mis oficiales tienen que cooperar en todas las operaciones.

Le asignaré al detective Dereck Johandson. Él la pondrá al día de las investigaciones.

 

-Gracias, Teniente Harrys. No tengo ningún problema en trabajar en equipo, me adapto fácilmente a todas las circunstancias.

 

-Esperemos que así sea.

Si no la importa, mañana la quiero ver con el uniforme oficial. En esta Central vamos uniformados, ya sean detectives, sargentos o administrativos, me da lo mismo.

Otra advertencia, está prohibido relacionarse íntimamente entre compañeros. Es una regla básica para el buen funcionamiento de la Comisaría. No quiero líos sentimentales, luego acaban en alguna disputa que afecta a todo el personal.

 

-No se preocupe, por mi parte no hay ningún problema y estoy de acuerdo con usted Teniente Harrys.

Jamás me he relacionado con nadie del trabajo. No dispongo de tiempo; bastante tenemos con los casos de asesinato.

 

-Me alegra saberlo. Ahora si me disculpa voy a buscar al detective Dereck Johandson. Debo prepararle. Le gusta trabajar en solitario desde que asesinaron a su compañero, el detective Tom Steven.

 

-Está disculpado. Mientras, si no le importa, echaré un vistazo a la Comisaría para hacerme una idea de cómo es.

 

-Tiene quince minutos.

 

Me gusta el Teniente Harrys, es un hombre serio y disciplinado. Tiene las cosas claras. Bueno, tendrá bastante experiencia en el Cuerpo, es mayor, rondará los cincuenta años.

 

CAPÍTULO III

 

-Detective Dereck, ¿puede venir un momento a mi despacho?

 

-Sí. Teniente Harrys. ¿Necesita algún informe del último caso?

 

-No hace falta. Quiero presentarle a una persona. Es nueva en el departamento de homicidios. Viene con muy buenas referencias.

Me gustaría que le mostrase el funcionamiento del departamento.

 

-De acuerdo. Seguiré con el caso “Mapache” más tarde. Tengo algunas pistas muy interesantes. Cuando concluya con ellas. Le daré mi versión de los hechos.

 

-Muy bien. Es una buena noticia. El alcalde se alegrará al saber que vamos por buen camino. Ya sabes como funciona la política; pronto habrá reelecciones.

 

-Me lo imagino. Siempre es más de lo mismo.

 

-Venga, no hagamos esperar al nuevo miembro del equipo.

 

-¿No nos habrán mandado algún policía inútil, como el último que nos enviaron de la Central?

 

-Sobre el papel, es de los mejores detectives. Luego el tiempo nos dirá si sirve o no para el puesto.

 

-¡Vaya! Se ha debido escapar mientras inspeccionaba el departamento. ¿Dónde estará?

 

-Lo que yo decía, será una verdadera calamidad.

 

-Siento interrumpirles caballeros. Perdonen el retraso. Me ha costado deshacerme de mis nuevos compañeros. Todos se peleaban por enseñarme las instalaciones.

 

-Está perdonada. Le quiero presentar a su nuevo compañero, el Inspector Dereck Johandson.

 

-Mucho gusto Inspector. (Le estreché la mano)

-El gusto es mío. ¿Inspectora?

 

-Perdona Dereck, ella es la Inspectora Renata Richardson.

Deseo que trabajéis en el último caso que estás llevando y la pongas al día de tus investigaciones.

 

-¡Por Dios Harrys! Sabes que prefiero trabajar por mi cuenta. Una cosa es ayudar a la Inspectora a integrarse en el equipo y otra tenerla pegada todo el día a mí.

Lo siento por usted, no es nada personal.

 

-No pasa nada. El problema es suyo, no mío. Solo obedeceré las órdenes que me dé el Teniente Harrys. Si usted no está dispuesto a tenerme de compañera, háblelo con él. Si lo desean puedo marcharme y volver dentro de una rato.

 

-Está bien, Inspectora Renata. Aproveche para comer algo y después pásese por el despacho del Inspector Dereck. Gracias.

 

-De nada. Seguiré su consejo. Si me disculpan Señores. Hasta luego.

(Cerré sigilosamente la puerta).

 

Ya podía irme a un buen restaurante a comer un chuletón con ensalada. ¡Gracias Dereck! Me acabas de salvar de morirme de inanición. ¡Con el hambre y la sed que tengo!

 

-¡Camarero, por favor!

 

-Dígame señorita.

 

-Por favor. ¿Me podría traer una botella bien grande de agua sin gas y un chuletón con ensalada?

 

-Con mucho gusto. Enseguida le traigo su pedido.

 

-Gracias.

 

Tampoco debo llegar muy tarde a la Comisaría. Muchas ganas de enfrentarme a mi nuevo compañero no tengo.

 

El hombre es todo un personaje. Tiene las facciones más duras que he visto. Su cara es un poco alargada, con unos pómulos pronunciados. Los ojos son más negros que el carbón. Tiene el ceño fruncido constantemente, parece enfadado. El pelo lo lleva un poco largo y es muy espeso de un tono rubio oscuro. Sus labios no son muy anchos, en su boca pone una sonrisa irónica. La nariz es un poco grande, pero le queda bien.

 

Es un tipo muy musculoso y alto. Le llego por la barbilla. En la ceja izquierda tiene una marca, como de haber recibido un corte con un puñal.

 

En su rudeza es bastante atractivo. Aunque su personalidad deja mucho que desear.

 

-¡Ya llega mi comida, yuju! ¡No voy a dejar ni una miga en el plato!

CAPÍTULO IV

 

-Mira Harrys, nos conocemos desde hace diez años. Llevo trabajando contigo desde que tenía veinte. Sabes de sobra que no soporto trabajar con nadie en equipo. Prefiero investigar por mi cuenta y luego compartirlo con los demás.

 

-Te estoy haciendo un favor. Cada día que pasa eres más solitario. No tienes amigos. Ni siquiera sales con mujeres. Estás obsesionado con atrapar asesinos. Eso es genial para mi departamento. Para tu vida no es bueno.

Eres muy inteligente y entiendo que estés dolido por lo de Tom. No hemos conseguido coger al criminal que lo mató hace dos años. Te culpas a ti mismo. No eres Dios para salvar vidas. Solo eres un ser humano.

Piensas que eres inmortal. Y que ninguna bala te va alcanzar. Estás equivocado. Por eso te voy a dejar en tus manos, la responsabilidad de proteger a tu nueva compañera. Así tu cerebro pensará en otra cosa.

 

-¡Insinúas que me enrolle con ella! ¡Estás loco o qué te pasa!

 

-Es un pedazo de mujer. Yo porque estoy casado y quiero mucho a mi esposa. Pero si fuera joven no la dejaría escapar.

Estoy bromeando. No me refería a tener un “affaire” en el trabajo. Solamente que cuides de otra persona, no que te acuestes con ella.

Y te vendrá muy bien en la investigación de “Mapache”. Es muy buena persiguiendo pistas de los asesinos. Y tiene un sentido muy desarrollado para encontrar huellas donde otros no ven nada.

 

-Lo que me faltaba una india, que tiene que coger a un criminal que es a su vez otro indio. ¡Me parece muy fuerte! Hará todo lo contrario, despistarme, para que nunca atrape a ese animal.

 

-No digas cosas de las que luego te puedes arrepentir. Sigue su instinto y ayúdala todo lo que puedas.

Es una orden y no se hable más. ¡Entendido!

 

-¡Sí, Señor!

 

-Más tarde venís a verme con tus últimos informes.

 

-Como mande mi Teniente.

 

-Menos cachondeo y a trabajar.

 

-Adiós. Volveré.

 

-Eso espero y acompañado.

 

CAPÍTULO V

 

¡Estaba de escándalo la comida! Ya he cogido energías para enfrentarme a “Goliat”.

 

-¿Se puede, Detective Dereck Johandson?

 

-Sí, puede entrar Inspectora Renata Richardson.

 

-Gracias.

 

-Coja una silla y siéntese a mi lado. Quiero ponerla en antecedentes sobre el caso que estamos llevando.

 

-Con mucho gusto, Detective Dereck Johandson.

 

-Déjese de idioteces, me puede llamar Dereck. Y yo la llamaré Renata.

 

-Como desees Dereck. Bien. ¿A qué bicho tenemos que dar caza?

 

-A uno de tu raza.

 

-¿Qué has dicho? ¿Me lo puedes repetir, por favor? ¿No te he entendido bien?

 

-Perdona. Lo siento mucho, no era mi intención ofenderte.

 

-¿Entonces cual era? ¿Decirme un cumplido, Dereck?

 

-Renata, soy un imbécil. No tengo escusas. El asesino de mi compañero es un Indio Apache. Tú no eres la culpable.

Además el que es de diferente raza soy yo.

A tus antepasados les pertenecía esta tierra. Los míos no tienen perdón de Dios. Puedes vengarte de mí cuando quieras.

 

-No voy a hacerlo. Estoy acostumbrada a que me digan cosas peores. No ha sido nada. Estoy muy orgullosa de tener mezcla de sangre Comanche con americana.

Realmente mis bisabuelos paternos emigraron desde el Norte de Europa. Me imagino que los tuyos también.

 

            -Sí. Vinieron de Finlandia. Pero tengo mezcla de diferentes países europeos.

En el futuro prometo no meterme con tu aspecto.

 

-Tendrás que defenderme de todos los que me miren de manera muy descarada y de sus comentarios.

 

-Será duro trabajar veinticuatro horas al día. Y practicar el arte de la pelea.

Me imagino que siempre te han acosado.

 

-Desde que tengo uso de razón. Si no era en el colegio llamándome mestiza, era en la calle persiguiéndome como si fuera una “Estrella del Rock”.

Si entro en cualquier sitio, me miran embobados; incluso hay quien se atreve a pedirme un autógrafo.

Me lo tomo con buen humor. ¡Qué voy a hacerle, no puedo ir arrestando a las personas!

 

-Bien. Espantaré a los moscardones dentro de la Comisaría, como a los de fuera. Te protegeré contra los dragones.

 

-Gracias. Nadie me había dicho algo tan bonito como si tú fueras mi caballero andante y yo tu princesa.

 

-A partir de ahora seré “Sir Callahan” y tú serás mi Dama Renata. Juntos venceremos al malvado.

Empecemos a investigar para matar a la bestia.

 

-Has comentado que es Indio Apache, el monstruo que tenemos que capturar.

 

-Sí. Lleva matando policías desde hace dos años. El primero fue Tom, mi amigo y compañero. La marca que tengo en la ceja, me la hizo él.

Nos preparó una emboscada. Pensábamos que trabajaba de espía para la policía de narcóticos.

Él muy desgraciado solo deseaba cazarnos como a conejos.

Tom y yo íbamos a hacer una redada en los muelles del puerto.

“El Mapache”, como se hace llamar. Nos dio luz verde para atrapar a unos traficantes de cocaína.

Nos esperaban unos cuantos asesinos como él. Intentaron matarnos con tomahawks.

Tom cayó fulminado con un hachazo en la cabeza; a mí de casualidad no me la arrancaron porque tuve reflejos. Solamente me rozaron en la ceja. Habrás observado que tengo una cicatriz.

Escapé corriendo a toda leche y los pude despistar. Desde entonces mi único objetivo es matar al cabecilla y a sus secuaces.

Tengo una pista muy importante, eres la primera en saberlo. Nuestro hombre se encuentra en estos momentos en Alaska.

 

-Se ha marchado muy lejos de Los Ángeles. ¡Alaska! Ni más ni menos. Si hace falta iremos al fin del Mundo y lo capturaremos.

¿Es de fiar tu confidente?

 

-Absolutamente. Es otro agente de policía de allí. Dicen que lo han visto merodeando con una pandilla de tramperos.

Hemos enviado fotos de él a todos los Estados Americanos e incluso a todo el globo terráqueo.

Tenemos que darnos prisa y acorralarlo antes de que cambie de rumbo. Se ha estado moviendo constantemente.

 

-El Teniente debería enviar a alguien a capturarlo.

Es un viaje complicado y quienes vayan tienen que estar en una excelente forma física.

 

          -Renata, creo conocer la respuesta de los que van a ir de cacería. Si no me equivoco, estoy seguro casi al cien por cien que seremos tú y yo.

 

-¡Es fantástico! ¡Me encanta viajar y conozco muy bien esa zona! Mi abuela materna vive en una cabaña en un poblado tranquilo. Se dedican como en los viejos tiempos: a cazar, a recolectar en verano hierbas medicinales y a curtir pieles.

Te va a gustar un montón, es una vuelta a la naturaleza.

 

-Suena muy bien. Merezco un poco de aventura y tranquilidad.

Han sido muy duros estos últimos años. Realmente el Teniente Harrys tenía razón, me hace falta cambiar de aires y tener una compañera para que me ayude en la investigación.

 

-Seré tu sombra y también te protegeré de los malos espíritus. Mi abuela es la chaman de los Comanches.

No te asustes por el ritual que tienes que pasar. Te dará más fortaleza de espíritu.

CAPÍTULO VI

 

 

-Dereck. ¿Prefieres que cojamos un taxi para ir a la pista de despegue o llevamos un coche oficial?

 

-Cogeremos el taxi, así pasaremos más desapercibidos.

Recuerda que tenemos que fingir que somos una pareja de recién casados que alquilan una avioneta para su viaje de “Luna de Miel” en Alaska.

 

-Tienes razón. Ahora mismo llamo al servicio de radio-taxistas.

¿A qué hora tenemos preparada la avioneta?

 

-Sobre las nueve de la mañana. Hay muchos kilómetros de distancia y pararemos a repostar por el camino.

¿Llevas todo lo necesario? ¿No se te olvida nada?

 

-Estás hablando con una experta en acampadas y aventuras por toda Alaska. Voy todos los veranos allí a pasar mis vacaciones con mi abuela.

Y aunque ahora es invierno, no te preocupes, llevo un montón de ropa adecuada y no pasaremos frío.

 

-Renata, eres una mujer muy práctica, inteligente y guapísima. Quiero decirte que me alegro que seas mi compañera.

 

-¿Estás practicando para el papel del novio?

 

-Claro que sí. Si no, por qué te iba a decir esas cosas.

 

-Dereck. ¡Te estás riendo de mí! ¡Eres un malvado!

 

-Te voy a decir la verdad, cada día que paso contigo, me gustas más.

Es en serio y sé que la política del Teniente Harrys hay que seguirla a rajatabla. Pero no puedo evitarlo. Si te molesta que te lo diga, no volveré a comentarte mis sentimientos.

 

-¡Es absurdo! ¡Me tomas el pelo! ¿Te has dado cuenta que soy una mujer Comanche? ¡Y que la primera vez que me vistes, te resultaba muy violento!

 

-Bueno, he cambiado de opinión. Cada vez que te miro me siento más atraído, no solo por tu aspecto físico que eres preciosa, si no por tu personalidad.

        Nunca te enfadas, eres educada, lista, ingeniosa, dulce…

Para mí eres perfecta. En pocas palabras estoy loco por ti.

         Lo siento, no debería tener estos sentimientos.

 

-A mí también me gustas, Dereck. Esperaremos a solucionar los asesinatos y luego veremos que pasa con nuestra relación. Lo más prioritario es resolver el caso que nos han encomendado.

 

-Renata. Lo sé perfectamente. Más ganas que tengo yo de coger al “Mapache” no las tiene nadie. Y siento un odio profundo por él. Traicionó nuestra confianza y eso es algo que nunca le perdonaré.

 

  -Te comprendo, perder a tu amigo y compañero es lo más duro que le puede ocurrir a un policía en nuestro trabajo.

         Ayudaré en todo lo que pueda.

         Ahora deberíamos salir hacia el aeropuerto.

 

-Sí. Porque nos queda media hora para llegar a él y sale nuestro vuelo pronto.

 

CAPÍTULO VII

 

-¡Qué paisaje más espectacular! ¡Me encantan las Montañas de Alaska! ¡Están hermosísimas con tanta nieve!

¡Mira Dereck, unos renos a tu izquierda!

 

-¡Es muy bonito! Merece la pena venir hasta aquí aunque solo sea para ver esta sorprendente belleza.

Dentro de poco aterrizaremos en el poblado Comanche. Allí descansaremos unos días y planificaremos la partida de caza.

 

-Dereck. Te vas a sentir como en tu casa. No nos dejaran hacer nada y menos pensando que estamos casados.

No me gusta engañar a mi abuela ni a mi familia. Pero era importante hacernos pasar por una pareja corriente.

 

-Renata. ¡Hasta yo empiezo a creerme qué eres mi mujer! Y sabes que me resulta muy agradable pensar que es cierto.

 

-No tienes pinta de ser un hombre que se casa y forma una familia con una esposa, niños, perros y suegros…

 

-Si piensas que me asustaría tener todas esas responsabilidades, es que no me conoces muy bien que digamos.

He sido muy huraño, pero antes no era así.

          Desde que te conozco me siento diferente, me encantaría hasta cargar con tus padres.

 

-¡Oye que en mi familia todos son muy buenos!

Porque tú no la tengas y seas huérfano, no quiere decir que sean insoportables los padres de tu mujer.

 

-Era una broma. Además ya los conozco y son encantadores. Y tu hermano pequeño es un fuera de serie. Tiene un cerebro prodigioso, va para científico. Si me lo permites, me encantaría formar parte de tu familia.

 

Ir a la siguiente página

Report Page