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Tercera parte. El beneficio de Cristo » Tiziano » El diario de Q.

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El diario de Q.

Venecia, 16 de noviembre de 1548

Visita al Tonel. Ludwig Schaliedecker, o «don Ludovico», el regentador, no estaba. Ha partido, no se sabe adónde. Preguntas hechas aquí y allá, no quiero levantar sospechas.

Recuerdos más nítidos: Eloisius de Schaliedecker. Wittenberg, más de veinte años atrás, un hombre vino a desafiar a Lutero y a Melanchthon. Dio que hablar a toda la universidad, por sus ideas extravagantes sobre el pecado y sobre la perfección.

Tal vez venía de los Países Bajos o de Flandes, ya no recuerdo.

Recabar informaciones. Escribir a la Inquisición de Amsterdam y de Amberes. Sería útil una recomendación de Carafa, lo que significaría hacerle partícipe de mis sospechas.

Se requerirían, de todos modos, meses.

Proseguir las indagaciones aquí en Venecia. No perder de vista el Tonel, en espera de que vuelva.

Escribir a los inquisidores de Milán, Ferrara y Bolonia para tener nuevas informaciones sobre Tiziano el anabaptista.

Carta enviada a Roma desde Venecia, dirigida a Gianpietro Carafa, fechada el 17 de noviembre de 1548.

Al ilustrísimo y honorabilísimo Giovanni Pietro Carafa.

Señor mío:

Precisamente hoy acaba de llegarme vuestra urgentísima comunicación. Recibiréis esta mía como máximo dos días antes de mi llegada a Roma. Estaré a vuestra disposición de inmediato para las tareas que Vuestra Señoría quiera confiarme.

Es mi deber y mi deseo informaros de que el repentino empeoramiento de la salud del papa Farnesio, me aparta, con un disgusto que no oculto, de una pista fecunda relativa a la difusión de El beneficio de Cristo. Imagino que en los planes de Vuestra Señoría para obstaculizar a Reginaldo Polo está precisamente la cuestión de ese tratadillo. Confío, por tanto, en que el precipitarse de los acontecimientos no comporte más que la simple suspensión de la indagación que desde hace ya meses vengo realizando, pues está lejos aún de haber sido concluida y de haber agotado su interés.

Confiando en la rapidez de las cabalgaduras italianas para poder estar cuanto antes a vuestra disposición, beso las manos de Vuestra Señoría.

De Venecia, 17 de noviembre de 1548,

el fiel observador de Vuestra Señoría,

Q.

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