Paulina

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Autora

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ANA MARÍA MATUTE nació en Barcelona (España), el 26 de julio de 1925, y falleció en la misma ciudad el 25 de junio de 2014. Fue una novelista española, miembro de la Real Academia Española (sillón «k»), y la tercera mujer que recibe el Premio Cervantes (2010). Es considerada por muchos como la mejor novelista de la posguerra española.

A los cinco años, tras haber estado a punto de morir por una infección de riñón, escribió su primer relato, ilustrado por ella misma. Durante toda su niñez y adolescencia seguirá escribiendo y, a la vez, ilustrando ella misma sus relatos, y esta capacidad de ilustradora la mantendrá durante toda su vida.

A los ocho años volvió a padecer otra enfermedad grave y la enviaron a vivir a Mansilla de la Sierra (Logroño) con sus abuelos. Se educó en un colegio religioso en Madrid y con 17 años escribió su primera novela,

Pequeño teatro por la que Ignacio Agustí, director de la editorial Destino en aquellos años, le ofreció un contrato de 3000 pesetas que ella aceptó. Sin embargo, la obra no se publicó hasta ocho años después.

Se dio a conocer en la escena literaria española con

Los Abel, una novela inspirada en los hijos de Adán y Eva, en la cual reflejó la atmósfera española inmediatamente posterior a la contienda civil desde el punto de vista de la percepción infantil. Este enfoque se mantuvo constante a lo largo de su primera producción novelística y fue común a otros representantes de su generación, la llamada generación de los «niños asombrados». Enfoque que, con frecuencia, ha llevado a considerar estos escritos como literatura para niños, lo que en realidad no son (aunque, por supuesto, también los niños pueden leerlos).

Las novelas de Ana María Matute no están exentas de compromiso social, si bien es cierto que no se adscriben explícitamente a ninguna ideología política. Partiendo de la visión realista imperante en la literatura de su tiempo, logró desarrollar un estilo personal que se adentró en lo imaginativo, y configuró un mundo lírico y sensorial, emocional y delicado. Su obra resulta así ser una rara combinación de denuncia social y de mensaje poético y mágico, ambientada con frecuencia en el universo de la infancia y la adolescencia de la España de la posguerra.

La autora ha cultivado también el relato corto en títulos como

El tiempo,

Historias de la Artámila o

Algunos muchachos. Igualmente, a comienzos de los sesenta, editó dos libros de corte autobiográfico:

A la mitad del camino y

El río. En estas páginas evoca sus experiencias de la niñez en el ambiente rural y bucólico de Mansilla de la Sierra.

De vuelta a la producción novelística, Ana María Matute se aventuró a escribir la trilogía

Los mercaderes, integrada por

Primera memoria,

Los soldados lloran de noche y

La trampa, que gozaron de un gran éxito en su época. Después llegaría la publicación de

La torre vigía, donde narra la historia de un adolescente que debe iniciarse en las artes de la caballería. Aunque sigue la línea de las anteriores, se da en ella un cambio histórico de ambientación hacia el período medieval, rasgo que se convirtió en el universo de sus últimas obras, publicadas tras un dilatado período de silencio literario:

Olvidado Rey Gudú y

Aranmanoth.

Asimismo, a lo largo de su carrera editorial han visto la luz bastantes de sus cuentos de óptica infantil, muchos de ellos recopilados bajo los títulos

Los niños tontos,

Caballito loco,

Tres y un sueño,

Sólo un pie descalzo y

Paulina.

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