Nina

Nina


LIBRO PRIMERO » 23

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A través del ruido de la lluvia, volvió a oírse su voz doctoral. Como si fuera una blanca pantalla de cine me volvió al presente:

—...también mi pasado, Holden! ¡Oh, sí, naturalmente! Debo hablarle claro a usted. No porque me importe su comprensión. No, a usted le pago. Pero usted quiere saberlo para ayudarme...

Puentes destruidos en la autopista.

Anuncios en la lluvia.

La INDUSTRIA DEL PUEBLO, ZEISS-IENA recomendaba sus productos. Leipzig invitaba a su Feria.

—Sí, yo también tengo mi pasado, y no poseo ningún doble que lo tome sobre sí...

Ningún Doble.

—...ningún malo Julius Brummer II, sobre el cual pudiera cargarlo todo...

Debo reflexionar. Sobre todo esto tengo que reflexionar, más tarde, cuando me encuentre solo.

—Están detrás de mí, Holden. Quieren llevarme a juicio...

—¿Quiénes, señor Brummer?

—Mis enemigos. Tengo éxito, por tanto, tengo enemigos. Presentan una denuncia conjunta contra mí, hace meses. Señores honorables. Comerciantes inmaculados, ciudadanos conocidos. ¿Sabe cuál ha sido mi actitud?

—¿Cuál, señor Brummer?

—Me he dicho: ¡esos señores deben también de tener su pasado! Mi teoría. Todos lo tienen. Me ha costado mucho dinero, pero ahora lo tengo.

—¿Qué es lo que usted tiene?

—El pasado de mis acusadores. En fotografías y documentos, en palabras y en retratos. ¿Sabe dónde?

—En la cartera robada.

—Precisamente.

—Entonces no lo tiene.

—Volveré a tenerlo, se lo aseguro. En Dreilinden, en la barrera del Oeste, me espera un amigo del señor Dietrich. El señor Dietrich es mi amigo, porque le he dado dinero. El amigo del señor Dietrich es mi amigo, porque el señor Dietrich le dará dinero. Recuperaré la cartera y tendré más amigos, porque tengo más dinero, entre otros, a usted, Holden. —Su voz bajó hasta convertirse en un murmullo—. El que posea la cartera, será el hombre más poderoso de la ciudad. Posiblemente, el más poderoso del país. ¡Nadie se atreverá a denunciarle! ¡No existirá proceso posible contra él! ¡No le dirán una sola mala palabra! ¿Qué fue eso? ¿Otra liebre?

—Fue el chocolate, señor Brummer. Cayó del asiento.

—¿Qué chocolate?

—El chocolate para los niños de la zona.

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