Magic

Magic


Parte I. Efecto » Capítulo 3

Página 6 de 33

3

EL MISTERIO DE LA GARGANTILLA DE ORO

No estoy a punto de expulsar de sus tronos ni a Georges ni a la señora Agatha, pero desde un principio, cuando vi la cosa, supe que era horripilante. Pregunté, con el tono más indiferente del mundo, qué diablos era.

Corky se encogió de hombros, y también con el gesto más indiferente del mundo, respondió: —Una cosa. Nada más. Creo que la llaman gargantilla.

—Y usamos oro este año, ¿no es así, Hermes?

—No es mía.

—La posesión son nueve décimas partes, querido.

Me miró y dijo:

—Por favor. Realmente apreciaría mucho más de lo que imaginas que no insistiéramos en esto.

—No estoy insistiendo en nada. ¿Quién insiste? Pero cuando alguien gasta un billete de los grandes en una joya… ¿Acaso puedes culparme de mostrar interés, cuando a todo lo ancho y largo del mundo se me conoce como al agente de ese alguien?

—Ni siquiera ha costado cien —dijo Corky llevándose un cigarrillo a los labios—. ¿Quieres uno?

Dije que sí y fumamos durante un rato.

—No hagas esto, ¿eh…? Dije que por favor —murmuró, finalmente, Corky.

—Lo único que estoy haciendo es fumar —respondí.

—Me refiero a este silencio.

—¿Quieres que me ponga mis zapatos de Fred Astaire y haga uno de sus números?

—No fue más que un impulso. La compré para Miss Flanagan. Es una anciana.

—¡Oh, lo creo! A mí me ocurre lo mismo de vez en cuando… Mañana pienso comprar el Taj Mahal para el lechero.

Corky se puso entonces a pasear de un lado a otro impacientemente, inhalando profundamente el humo del cigarrillo y con los nervios en tensión. Luego dijo: —Le estaba demasiado apretada. Me rogó que se la llevara al joyero. Éste nos había dicho que la agrandaría, pero cuando llegué, ya había cerrado. Se la llevaré más tarde.

—¿Por qué ese impulso?

—¿Es que vas a estar preguntándome eso constantemente?

—Toda una eternidad… ¿Por qué el impulso?

No me miró, pero comenzó a hablar escupiendo cada una de sus palabras.

—Yo estaba en el Frick escuchando la fuente, y me eché a llorar. Miss Flanagan trabaja allí y me dijo algo que me puso de buen humor. Creí que estaba en deuda con ella. No hubo nada más. Ya estás enterado.

—¿Lloraste? ¿En público?

—Sabía que tú…

—¡Un momento…! Anteayer hiciste de Babs Stanwyck y te ganaste una jaqueca, lo que sucedió exactamente el mismo día en que llamó la agencia y dijo que había interés por parte de la TV. Y al día siguiente lloraste, exactamente el día en que la agencia volvió a llamar diciendo que las cosas empezaban a ir bien con respecto a la TV.

Corky apagó el cigarrillo y preguntó: —¿Por qué esa legendaria Miss Flanagan no llevó la gargantilla personalmente al joyero?

—Me ofrecí a hacerlo yo.

—No te creo. Me parece que estás ocultando algo.

—¿Qué podría ocultar?

—No lo sé. Llama a Frick y que se ponga al teléfono.

—No hay ninguna razón…

—Está bien. Yo la llamaré. ¿Flanagan, has dicho?

Empecé a marcar el número de Información.

Corky puso una de sus manos sobre la mía, deteniéndome.

—No estará allí, acabo de recordarlo.

Esperé.

—Se iba de vacaciones. Eso es. No regresará hasta dentro de algún tiempo. Me lo dijo cuando tomábamos café. Acabo de recordarlo ahora mismo.

Todavía esperé, mirándolo fijamente.

—Quiero oírte decir que me crees.

—¡Oh, amigo, por supuesto que sí! —respondí con cuanta sinceridad pude.

Luego cambié rápidamente de tema. Creasey o Erle Stanley probablemente habrían seguido acosando; pero, ¿quién es capaz de relacionarse con tales consecuencias? Yo, no. ¿Y si todo era un embuste? O, lo que sería aún peor, ¿y si todo era verdad, y él estaba perdiendo el dominio de sí mismo, vertiendo lágrimas para que las contemplase el mundo? Y aún muchísimo peor, si todo fuese verdad y existiese una Miss Flanagan. O, por lo menos, existía hasta ayer…

La Sabiduría según FatsAnotación:

12 de octubre de 1975

Encontrado en: 7 Gracie

TerracePenthouse One

20 de octubre de 1975

El contenido de todo este

Diario se registrará como:

PRUEBA POLICIACA D

Ir a la siguiente página

Report Page