Lily

Lily


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Al año siguiente

Kyle se paseaba inquieto por el gran salón.

El amor de su vida estaba en una cámara del piso de arriba, con lady Brenna, dando a luz a su primer hijo. Se pasó la mano por la cara y atravesó el salón por enésima vez.

—¿Cuánto tiempo dura este proceso? ¿Tiene que torturarme así?

Levantó los brazos para enfatizar, esperando que los ángeles que velaban por su esposa vieran su frustración y se apiadaran de él.

Logan y Quade se sentaron frente a la chimenea mientras bebían cerveza. Quade dijo:

—Recuerdo a una que tardó dos días en dar a luz a su hijo. Creí que mi mujer no sobreviviría.

—¿Dos días? ¿De verdad? No resistiré si Lily tarda tanto. ¿No oyes sus gritos? Estaré acabado para el final del día.

Logan se rio.

—No es para tanto. Gwyneth gritó de tal forma cuando parió a Gavin que Seamus llegó corriendo desde las filas.

Gwyneth le dio un golpe en el brazo a su marido al pasar junto a él, venía de las cocinas trayendo algo de fruta.

—Por si no lo recuerdas, te estaba gritando a ti. Te decía que no volverías a tocarme nunca más. Deja de asustar al muchacho.

Logan saltó de su silla para emboscar a su mujer. Le acarició el cuello y la agarró por las caderas.

—Parece que mis caricias te complacen de nuevo, ¿no?

Ella se rio y lo empujó.

—Sí, pero no hemos tenido más niños desde entonces, ¿no es verdad?

—Sí que lo hicimos. ¿No recuerdas a Brigid?

Gwyneth se detuvo.

—Tienes razón. Fue una hija maravillosa la que tuvimos.

Logan gruñó mientras subía las escaleras detrás de ella.

—Ya que vas en la dirección correcta, te seguiré. Podemos hacer otra.

Gwyneth se dio la vuelta y se plantó en lo alto de la escalera con las manos en las caderas.

—Dudo que eso vuelva a ocurrir, ambos somos demasiado viejos. Ahora vuelve abajo a consolar a tu sobrino, nuestra querida sobrina me necesita.

Logan regresó al salón y se detuvo para palmear la espalda de Kyle cuando pasó junto a él.

—Lily es una chica fuerte. Se pondrá bien. Su madre está en el cielo cuidando de ella. Ven a sentarte un rato. —Le señaló una silla.

Kyle se sentó y se frotó las manos en las piernas. Había oído demasiadas historias horribles sobre muchachas que morían al dar a luz, o que daban a luz a niños con algún problema, o a niños sin vida, o...

—Deja de pensar en lo peor, Kyle. Insultas la capacidad de mi esposa para traer niños al mundo sanos y salvos.

Kyle miró fijamente a su suegro, pero no tenía fuerzas para mentirle, de modo que no dijo nada. Lily había estado allí dentro por lo menos seis horas.

—¿Cómo puede continuar? ¡Debe estar agotada! ¿Tendrá energías para pujar después de haber sufrido durante tanto tiempo? No entiendo cómo funciona esto. ¿Cómo pueden las mujeres soportar todo ese dolor? Es espantoso escucharlas.

Sus pies botaban contra el suelo sacudiendo todo su cuerpo.

Quade miró al techo.

—Para ser sincero, nunca he comprendido cómo el Señor puede torturar así a una mujer. Pero ver a un ser querido dar a luz a un niño también es muy doloroso. Puede poner de rodillas al hombre más fuerte.

Kyle meditó sobre ese pensamiento antes de mirar a su suegro.

—Mi laird…

—Estás en casa, Kyle. Llámame por mi nombre, por favor.

—Como quieras. Quade, ¿puedo hacerte una pregunta personal?

—Sí, responderé si puedo hacerlo.

—La madre de Lily murió dando a luz, ¿verdad?

—No del todo. Murió a causa de ello. Algo salió mal tras el nacimiento de Lily, pero no murió hasta un tiempo después.

—¿Cómo puedes sentarte ahí tan tranquilamente? ¿Cómo no aporreas la puerta para ver si tu hija está bien? ¿No tienes miedo de que le pase algo parecido?

—Bueno, la verdad es que se me ha pasado por la cabeza, pero mi hija tiene una comadrona mucho más capacitada para cuidarla de la que tenía Lilias. Tengo mucha fe en Brenna. Está en sus manos, ella la sacará adelante.

Kyle se quedó mirando el suelo delante de él.

—Muchacho, verás que el Señor actúa de maneras extrañas. Me quitó una esposa y luego me dio otra, y las amo a las dos. Brenna ha sido una bendición para mi clan, así que no cuestiono sus designios. Una parte de mí siente que Lilias nos trajo a Brenna, y luego ella curó a sus hijos de su enfermedad. No, yo ya no cuestiono más, hijo. He visto demasiado.

La puerta del gran salón se abrió y la madre de Kyle entró con Seamus.

—¡Kyle! ¿Lily está bien? ¿Ya ha tenido al niño?

Kyle acompañó a su madre a una silla junto a la chimenea.

—No, mamá. Está en la cámara de arriba.

Quade le dijo:

—Tu hijo está siendo torturado. Lleva un buen rato esperando.

—Kyle, el primer bebé suele tardar mucho. ¡No puedo esperar a ver si es un niño o una niña! —Apretó las manos sobre su regazo—. Seamus y yo esperaremos contigo, no importa el tiempo que tarde.

—Gracias, mamá. Yo solo quiero que los dos estén sanos y salvos.

—Estoy seguro de que estarán bien —afirmó Logan—. Lily es una mujer resistente. Recuerda cómo encontró la manera de escapar de aquel hombre por su cuenta. Tu esposa es fuerte. —Kyle se levantó de repente de su asiento—. ¿Qué ocurre? —Logan ladeó la cabeza y lo miró extrañado—. No oigo nada. ¿Qué oyes?

—Nada, y eso no me gusta. Me prometió que cantaría de vez en cuando para que yo supiera que está bien. Hace demasiado tiempo que no escucho nada. —Subió corriendo la escalera saltando los escalones de tres en tres—. ¿¡Lily!?

Una voz ronca y desafinada llegó a sus oídos.

—La tierra de los Ramsay es...

Kyle esperó, pero la cámara se quedó otra vez en silencio.

—¡Lily! ¿¡La tierra de Ramsay es qué!?

Se oyó un fuerte grito:

—¡Es una tierra hermosa! ¡Vuelve abajo, Kyle!

Con el ceño fruncido, volvió sobre sus pasos hasta el vestíbulo y reanudó su deambular impaciente.

Poco después, Torrian y Heather entraron por la puerta principal. Torrian llevaba a su primogénito sobre el pecho. Nellie llegó detrás de ellos.

—¿Dónde está el nuevo retoño?

Kyle se quedó mirando a los tres incapaz de responder y siguió paseándose. El grupo comenzó a charlar y el bullicio era lo suficientemente fuerte como para no poder percibir el silencio de la cámara superior. De pronto la puerta se abrió.

—¡Kyle! —vociferó Gwyneth desde la barandilla—. ¿¡Quieres entrar!?

Subió a toda prisa las escaleras y pasó por delante de Gwyneth, desesperado por volver a ver a su bella esposa.

—¡Lily!

Lily se incorporó en la cama con una enorme sonrisa en el rostro y un pequeño bulto en sus brazos.

—Acércate, Kyle. Te presento a nuestra hija.

Kyle cogió un taburete y lo colocó junto a la cama, se inclinó para besar a su mujer antes de sentarse en él.

—¿Tenemos una pequeña niña?

Ella asintió y retiró la manta para que Kyle pudiera verla.

—¿No es hermosa? Mira, tiene tu cabello oscuro.

Él sonrió en cuanto vio a su hija. Su carita estaba toda arrugada y parecía a punto de berrear. Sus pequeños puños se agitaban en el aire mientras abría los ojos al nuevo mundo.

—Lily, es preciosa. No te vas a morir ahora, ¿verdad?

—No, todo fue perfecto. ¿Verdad, mamá?

Brenna sonrió desde el otro lado de la cama trasteando con sus herramientas.

—Sí. Lily lo superó estupendamente. Solo tuvimos una pequeña sorpresa…

Kyle volvió a mirar a su hija, estaba fascinado por ella. Le cogió la manita y la pequeña se aferró a su dedo, abriendo y cerrando la boca.

—Parece que estuviera a punto de empezar a chillarnos algo.

Un grito resonó en la habitación, pero no provenía de la niña que tenía delante. Levantó la cabeza hacia un rincón. En una cesta había otro bulto.

Kyle se incorporó con los ojos muy abiertos, miró primero a Brenna, luego a Gwyneth y después a su esposa. Todas sonreían, pero ninguna habló.

—¿Qué…? —susurró apretando la mano de Lily.

Alguien llamó a la puerta mientras Gwyneth se dirigía a donde estaba la cesta. Quade abrió la puerta y se asomó, los demás miembros de su familia esperaban detrás de él. Gwyneth cogió el segundo bulto.

—Saluda a tu otra hija, Kyle. ¡Tienes dos pequeñas muchachas!

Quade silbó y aplaudió.

—¡Gemelas! ¡Nos has bendecido este día, Señor!

Logan saltó en el aire exclamando:

—¡Dos pequeñas Lilys! Gracias al cielo. ¿Qué más podríamos pedir?

Nellie añadió:

—¡Estaba esperando que fueran niñas!

Kyle miró a una y a otra, tan pequeñas, y se desmayó cayendo de espaldas de su taburete.

Fin

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