Legacy

Legacy


24

Página 26 de 44

24

 

 

 

 

 

 

 

 

D hark no era el único vampiro poseído por sus propios demonios, pensó Dhangeur cuando estaba terminando de alimentarse de una chica a la que estuvo a punto de mandar a la otra vida. Trató de reanimarla y al no lograrlo se mordió a sí mismo en la muñeca para obligarla a beber de su sangre. Reaccionó al sentir un sabor metálico en la boca, abrió los ojos horrorizada al ver lo que pasaba, se sacudió con violencia y tuvo arcadas al darse cuenta de lo que estaba bebiendo, pero Dhangeur la tenía bien sujeta. Cuando vio que era suficiente y que se encontraba bien (también porque la sangre de los vampiros tenía propiedades curativas en los humanos), la tomó del rostro y usó su influencia para hacerle olvidar lo ocurrido. Se aseguró que estaría bien y se desmaterializó para aparecer en su lugar favorito, en el parque Crescent, desde donde podía observar el maravilloso río Misisipí. Dhangeur se quedó muy quieto ante aquella fantástica vista y de golpe se vio inmerso en el pasado…

 

En los corredores del palacio, Dhangeur caminaba desolado y perdido en sus cuitas. Las cosas cambiarían en adelante, Anya ya era compañera de Dhark, lo que lo dejaría fuera de la vida de su gemelo. Seguía pensando que aquella decisión había sido un tanto precipitada, no sabía exactamente qué le molestaba de Anya, pero ella no era de su total confianza, así que se abstuvo de entrar a la ceremonia, no quería presenciar aquella pantomima.

“Te vas a arrepentir, pedazo de idiota”, murmuró el guerrero entre dientes.

Un fuerte estruendo lo sacó de sí, observó a las demás criaturas, también sorprendidas. Tuvo un mal presentimiento, tensó todos los músculos del cuerpo y de pronto sintió a alguien arrastrarlo por un corredor alejado. Cuando por fin se detuvieron, Dhangeur se preparó para atacar, pero cuando vio el rostro de Sadel se relajó. Se fijó en la expresión de su amigo, algo no pintaba bien, el nefilim siempre se mostraba relajado; de hecho, era una criatura que se tomaba la vida con toda la tranquilidad del mundo, pero en ese momento era un manojo de nervios.

—Por fin hemos roto el hechizo de la cámara y no vas a creer lo que encontré —soltó sin ninguna clase de preámbulo.

Mientras se acomodaba su impoluto traje blanco, los ojos verdes de Sadel brillaron y resplandecieron al igual que su larga cabellera negra hasta la cintura. Sadel por fin había logrado quitar el hechizo de la cámara donde descansaban los restos del rey Drhake. A pesar de ser una criatura medio celestial, no podía romper los encantamientos de los shaires. Llevaba mucho tiempo tratando de descifrar el misterio y con la ayuda de Tessa, logró al fin su cometido: profanar la cámara mortuoria, el lugar más custodiado de todo el reino.

—¿Qué dices?

—Dhangeur, escucha con atención.

Otro estruendo sobresaltó a ambos.

—¿Qué es todo ese ruido? Y habla de una puta vez, me enerva tu dramatismo —farfulló el vampiro, con los ojos enrojecidos.

—Es preciso que nos marchemos, Alaiah hará todo lo posible por capturarnos. No tenemos mucho tiempo, debemos cruzar el portal y permanecer en el mundo humano hasta encontrar a tu padre. Sospecho que tiene todas las respuestas.

—¿Ese bastardo estaba todo este tiempo con los humanos y tú lo sabías?

—Sí, pero eso no importa ahora, debemos huir.

—¿Porque seríamos capturados por esa impostora? Nuestro padre puede irse al mismísimo infierno, nos ha abandonado.

—No, no lo hizo. Era la mano derecha del rey y eso le costó la vida, lo sabes muy bien.

—Qué diablos, no pienso moverme de aquí, en vez de estar entre esos seres inferiores.

—Es preciso que lo hagamos. Alaiah va a sumar dos más dos y se dará cuenta que todos estuvimos detrás de la profanación de la tumba que, por cierto, estaba vacía.

—¿Qué demonios estás diciendo?

—Algo no me cuadra en toda esta historia, no sé lo que es, pero estoy seguro de que tu padre sabe algo.

—Listillo, ¿y por qué no lo haces tú o el pajarraco de tu padre?

—Mi padre no puede intervenir en nuestro mundo, lo sabes bien.

—No tenemos tiempo, mueve el culo y vayamos al portal, se va a sellar dentro de poco. No vas a quedarte aquí, la guerra estallará e irán por nuestras cabezas. Alaiah no tardará en sacar conclusiones. Confía en mí, te lo explicaré al otro lado.

—Marion irá con nosotros —exigió, tensando la mandíbula.

—Ya lo sabe, está con Tessa y los demás.

—Maldita sea, más te vale que me des una buena explicación —amenazó el guerrero.

Dhangeur lo agarró de la chaqueta blanca, pero lo soltó de inmediato al ver que el nefilim resplandeció aún más hasta cegarlo.

—Date prisa.

Dhangeur se maldijo a sí mismo y se desmaterializó para aparecer en el salón principal, donde su gemelo ya se estaba vistiendo a toda prisa debido a los estruendos que iban en aumento. Dhark se sorprendió al ver a su hermano pálido y con un gesto de preocupación en el rostro.

—Debemos salir de Leiah. Estamos en peligro.

—¿De qué hablas, hermano?

Dhangeur lo arrinconó contra la pared, mientras le explicaba todo telepáticamente. A Dhark se le oscureció la mirada ante las noticias recibidas, sobre todo cuando supo que su padre estaba entre los humanos. Mientras, Anya los miraba sin entender qué pasaba.

—¿Dónde está Marion? —interrogó Dhark.

—Está viniendo, no perdamos tiempo.

—Anya, tienes que venir con nosotros, no estamos seguros en el reino.

—Sabía que harías algo para arruinar nuestro día —acusó la vampiresa al gemelo de su compañero.

Dhangeur puso los ojos en blanco, le iba a decir algo no muy agradable, pero se contuvo, no la soportaba, incluso la detestaba.

—Solo confía en mí, te lo ruego —intervino Dhark extendiendo la mano para guiarla hacia el portal.

Los tres se miraron confundidos, Anya decidió confiar en su amado, aunque empezó a tener un mal presentimiento. Salieron los tres a toda prisa, corriendo por los enormes pasadizos de palacio; se detuvieron cuando escucharon una tormenta que desataba toda su ira sobre el reino, todas las criaturas corrían despavoridas tratando de escapar y salvarse de la ira de Ahslay. La tumba había sido profanada, las consecuencias se hacían visibles por momentos en el cielo de Leiah.

Dhark se desmaterializó al mismo tiempo que Dhangeur y Anya, quedaron en encontrarse en el portal que los transportaría al otro lado. Cuando llegaron a su destino, un fuerte temblor azotó el reino, desatando el caos. Los tres se tambalearon, Dhark sostenía a su Anya, el gemelo daba la voz de alarma y los tres corrieron hacia la niebla que los llevaría al mundo de los humanos. Sin embargo, en ese preciso momento se escuchó un grito de horror de un macho.

Lhiamx, hermano de Anya, supuso que los gemelos intentarían cruzar al otro lado, pero él lo impediría; su hermana menor se había unido al vampiro Dhark sin su consentimiento; sin embargo, la reina había aprobado la unión ante la negativa del consejo y nada se pudo hacer para evitar el enlace.

Entre Lhiamx y los gemelos siempre existió rivalidad, a pesar de que Anya trató por todos los medios de buscar la tregua entre ellos sin lograrlo; aun así, ella se unió al amor de su vida.

—Anya, no puedes irte con ellos, han profanado la tumba del rey, la reina ha pedido sus cabezas.

—¿Tenías que profanar la tumba del rey? —interrogó Anya a Dhangeur, mirándolo con rabia.

—Han sido los dos, ahora escapan como cobardes —afirmó Lhiamx.

La conversación se vio interrumpida ante un nuevo temblor que sacudió a los cuatro; el portal se estaba destruyendo, Dhark tomó de la mano a su compañera obligándola a escapar con él.

Lhiamx corrió a una velocidad vertiginosa para evitarlo, saltó sobre el cuerpo macizo de Dhark, los machos cayeron al piso y comenzaron a pelear, el gemelo intervino tratando de separarlos al igual que Anya. La tierra se calmó y al vampiro se le enrojecieron los ojos, gruñó sacando su daga que la alzó sobre su cabeza y un no audible salió de la boca de Anya, que entendió de inmediato las intenciones de su compañero. La criatura horrorizada se desmaterializó para aparecer en medio de los machos. Dhangeur divisó aterrado la trayectoria de la daga, Dhark y Lhiamx gritaron al mismo tiempo al ver desvanecerse el cuerpo de Anya, con el objeto incrustado en su pecho…

Dhangeur regresó al presente con un gesto de dolor. Recordó que después de esa tragedia, apareció Sadel y entre ambos, habían obligado a Dhark a cruzar al otro lado...

 

Ir a la siguiente página

Report Page