Lara

Lara


XXI

Página 26 de 27

 

 

 

X

X

I

Reencuentro

Pasaron 6 meses más de la conversación con Tanya acerca de Yannick, todo había seguido su curso normal, pude conseguir los 2 préstamos que necesitaba para continuar financiando mis proyectos, Marcos había sido gran partícipe de esto. Nos habíamos vuelto grandes amigos. Me confesó que estaba conociendo a una chica, una de las pasantes del estudio, en verdad me sentía feliz por él.

Esa tarde debía viajar a Brasil para participar como expositora en la Convención Mundial de Energías Renovables., estaba bastante nerviosa, jamás me acostumbré a hablar en público. Llegué por la mañana a Rio de Janeiro y me dirigí al hotel, no había conseguido vuelo el día anterior, por lo que llegué casi sobre la hora a la Convención. Era la primera Oradora, llegué con un vestido color esmeralda para ir a tono con la Exposición. Llevaba el cabello medio recogido y una flor de color blanco con zapatos del mismo color.

La exposición fue todo un éxito, muchas personas en el auditorio esperando por mí, verdaderamente interesadas en lo que hablaba, en mis propuestas. En uno de los recesos, salí del lugar y me senté en un pequeño banquillo frente a un hermoso parquizado. Tan verde, tan húmedo, como aquel paisaje maravilloso grabado en la memoria de uno de los momentos más tristes de mi vida. Era irónico, a medida que pasaba el tiempo, me aferraba más a él, a su recuerdo, a sus caricias, jamás podría ser libre, me había resignado a ello. Me observaba alejándome nuevamente de él, el largo recorrido en camioneta luego de que terminamos, el tomar mis cosas y dejarlo allí, sentado en aquel sofá de color blanco mirando a la lejanía... 

Respiré profundamente, llenando mis pulmones de energía, de aire puro, renovado, sentí los pájaros cantar, todo aquello era tan maravilloso. ¿Cómo podía evocar tristes memorias frente a aquella sublime creación? No era arrepentimiento, era dolor el que me movía, era un motor el cual me había guiado desde esa tarde en Gales.

Bebía un café bien cargado, estaba muy cansada, cerré mis ojos un momento tratando de relajarme, de buscar algo de paz, cuando una voz familiar me hizo abrir los ojos estremeciéndome.

—Estás más bella que la última vez que te vi...

Reparé en el dueño de esa voz, estoy soñando nuevamente, como tantas veces, mis piernas empiezan a temblar, bajo la mirada y me enfoco en mi café, no pienso responderle a un espejismo

—¿Ni siquiera vas a decirme hola? —está tan bello y radiante como la primera vez que lo vi, no es un espejismo, es real, Yannick está frente a mí, después de 3 largos años

—Yan, eres tú —me puse de pie y lo abracé, fue un impulso enfermizo, ya no olía a azahares, pero, aun así, su aroma era agradable. Su mirada había cambiado, no podía percibir nada en ella, era como si estuviera…vacía. Fue como verlo por primera vez, y el tiempo se había detenido, de la misma maldita forma. Tuve un segundo de cordura, miré a nuestro alrededor y solté mi agarre. El no me pertenecía, no tenía derecho a abrazarlo.

—¿Has venido solo?

—Sí, estoy solo, Marianne está en California ahora… —había algo que quería decirme, pero no encontraba las palabras…

—¿Y tú? Estás…

—¿Yo? Estoy sola, estaba invitada como expositora

—Lo sé, te vi, estuviste fantástica, no me lo hubiera perdido por nada, sigues sorprendiéndome —suavemente tomó mi mano, la cual alejé rápidamente

—Bueno, me da gusto haberte visto, espero… espero que sigas bien —cuando intentaba irme, se decidió por fin a hablar

—Te he buscado Lara… con la poca información que Tanya me dio hace 6 meses, más lo que pude averiguar de ti, deseaba poder verte, sé que cambiaste tu número, sé que cuidadosamente borraste todas las huellas que podía seguir...

—Yannick, no entiendo ¿a qué viene todo esto? —las lágrimas iban a salir en cualquier momento, debía alejarme

—Ya no estoy con Marianne desde hace 6 meses, no funcionó, ella me decía todo el tiempo que seguía enamorado de ti y que, por primera vez, no podía competir, que la habías dejado sin armas. Ella tenía razón Lara. Dejarte fue el peor error que cometí en mi vida. Nunca me di por vencido, sabía que te encontraría. Vine aquí, con la misma esperanza con la que asistí a cada exposición o conferencia que se realizaba, por las noches soñaba encontrarme contigo, que aún me amaras, que me dieras una oportunidad, aunque no la merezco.

Me quedé atónita, tomé su rostro y besé su mejilla, fue un beso suave en esa hermosa piel, luego de ello me marché del lugar, sin decirle una palabra, mi actitud no tenía que ver con el orgullo, simplemente, había perdido mi capacidad de amar.

Le entregué todo lo que tenía y, aun así, no fue suficiente, no volví a ser la misma después de él, pero me había acostumbrado a convivir con el dolor de su pérdida, hubiera hecho cualquier cosa por ese hombre, pero, por algún motivo, en ese momento no supe darle respuesta.

—Lara, por favor, no te vayas sin darme, aunque sea tu número de teléfono, no quiero que me des una respuesta ahora, pero al menos dime que lo vas a pensar, que aún tengo una mínima oportunidad.

El verlo nuevamente hacía tambalear mi mundo, pero, aun así, le respondí firmemente:

—Dame tu número, yo te llamaré, si alguna vez estoy lista para volver contigo. No me busques por favor… es lo único que te pido… —pude ver en ese hermoso rostro la decepción, me partía el alma en mil pedazos.

—Janet tenía razón, te he perdido ¿verdad?, nunca debí dejarte —me acerqué para tomar sus manos y luego besarlas

—Jamás me perderás, te pertenezco de la misma forma que el día que te conocí, pero necesito tiempo para pensar Yannick, esto ha sido sorpresivo, no sé si estoy preparada para esto de nuevo… ¿entiendes? —Yannick solo asintió, después de eso, me dejó marcharme, con un torbellino de emociones invadiendo cada célula de mi cuerpo

 

Ir a la siguiente página

Report Page