Joy
1975 » Capítulo 88. Julio 18, viernes
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Julio 18, viernes
Clíqueti clac.
Los cañones quedaron emplazados a ochenta metros. Los hombres que los manejaron estaban cansados. Durante la tarde precedente, trabajaron con denuedo para emplazarlos donde quedaron. Y eso mismo hicieron la víspera y antevíspera. Llevaban tres días en ese trajín.
Cuando la señal llega, los cañones se convierten en periscopios. Giran y escupen agua. Mejor dicho, asperjan agua. A veces no asperjan agua, pero giran. Giran muy despacio. Son casi imperceptibles y acechan.
Clíqueti clac.
La señal parte del puesto de mando del «panzón».
La señal llega también a los carros de las HPF.
Las HPF se comunican entre sí y también con la gente de los cañones.
—¡Qué limpieza, qué nitidez! —exclama Alba.
—Mírelo ahora a cámara lenta, mayor —dice Carlos.
Cuando un cañón abandona su objetivo por la derecha, otro lo coge por su izquierda. El resto lo harán los perros. El resto lo hará el fuego. Y el agua.
—Ya están otra vez ahí —dice Carlos.
La coordinación del trabajo es tal, que ya las HPF van sobre seguro. Los perros hacen su trabajo en segundos. Y los que vienen tras ellos, son peores que Atila.