Joy

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1975 » Capítulo 70. Julio 8, martes

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Julio 8, martes

¡Sí, general! Por recomendación del propio doctor Vermeer se lanzó el vector no virulento. Que Murdock lo disculpara, pero el general Gregg no terminaba de entender aquello. Era un problema técnico, sir. ¿El general quería conocer los detalles científicos? Sí, quería. Pues bien: la ciencia no conocía un vector natural del YTD, aun cuando existían muchos eventuales. Que Murdock explicara la diferencia entre vectores naturales y eventuales. El vector natural era el que podía transportar indefinidamente el virus, sin verse afectado por él en su vida, ni en sus capacidades reproductoras. D’you understand, general? Vector eventual era, en este caso, cualquier áfido que, como se sabe, puede ser portador de virus, aunque se enferme y muera al poco tiempo como consecuencia de ello. Right? Correcto: El general había entendido. Pues bien, los trabajos de Van Vermeer y Hunt, demostraron que de los ochenta y tres áfidos presentes en la fauna cubana, la Toxoptera aurantii era el más resistente, el mejor vector del Young Tree Decline. Vermeer logró, en algunos casos, la reproducción de áfidos virulentos; aunque en su mayoría, los individuos morían sin reproducirse, víctimas del virus que portaban en su aparato bucal. Entonces, general, para el plan Joy se aspiraba a lograr una reproducción masiva de la Toxoptera aurantii, y para ello lo mejor era cultivar una raza vigorosa, sana, bajo condiciones lumínicas que estimularan el desarrollo de formas sexuadas y aseguraran las mejores condiciones de reproducción. ¡Claro, claro! Ahora sí, el general Gregg comprendía: se trataba de asegurar primero la propagación del vector y luego hacerlo virulífero. That’s it, sir! That was the point, general! ¿Y en cuánto tiempo calculaba Murdock que se podría asegurar la contaminación total de la Isla? Bueno, general, un solo día de lanzamientos de savia de ocuje contaminada haría estragos enormes. Si se lograba trabajar sin tropiezos durante ocho días, la zona de Jagüey Grande quedaría condenada a perecer un par de años después; y en Isla de Pinos, bastaría con tres o cuatro días para lograr el mismo resultado. Los cálculos realizados por Van Vermeer establecían que un mes después de aquellos lanzamientos de savia contaminada, los virus estarían ya alojados en un veinte por cierto de las plantaciones cubanas y para fines del 76 se podría asegurar la contaminación total… Un momento, Murdock, un momento. ¿No acababa de explicarle que la Toxoptera aurantii moría generalmente sin reproducirse una vez contaminada? ¿Quién iba a asegurar, entonces, la propagación del virus? ¡Las otras ochenta y dos especies de áfidos, general! Las mismas Toxopterae aurantii que llegaran de otras zonas ayudadas por los vientos y por la propia Agencia, general. ¡Todo el mundo, general! Los estudiantes de las secundarias, los trabajadores de los viveros, las aves. ¡Toda la naturaleza sería aliada gratuita del plan Joy, general! Wonderful, Murdock! ¿Y quién concibió aquel plan, Murdock? Pues… ejem… modestamente general, Murdock lo concibió tras conocer unas informaciones obtenidas por Jerry White, general. ¿Y quién era Jerry? Era uno de sus colaboradores, encargado de la superintendencia del área. Pero lo cierto, general Gregg, era que si los dos hombres destinados para el trabajo de lanzar la savia del Colophylum antillarum, conseguían realizarlo sin ser capturados en los primeros ocho días, ya en el 80 Cuba no podría exportar más cítricos a ninguna parte. ¿Y los síntomas de la enfermedad? Los síntomas, general, no se notarían antes del 77. ¿Tan tarde? Sí, general; para el plan Joy se utilizó una línea de virus poco activa, pero persistente. Además, eso daría tiempo para propagar la enfermedad a otras áreas, como Argelia, Panamá, quizá México… ¿Y Siria? No, general; Siria no, por la vecindad con Israel. Lo importante era lograr que la operación no apareciera como un sabotaje exclusivo contra Cuba, con los consiguientes dolores de cabeza para Washington. Okey? Yes. Además, general, no había dudas de que la sanidad cubana era muy persistente en su control biológico, y por eso la maniobra de las palomas; para tenerlos intrigados con el pulgón del melocotón y la Tristeza. Aquello les restaría disposición y sobre todo gente para combatir el aumento de la Toxoptera aurantii desde un principio, puesto que ya estaban familiarizados con ella y no temerían de su parte ciertos daños mecánicos, insignificantes. Sí, sí: muy bien Murdock, muy bien. Ahora sí, el general comprendía… En realidad, Murdock, el accidente del doctor Clark determinó que el general debiera ocuparse de todos sus asuntos, de un día para otro, y entre ellos, los sistemáticos del Caribe. Y en su momento, Gregg había leído las minutas del plan Joy, pero como no participara de sus inicios, necesitaba documentos sobre sus aspectos oscuros. Pero ahora sí lo comprendía en su esencia y lo consideraba muy bien encaminado. De todas maneras, él necesitaba que Murdock le detallara la situación de Mauricio y su grupo, la situación física del operativo, y sobre todo, el plan de evacuación. Bien, general, en cuanto a eso… No, no; que Murdock le hiciese un reporte por escrito, con la clave N-7, de la situación de Cuba, hasta ese mismo día; y please, que no se marchara de Langley hasta terminarlo. ¿Entendido? Entendido, general: esa misma tarde se lo entregaría en su despacho; pero Murdock necesitaba, además, conforme a lo convenido en las bases del programa realizado con el extinto doctor Clark, que se le diera el visto bueno para iniciar de inmediato el lanzamiento del virus. ¿Esa autorización la tenía que dar Langley? Exactly, general! La Agencia había dado luz verde para toda la primera etapa de la fase B, pero se hizo hincapié en que el virus no se lanzaría sin la autorización de los headquarters de Virginia. All right, Murdock: Go ahead. El general Gregg consultaría de inmediato el asunto, y esa misma tarde, cuando Murdock le llevara el informe, tal vez pudiera decidir algo al respecto.

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