Igor

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Capítulo veintidós

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Capítulo veintidós

Se vistieron y salieron del gimnasio. Fueron directos a la habitación de Igor para darse juntos una ducha, y luego bajaron a comer.

Durante la cena, todos se sentaron en la extensa mesa del comedor, y las bromas con respecto a ellos no faltaron. Sus compañeros se mofaron casi todo el rato de Grayson, pero de forma cariñosa, sólo querían molestarlo para pasar el tiempo y hacerlo picar.

La verdad es que no lo consiguieron, porque él estaba orgulloso de lo que sentía por Emerson y no pretendía ocultarlo.

Esa noche se quedaron a dormir allí. Por la mañana, o al menos eso fue lo que ella creyó cuando lo oyó levantarse, abrió a duras penas un ojo, y pudo comprobar que fuera todo estaba oscuro.

—¿A dónde vas?

—Shh, duerme, deja mis sábanas impregnadas de tu perfume, que me encanta. Es muy temprano, pero debo comenzar mi rutina; aún no ha amanecido.

—Dios, es cierto que eres un ser de otro planeta que se levanta al alba.

Emers se volteó, se cubrió la cabeza con la almohada y continuó durmiendo.

El sonido de la ducha la volvió a despertar; no sabía cuánto tiempo había pasado desde que Gray había abandonado la cama, así que cogió su móvil de la mesilla de noche y miró la hora. Vio que ya debía levantarse, para ducharse y llegar a tiempo a su trabajo, así que se unió a él en el baño.

—No quería que te despertaras.

—Es hora de que lo haga, debo ir al estudio.

Después de desayunar, ella se montó en su coche y se largó de allí.

* * *

Fue muy fácil para ambos empezar a adaptarse al otro; los días comenzaron a sucederse sin que se dieran cuenta y terminó pasando otro mes, en el que no faltó ni un solo día en el que ella se prometiera a sí misma que se sentaría a hablar con él, pero siempre aparecía una nueva excusa que era suficiente para que Emerson no lo hiciera. En realidad, sólo se trataba de postergar el momento, arrebatándole al destino un día más junto a él.

Las cosas en la agencia cada día iban mejor, y ella estaba buscando dónde mudarse para poder traer a sus mascotas consigo. Además, necesitaba un lugar más espacioso para que incluso Grayson pudiera pasar tiempo también a su lado… aunque, de todas maneras, algunas noches habían hecho trampa con la señora Maggi, pues él entraba a hurtadillas y se iba muy temprano sin que ella se diera cuenta.

En fin, eso es lo que ellos creían, porque la verdad era muy diferente.

Con el correr del tiempo la propietaria se había dado cuenta de que Emerson no era una chica ligera de cascos, así que prefirió hacer la vista gorda y alegrarse de esos momentos que ellos creían que le pasaban desapercibidos, como si no se enterase de nada.

Lo cierto es que se notaba lo mucho que Grayson y Emerson se querían, y ella también deseaba poner, de alguna forma, su granito de arena para que la relación entre ambos continuara avanzando.

Esa noche era un ejemplo de ello. Emerson iba a terminar tarde en el estudio, y él sabía de antemano que así sería; por ello, le pidió a Giovanni que lo llevara más temprano hasta allá y Gray se empecinó en quedarse con ella hasta que acabara el trabajo. No quería que saliera de noche sola y que se expusiera a sufrir algún atraco.

Cenaron incluso en el estudio y, cuando Emers dio por concluida su jornada laboral, se fueron juntos en el coche de ella hasta su casita, en el 1100 de Castle Way.

—Déjame que te ayude económicamente a mudarte a una vivienda más grande para que puedas traer a tus animales.

—No, Grayson, no; ya aparecerá algo que yo pueda pagar. No voy a aceptar tu dinero por nada del mundo.

—No puedo continuar entrando aquí como si fuera un delincuente.

—No lo hagas, entonces; acepta cuando no nos podemos ver y sanseacabó.

—¿Acaso no te gusta que pasemos cada noche juntos?

—Por supuesto que sí.

—¿Entonces?

—Entonces, deja de discutir conmigo, porque no cederé, y hazme el amor.

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