Hitchcock

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Cine sonoro » 1932. Lo mejor es lo malo conocido

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LO MEJOR ES LO MALO CONOCIDO

(RICH AND STRANGE - 1932)

Producción British International, John Maxwell; Inglaterra. Dirección: Alfred Hitchcock. Guión: Alma Reville, Val Valentine y Alfred Hitchcock, sobre una novela de Dale Collins. Fotografía: Jack E. Cox, Charles Martin. Música: Hal Dolphe. Edición: Winifred Cooper y Rene Harrison. Intérpretes: Henry Kendall (Fred Hill), Joan Barry (Emily Hill), Percy Marmont (Gordon), Betty Amann (la «princesa»), Elsie Randolph (la vieja doncella). Duración: 83 minutos. // Rodada en 1932 en Marsella, Port Said y en los estudios Elstree, Gran Bretaña. Estrenada en 1932.

SINOPSIS: Fred y Emily Hill, terriblemente aburridos de su vida hogareña y rutinaria, anhelan un cambio, que llega en forma de una herencia familiar. Con el dinero empiezan a recorrer el mundo; llegan a París, visitan el Folies Bergère y disfrutan durante el viaje de excesos que antes no se habían permitido. Emily se enamora del comandante Gordon y Fred de una falsa princesa. La nave naufraga y ellos, ante la perspectiva de la muerte, se juran de nuevo amor eterno. Vuelven en sí para darse cuenta de que han sido rescatados por un bote chino recolector de basura. Fred y Emily regresan a la paz del hogar que tanto despreciaban.

Aunque este filme fue rodado después que El número 17, su estreno fue anterior.

Después de un reciente viaje alrededor del mundo, Hitchcock y su esposa Alma deseaban hacer un filme basado en esa experiencia. El resultado ha sido proclamado unánimemente como uno de los más interesantes filmes de su periodo inglés. La elección del reparto empezó mientras se rodaba El número 17, y Spoto destaca el acierto al contratar a Elsie Randolph. Yo, francamente, no puedo dejar de mencionar el desatino que me parece la apariencia de Henry Kendall, quien durante el periodo strange de la pareja resulta muy a tono, pero que se ve francamente misscast al principio; como hombre de familia su rostro está lejos de ser ingenuo y apacible. Debajo de esas cejas se adivina la semilla de un próspero violador de gallinas.

El tema de una pareja en vías de separación y su paso a través de la «terapia del riesgo» (acompañada frecuentemente por un viaje o desplazamiento geográfico considerable), que pronto se convertiría en una de las ideas recurrentes de Hitchcock, encuentra por primera vez en esta cinta una exposición clara y extensa, pues estaba latente desde El jardín de la alegría y Downhill.

Al respecto, Rohmer y Chabrol dicen:

El tono de este trabajo es la imagen misma de su historia. Toda la primera parte, deliberadamente caricaturesca, merece el adjetivo de picaresca. Divertidas y salvajes escenillas abundan mientras la nave toca Port Said o Colombo. El reparto es siempre feroz; los personajes son títeres que parecen trabajar autónomamente. La posición del autor es siempre clara: una lástima soberana, que volverá a aparecer en trabajos más recientes, como La ventana indiscreta (Rear Window, 1954). Esa lástima esconde la acidez del moralista; la última oleada de sentimiento de parte de sus personajes es suficiente para transformar esa piedad en afecto.

Spoto afirma que Hitchcock «es quizá más crítico con aquellos que invitan al caos por una búsqueda desordenada de emociones […] sus aventuras les muestran únicamente qué tan carentes de valor pueden ser los ricos. El conflicto, una vez más, se da entre apariencia y realidad».

La cinta fue un inesperado fracaso económico y marcó el fin de la asociación entre Hitch y la British International Pictures.

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