Hitchcock

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Periodo norteamericano » 1955. Atrapa a un ladrón

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ATRAPA A UN LADRÓN

(TO CATCH A THIEF - 1955)

Producción Paramount, Alfred Hitchcock; Estados Unidos. Dirección: Alfred Hitchcock. Guión: John Michael Hayes, basado en la novela de David Dodge. Fotografía (en color y Vista Visión): Robert Burks. Supervisor de efectos especiales: John P. Fulton. Efectos opacos: Farciot Edouart. Música: Lynn Murray. Edición: George Tomasini. Vestuario: Edith Head. Asistente de producción: Herbert Coleman. Fotografía: Wallace Kelley. Intérpretes: Cary Grant (John Robie), Grace Kelly (Frances Stevens), Jessie Royce Landis (Jessie Stevens), John Williams (H. H. Hughson), Brigitte Auber (Danielle Foussard), Charles Vanel (Bertani), René Blancard (comisionado Lepic). Duración: 97 minutos. // Estrenada en 1955.

SINOPSIS: John Robie, famoso ex ladrón de joyas, se ha retirado de su peligroso negocio y vive pacíficamente en la Costa Azul de Francia. Una nueva ola de robos que reproducen exactamente el método de Robie hace sospechar de él a la policía. Robie conoce a Frances Stevens, ociosa millonaria norteamericana de viaje por Francia en busca de aventuras y emociones que encuentra encarnadas en el ex ladrón. Robie se deja admirar y se enreda con ella íntimamente mientras trata de encontrar al verdadero culpable de los robos ayudado por su amigo, el agente de seguros H. H. Hughson. Finalmente, el ladrón aparece: es una jovencita, Danielle Foussard, hija de un fallecido miembro de la resistencia francesa, colega de Robie. Danielle había aprendido los métodos de Robie, por quien sentía un profundo rencor porque lo culpaba de la muerte de su padre.

«Todo en esta broma privada […] evoca la vacación, la fantasía. La sátira permanece ácida, pero una vez obtenida su meta, se relaja en una sonrisa, no en una mueca». Este comentario de Rohmer y Chabrol describe exactamente la sensación relajada y festiva que produce la cinta más espontánea de Hitchcock desde Inocencia y juventud, y una de las pocas en que explora un sentido del humor más adulto, de doble sentido que, sorprendentemente, no provocó la censura del filme en tiempos de un Hollywood puritano.

Spoto resalta el uso de las joyas como indicadores de «algo más profundo» y Truffaut nos dice que «a pesar de las apariencias, una vez más, Hitchcock permanece fiel a sus temas perennes: intercambiabilidad, el crimen revertido e identificación moral y casi física de dos seres humanos» (Danielle y Robie). Pero es casi imposible proponer un análisis «serio» de esta cinta (igual que Inocencia y juventud) sin sentirlo como imposición, más que como una verdadera necesidad crítica. Atrapa a un ladrón exige ser tomada con la intención liviana y fresca con la que fue hecha, aunque en el cómo fue hecha encontramos a un Hitchcock tan preciso en su narrativa como siempre.

El crítico Tim Lucas afirma que durante la secuencia en que Cary Grant y Grace Kelly son perseguidos por un coche policial y «en un momento clave, él [Grant] pregunta retóricamente: “La policía, ¿siguiéndome a mí?”. Kelly entonces se dirige a él por su nombre: “Sí, a ti John Robie ¡el gato!”». Lucas declara haber notado «una extraña mancha o decoloración» que dura un instante «durante el plano medio de la cara perpleja de Grant». Más tarde y después de una investigación más detallada, esta «mancha» resulta ser una imagen subliminal del gato negro mascota de Grant. Este dato lo puede comprobar el lector viendo la copia en vídeo de la cinta. Por lo demás, esta es la primera ocasión que este comentario se recoge en un libro.

La profundidad de la cinta queda bien definida en una anécdota consignada por Spoto:

John Michael Hayes recuerda que durante el rodaje de la persecución por los tejados, Hitchcock lo llamó a lo alto del andamiaje. «Míralos allá abajo», le dijo el director a su guionista, «piensan que discutimos algo importante y profundo. Pero yo solo quería averiguar si tienes tanto temor a las alturas como yo».

APARICIÓN DE HITCHCOCK: Sentado cerca de Cary Grant y de una jaula de aves.

Escena de Atrapa a un ladrón (1955), una «broma privada», en opinión de Rohmer y Chabrol. Fue protagonizada por Cary Grant —que encarna a un famoso ex ladrón de joyas— y Grace Kelly —en el papel de la joven milionaria Frances Stevens

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