Grey

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Jueves, 9 de junio de 2011

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Jueves, 9 de junio de 2011

La doctora levanta las manos.

—No voy a hacerte daño. Tengo que examinarte la tripita. Toma.

Me da una cosa fría y redonda que hace como de ventosa y me la deja para que juegue.

—Te lo pones en la tripita y yo no te tocaré y podré oírla.

La doctora es buena… La doctora es mi mamá.

Mi nueva mamá es guapa. Es como un ángel. Un ángel que hace de doctora. Me acaricia el pelo. Me gusta que me acaricie el pelo. Me deja comer helado y pastel. No me grita cuando encuentra el pan y las manzanas escondidos en mis zapatos. O debajo de mi cama. O de mi almohada.

—Cariño, la comida está en la cocina. Cuando tengas hambre, solo hace falta que vengas a buscarnos a papá o a mí. Señala la comida con el dedo. ¿Podrás hacerlo?

Hay otro niño. Lelliot. Es malo. Por eso le pego. Pero a mi nueva mamá no le gustan las peleas. Hay un piano. Me gusta el ruido que hace. Me pongo delante del piano y aprieto las cosas blancas y negras. Las negras hacen un ruido raro. La señorita Kathie se sienta al piano conmigo. Ella me enseña las notas negras y blancas. Tiene el pelo largo y castaño y se parece a alguien que conozco. Huele a flores y a pastel de manzana en el horno. Huele a cosas buenas. Hace que el piano suene bonito. Es amable conmigo. Sonríe y yo toco. Sonríe y yo soy feliz. Sonríe y es Ana. La preciosa Ana, sentada conmigo mientras toco una fuga, un preludio, un adagio, una sonata. Suspira y me posa la cabeza en el hombro, y sonríe.

—Me encanta oírte tocar, Christian. Te quiero, Christian.

Ana. Quédate conmigo. Eres mía. Yo también te quiero.

Despierto sobresaltado.

Hoy la recuperaré.

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