Freedom®

Freedom®


Segunda parte. Marzo » Capítulo 11:// Cazado

Página 18 de 59

Loki atravesó la destrozada puerta del bungalow llevando su casco oscuro y su traje de motorista. No le preocupaba demasiado su seguridad. Como Hechicero de nivel 56 de la red oscura, tenía el mejor armamento que podía comprarse con créditos. Su traje negro parecía de cuero reforzado con alambre de titanio, pero en realidad estaba hecho de fibras de polímeros flexibles rellenas de líquido denso, una mezcla de polietileno de glicol y partículas de silicio, cuya estructura química se endurecía al instante para solidificarse bajo una rápida compresión. En términos técnicos, el gel desplegaba una resistencia pura altamente no-lineal dependiente de la ratio, lo que en términos profanos significaba que podía detener una bala o un cuchillo mientras seguía siendo cómoda. Sin embargo, Loki también tenía láminas antigolpes de un compuesto cerámico en zonas críticas, y en el dorso de sus guantes, tanto por estética como por protección. Ésta era la armadura de batalla de su facción, y rara vez se movía sin ella. Sobre todo en estos tiempos azarosos.

Llevaba también las manos cubiertas con unos guantes blindados de gel, con líneas de fibra óptica que corrían como venas por los dorsos de sus manos y por todo su cuerpo, hasta conectar con un ordenador portátil en la parte trasera de su cinturón. Dos de las líneas de fibra también corrían hasta las lentes contenidas en los anexos de titanio grabados en los extremos de sus índices para albergar sus armas de LIPC.[7] En la hebilla de su cinturón llevaba el símbolo de la facción Stormbringer: dos relámpagos cruzados con cráneos en cada cuadrante. Así era la cultura de la red oscura: el manga cobraba vida.

A través de los sensores de su atuendo, Loki podía «sentir» el mundo inmediatamente a su alrededor, en una esfera completa. Pegada a la piel llevaba una camiseta táctil que mandaba señales electrónicas como los píxeles de una pantalla, para proporcionarle una impresión sensorial de la zona que lo rodeaba. Podía «sentir» las paredes y formas de los obstáculos que tenía delante en la oscuridad o el humo.

En su chaleco enlazaba más cosas que la geometría cercana. También reservaba varias zonas de su piel para impulsos eléctricos más potentes: alertas de su manada de pecaríes, noticias de la red oscura, o sobre el Comandante, o menciones de su nombre en la vida real que aparecieran en cualquier parte de la red. Estaba íntimamente ligado al mundo que lo rodeaba, tanto el real como las innumerables dimensiones del Espacio-D.

Observó los muebles manchados con la sangre y las vísceras de los contratistas militares muertos. Su sistema de filtrado de aire impedía que la mayor parte del hedor intestinal llegara a su nariz. La sangre seguía chorreando por las paredes y el techo. Había un pecarí destrozado humeando en un rincón, pero el penetrante alarido del detector de humo no lo afectaba gracias al aislamiento de su casco de motociclista.

Una mirada a la habitación confirmó lo que ya sabía. El Comandante no se contaba entre los muertos. Loki había pilotado por control remoto al pecarí líder, y los demás iban conectados a él. Tal vez el asalto frontal había sido un error. El Comandante era un agente veterano, después de todo.

Pero quizá aquí todavía hubiera datos de inteligencia útiles. La «Secta de la Eficacia» se había reunido en este lugar por un motivo. Con varios pecaríes más patrullando el perímetro, Loki calculaba que disponía de un rato antes de que la policía local hiciera acopio de valor para avanzar tras la carnicería de la puerta principal.

Pasó por encima del cadáver destripado de un grueso latinoamericano que llevaba un traje caro. El hombre había sido abierto desde el cuello a la ingle, llegando hasta la espina dorsal, y luego de la cadera al hombro. En el suelo, debajo de él, había un mapa empapado en sangre. Apartó el cadáver de una patada y volcó una mesa para descubrir un mapa topográfico. Advirtió un grupo de grandes mapas de reconocimiento de la zona del Medio Oeste de los Estados Unidos esparcidos por toda la sala. Estaban rotos y manchados de sangre.

¿Qué estás planeando, Comandante?

Tomó varias fotos de alta definición con su pantalla HUD. Extendió entonces una mano enguantada en negro para conectar un estrato del Espacio-D, un estrato que reveló todos los datos de los aparatos inalámbricos emitidos en sus inmediaciones. Con ella, vio inmediatamente los identificadores de equipos móviles (MEID) de varios teléfonos que flotaban sobre los cadáveres en el Espacio-D, además de identificaciones Bluetooth de varios auriculares y otros aparatos inalámbricos del bungalow. También pudo ver las SSID de los puntos de acceso Wi-Fi cercanos, flotando en el espacio tridimensional como globos de texto.

Activó un portal de búsqueda de telecomunicaciones en la red oscura, que apareció como un único anillo de luz anaranjada flotando en el aire a un palmo de él. Era un receptáculo digital del que barrió cada uno de los MEID de los teléfonos de los muertos con un gesto de la mano. El círculo anaranjado destelló y en un momento se encogió, transformándose en una serie de seis nombres asociados con esos auriculares. Eran alias, naturalmente, pero Loki no estaba buscando sus nombres. Quería su red social.

Se volvió a mirar las puertas cristaleras destrozadas, las cortinas que ondulaban con la brisa tropical. El Comandante había estado aquí, y no podía haber ido demasiado lejos.

Apartó su portal app del Espacio-D y recuperó una foto satélite de su actual posición GPS. La imagen del tejado del bungalow flotó como un objeto del Espacio-D, en una dimensión transparente particular, a un palmo y medio delante él, lo que le permitía trabajar con ella. Con un par de clics superpuso los datos de rastreo de los teléfonos móviles de cuatro operadoras importantes sobre la imagen del tejado del bungalow. Ajustó un dispositivo deslizante para retroceder en el tiempo desde el presente, mostrando diversos puntos (cada uno representaba un móvil) que se movían por el bungalow. Había seis individuos. Entonces divisó al séptimo que entraba desde el patio más o menos en el momento en que su pecarí líder golpeó la puerta.

Loki salió y dejó que el reloj avanzara, observando el punto que representaba al móvil atravesar las puertas cristaleras, y luego cruzar el jardín hacia el aparcamiento. En ese momento el teléfono desapareció del mapa.

Volvió atrás y pulsó el punto, recuperando su MEID, que luego introdujo en su lista de búsqueda de portales.

Ahora tenía siete identidades. Examinó el último nombre, el alias actual del Comandante:

Anson Gregory Davis.

De inmediato envió la identidad a la sección de la red oscura dedicada a buscar al Comandante. Sabía que cientos de miles de personas le seguían los pasos. Tal vez el Comandante cometería el error de usar una tarjeta de crédito con esa identidad en las próximas horas. Del mismo modo, sabía que también analizarían las pautas de compras de esa identidad. ¿Se tomaba el Comandante un café a la misma hora cada día? ¿Bebía un tipo raro de whisky escocés? ¿Fumaba un puro raro, o tenía algún otro gusto único que no pudiera ser enmascarado por una identidad falsa? ¿Un gusto que pudieran utilizar para detectarlo dondequiera que reapareciese? Si era así, el grupo lo encontraría.

Mientras tanto, Loki quería ver con qué tipo de amigos había estado hablando el «señor Davis». Pulsó en el nombre y éste se extendió rápidamente en un mapa de puntos de diversos tamaños que irradiaban de un núcleo central, como el mapa de un sistema solar. Sabía que cada punto representaba un número telefónico único con el que el Comandante había hablado desde este móvil específico. El tamaño del punto representaba la frecuencia de la llamada. Con otro clic, examinó las llamadas hechas por los colegas con los que más había hablado el Comandante. Los expertos de inteligencia llamaban a este tipo de mapas una «comunidad de intereses», y cada nivel de detalle era una «generación». Ahora estaba contemplando una «comunidad de intereses de dos generaciones» del Comandante. Superpuso los datos de las llamadas sobre un mapa del mundo, y advirtió una dispersión geográfica muy regular dentro de Estados Unidos, más unas cuantas docenas de llamadas internacionales a Europa, Asia y Oriente Medio.

Añadió los datos de segunda generación de los colegas con los que más había hablado, y de repente empezó a formarse una pauta. De hecho, se concentraba en los estados del Medio Oeste: Kansas, Iowa, Missouri. Trazar el mapa de la tercera generación hizo que la pauta fuera aún más clara.

Había operaciones en marcha en el Medio Oeste. Loki contempló ansioso los diminutos puntos. Cada uno representaba a una persona, una persona que ahora conocía y que podía ser rastreada. En este nivel de abstracción, parecían hormigas.

Hormigas que estaban a punto de ser aplastadas…

Ir a la siguiente página

Report Page