Focus

Focus


Notas

Página 45 de 48

N

o

t

a

s

[1] El tronco cerebral, por ejemplo, ubicado justo encima de la médula espinal, alberga el barómetro neuronal que registra nuestra relación con el entorno y aumenta o disminuye el arousal y la atención dependiendo del grado de vigilancia que necesitemos. Los lectores interesados en conocer los fundamentos básicos de cada aspecto de la atención pueden ver el artículo de Michael Posner y Steven Petersen titulado «The Attention System of the Human Brain»,

Annual Review of Neuroscience, 13, 1990, págs. 25-42. <<

[2] Entre esos sistemas cabe destacar, por ejemplo, el biológico, el ecológico, el económico, el social, el físico y el químico, tanto en sus versiones newtonianas como cuánticas. <<

[3] M.I. Posner y M.K. Rothbart, «Research on Attention Networks as a Model for the Integration of Psychological Science»,

Annual Review of Psychology 58, 2007, págs. 1-27, en 6. <<

[4] Anne Treisman, «How the Deployment of Attention Determines What We See»,

Visual Search and Attention 14, 2006: 4-8. <<

[5] Véase Nielsen Wire, 15 de diciembre de 2011. http://bit.ly/sTBRR8. <<

[6] Mark Bauerlein, «Why Geny-Y Johnny Can’t Read Nonverbal Cues»,

Wall Street Journal, 28 de agosto de 2009. <<

[7] El criterio para diagnosticar la «adicción» no específica un número determinado de horas de juego (o, salvando las distancias, de tragos de alcohol), sino que se centra, por el contrario, en los problemas generados por el hábito en otras dimensiones de la vida como la escuela, la familia o la sociedad. Una ludopatía perniciosa puede provocar el mismo tipo de estragos personales que los producidos por las drogas o el alcohol. Daphne Bavelier

et al., «Brains on Video Games»,

Nature Reviews Neuroscience, diciembre de 2011, Vol. 12, págs. 763-768. <<

[8] Wade Roush, «Social Machines»,

Technology Review, agosto de 2005. <<

[9] Herbert Simon, «Designing Organizations for an Information-Rich World», en Donald M. Lamberton (ed.),

The Economics of Communication and Information. Cheltenha (Reino Unido): Edward Elgar, 1997. Citado en Thomas H. Davenport y John C. Back,

The Attention Economy. Boston, MA: Harvard University Press, 2001, pág. 11. <<

[10] William James,

Principles of Psychology, 1890; citado en Jonathan Schooler

et al., «Meta-Awareness, Perceptual Decoupling and the Wandering Mind»,

Trends in Cognitive Science, 15, número 7, julio de 2011, págs. 319-26. <<

[11] Ronald E. Smith

et al., «Measurement and Correlates of Sport-Specific Cognitive and Somatic Trait Anxiety: The Sport Anxiety Scale»,

Anxiety, Stress & Coping: An International Journal, 2, número 4, 1990, págs. 263-280. <<

[12] Tratar de centrarse en una sola cosa ignorando el resto supone, para el cerebro, una especie de conflicto. La estructura cerebral mediadora en ese conflicto es la corteza cingulada anterior (CCA), que es la que identifica ese tipo de problemas y recluta, para resolverlos, a otras regiones cerebrales. Para centrarse en un foco atencional, la CCA apela al control cognitivo proporcionado por el área prefrontal, que desactiva los circuitos distractivos y amplifica aquellos que nos permiten lograr un pleno foco atencional. <<

[13] Cada uno de estos elementos esenciales refleja aspectos de la atención que abordamos en nuestra exploración. Richard J. Davidson y Sharon Begley,

The Emotional Life of Your Brain, Nueva York: Hudson Street Press, 2012. <<

[14] Heleen A. Slagter

et al., «Theta Phase Synchrony and Conscious Target Perception: Impact of Intensive Mental Training»,

Journal of Cognitive Neuroscience, 21, número 8, 2009, págs. 1536-1549. <<

[15] La corteza prefrontal es la que mantiene la atención, mientras que una región cercana, la corteza parietal, se ocupa de apuntar a un objetivo concreto. Cuando nuestra concentración se desdibuja, esas regiones se desactivan y nuestro foco atencional se desplaza a la deriva, quedando a merced de todo aquello que llame nuestra atención. <<

[16] Estos estudios han puesto de relieve que el cerebro de las personas aquejadas de trastorno de déficit de atención e hiperactividad [TDAH] muestra una actividad mucho menor en la región prefrontal y una menor sincronización de fase: A.M. Kelly

et al., «Recent Advances in Structural and Functional Brain Imaging Studies of Attention-deficit/Hyperactivity Disorder»,

Behavioral and Brain Functions, 4, 2008, p. 8. <<

[17] Respuestas: 1) cierre de fase; 2) sensorial y emocional, y 3) la capacidad de concentrarse e ignorar las distracciones. <<

[18] Jonathan Smallwood

et al., «Counting the Cost of an Absent Mind: Mind Wandering as an Underrecognized Influence in an Educational Performance»,

Psychonomic Bulletin and Review, 14, número 12, 2007, págs. 230-236. <<

[19] Nicholas Carr,

The Shallows. Nueva York: Norton, 2011. <<

[20] Martin Heidegger,

Discourse on Thinking. Nueva York: Harper & Row, 1966, p. 56. Heidegger ha sido citado por Carr, en

The Shallows, en su advertencia sobre «lo que internet está haciendo a nuestros cerebros», nada bueno, en su opinión. <<

[21] George A. Miller, «The Magical Number Seven, Plus or Minus Two: Some Limits on our Capacity for Processing Information»,

Psychological Review, 63, 1956, págs. 81-97. <<

[22] Steven J. Luck y Edward K. Vogel, «The Capacity for Visual Working Memory for Features and Conjunctions»,

Nature, 390, 1997, págs. 279-281. <<

[23] Clara Moskowitz, «Mind’s Limit Found: 4 Things at Once»,

LiveScience, 27 de abril, 2008, http://bit.ly/II7Ine. <<

[24] David Garlan

et al., «Toward Distraction-Free Pervasive Computing»,

Pervasive Computing, IEEE, 1, número 2, 2002, págs. 22-31. <<

[25] Clay Shirky,

Here Comes Everybody. Nueva York: Penguin Books, 2009. <<

[26] Estos lazos débiles pueden ser considerados, en la política de las organizaciones, como una fortaleza oculta. En las organizaciones matriciales, la gente, en lugar de trabajar ateniéndose a una cadena de mando, tiene que influir en alguien sobre quien no tiene el menor control. Los lazos débiles, en cuanto relaciones a las que podemos recurrir en busca de ayuda o consejo, constituyen un capital social muy interesante. A falta de cualquier vínculo natural con el otro grupo en el que debamos influir, nuestras oportunidades son muy limitadas. <<

[27] Véase la entrevista de Thomas Malone en Edge.org, http://bit.ly/UpcFIT. <<

[28] Howard Gardner, William Damon y Mihalyi Csikszentmihalyi,

Good Work: When Excellence and Ethics Meet, Nueva York: Basic Books, 2001, y Mihalyi Csikszentmihalyi,

Good Business. Nueva York: Viking, 2003. <<

[29] Mihalyi Csikszentmihalyi y Reed Larson,

Being Adolescent: Conflict and Growth in the Teenage Years. Nueva York: Basic Books, 1984. <<

[30] Mientras nos hallamos «en la zona», puede producirse una moderada activación de la red por defecto. Michael Esterman

et al., «In the Zone or Zoning Out? Tracking Behavioral and Neural Fluctuations During Sustained Attention»,

Cerebral Cortex, http://bit.ly/15QnHyi, 31 de agosto de 2012. <<

[31] Henri Poincairé, citado en Arthur Koestler,

The Act of Creation. Londres: Hutchinson, 1964, págs. 115-116. <<

[32] Algunos científicos cognitivos denominan mentes «separadas» a estos sistemas. En mi libro

Inteligencia social, me he referido a los sistemas descendente y ascendente como «camino bajo» y «camino alto», respectivamente. Daniel Kahneman, en su libro

Thinking Fast and Slow (Nueva York: Farrar, Straus and Giroux, 2012), utiliza las expresiones «sistema 1» y «sistema 2», a las que denomina «ficciones expositivas» y que, para mí, resultan tan difíciles de mantener como la «Cosa Uno» y la «Cosa Dos» de

El gato en el sombrero. Dicho esto, cuanto más profundizamos en el cableado neuronal, menos satisfactorias resultan las expresiones «bajo» o «alto» aunque, a pesar de ello, seguiremos utilizándolas. <<

[33] Kahneman,

Thinking Fast and Slow, p. 31. <<

[34] La médula espinal humana es uno de los muchos ejemplos que la evolución nos proporciona de diseño aceptable aunque no perfecto. Basado en sistemas más antiguos, ese simple apilamiento óseo en una sola columna funciona adecuadamente (aunque un trípode flexible de tres columnas hubiese resultado mucho más robusto). Cualquier persona aquejada de hernia discal o artritis cervical puede dar testimonio de estas imperfecciones. <<

[35] Lolo Jones y Sean Gregory, «Lolo’s No Choke»,

Time, 30 de julio de 2012, págs. 32-38. <<

[36] Sian Beilock

et al., «When Paying Attention Becomes Counter-Productive»,

Journal of Experimental Psychology, 18, número 1, 2002, págs. 6-16. <<

[37] Todo esfuerzo para relajarnos está probablemente condenado al fracaso, especialmente en aquellos momentos en que más preocupados estamos por nuestro trabajo. Véase Daniel Wegner, «Ironic Effects of Trying to Relax Under Stress»,

Behaviour Research and Therapy Journal, 35, número 1, 1997, págs. 11-21. <<

[38] Daniel Wegner, «How to Think, Say or Do Precisely the Worst Thing for Any Occasion»,

Science, 3 de julio de 2009, págs. 48-50. <<

[39] Christian Merz

et al., «Stress Impairs Retrieval of Socially Relevant Information»,

Behavioral Neuroscience, 124, número 2, 2010, págs. 288-293. <<

[40] «Unshrinkable»,

Harper’s Magazine, diciembre de 2009, págs. 26-27. <<

[41] Yuko Hakamata

et al., «Attention Bias Modification Treatment»,

Biological Psychiatry, 68, número 11, 2010, págs. 982-990. <<

[42] Cuando los psicólogos mantuvieron algunas sesiones con individuos aquejados de ansiedad social a los que animaban a mirar los rostros amistosos y neutrales de una multitud, en lugar de fijarse en los rostros enojados, dos tercios de ellos lograron reducir su ansiedad. Norman B. Schmidt

et al., «Attention Training for Generalized Social Anxiety Disorder»,

Journal of Abnormal Psychiatry, 118, número 1, 2009, págs. 5-14. <<

[43] Roy Y.J. Chua y Zou y Xi Zou (Canny), «The Devil Wears Prada? Effects of Exposure to Luxury Goods on Cognition and Decision Making» (2 de noviembre de 2009). Harvard Business School Organizational Behavior Unit Working Paper nº 10-034. 2 de noviembre de 2009, accesible en: http://ssrn.com/abstract=1498525 o http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.1498525. <<

[44] Gavan J. Fitzsimmons

et al., «Non-Conscious Influences on Consumer Choice»,

Marketing Letters, 13, número 3, 2002, págs. 269-279. <<

[45] Patrik Vuilleumier y Yang-Ming Huang, «Emotional Attention: Uncovering the Mechanisms of Affective Biases in Perception»,

Current Directions in Psychological Science, 18, número 3, 2009, págs. 148-152. <<

[46] Arne Ohman

et al., «Emotion Drives Attention: Detecting the Snake in the Grass»,

Journal of Experimental Psychology: General, 130, número 3, 2001, págs. 466-478. <<

[47] Elizabeth Blagrove y Derrick Watson, «Visual Marking and Facial Affect: Can an Emotional Face Be Ignored?».

Emotion, 10, número 2, 2010, págs. 147-68. <<

[48] A.J. Schackman

et al., «Reduced Capacity to Sustain Positive Emotion in Major Depression Reflects Diminished Maintenance of Fronto-Striatal Brain Activation»,

Proceedings of the National Academy of Sciences, 106, 2009, págs. 22445-50. <<

[49] Ellen Langer,

Mindfulness, Reading, MA: Addison-Wesley, 1989. <<

[50] Eric Klinger, «Daydreaming and Fantasizing: Thought Flow and Motivation», en K.D. Markman

et al., (eds.),

Handbook of Imagination and Mental Stimulation. Nueva York: Psychology Press, págs. 225-240. <<

[51] Kalina Christoff, «Undirected Thought: Neural Determinants and Correlates»,

Brain Research, 1428, págs. 51-59. <<

[52] Ibíd., p. 57. <<

[53] Kalina Christoff

et al., «Experience Sampling during fMRI Reveals Default Network and Executive System Contributions to Mind Wandering»,

Proceedings of the National Academy of Sciences, 26 de mayo de 2009, 106, número 21, págs. 8719-8724. Las regiones ejecutivas clave son la corteza cingulada anterior y la corteza dorsolateral prefrontal y, en su modalidad por defecto, la corteza medial prefrontal y los circuitos asociados. <<

[54] J. Wiley y A.F. Jarosz, «Working Memory Capacity, Attentional Focus, and Problem Solving»,

Current Directions in Psychological Science, en prensa, 2012. <<

[55] Jonathan Schooler

et al., «Meta-awareness, Perceptual Decoupling and the Wandering Mind»,

Trends in Cognitive Science, 15, número 7, julio de 201, págs. 319-326. <<

[56] Citado en Steven Johnson,

Where Good Ideas Come From, Nueva York: Riverhead Books, 2010. <<

[57] Holly White y Priti Singh, «Creative Style and Achievement in Adults with ADHD»,

Personality and Individual Differences, 50, número 5, págs. 673-677. <<

[58] Kirsten Weir, «Pay Attention to Me»,

Monitor on Psychology, marzo de 2012, págs. 70-72. <<

[59] Shelley Carson

et al., «Decreased Latent Inhibition is Associated with Increased Creative Achievement in High-Functioning Individuals»,

Journal of Personality and Social Psychology, 85, número 3, septiembre de 2003, págs. 499-506. <<

[60] Siyuan Liu

et al., «Neural Correlates of Lyrical Improvisation: An fMRI Study of Freestyle Rap»,

Scientific Reports, 2, número 834, noviembre de 2012. <<

[61] La cita de Einstein ha sido recogida por Robert L. Oldershaw en un comentario publicado, en la revista

Nature, el 21 de mayo de 2012. <<

[62] Jaime Lutz, «Peter Schweitzer, Code Breaker, Photographer; Loved Music; at 80»,

The Boston Globe, 17 de noviembre de 2011, p. B14. <<

[63] Se han producido más de 12 000 entradas diarias de parte de los 238 trabajadores del conocimiento. Teresa Amabile y Seven Kramer, «The Power of Small Wins»,

Harvard Business Review, mayo de 2011, págs. 72-80. <<

[64] Esa fue la pregunta formulada a miles de personas, en momentos aleatorios del día, por una aplicación del iPhone cuyo resultado puso de relieve que, cerca del 50% de las veces, se habían desviado de la actividad en curso. Los psicólogos de Harvard Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert, desarrolladores de la aplicación, analizaron los informes relativos a 2250 mujeres y hombres estadounidenses para determinar la frecuencia con que sus mentes estaban en otra parte y cuál era su estado de ánimo. Véase Mathew Killingsworth y Daniel Gilbert, «A Wandering Mind is an Unhappy Mind»,

Science, 12 de noviembre de 2010, p. 932. <<

[65] Aunque muchos neurólogos la considerarían adecuada, la visión de que la corteza prefrontal medial es el asiento del «yo» es una simplificación. Se considera que una versión más compleja del «yo» es un fenómeno emergente basado en la actividad de múltiples circuitos neurológicos, entre los que se encuentra la corteza medial prefrontal. J. Smallwood y J.W. Schooler, «The Restless Mind»,

Psychological Bulletin, 132, 2006, págs. 946-958. <<

[66] Norman A.S. Farb

et al., «Attending to the Present: Mindfulness Meditation Reveals Distinct Neural Modes of Self-Reference»,

Social Cognitive and Affective Neuroscience, 2, 2007, págs. 313-322. <<

[67] Al menos, eso es lo que los seres humanos proyectamos sobre los animales. <<

[68] E.D. Reichle

et al., «Eye Movements during Mindless Reading»,

Psychological Science, 21, julio de 2010, págs. 1300-1310. <<

[69] J. Smallwood

et al., «Going AWOL in the Brain — Mind Wandering Reduces Cortical Analysis of the Task Environment»,

Journal of Cognitive Neuroscience, 20, número 3, págs. 458-469; J.W.Y. Kam

et al., «Slow Fluctuations in Attentional Control of Sensory Cortex»,

Journal of Cognitive Neuroscience, 23, 2011, págs. 460-470. <<

[70] Cedric Galera, «Mind Wandering and Driving: Responsibility Case-control Study»,

British Medical Journal, publicado en línea el 13 de diciembre de 2012. Identificador digital [doi]: 10.1136/bmj.e8105. <<

[71] Lo que significa que las actividades de los diferentes circuitos cerebrales no siempre se oponen. <<

[72] K.D. Gerlach

et al., «Solving Future Problems: Default Network and Executive Activity Associated with Goal-Directed Mental Simulations»,

Neuroimage, 55, 2011, págs. 1816-1824. <<

[73] En cambio, cuanto menos nos percatamos de las distracciones mentales, mayor es la actividad de las áreas neuronales subyacentes y mayor su poder disruptivo sobre la tarea en curso. Al menos dos de las áreas cerebrales prefrontales implicadas en la divagación pueden llevarnos también a darnos cuenta de que nos hemos distraído. Los dos circuitos en cuestión son la corteza dorsolateral prefrontal y el cingulado anterior dorsal. <<

[74] Christoff

et al., 2009,

op. cit. «Experience Sampling During fMRI Reveals Default Network and Executive System Contributions to Mind Wandering». Este estudio está basado en el uso de una ventana abierta durante 10 segundos para poner a prueba la mente errática; 10 segundos es mucho tiempo para cualquier actividad mental. De ese modo, la conclusión de que intervienen tanto los circuitos ejecutivos como los mediales está abierta a objeciones. Esta conclusión, no obstante, según los autores, se deriva de la inferencia inversa basada en la creencia de que cuando, durante la ejecución de una tarea, se activa una determinada región cerebral, existe un fundamento neuronal para esa tarea. Pero quizás esto no resulte aplicable a las habilidades cognitivas superiores, porque la misma región puede verse activada por muchos y muy diferentes procesos mentales. Este descubrimiento cuestiona la creencia de que las modalidades ejecutiva y por defecto operan siempre de manera antagónica (es decir que, cuando una se moviliza, la otra se desactiva). Eso quizás sea cierto por lo que respecta a operaciones mentales muy concretas, como concentrarnos intensamente en la tarea que tenemos entre manos, pero, por lo que atañe a la mayor parte de nuestra vida mental, puede resultar muy útil combinar un foco atencional intenso con una apertura a la imaginación. Ciertamente nos ayuda a pasar el tiempo cuando tenemos que conducir mucho tiempo. Véase también M.D. Fox

et al., «The Human Brain is Intrinsically Organized into Dynamic, Anticorrelated Functional Networks»,

Proceedings of the National Academy of Sciences, 102, 25 de julio de 2005, págs. 9673-9678. <<

[75] Catherine Fassbender, «A Lack of Default Network Suppression is Linked to Increased Distractibility in ADHD»,

Brain Research, 1273, 2009, págs. 114-128. <<

[76] La prueba de la conciencia abierta se denomina «parpadeo atencional». Véase H.A. Slagter

et al., «Mental Training Affects Distribution of Limited Brain Resources»,

PLoS Biology, 5, 2007, e138. <<

[77] William Falk, recogido en

The Week, 10 de agosto de 2012, p. 3. <<

[78] Stephen Kaplan, «Meditation, Restoration, and the Management of Mental Fatigue»,

Environment and Behavior, 33, número 4, julio de 2001, págs. 480-505. http://eab.sagepub.com/content/33/4/480. <<

[79] Marc Berman, Jon Jonides y Stephen Kaplan, «The Cognitive Benefits of Interacting with Nature»,

Psychological Science, 19, número 12, 2008, págs. 1207-1212. <<

[80]

Ibíd. <<

[81] Gary Felsten, «Where to Take a Study Break on the College Campus: An Attention Restoration Theory Perspective»,

Journal of Environmental Psychology, 29, número 1, marzo de 2009, págs. 160-167. <<

[82] La técnica denominada «focusing» nos ayuda a conectar con esta inmensa red de sabiduría corporal que discurre por vías ajenas inconscientes a través de la percepción de los sutiles cambios internos que se producen en las sensaciones. Véase Eugene Gendlin,

Focusing, Nueva York: Bantam, 1981. <<

[83] John Allman, «The von Economo Neurons in the Frontoinsular and Anterior Cingulate Cortex»,

Annals of the New York Academy of Sciences, 1225, 2011, págs. 59-71. <<

[84] Lev Grossman y Harry McCracken, «The Inventor of the Future»,

TIME, 17 de octubre de 2011, p. 44. <<

[85] Arthur D. Craig, «How Do You Feel? Interoception: The Sense of the Physiological Condition of the Body»,

Nature Reviews Neuroscience, 3, 2002, págs. 655-666. <<

[86] Arthur D. Craig, «How Do You Feel? — Now? The Anterior Insula and Human Awareness»,

Nature Reviews Neuroscience, vol. 10, número 1, enero de 2009, págs. 59-70. <<

[87] G. Bird

et al., «Empathic Brain Responses in Insula are Modulated by Levels of Alexithymia but Not Autism»,

Brain, 133, 2010, págs. 1515-1525. <<

[88] Este circuito incluye, entre otras, la corteza insular somatosensorial derecha y la amígdala. Antonio Damasio,

The Feeling of What Happens, Nueva York: Harcourt, 1999. <<

[89] Farb

et al., «Attending to the Present». <<

[90] Véase Fabio Sala, «Executive Blindspots: Discrepancies Between Self-Other Ratings»,

Journal of Consulting Psychology: Research and Practice, 54, número 4, 2003, págs. 222-229. <<

[91] Bill George y Doug Baker,

True North Groups. San Francisco: Berrett-Koehler Publishers, 2011, p. 28. <<

[92] Nalini Ambady

et al., «Surgeon’s Tone of Voice: A Clue to Malpractice History»,

Surgery, 132, número 1, 2002, págs. 5-9. <<

[93] Michael J. Newcombe y Neal M. Ashkanasy, «The Role of Affective Congruence in Perceptions of Leaders: An Experimental Study»,

Ir a la siguiente página

Report Page