Fetish

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Capítulo 16

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Capítulo 16

El detective Flynn se preparó para recibir una bronca. Había visto el periódico del miércoles y sabía por instinto que su jefe no estaría contento. Se frotó los ojos con los párpados enrojecidos y entró en la oficina: bajo un brazo llevaba los expedientes que había estado repasando durante toda la noche y bajo el otro el insultante diario de la mañana. Lo recibió en su mesa su expectante compañero, que hizo una pésima imitación de una secretaria de humor impasible.

- El detective inspector Roderick Kelley desea verlo en su despacho, señor -canturreó Jimmy.

- ¿Ya te ha dicho algo?

- Oh, sí. La verdad es que sus noticias son sorprendentemente buenas.

Andy se enderezó automáticamente la corbata y se pasó la mano por el pelo mientras iba hacia el despacho de Kelley.

La puerta estaba abierta. Kelley le estaba esperando.

- Flynn -dijo arrellanándose en el sillón-. Entre.

El detective inspector Kelley era un hombre canoso y enjuto de cincuenta y pocos años. Tenía ojos de color gris pizarra, labios finos y rostro anguloso y afeitado. Era duro y escueto en todo lo que hacía y decía, y muy inteligente. Andy sentía gran respeto por él. El diario de la mañana estaba abierto sobre su mesa. Andy lo veía del revés, pero incluso así era sencillo leer el titular: «ASESINO EN SERIE EN SIDNEY. LA POLICÍA, SIN PISTAS».

- ¿Qué le parece esto? -le soltó Kelley en cuanto Andy se puso a tiro.

Éste se quedó callado buscando las palabras adecuadas.

- Bueno, señor, intentamos llevarlo con discreción, pero alguien se enteró y lo filtró; no me sorprende. Hemos recibido muchas llamadas y ninguna ha resultado útil.

- Y ¿es verdad que nos enfrentamos a un asesino en serie?

- Creo que sí.

- Cuénteme.

- Se trata de asesinatos con firma muy claros, como de libro de texto, con diferentes pautas de mutilación. Lamentablemente, no hemos podido establecer una conexión entre las víctimas hasta el momento. Sólo la edad aproximada, el aspecto y esa clase de cosas. No está dejando muchas pistas; únicamente los zapatos.

- Está dejando pistas, Flynn. Siempre lo hacen. Sólo hay que encontrarlas e interpretarlas.

Cuando Kelley lo llamaba «Flynn» significaba que no estaba contento con él.

- Por supuesto… -comenzó Andy.

- ¿Y en todos los casos el zapato es de la víctima?

- Vieron a Cristelle salir del Red Fox con unos zapatos como ésos. En los casos de Roxanne y Catherine no lo sabemos.

- ¿Qué más tienen?

- Heridas en la cabeza producidas por un instrumento pesado y romo, probablemente un martillo corriente de jardinero. En Sidney se compran por millares.

- Y…

- Las demás heridas requieren tiempo. Un médico o un cirujano podría cortar así, pero claro, también podría hacerlo cualquier psicópata. Lo sabemos desde la época de Whitechapel

[4].

- Le escucho -presionó Kelley.

- No hemos visto a ninguna persona extraña en el lugar donde apareció Gerber -continuó Andy-. No parece que el asesino volviera. Sigo sospechando del fotógrafo. Parecía más afectado porque quisiéramos ver las fotos de su cámara que por el hecho de haber encontrado a una chica destrozada. Ya había trabajado antes con Makedde Vanderwall y podría haberlo organizado para que encontrase a su amiga. La emoción definitiva.

- ¿Tiene coartada?

- No.

- ¿Y ese hombre misterioso con el que salía la última víctima?

Andy odiaba que le hicieran preguntas para las que no tenía respuestas satisfactorias.

- A estas alturas podría ser cualquiera. Lo llevaban con bastante discreción y no se ha presentado nadie. Dudo que esté relacionado.

- ¿Pruebas físicas?

- Nada que señale a un sospechoso concreto por el momento. El asesino usa condones. Nunca se ha encontrado semen, y eso es poco común con este grado de violencia. Nuestro asesino podría tener miedo de contraer una enfermedad o, lo que es más probable, de dejar muestras de ADN. Los restos de desinfectante encontrados en los cuerpos cuadran con esta hipótesis.

- Así que podría estar familiarizado con los procedimientos forenses. Alguien que ha estado encerrado. O quizá sea un entusiasta pero esté limpio. ¿Algo más?

- Hemos encontrado en todas las víctimas fibras oscuras que podrían pertenecer a un tejido grueso, como el de una manta. No son de alfombra.

Kelley miró por la ventana.

- ¿Un material utilizado para transportar u ocultar el cuerpo? -preguntó.

- Eso es lo que sospecho. En las heridas encontramos también unos cuantos cabellos -añadió Andy.

- ¿Del asesino?

- La señorita Gerber llevaba muerta por lo menos treinta y seis horas cuando la encontraron y hacía viento, así que hay un montón de fibras y cabellos que parecen haber llegado desde algún otro sitio. Tenemos unos cuantos cabellos, todos muy distintos. Largos y rubios, largos y castaños, cortos y castaños, rojos, rizados… lo que quiera. Están haciendo pruebas de ADN. Trabajamos también con la teoría de que algunos de los cabellos sean de las víctimas anteriores.

El inspector Kelley se quedó en silencio. Se volvió de espaldas a Andy y se puso a mirar por la ventana. Inconscientemente, el inspector se limpiaba las uñas, con las manos cogidas tras la espalda. Alrededor de sus cutículas la piel estaba irritada como resultado de ese vicio nervioso. Un pequeño reloj dejaba oír su tictac desde encima de su mesa.

Kelley habló por fin.

- Ahora que podemos dar por sentado que nos enfrentamos a un asesino múltiple le concederé más recursos. Dirigirá una pequeña fuerza operativa. Cuente con Hunt, Reed, Mahoney, Sampson, Hoosier y con Bradford a tiempo completo, junto con el resto de su equipo. No tendrá muchos problemas para que se autorice lo que le haga falta a partir de ahora. Los medios de comunicación están aterrorizando a todas las personas de esta ciudad. Si hay un asesino en serie ahí fuera quiero que lo cojan.

Andy estaba impresionado; Kelley solía ser un rácano.

- Gracias, señor. Pero, eh… a propósito de Hoosier…

El inspector Kelley lo cortó.

- Su equipo es el que le he asignado. -Asunto concluido. Se levantó y fue hasta su merecida ventana. Andy sabía que le había costado un montón de años disfrutar de esa preciosa vista. Sin volverse, Kelley concluyó-: Muévase. Ah, y quite esa modelo del tablero: es una distracción.

- Sí, señor… -Hizo una pausa-. Pero… ¿han vuelto a colgarla?

Andy reunió a su equipo. Era agradable tener libertad para llevar una investigación de la forma adecuada. En los últimos años, los recortes presupuestarios habían ido haciendo cada vez más difícil el trabajo de todos. Por injusto que fuese, si las víctimas hubieran sido hijas de políticos en lugar de dos prostitutas y una extranjera, el dinero habría llovido desde el primer día.

Mantuvo al grupo habitual en sus labores de investigación.

- Los agentes Hunt, Mahoney, Reed y Sampson vigilaréis al fotógrafo -ordenó-. Por parejas. Turnos de doce horas. Con lo que tenemos no hay bastante para conseguir una orden de registro, pero por todos los demonios que vamos a vigilar a ese tipo. No quiero que perdáis de vista a Tony Thomas. -Andy se volvió hacia Jimmy-. Mantén a Colin Bradford en el lugar donde apareció el cuerpo. Nunca se sabe quién podría aparecer por allí.

- Hablaré con nuestros hombres en Cross -propuso Jimmy, hablando por encima de las otras voces cuando el grupo se dispersó-. Si ese malaka caza por la zona quizás alguien haya visto u oído algo.

- Buena idea. Y mira los periódicos en busca de anuncios que pidan modelos para zapatos.

Jimmy hizo una pausa.

- La modelo no parecía ser del tipo que respondería a un anuncio así.

- Ya lo sé. Pero podría ser la excepción. Quizás el asesino haya organizado un procedimiento discreto y ella fue una víctima cogida al vuelo. Aquí no hay reglas fijas.

- Vale. Me pongo con ello -contestó Jimmy.

Andy se sorprendió cuando una vocecilla se dirigió a él desde el fondo de la sala.

- Eh… ¿y yo, señor?

Era otra vez Hoosier.

- Pregunta a Colin si puedes hacer algo útil -dijo Andy sin pensarlo, para quitarse de encima al joven agente como si fuese un moscardón de verano.

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