Fetish
Capítulo 54
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El Commodore de la policía sin identificación iba lanzado por la calle William haciendo sonar la sirena con una urgencia ampliamente ignorada por el tráfico de la hora punta. Pronto fueron detenidos por una masa de vehículos parados: hombres y mujeres que volvían del trabajo sin tener idea de que bloquear esa calle podía tener como consecuencia otro asesinato violento. Andy se asomó por la ventanilla del acompañante y gritó:
- ¡Muévanse! ¡Apártense del puto camino!
Su explosión produjo escaso efecto aparte de asustar a una joven madre cuyo coche estaba atrapado a su lado. El niño que dormía en el asiento trasero ni se movió.
- Déjalo -dijo Jimmy dando un volantazo a la derecha y pasando sobre la línea central.
Aceleraron por el lado derecho de la calle William con la sirena aullando a todo volumen y dando ráfagas de aviso con los faros a los coches que venían en sentido contrario. Después de pasar un grupo de semáforos Jimmy volvió a saltar la línea divisoria con un chirrido de neumáticos.
Andy iba con los pies apretados contra el suelo y una mano aferrada al asa que había sobre la puerta.
- Cuéntame algo de ese tal Ed Brown. ¿Quién demonios es? -preguntó a su compañero.
- Un auxiliar de la morgue. Es cliente habitual de nuestro bar. Lo reconocerías si lo vieses. Era el auxiliar de turno el día que Makedde fue a identificar a Catherine Gerber. -Los ojos de Jimmy no se apartaban de la calle-. Creo que el
malaka debió de veros juntos después de aquello y se puso celoso. Cassandra fue su manera de quitarte de en medio. En el bar me estuvo dando la lata hace unos días, como por casualidad. -Paró de hablar durante un momento para tocar la bocina e insultar a algunos conductores que no se apartaban-. Me preguntó por ti. Sabía de Cassandra y que tú habías desaparecido. Dijo estar convencido de que habías matado a tu mujer. Yo no estaba de acuerdo, pero había algo intranquilizador en ese tipo. Insistía en hablar de ti y del caso. Que si estabas suspendido, que si eras el principal sospechoso… Todo el rato así.
- ¿Qué hiciste?
- No pensé mucho en ello hasta que iba de vuelta a casa. Empecé a pensar en la morgue y en que el instrumento utilizado por el asesino podría haber sido un escalpelo. No tenía muchas más pistas, así que miré sus antecedentes. De adolescente fue el responsable de algunos fuegos, simples faltas, pero me hizo pensar en la triada homicida, ¿sabes?, todo eso de lo que hablabas tan entusiasmado al volver de Estados Unidos: enuresis, crueldad con los animales, piromanía. Hice que Colin indagara en la morgue, que se enterara de si alguien había advertido algo sospechoso. Colin vino ayer a contarme que había desaparecido instrumental para las autopsias. Y resulta que a Ed Brown lo despidieron el jueves.
- El mismo día en que mataron a Cassandra.
- Exacto. Supongo que ese tipo ha utilizado el instrumental con sus víctimas. Entonces le ponemos vigilancia, y ya ves. Es un hijo de puta escurridizo. No sé cómo se enteró de que íbamos tras él, pero tardó muy poco en darse cuenta.
El tráfico no los dejaba moverse con suficiente rapidez.
«Makedde, aguanta.»
