Fake

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CAPÍTULO 18

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CAPÍTULO 18

 

Había llegado el momento, tenía que hablar con ella. No podía dejarlo pasar. Carly tenía razón, no podía estar molesta por el resto de mi vida. Y después de todo, su intención siempre había sido la de ayudarme. De no haber sido por ella tal vez ni siquiera me habría animado a hablarle en persona.

—Hailey.

—Gi, creí que… lo lamento. —Reaccionó al instante, disculparse era algo que no le había permitido hacer desde aquel día en la cancha de básquetbol.

—Lo lamento yo, no debí haber reaccionado así.

—Tenías todo el derecho del mundo, fui yo la que te hizo pasar un mal rato. Cuando salimos de la enfermería y vi a Lucke no pude resistir la oportunidad. Tú eras tan obvia y negabas que te interesaba, pero no me daba derecho a hacer lo que hice. Fue una mala idea, lo lamento. —Se disculpó una vez más.

—¿En serio era tan obvia?

—Sí, no sé cómo él no se daba cuenta —reprochó.

—Gracias —le dije de lo más sincera.

—¿Por qué me das las gracias? Si te dije mentiras, te inventé una historia, fui una falsa contigo.

—No estuvo mal, Carly tenía razón. Necesitaba que me ayudaran a admitir que me gustaba y tú hiciste más que eso, hiciste que saliera conmigo, aunque ahora sé que nunca le gusté.

—¿Es en serio? Me estás jodiendo.

—¿De qué hablas?

—Es más que obvio que le gustas, hace falta ver la cara que pone cada vez que te ve. Créeme está completamente enamorado de ti, deberías aprovechar la oportunidad. —Me animó a hablar con él dándome un ligero codazo.

Hailey y yo habíamos hecho las paces. Al encontrarme con Astrid en compañía de Carly, también me pidió disculpas por haber sido cómplice y no haberme dicho nada desde un principio. Volvimos a ser las mejores amigas de siempre, ya todo había quedado atrás.

Durante el almuerzo Carly aprovechó para contarnos lo que había vivido durante su estancia en Boston, lo había disfrutado bastante, pero confesó que le habíamos hecho falta.

Antes de marcharnos les dije que había estado recordando para que no se animaran a hacer una de sus bastas y crueles bromas.

Cada recuerdo volvía a mí de la manera en la que se habían ido.

Era genial volver a tener a Carly en las clases de Francés porque el profesor Herlaut había vuelto a la rutina con ella. Astrid siguió molestándome durante las clases y yo tuve que tener precaución para no ser pillada por algún profesor mientras estaba con ella. Astrid siempre salía impecable.

Carlos y yo volvimos a ser amigos, no volvería con él, pero eso no significaba que fuera mala persona y mucho menos que dejaría de asistir a sus partidos. Me encantaba el básquetbol.

Para el final del día, sabía que no podía irme a casa sin antes hablar con Lucke. Tenía que admitir que sentía un infinito cosquilleo en el estómago con tan solo pensar en volver a tenerlo frente a mí, en observar sus maravillosos ojos y al escuchar su hermosa voz.

—Gi —me giré para ver a la persona que había hecho mi corazón latir a mil por hora. Era él—. Te estuve buscando, quería hablar contigo y decir que lo lamento, lamento haber jugado contigo.

—No fue tu idea, me lo dijo Hailey y lo leí en los mensajes.

—Sé que no podrás perdonarme fácilmente pero no puedo alejarme de ti, tú llegaste a ser todo para mí. Llegaste a mi vida para quedarte y me gustaría hacértelo saber, me gustaría comenzar de nuevo, esta vez hacerlo bien… —Se estaba sincerando conmigo; avanzando un paso a la vez intentando disminuir el espacio entre nosotros.

—Me es difícil pensar que no estás jugando ahora mismo y que pudiste haberlo hecho antes.

—No lo estoy haciendo y no lo hice antes, admito que no fue mi idea, pero no creas que nunca te amé, comenzaste a gustarme desde antes de que todo esto pasara. Desde antes del accidente, no fue Hailey la que me obligó a hacerlo, más bien, fue la intermediaria entre nosotros, de no ser por ella creo que jamás me habría animado a… tú sabes. Admitir que me gustas y que quiero estar contigo, que en serio quiero estar contigo.

Hubo un completo silencio entre los dos. Sabía que decía la verdad y para ser sincera a mí también me había gustado desde el primer momento en el que había hablado con él, en el que se hizo amigo de mi fake.

—Mierda, si pudieras recobrar la memoria sabrías que lo que te digo es cierto, pero no puedo comprobártelo porque borramos todos los mensajes. Mírame a los ojos y dime que los días que pasamos juntos no fueron increíbles —me tomó de las manos elevándolas hacia él para estrecharlas contra su pecho—. Dime que no sentías una descarga eléctrica cada vez que tomaba tu mano o que te miraba a los ojos —su mirada era firme, con un destello de ilusión, de querer hacer las cosas bien—. Dime que no sonreías cada vez que me tenías frente a ti o la vez en la que me colé a tu habitación por la ventana, dime que no te sentías tan bien cada vez que me veías, y que no sentías que podías ser todo a mi lado; porque yo sí lo sentía cada vez que estaba contigo. —Tomó mis mejillas con delicadeza, acercándose más—. Te convertiste en lo más importante para mí. Te amo de una manera tan jodidamente extraña que no puedo siquiera explicarlo, necesitaría todos los días de mi vida para contártelo.

—Te equivocas —me miró extrañado—. Sí recuerdo, lo he estado haciendo estos últimos días, sé que todo lo que dices es cierto, pero ¿sabes? Aun si no hubiera recordado, lo único que necesito saber es que te amo y que no existe otra cosa que me gustaría mantener en mis recuerdos más que el tiempo que he pasado a tu lado. El único recuerdo que me gustaría mantener eres tú —respondí mirándolo a los ojos y le di un fuerte abrazo en muestra de mi sinceridad—. Y sí, sentí todo lo que dijiste, eso y más. —Le susurré al oído.

—Gi, ¿te gustaría salir conmigo? sé que lo hiciste antes, pero esta vez quiero hacer las cosas bien.

—¡Por supuesto!

Ya extrañaba sentir sus labios sobre los míos y el tacto de su piel sobre la mía. Lo extrañaba, lo necesitaba. Me enamoré de él sin siquiera darme cuenta y ahora no quería imaginarme una vida sin Lucke.

Mis amigas llegaron en el mejor momento, Lucke les dio la gran noticia de que estábamos juntos y ellas fliparon de alegría.

Al final, un poco de falsedad fue lo que nos unió y si tuviera la oportunidad de repetir la historia, lo haría, por supuesto que lo haría, porque todo siempre nos lleva a donde debe ser y aun si no tuviera el mismo final, lucharía porque así fuera. Es como dicen:

Hazlo posible.

Tómalo con calma.

Haz lo que amas.

Ya no es extraño verlo ingresar por mi ventana durante algunas noches, se recuesta sobre el piso, observamos aquel dibujo en la pared y ponemos seguro a la puerta de mi habitación.

 

 

 

 

—F a k e. Una cuenta falsa, un amor verdadero.

 

 

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