Faith

Faith


Capítulo 17

Página 19 de 23

Capítulo 17

Nadie me dirigió la palabra el resto del día. Roy regresó para cenar, rezó en silencio y comió. Dormí sola en la recámara y desperté para encontrar que ya se había ido a trabajar. Minnie me observaba con ojos de preocupación, huyendo si me acercaba mucho.

Me sentí como un fantasma. Me movía de un lugar a otro sin que nadie me tomara en cuenta. ¿Es así como iba a ser mi vida a partir de ahora?

La hora de la comida vino y se fue. Sin Roy aquí, Minnie se rehusaba a tocar mi comida. Se escondía tras la cortina, esperando a que su Papá regresara para la cena.

No podía culparla. Yo tampoco comí, mi estómago estaba revuelto y tuve náuseas todo el día. La comida sólo me recordaba todo lo que había salido mal.

Lo que hice fue limpiar la casa hasta que estuvo reluciente. Cada superficie fue tallada, lavada y secada. Y donde fue necesario, también fue pulida.

A la mitad de este frenesí, me quedé sin agua limpia. A pesar de que la casa ya estaba perfectamente limpia, yo todavía quería tallar, así que tuve que ir por más. Tomé la cubeta y abrí la puerta del frente.

“¡Minnie, iré aquí a la noria!” le grité sobre mi hombro. No hubo respuesta.

Probablemente era una buena idea que saliera de la casa. Aún cuando el sol ardía y me hacía sudar, fue tranquilizante ver el cielo azul y sin nubes sobre mí. Soplaba una suave brisa, alborotando el cabello sobre mi cara.

La cubeta no era pesada, y la columpié mientras caminaba. La luz del sol me animó. Tarareé, inventando notas mientras avanzaba.

A pesar de que la noria era relativamente nueva, el camino estaba muy gastado. La tierra estaba aplanada por las pisadas. El agua dejaba puntitos en el camino, marcando como salpicaba de las cubetas de la gente que regresaba a casa.

Me dio gusto ver la noria aparecer a la distancia. Alguien estaba ya ahí, sacando el balde y vaciando el agua en su cubeta. Conforme me iba acercando, pude ver de quién se trataba.

“¡Vaya, pero si es la Señora Heatley!”

Lillian me reconoció. Sonrió, ignorando la noria por un momento.

“Me da gusto verte por aquí,” le dije.

“Lo mismo digo yo. Y ya vero que estás haciendo buen uso de los vestidos que te regalamos,” me dijo. “Se te ve mejor a ti de los que jamás se me vio a mí.”

Jugueteé con las mangas y la blusa, y dejé que el cabello me cayera en la cara.

“No lo creo,” le dije, “pero gracias a todas nuevamente. Esto significa mucho para mí.”

Lillian dejó caer el balde de nuevo en la noria y éste salpicó agua. Empezó a hablar cuando volvió a sacar el balde.

“Tú hubieras hecho lo mismo por nosotras,” dijo. “Y, ¿cómo está tu nueva familia? ¿Te están tratando bien los Heatleys?”

Di un profundo respiro y me mordí el labio.

“Sí,” le dije. “Son maravillosos.”

Lillian dejó de hacer lo que estaba haciendo. Descansó el balde en la orilla de la noria y volteó a verme. Se puso una mano en la cintura.

“No es así como suena una mujer cuando su familia es maravillosa. ¿Qué está pasando?” preguntó.

“Nada,” le dije.

Desvié la Mirada, intentando no encontrar sus ojos. Caminó hasta quedar parada frente a mí. Lillian tomó mis manos en las suyas con gentileza.

“¿Qué sucede, Faith?”

No pude contenerme más. Lloré, y todo mi cuerpo temblaba. Lillian se sobresaltó al principio, pero luego me envolvió en sus brazos como si fuera una niña pequeña. Nos quedamos así frente a la noria hasta que dejé de llorar.

Lillian volvió a hablar cuando me calmé un poco.

“¿Qué sucede que te sientes tan triste?” preguntó.

Las palabras salieron como un torrente. Le dije del luto, de cómo Minnie no me aceptaba, de cómo todo había salido terriblemente mal en su cumpleaños, del vestido. Esta última parte pareció desconcertar a Lillian.

“¿Qué? ¿Qué pasa?” le pregunté.

Ahora ella desvió la mirada. Entonces dio un largo suspiro.

“El Señor Heatley debería estarte diciendo esto. Él debía haberlo hecho, pero es evidente que no quiere hacerlo,” dijo.

“¿Qué?”

“¿Tú sabes que la madre de Minnie falleció dándola a luz?”

“Sí,” le dije. Estaba ansiosa por que continuara con su relato.

“Antes de que se mudaran a Guthrie, el Señor Heatley y yo vivíamos en el mismo pueblo,” dijo Lillian.

“Entonces, no era el hombre que conoces ahora. Estaban recién casados y felices. El Señor Heatley tenía un buen trabajo, y podía costearse cualquier cosa que su esposa deseara. Ella no pedía mucho, pero a él le gustaba mimarla.

“Ella debía tener tu edad en aquel entonces. Tan joven.”

El rostro de Lillian se ensombreció y miró a otra parte. Yo no podía verlo claramente, pero parecía que se estaba mordiendo los labios. Eventualmente, volvió a dirigirse a mí.

“Por supuesto, quedaron extasiados cuando la Señora Heatley supo que estaba embarazada. Los primeros meses se veía radiante. Sus mejillas estaban sonrosadas y resplandecientes.

“Pero entonces enfermó. El Señor Heatley llamó al doctor, y él recomendó cama por el resto del embarazo. Una comadrona local vino a atenderla, y se rápidamente se hicieron amigas.

“Cuando se acercó el día, la Señora Heatley quiso que la comadrona recibiera al bebé, pero el Señor Heatley no estuvo de acuerdo.

“Ella me dijo que él había comentado: ‘Una mujer de tu estatus merece únicamente lo mejor. No una comadrona cualquiera, sino un doctor que conoce los más recientes estudios acerca de partos.’

“Se hizo como él quiso. Minnie vino al mundo sin problemas. Pero tan sólo unas horas después, la Señora Heatley sucumbió a la fiebre puerperal.”

Lillian hizo una pausa. Cruzó los brazos y frunció el ceño.

“Todo porque él fue tan necio. Todos esos doctores sólo traen la muerte,” dijo Lillian.

Nunca había escuchado tal ira en su voz, y me desconcertó.

“Discúlpame,” me dijo. “Es sólo que nunca entenderé por qué los hombres quieren entrometerse en las cosas de las mujeres.”

Lillian vació el balde que había estado acomodado en la orilla de la noria. El agua cayó en su cubeta, llenándola hasta la mitad. Ella volvió a bajar el balde a la noria.

“No lo tomó muy bien que digamos. ¿Cómo hacerlo? El pobre hombre se había quedado solo con una bebé. A veces podía escuchar llorar a Minnie a altas horas de la noche, como si él se hubiera dado por vencido para calmarla.

“Fue entonces cuando renunció a todo. Su dinero. Su empleo. Estoy segura de que esa fue la razón por la que se vino a esta granja, para apartarse de todo lo que había conocido.”

Lillian vació el balde y esta vez la cubeta se desbordó con el agua. La inclinó para tirar un poco y se formó un pequeño río en la tierra seca.

“Él se culpa a sí mismo, estoy segura. Y la pobre Minnie, nunca ha tenido una madre. Sólo a su padre. Probablemente ella piensa que tú se lo vas a quitar.”

Lillian levanto su cubeta llena, luchando un poco con el peso.

“Es muy posible que no ayude el hecho de que tú podrías pasar por al gemela de la señora Heatley,” dijo Lillian. “Y es quizás por eso que me caíste bien desde el principio.”

“¿Qué?” dije. Era demasiada información a la vez.

“Realmente tengo que irme, pero por favor, no le digas al Señor Heatley lo que te contado. No quiero que sea un chisme.” Dijo Lillian.

Se alejó derramando gotas de agua mientras caminaba.

“¡Buena suerte!” me dijo.

Cuando Lillian se fue, me quedé parada junto a la noria sin saber cómo reaccionar. Casi olvidaba por qué había venido aquí.

¿Por qué Roy no me había dicho esto desde el principio? Entonces yo podía haber entendido. Entonces todo podía haber sido diferente.

Mi mente repasó los eventos de los últimos días, insertándoles nueva información. Con razón Roy se impactó cuando me vio camino al altar. Y no quiero ni imaginar lo que sintió cuando me vio con el vestido de Mabel.

¿Era esta la respuesta a mis oraciones? ¿Era este el conocimiento que yo había pedido?

Estuve parada bajo el sol por tanto tiempo que se me llenó la piel de gotas de sudor. Lancé el balde a la noria, y saqué un poco de agua fresca. Usando mis manos como cuenco, bebí un poco y la salpiqué en mi rostro.

Después de todo lo que Lillian me había contado, necesitaba refrescarme un poco. ¿Qué debía hacer con esta información? Sabía cuál era el problema, ahora, ¿cómo debía remediarlo?

Ir a la siguiente página

Report Page