Evelina

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Parte Primera » Carta IX

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CARTA IX

Del señor Villars a Evelina

Berry Hill, 28 de marzo

Resistir a la presión de las súplicas es una habilidad que aún no he adquirido: no pretendo tener una autoridad que te prive de la libertad, pero gustosamente me dejaría llevar por una prudencia que me ahorrara las punzadas del arrepentimiento. Tu impaciencia por adentrarte en un lugar que tu imaginación ha dibujado con tan atractivos colores no me sorprende. Sólo me queda esperar que la exuberancia de tu fantasía no te engañe: negarme significaría excitarla aún más. Ver feliz a mi Evelina es mi deseo más anhelado. ¡Vete, pues, hija mía, y pueda el Cielo, el único capaz de hacerlo, guiarte, ampararte y reconfortarte! Con este propósito mi amor elevará plegarias a diario que ayuden a tu felicidad. ¡Oh, pueda protegerte y velar por ti! ¡Protegerte del peligro, evitarte la angustia y mantener alejada la depravación tanto de tu persona como de tu corazón! ¡Y pueda concederme la última bendición de cerrar estos ancianos ojos entre los brazos de tan querido ser y tan justamente amado!

Arthur Villars

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