Escape – Capítulo 8. Una nueva etapa – Parte 6

Escape – Capítulo 8. Una nueva etapa – Parte 6


Escape – Capítulo 8. Una nueva etapa – Parte 6

Al llegar al aeropuerto y bajarse del avión, Ilya observó su reloj. Le tomó ocho horas completas para llegar, a pesar de que había tomado un avión privado que le pertenecía a la organización. Según el informe de Iván, ya habían pasado diecisiete horas desde que Ryu Jin desapareció. Dondequiera que se encontrara, ese tiempo era suficiente para desaparecer por completo.

Iván le preparó un automóvil con anticipación y vino a buscarlo al aeropuerto. Tan pronto como Ilya entró en Corea, Iván ni siquiera pudo hacer contacto visual con él, porque se sentía culpable por la desaparición de Jin. Ilya tampoco dijo nada, como si no tuviera caso desperdiciar sus palabras. Incluso con un pequeño vistazo, Iván pudo darse cuenta de la frialdad que lo rodeaba. Al pensar que le sería casi imposible preservar su vida si no encontraban a Ryu Jin, Iván se sintió más motivado a lograrlo.

Cuando el automóvil entró al centro de Seúl, el rostro de Ilya se arrugó. Aunque había escuchado que Seúl era una enorme ciudad a pesar de ser la capital de un país pequeño, parecía más abarrotada de lo esperado. La carretera estaba atascada con un exceso de autos, lo que hacía imposible continuar con su camino.

«Probablemente esto se deba a que es hora de ir a trabajar… .»

Iván, que sentía que estaba sentado en un cojín de espinas mientras conducía, estaba inquieto a pesar de que no era culpable por el atasco. Les tomó casi dos horas llegar a la casa donde vivía Ryu Jin.

«Esta propiedad está a nombre de Ryu Jin. No ha habido atrasos en los gastos de administración o los impuestos. Cuando abrí la cerradura y entré, no había señales de que alguien la estuviera usando. Creo que la dejaron vacía durante casi un año. Lo extraño era que no había ni un grano de polvo en ningún rincón de la casa. Parece que alguien entraba y salía por órdenes de alguna persona.»

Aunque ya lo sabía, la vida de Ryu Jin en Corea seguía siendo un misterio. Para ser precisos, su entorno estaba lleno de cosas incomprensibles.

¿Quién se hizo cargo de la casa vacía? ¿Quién pagó los gastos administrativos y los impuestos en lugar de Ryu Jin y ordenó a la gente que limpiara la casa?

«¿Estás seguro de que Ryu Jin entró?»

«Lo observé entrar desde afuera y revisé el CCTV frente a la puerta principal del edificio de nuevo por si acaso. La escena de su entrada fue capturada claramente, pero no hubo registro de su salida.»

Era como el trabajo de un fantasma. ¿Cómo debería entender la situación? Porque entró pero nunca salió, y no había señales de que alguien hubiera entrado a la casa. No pensó que se lo hubiera tragado la tierra o elevado al cielo, pero ¿hacia dónde había huido el bastardo como si fuera una rata?

Ilya que estaba subiendo por el ascensor hacia la casa de Ryu Jin, entrecerró los ojos y miró el lugar donde se indicaban los botones de los pisos.

«¿Hay un sótano?»

«Oh, está conectado al estacionamiento.»

«¿Cuál es la probabilidad de que pudiera salir por el estacionamiento?»

«Ya lo he comprobado, pero no ha salido ningún conductor que se parezca a Ryu Jin.»

Iván respondió de inmediato a la pregunta, como si estuviera expresando que no había estado jugando sino haciendo su trabajo con seriedad.

Jiing. Con un sonido mecánico, el ascensor anunció su llegada. Iván abrió la puerta inmediatamente con un pitido, al tocar con una tarjeta a la cerradura de la puerta. Era una llave electrónica que Ilya había preparado de antemano. La habían creado hace un año, cuando Andrei y sus hombres secuestraron a Ryu Jin. En ese momento, estuvo a punto de elogiar a Andrei por elegir abrir la cerradura en lugar de romperla. Gracias a eso, pudieron abrir la cerradura de la casa de Ryu Jin sin restricciones, porque seguía siendo la misma.

La casa estaba vacía. La conocía porque había recibido un informe fotográfico, pero parecía demasiado grande para que Ryu Jin viviera solo. A través de la ventana delantera, se podía ver el centro de Seúl y el rio Han de un vistazo. Teniendo en cuenta las perspectivas y la ubicación, estaba claro que el precio de la viviendo debía ser muy alto.

¿Qué demonios estás haciendo? Tienes familia pero nadie pregunta por ti, ¿Por qué vives en una casa tan bonita que alguien ha estado administrando aunque ha estado vacía durante un año?

Pensó que no importaba mucho si no sabía la respuestas a esas preguntas. Era así como solía pensar, pero ya no. Como ya había venido a Corea personalmente, estaba dispuesto a indagar toda la información oculta de Ryu Jin, sin importar lo que pasara.

«¿Qué posibilidades hay de que lo hayan secuestrado?»

Aunque era una emergencia, no podía ignorar ninguna posibilidad. Imran había muerto y la Unión de Naciones del Medio Oriente no sospechaba que su muerte tuviera que ver algo con Ilya. Muy pocos de sus ayudantes sabían que Imran estaba obsesionado con Ryu Jin porque Imran lo había ocultado, y la mayoría de los que lo sabían habían muerto en el bombardeo al palacio de Yeda. En la superficie, Ilya era el ayudante y socio de Imran, y nadie sospechaba de él. Ilya también visitó a Imran en su funeral y expresó sus condolencias.

Por lo tanto, no podía ser nadie relacionado con la Unión de Naciones del Medio Oriente. Aparte de eso, no había tenido muchos problemas recientemente. Además, no había ocurrido en Rusia, sino en Corea. No había nadie que pudiera seguir a Ryu Jin hasta allí.

Existía la posibilidad de que Ryu Jin se hubiera ganado algún enemigo. Hace un año, en el incidente de las criptomonedas, no solo Ilya quería matarlo, sino también mucha gente en Corea que había estado involucrada en la estafa. ¿Acaso no fue Ryu Jin personalmente a la policía a pedir protección personal por ese hecho?

—¡Ah…!— Ante el hecho que recordó tardíamente, Ilya parecía que hubiera sido golpeado en la nuca. Cuando preguntó si Jin había sido reportado como desaparecido en el pasado, no había ningún registro de que él hubiera pedido protección personal a la policía.

«Alguien está involucrado en esto. Es lo suficientemente poderoso como para ocultar información policial a su antojo.» —murmuró Ilya para sí mismo y chasqueó la lengua.

Pensó que las cosas podrían ser un tanto más problemáticas de lo que pensaba. Pero al mismo tiempo se sintió aliviado. Era mucho mejor pensar en la posibilidad de que Ryu Jin hubiera sido secuestrado, en lugar de huir por su cuenta.

La situación en sí no había cambiado. Todavía desconocía el paradero de Ryu Jin y no tenía ni siquiera una pequeña pista para poder encontrarlo. Sin embargo, se sentía aliviado de que tal vez, no hubiera intentado escapar de él.

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