Escape – Capítulo 7. Adiós, Imran – Parte 1

Escape – Capítulo 7. Adiós, Imran – Parte 1


Escape – Capítulo 7. Adiós, Imran – Parte 1

Tan pronto como cruzaron la frontera rusa desde Bielorrusia, alquilaron un hotel pequeño y destartalado ubicado en una aldea rural. Al ver que el grupo de Ilya parecía sospechoso, el dueño del hotel trató de denunciarlo en secreto a la policía, pero fue atrapado por Viktor y encerrado en una habitación. El dueño del hotel asintió aterrorizado ante la amenaza de que el estado de ánimo del jefe no era bueno, y que si quería mantenerse con vida, debía obedecer sus demandas.

Como era un hotel pequeño, no había empleados adicionales. Por lo que los mismos miembros del grupo de Ilya tuvieron buscar y traer lo que necesitaban. Lo mismo ocurrió con la preparación de las comidas.

Andrei llamó a la puerta de la habitación de Ilya con comida que había comprado en un restaurante o en una pequeña tienda del pueblo. Sin embargo, ninguna respuesta llegó desde adentro. Iba a tocar una vez más, pero decidió respirar hondo y girar la manija de la puerta. Y como era de esperarse, la puerta no estaba cerrada.

Cuando abrió la puerta y entró, encontró a Ilya sentado en una silla, mirando a Jin, que yacía en la cama. Desde que salieron de Bielorrusia, su rostro no mostraba ninguna emoción. Al ver su rostro tan duro como una escultura, no podía saber si estaba conmocionado, enojado o desesperado.

‘¡No está muerto! ¡Está vivo!’

Cuando Natasha gritó eso en el auto, fue el único momento en que sus ojos se sacudieron por un momento. Quizás por fortuna o no, la bala de Ilya parecía haberse desviado por poco del corazón de Jin. Natasha detuvo su sangrado a toda prisa, pero como ya había derramado demasiada sangre, afirmó que sería imposible moverlo durante mucho tiempo.

Natasha le ordenó al conductor del automóvil que se detuviera en un pueblo cercano y llamaran al médico de la organización. Era su orden, no la del jefe, pero los miembros del equipo la obedecieron como si estuvieran hechizados. Además, Ilya mantuvo la boca cerrada y de él, solo fluía una energía fría, por lo que decidieron que salvar a Ryu Jin era primordial.

Cuando el médico de la organización les dijo que necesitaban hacerle una transfusión de sangre, inmediatamente enviaron a un helicóptero para traerlo hasta allí. Después de revisar la condición de Ryu Jin, el médico suspiró y dijo que era un milagro que a pesar de que hubiera sangrado tanto, todavía estuviera con vida.

Aunque se realizó la transfusión de sangre, no había garantía de que recuperara la conciencia. Debido a la falta de oxígeno por sangrado excesivo, podría haber daño cerebral y, en el peor de los casos, podría haber ocurrido muerte cerebral. Cuando el médico les dijo que no lo sabría hasta el final de la noche, los miembros de la organización se sintieron como si estuvieran viajando entre el cielo y el infierno.

Tenían miedo incluso de imaginar lo que haría el jefe si Ryu Jin moría de esa manera. La guerra con Imran sería el primer paso de su venganza y esa guerra apresurada, podría destruir a la organización. A pesar de que Ryu Jin era el causante de muchos de los problemas que habían tenido últimamente, todos los miembros rezaron para que él despertara a salvo.

«Jefe, le traje comida.»

Andrei puso la comida que trajo en una mesita de la habitación. Ilya ni siquiera miró hacia atrás, como si no estuviera interesado en el olor de la comida. Sus ojos estaban fijos en el rostro de Jin, que estaba tan pálido, que era imposible saber si estaba vivo o muerto.

«Se despertará. Como usted sabe jefe, él no es un tipo normal.»

Era el mayor consuelo que Andrei pudo darle. Al oír sus palabras, Ilya suspiró durante mucho tiempo. Supuso que no podía negar que Jin, no era un tipo normal.

La pistola de Ilya estaba colocada al lado de la cama de Ryu Jin. Era la misma arma con la que le había disparado. Andrei volvió a mirar a Ilya, mirando la cara de Jin y el arma alternativamente.

Ilya estaba mirando su mano. Entonces, frunció el ceño mientras la miraba en silencio. No era la primera, ni la segunda vez que le disparaba a una persona… la intensa sensación de apretar el gatillo estaba fijada profundamente en su mente y no podía borrarla. Era la primera vez en diez años, que le pasaba eso.

10 años… el día que Ilya conoció a su padrastro y asesinó a alguien por primera vez.

Ahora sus recuerdos no eran muy claros. Pero no podía olvidar la maldita situación por completo.

La madre de Ilya era omega. Si su padre hubiera sido un Alfa, ¿habría sucedido todo eso si su pareja la hubiera impreso correctamente? Ellos vivían en un apartamento en mal estado y no tenían el suficiente dinero para preocuparse por sus comidas todos los días, pero seguían siendo una familia normal.

Sin embargo, la dificultad para sobrevivir era un problema del que no se podía escapar fácilmente. Sin importar cuánto trabajara su padre, siempre se quedaban sin dinero. A veces, ni siquiera podían comprar los inhibidores de ciclo de calor de su madre a tiempo. No sabía por qué era tan difícil salir de la pobreza cuando su padre nunca bebía ni jugaba. Puede que hubiera alguna razón, pero Ilya, que tenía diez años en ese momento, no la conocía.

Ese día, su madre la estaba pasando mal debido a su ciclo de calor, y su padre salió diciendo que iría a algún lado para conseguir dinero, con el fin de conseguir algunos inhibidores. Ilya creció observando el ciclo de calor de su madre desde muy pequeño, por lo que durante ese periodo, estaba acostumbrado a quedarse jugando tranquilamente sin molestar a su madre.

Su madre yacía cubierta con una manta y exhalaba sin aliento, mientras Ilya jugaba solo con algunos juguetes que flotaban dentro la bañera, para evitar molestarla.

Tenía hambre, así que pensó que le gustaría que su papá viniera rápido. Su madre enferma no podía hacer nada, así que su padre tenía que venir a buscar la comida. Algún tiempo atrás trató de hacerlo por su cuenta, pero como estuvo a punto de provocar un incendio, su papá nunca le permitió entrar en la cocina de nuevo. Se estaba quejando como un niño cuando escuchó un traqueteo viniendo de afuera.

Al principio pensó que había oído mal. Sabía que nadie visitaría su casa Había vivido en esa casa destartalada desde que nació, y sabía que nadie venía a visitar ni a su padre, ni a su madre. La gente de al lado vivía demasiado ocupada como para visitarse entre ellos. Entonces pensó, que solo era el sonido del viento sacudiendo la puerta.

‘¡No! Ugh … ¡No lo hagas!’

El breve grito de su madre, impidió que su mano golpeara el agua. —¿Hay alguien más además de mi madre? —Ilya salió silenciosamente del baño y se dirigió a la habitación donde estaba acostada su madre. Le sorprendió escuchar algo crujiendo adentro. Y cuando abrió la puerta con las manos temblorosas y miró adentro, se congeló.

Un hombre, al que veía por primera vez, estaba rasgando la ropa de su madre y forzándola. Su madre, que lo apartó porque no quería hacerlo, comenzó a gemir con fuerza cuando el pene del hombre la penetró. Esa no era la madre que Ilya conocía. Lo que había allí, solo era una bestia consumida por el placer.

En esa época ni siquiera sabía lo que pasaba cuando un Omega estaba en celo. Fue tan impactante que su madre estuviera acostada debajo de un hombre desconocido y gimiera, que sus ojos se pusieron rígidos sin siquiera parpadear.

‘Ya estoy aquí. ¿Ilya’

Su padre, que caminaba por el vestíbulo, se acercó a Ilya y le preguntó por qué estaba parado frente a la puerta como una estatua de yeso. Puso su brazo sobre el hombro de Ilya e intentó bajar su torso, mirando inadvertidamente a través de la puerta abierta. El sobre que tenía en la mano cayó al suelo.

‘¡Ahhh!’ —su padre gritó, y entró corriendo a la habitación como un loco, para correr hacia el hombre que estaba atacando a su madre.

Los puños y las patadas iban y venían. El hombre, cuya cabeza se volvió ante el puño de su padre, se levantó de inmediato y lo pateó. Su padre también le devolvió el golpe sin amedrentarse. En medio de todo ese lío, su madre jadeaba en el suelo, inconsciente.

¡Taang! Al escuchar el disparo, incluso Ilya, que estaba parado fuera de la puerta, y su madre que luchaba sin poder reaccionar, temblaron. Ni siquiera se dio cuenta cuando el hombre sacó el arma. La pistola estaba apuntando a su padre y la mano de su padre, que sostenía su estómago, rápidamente se puso roja.

‘Ah…Ah… .’

Como si hubiera reaccionado, su madre se agarró la cabeza y comenzó a sacudirla de un lado al otro. El hombre apretó el gatillo una vez más. —¡Tang! —La boca de su padre se llenó de sangre. Su madre gritó y corrió hacia el hombre. En medio del forcejeo, el hombre dejó caer el arma y esta se deslizó por el suelo hasta llegar frente a la puerta.

‘Il…ya… .’

Su padre, que se arrastraba por el suelo con las rodillas rotas, se dirigió hacia la puerta. Estiró los brazos hacia Ilya y sacudió la muñeca como si le estuviera pidiendo que huyera. Pero los ojos de Ilya estaban fijos en su madre y en el hombre.

Cuando el hombre vio caer a su padre, se rió de él y dominó a su madre. Enterró la cara en los senos de su madre, mordió su delicada piel con los dientes y empujó con fuerza su maldito pene. El rostro de su madre estaba horriblemente distorsionado y empapado de lágrimas.

Ilya, que estaba observando toda la escena, sintió una furia tremenda. Su miedo se convirtió gradualmente en ira. Al hombre que estaba dominado por las feromonas omega, no le importaba la existencia de Ilya. No sabía si él lo había visto desde el principio, o si lo estaba ignorando porque era un niño.

Cuando dobló sus rodillas y estiró la mano, Ilya tomó el arma que había llegado hasta el frente de la puerta. Sin dudarlo, sostuvo la pistola y puso el dedo en el gatillo. Apuntó con el arma al hombre y tiró de él. Ni siquiera temía en lastimar a su madre si fallaba. En ese momento, la ira hacia el hombre era lo único que tenía en la cabeza, y no podía pensar en otra cosa.

¡Bang, bang, bang! Se hicieron tres disparos seguidos. Solo entonces el hombre volvió su mirada hacia Ilya. Sus ojos se agrandaron, como si estuviera sorprendido por una existencia inesperada, y luego cayó de bruces sobre su madre. Ilya permaneció en la misma posición con su arma apuntando al hombre, hasta que su madre manchada de sangre, salió arrastrándose de debajo del hombre.

‘Ilya …Oh, Ilya, mi bebé … .’

Su madre se arrastró hasta alcanzar a Ilya. Un rastro de sangre quedaba sobre el lugar por donde ella pasaba. Su madre extendió la mano para agarrar a Ilya. En ese momento, Ilya retrocedió sin darse cuenta. Lo odiaba. Odiaba admitir que era su madre, que había estado jadeando hace un momento como un animal, y que sus manos quisieran tocarlo.

Todas esas emociones estaban reflejadas en su rostro. El rostro de su madre, mirando a su hijo, estaba borroso. Las lágrimas llenaron sus ojos y cayeron por sus mejillas.

‘Lo siento … lo siento, lo siento.’

Ella repitió las mismas palabras, una y otra vez. No sabía de qué lo sentía, ni a quien le estaba diciendo que lo sentía. Ilya simplemente la miró con la boca cerrada. Todo tipo de emociones se mezclaron en su interior hasta confundirlo. ¿Era tristeza, enojo, o simplemente repulsión?…Parecían ser demasiadas emociones como para que las pudiera soportar un niño de solo diez años.

Su madre sacó con cuidado el arma de la mano de Ilya.

‘Olvídalo. Todo… .’

Ella sonrió. Miró a su hijo, quien parecía no poder soportar que ella lo abrazara, sonrió sombríamente, e inmediatamente apuntó con la pistola a su cabeza y apretó el gatillo.

¡Tang! Otro disparo rompió el silencio de nuevo. Los ojos de Ilya se agrandaron. Era cierto que tanto su madre, como todas esas situaciones que habían pasado eran terriblemente repugnantes, pero eso no significaba que quisiera que ella muriera.

Finalmente, todo su cuerpo comenzó a temblar. Incluso con el puño fuertemente apretado, no podía ocultar el temblor en sus manos. Ni siquiera se atrevía a darse la vuelta, a pesar del enorme charco de sangre que empapaba sus pies.

‘Oh, no.’

Escuchó la voz de un hombre extraño. Una mano grande cubrió los ojos de Ilya. Después de que su visión se oscureció, su respiración, que había estado bloqueada, estalló.

‘Es una situación lamentable, pero ahora solo te quedan dos caminos.’ —le dijo el hombre a Ilya. Era una voz amigable pero fría.

‘Puedes ser arrestado por ser el asesino que mató a ese hombre y vivir en la cárcel por el resto de tu vida… .’

La mano del hombre se apartó de sus ojos. Una vez más, pudo ver los cuerpos de su padre, su madre y el hombre. El hombre señaló el cuerpo del otro hombre con su dedo. Señalaba exactamente el lugar donde Ilya le había disparado, como si lo hubiera observado.

‘O puedes seguirme y vivir una nueva vida.’

El susurro del hombre fue como la tentación del diablo. Ilya se volvió lentamente y miró el rostro del hombre que estaba detrás de él. Estaba más distante de lo que pensaba. El hombre, que vestía un traje elegante, sonrió cuando sus ojos se encontraron con los de Ilya. Era un hombre que realmente no encajaba con ese sangriento y destartalado lugar.

A partir de ese día, ese hombre se convirtió en el padre adoptivo de Ilya.

El tiempo pasó sin prisa. Después de confirmar que la presión arterial de Jin se estabilizó hasta cierto punto después de la transfusión de sangre, se trasladaron a la mansión. Luego pasó otra semana. El médico de la organización revisaba el estado de Jin tres o cuatro veces al día, pero no había señales de que volviera a recuperar la conciencia.

‘Tal vez tenga muerte cerebral’. —murmuraban en voz baja los subordinados de Ilya. Sin embargo, nadie se atrevía a afirmar tal cosa frente a él. Había mucho trabajo por resolver, como reparar la mansión y limpiar el desorden producto del conflicto con Imran. Ilya parecía haber vuelto a su vida normal, pero al enfrentarse a él, los miembros de la organización se quedaban paralizados, como si ni siquiera pudieran respirar debido al halo de frialdad que lo rodeaba. Él hablaba y actuaba como de costumbre, pero la forma en que la que vivía era diferente. Esta era la primera vez en la vida, en la que la mayoría de los miembros de la organización presentían que su jefe era el que había perdido la vida. Solía haber momentos en los que la atmósfera se volvía muy fría, pero eso era porque básicamente el jefe era una persona fría y racional. Una persona como él, que no podía expresar bien ninguna emoción externa, recientemente ha llegado hasta el punto donde ni siquiera Natasha o Andrei, podían comunicarse fácilmente con él.

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