Escape – Capítulo 3. No haré nada – Parte 3

Escape – Capítulo 3. No haré nada – Parte 3


Escape – Capítulo 3. No haré nada – Parte 3

Los brazos de Ilya estaban envueltos alrededor de su cintura. Y no llegaba hasta el punto de hacerlo estremecer, pero al respirar, su cuerpo se tensaba sin darse cuenta. Podía sentir el aliento de Ilya en su nuca.

—Ryu Jin. Contéstame si no estás dormido.

Jin no respondió y mantuvo los ojos cerrados. No podía quedarse dormido en esa posición. Además, nunca había podido quedarse dormido inmediatamente después de acostarse. Seguramente Ilya sabía que solo fingía dormir. Pero sigue sin responderle. Sintió que algo cambiaría si respondía ahora, así que estaba asustado por alguna razón, y por eso mantuvo la boca cerrada.

Haa. Su respiración al exhalar, se extendió a sus oídos.

—Tú, eres realmente un dolor de cabeza.

No supo a qué se refería, pero a pesar de eso volvió a quedarse callado. Cuánto tiempo ha pasado. Jin, que estaba escuchando el sonido del segundero, se volvió con cuidado para mirarlo, cuando el brazo de Ilya en su cintura no hizo ningún movimiento. Incluso en la oscuridad, pudo ver sus largas pestañas. Ahora estaba bastante acostumbrado a esa cara exótica.

—Puede que seas de mi gusto si se trata solo de la cara.

Se rió de sus palabras irreflexivas. Se pregunta si está cuerdo. El solo mirar el rostro serio de Ilya dormido, hace que su corazón se acelere. Incluso sin amor o en una situación en la que el afecto no puede surgir, ¿sería posible volverse cariñoso con solo unir nuestros cuerpos?

Bueno. En el pasado, había escuchado el cuento de un hombre que pasó por todo tipo de adversidades para rescatar a su esposa que fue secuestrada por un duende, pero cuando la encontró, su esposa se encontraba lavando la ropa interior del duende. Pero eso no significa que fuera como esa mujer que fue secuestrada por el duende…No, pero ¿la situación no es un poco similar? Aunque si lo pensaba, el jefe de la mafia rusa era mucho más aterrador que un duende.

—Como sabes que no sé cómo disparar una pistola, es por eso que duermes frente a mí de una manera tan indefensa.

Sabía que estaba molesto por nada, y por eso fingió dispararle en la frente a Ilya con las yemas de los dedos. En realidad no se atrevía a tocarlo, porque tenía miedo de despertarlo.

—Dispárame si puedes.

¡Ahhh! Mientras Ilya murmuraba con los ojos cerrados, Jin se sorprende y aparta la mano. Las pestañas largas se elevan lentamente hacia arriba, revelando unas pupilas de color esmeralda entre los párpados.

—Siempre y cuando puedas disparar y salir a salvo de esta mansión.

¿Por qué su cara sonríe de forma tan descuidada?

—Oh, detente. Ya sé que no puedo decir nada. Se que te gusta escuchar los diálogos internos de los demás.

—No sé a qué te refieres.

Ilya se trepó encima de Jean, agarró sus muñecas y las apretó contra el colchón.

—¿Acaso no dijiste que no ibas a hacer nada?

Jin preguntó, mirando directamente a Ilya.

—Sí, eso era cierto.

Ilya respondió sin dudarlo.

—Pero cambié de opinión.

Y de repente, de una manera aterradoramente veloz, se inclinó y besó los labios de Jin.

Al mismo tiempo, sus largos dedos enrollaron su camisa y se deslizaron sobre su piel. En el momento en que su mano se acercó para acariciar sus pezones, Jin soltó un breve gemido. Se preguntó cómo podía ser tan caliente el aliento que rozaba su nuca y luego sintió que le daba un pequeño mordisco. El hormigueo pronto se convirtió en un placer tan tremendo que le hizo arquear la espalda.

—Ilya, ah, detente… .

Jin le empujó los hombros con ambas manos. Ilya es apartado con facilidad. Pero extraña de inmediato, la calidez que se aleja. Los ojos de Ilya, que seguían fijos en él, todavía estaban temblando mientras se sostenía con los brazos a ambos lados de su rostro.

—No tengo como pasatiempo forzar a la gente.

Sin entender lo que estaba tratando de decir, Jin lo miró sin siquiera pestañear.

—¿Realmente lo odias?

La suave voz desapareció.

¿Odiar? Ni siquiera estaba en celo, así que no había razón para tener sexo con él. Era lo mismo con todos, menos con Ilya. Todavía le incomodaba mantener relaciones sexuales con alguien estando en sus cinco sentidos. Pero independientemente de su ciclo de calor, hubo momentos en los que el calor aumentaba y su razón desaparecía como si reaccionara a la feromona de Ilya, pero su estado mental no era muy diferente a cuando estaba en celo.

Pero ahora se sentía bien. Ilya no desprendía su aroma dulce distintivo y su conciencia estaba clara.

Jin se mordió el labio inferior. No me gusta… pero no pudo decirlo. No pensó que el orgulloso Illya lo obligaría a tener sexo si decía que lo odiaba. Pero por qué…no me gusta.

—Prefiero que hayan feromonas de por medio.

Aun así, necesitaba una razón. —Jaja. Ilya se rió, levantando una esquina de su boca.

—¿No te puedo abrazar sin excusas?

Él veía a través de su interior. Así que cuando estaba a su lado a veces se sentía loco e incómodo. A menudo, con solo mirarlo con los ojos, hablaba como si lo supiera todo. Hubo momentos en los que realmente quería huir.

Ilya levanta una mano y acaricia el cuello de Jin. Al instante, un dulce aroma se extiende. No, tal vez solo sea una ilusión creada por mis deseos. Hasta ese punto, el aroma de las feromonas de Ilya era familiar para Jin. Así como los omegas seducen a los demás con una feromona única, entre los Alfas, había algunos que poseían sus feromonas distintivas. Era posible dominar no solo a los omegas sino también a otros Alfas con esas feromonas…

Ilya se convirtió en el jefe de la mafia cuando todavía era muy joven. No había duda de que él, que desprendía dulces feromonas, era un alfa extremo. Entonces, ¿era por eso? Aunque era un Alfa, incluso durante el celo de Jin, no parecía que perdiera la razón por completo. Evidentemente, no estaba muy afectado, por lo que aunque tenía sexo con él, se comportaba de una forma un poco diferente a los demás.

Al menos, él no le echaba toda la culpa por obligarlo a tener sexo. Incluso, había dicho que era su elección y que lo hacía por su propia voluntad.

Ese conocimiento sacudió el corazón de Jin.

‘¡Todo es tu culpa! ¡Tu me tentaste!’

‘No hice nada malo. Ese chico…¡Es porque ese chico puede dominar a una persona con sus feromonas!

‘Cuando me desperté, ya..No era mi intención hacer eso.’

Hasta ahora, era diferente a los demás.

Haa. Exhala durante mucho tiempo, y luego inhala. Tenía que reconocer que era un cobarde. Quería inventar una excusa para culpar a Ilya por no poder alejarlo. Sentía que conocía los sentimientos de los otros chicos que siempre lo culpaban, así que se rió.

—¿Por qué te ríes?

Ilya nota un cambio muy sutil en su expresión facial y le pregunta como si no le gustara.

—Nada… .

Jin le rodeó el cuello con el brazo y tiró de él. La lengua de Ilya invadió la boca de Jin y se movió a voluntad. Siempre que su lengua se frota contra la suya y la saliva se mezcla, se emborracha con su dulce olor.

—Si vas a hacerlo de todos modos, abrázame como es debido… .

Volvió la cabeza y le susurró al oído a Ilya. Mientras saca la lengua y lame el interior de su aurícula, siente un estremecimiento.

—Admito que estoy impaciente.

Ilya le quitó los pantalones a Jin con urgencia y metió la mano en su ropa interior. Tan pronto como el pene quedó atrapado en su mano, la sangre lo endureció rápidamente. Cuando lo agarró y lo frotó hacia arriba y hacia abajo, se formó un líquido transparente en la punta del pene.

—Ah…así, me gusta eso… .

Jin agarró la mano de Ilya y la llevó más abajo. Con la lengua afuera, introdujo su dedo en su agujero. —¡Ah! El placer explotó y su cabeza retrocedió. Cada vez que sus dedos le rozaban la pared interior, su espalda rebotaba.

Jin agarró la sábana, abrió las piernas y apretó a Ilya. —Date prisa…Insértalo rápidamente. Tan pronto como le rogó con un aliento caliente, el pesado miembro de Ilya llenó a Jin. La presión lo hizo incapaz de respirar correctamente. Como todavía no estaba lo suficientemente mojado, el dolor fue lo primero que sintió en lugar del placer.

Aun así, Jin gimió fingiendo no sentirlo. Relajándose y aceptando a Ilya, agarró su rostro y juntó sus labios. Con avidez chupó su lengua y lo besó en la mejilla y la nariz como si lo necesitara, y rogó por más.

—¡Ahhh…!

Su visión temblaba, cada vez que Ilya lo penetraba con fuerza. La sensación de dolor o placer dominaba todo su cuerpo con una fuerza potente que parecía dividir su cuerpo en dos.

Era mejor así. Prefería que fuera violento a que le dejara un espacio para pensar en cosas inútiles. Para evitar que Ilya se diera cuenta, Jin actuó como una persona irracional invadida por el placer, como lo hacía cuando estaba en celo.

✤✤✤✤✤✤

Cuando Jin se despertó, el lugar junto a él estaba vacío. Ni siquiera sabía cuándo se había ido. Cuando extendió la mano y lo tocó, ya se había enfriado y no podía sentir el calor en absoluto.

Agh. Mientras se sentaba, gimió. No podía recordar cuántas veces llegó al clímax anoche. No estaba seguro de quién era el jefe de la mafia, pero su fuerza física era tan buena como la de una bestia. Una vez que empezaba, para él no existía la moderación. Bueno, todo había sido perfecto. De todos modos le gustaba el sexo intenso en el que ni siquiera podía pensar, y que consumía su razón por completo. En ese sentido, Ilya fue lo suficientemente bueno como para darle doscientos puntos de cien.

Sin embargo, el cuerpo de Jin no era tan fuerte como el de Ilya. Después de tener sexo con él, le dolía todo. Algo debería estar mal con él, porque siempre lo dejaba de esa manera. Cuando estaba en celo, su dolor era menor porque su cuerpo también se optimizaba para el sexo, pero era un poco más difícil en los días en que reaccionaba a las feromonas de Ilya independientemente del ciclo de calor.

Notó que no tenía ninguna sensación debajo de su cintura, así que sentó y esperó. Después de un rato, su cuerpo se acostumbró al dolor y pudo moverse. Pero al mirar hacia abajo, frunció el ceño. El interior de sus muslos estaba hecho un desastre lleno de semen seco. Era natural que el guapo jefe no se hubiera corrido en su interior. Aún así, creía que debía elogiarlo por su autocontrol.

Se quitó la ropa, fue al baño y abrió la ducha. Mientras el agua tibia se derramaba sobre su cabeza, pensaba que había revivido un poco. Olvidó enjuagarse después de enjabonarse y se quedó un rato en el agua.

‘Ah…Ryu Jin…’

En el momento en que de repente llegó al clímax anoche, la voz de Ilya, que estaba llamando su nombre, revivió vívidamente y flotó en sus oídos. Jin apretó el puño.

Eso está mal. Debes poner límites… .

Después de cerrar la ducha, salió del baño vistiendo solo una bata grande. Cuando volvió a su habitación, los subordinados que ya habían llegado y se estaban preparando, abrieron los ojos con asombro.

«¿Por qué estás así …?»

Cuando uno de ellos se asombró y apuntó con un dedo a Jin, el otro rápidamente lo golpeó en la nuca.

«¡No preguntes eso, idiota!»

El hombre escribió algo en el traductor de la computadora y arrastró al otro tipo por fuera de la habitación. Cuando Jin se acercó con el pelo mojado y miró el monitor, el mensaje decía: ‘¡Regresaremos en 10 minutos, esperamos que estés usando ropa!

Al mirar el mensaje se rió. Y no es que estuviera esparciendo sus feromonas, sino que esos chicos no querían ver su cuerpo desnudo. Todo eso era por Ilya. Incluso los miembros de la organización eran extremadamente cautelosos al respecto, ya que percibían a Jin como de su propiedad.

Pero eso no funciona, Jefe. Prefiero ser un poco más cool. En la medida en que otros subordinados puedan tratarme con indiferencia.

Mientras Jin murmuraba para sí mismo en coreano, se sentó frente a la computadora con la bata de baño y rápidamente tocó el teclado. La pantalla del monitor cambiaba de vez en cuando. Los subordinados que iban a regresar en 10 minutos estarían asustados si supieran que Jin todavía estaba usando una bata de ducha, y que la bata se estaba deslizando hacia abajo dejando un hombro al descubierto.

Una esquina de su boca se elevó, trazando una línea. Después de tocar el teclado nuevamente, mostrando una gran concentración, se cambió de ropa solo después de que Natasha golpeó la puerta y le pidió que la dejara entrar.

✤✤✤✤✤✤

Natasha se fue de vacaciones. Escuchó que se fue de viaje con su amante. Sorprendido de que tuviera un amante, Jin comprende por qué Ilya la asignó como su guardaespaldas y perro guardián según lo que le había explicado Andrei. Natasha era un alfa, y además también era un alfa impreso.

Era un caso raro que un Alfa eligiera a una sola persona para imprimirse. Cuando se imprime a un compañero, este solo reacciona a las feromonas de esa persona, pero por el contrario, si esa persona muere antes que el Alfa debido a algún accidente, el Alfa que sobrevive no podrá tener relaciones sexuales con nadie más. Entonces, la mayoría de ellos ni siquiera se atrevía a realizar ese procedimiento, incluso si se casaban y se convertían en cónyuges. Los asuntos humanos no podían conocerse y el matrimonio no podía ser un juramento eterno. En un mundo con tantos divorcios, puede ser romántico escuchar la palabra ‘impronta’, pero era una apuesta arriesgada para la vida de una persona.

Había pensado que Natasha no era la adecuada para tener un amante y mucho menos para imprimirlo. ¿Cuánto amor se necesitaba para mantener la castidad solo para esa persona? Ahora, esa era una elección inimaginable para Jin.

—¿Cuándo iremos de compras?

Clic. Jin, que convirtió toda su moneda virtual en efectivo haciendo clic con el mouse, le preguntó a Andrei, que estaba detrás de él. Cuando Natasha se fue, se habló de que era inevitable que Andrei se quedara con Jin.

—¿Compras?

—¿Escuchaste que Natasha se lo informó al jefe? Él dijo que sería posible esta semana.

—¿El jefe va a ir contigo?

—Realmente nunca dijo eso. Solo dijo que estaría bien ir esta semana.

Jin respondió exactamente como lo escuchó. Pero Andrei suspiró con una expresión seria. ¿El jefe enviará a otros con Ryu jin? ¿Sin Natasha? Tonterías. Sin embargo, no había forma de que enviara a Ryujin con otra persona. Incluso si no estaba en celo, el jefe básicamente no quería ver a otro tipo cerca de Ryu Jin.

Eso significa que el día que Ryujin fuera de compras, el jefe lo acompañaría.

—Usa lo que te han comprado.

Apenas si podía conseguir que el jefe comprara sus propias cosas.

—No…ya dije que estoy resuelto. También quiero tomar un poco de aire. Además el jefe también me lo permitió.

—No sé si sabes lo que significa ese permiso.

—¿Qué quieres decir?

—Significa que si quieres ir de compras con el jefe, no te detendré.

—No es si quieres, es algo que no puedes evitar.

Andrei frunció el ceño cuando escuchó eso, pero luego sonrió alegremente, fingiendo no mirar a Jin. Andrei negó con la cabeza para dejar de reír.

—¿Voy a ir con el jefe? ¿O con Andrei?

Jin preguntó de nuevo. Andrei respondió que le informaría. Si era posible, quería que el jefe no saliera con él, pero tal vez no podía evitarlo. Como dijo Jin, no podía discutir contra las decisiones y acciones del jefe.

Después de mirar a Andrei en agonía, Jin depositó la cantidad liquidada en la cuenta de Ilya. Sacó el papel del cajón, tomó una nota y lo guardó nuevamente. Andrei estaba observando cada movimiento de Jin, pero no le importaba en absoluto.

—He terminado con el trabajo de hoy. ¿Seguirás observándome? Quiero tomarme un descanso.

—Haz lo que te apetezca.

Mientras Andrei negaba con la cabeza, los demás subordinados que trabajaban en las otras computadoras gruñeron, se levantaron de sus asientos y luego se marcharon. Y cuando se quedó solo, Jin miró el circuito cerrado de televisión en el techo. Y como si supiera que lo estaban mirando, una pálida sonrisa se dibujó en la comisura de su boca.

Empezó por quitarse la camiseta, los pantalones y la ropa interior, y luego se sentó en la cama y acarició su pene con la mano. Cuando puso su dedo en su entrada mientras estaba acostado boca abajo, la luz que estaba parpadeando en la cámara CCTV se apagó.

Illya los había amenazado. Entonces, ¿qué tipo de vigilancia estaban haciendo? Jin, se encogió de hombros y se sentó de nuevo ante la computadora desnudo. Cuando apareció una ventana de programación negra, sus dedos se movieron rápidamente sobre el teclado y llenaron la pantalla con letras.

✤✤✤✤✤✤

La salida estaba programada. Como Ilya fue quien eligió el día en el que podía descansar, ni siquiera pudo fijar una fecha por su cuenta. Jin aguardó tranquilamente porque de todos modos era una situación esperada. El más complicado era Andrei, quien estaba ocupado ajustando el horario de Ilya.

Se programó la salida para el viernes por la tarde. Por la mañana, Ilya dijo que tenía trabajo que hacer. Quizás por eso no pudo verlo desde el amanecer. Alrededor de las 2 de la tarde después del almuerzo, Andrei le dijo a Jin que se preparara para salir. Cuando bajó al primer piso de la mansión, había una limusina negra frente a la entrada.

Los dos lobos que custodiaban la entrada miraron a Jin desde la parte baja y trataron de acercarse a él. Jin negó con la cabeza rápidamente. Hoy no tengo nada que darles. Así que no vengan y quédense ahí. Los inteligentes lobos inmediatamente reconocieron las intenciones de Jin y se sentaron nuevamente a vigilar.

Ilya, que llegó un poco más tarde que él, no vio a Jin y a los lobos intercambiando miradas. Uno de los hombres abrió la puerta trasera, Ilya se inclinó y entró en el coche. Se sentó adentro, miró a Jin y le hizo una señal para que entrara.

¿Hoy será de nuevo así? Realmente voy a ir sentado al lado del jefe.

Aun así, no había forma de que Ilya pudiera enviarlo en otro coche o con otros hombres. Solo se había hecho una pregunta sin pensar. Mientras se sentaba a su lado, la puerta del auto se cerró.

—¿Qué más quieres hacer además de ir de compras?

Ilya le hizo una pregunta en la que nunca pensó. Recordó que Natasha le había hecho una pregunta similar hace unos meses…

—No lo sé. ¿Me llevarás a donde te diga?

—Inténtalo.

Nuevamente, su reacción fue diferente a la de Natasha. Cuando salió con ella en invierno, ella le dijo que lo llevaría a cualquier parte si el tiempo se lo permitía.

—A la Catedral de San Basilio.

Y no es que se fuera a morir si no conocía la catedral. Cuando le hizo esa pregunta, le respondió lo mismo que a Natasha. Solía pedir que lo llevaran al Palacio del Kremlin, pero cuando lo vio en persona le recordó a una sandía. Además, no quería volver porque recordaba el frío que había sentido en ese momento.

—¿A la Catedral?

Ilya frunció el ceño. Oh, ¿es una catedral algo muy insignificante para la mafia?

—Eso no significa que tengas que llevarme, así que no te preocupes.

Lo decía en serio. Cuando preguntó, respondió, pero en realidad nunca quiso ir. Ni siquiera esperaba que Illya o Natasha lo llevaran.

—Es por eso que respondes sin preocuparte por un segundo.

Es porque ya le habían hecho la misma pregunta. Además, Jin tenía buena memoria por lo que no podía olvidarse de lo que había hecho hace cuatro meses. Desafortunadamente, debería haber algunas cosas en la vida que pudiera olvidar.

Ilya presionó el intercomunicador y le dijo algo al conductor. Pronto el auto dio hizo un giro violento que hizo que su cuerpo se inclinara a una lado.

—¿Vas a llevarme? ¿A la catedral?

—Estás diciendo que quieres ir, ¿por qué no te llevaría?

Su pregunta fue respondida con otra pregunta. Jin parecía incómodo, se rió y volvió la cabeza en un estado de ánimo absurdo. La sonrisa desapareció de su rostro mientras miraba por la ventana.

A veces se confunde. Si pretende ser cariñoso y amigables de esa manera, olvidará su situación. Ya habían pasado casi seis meses desde que fue traído a Rusia. ¿Ha cambiado algo mientras tanto? ¿Qué tanto podría significar un Omega, que actuaba como rehén para recuperar el dinero de Ilya, y que además le servía para liberar sus pasiones durante el ciclo de calor?

No. Negó con la cabeza ligeramente. Esa era una idea ridícula. En su vida, hubo momentos en que todos fueron amables con él por capricho. No había necesidad de sentirse abrumado.

Si alguien está cambiando, puede que no sea Ilya, sino tú. Ese es el problema. Si continúo así…

Aprieta los dientes invisibles para Ilya y luego los suelta. No tenía nada de que arrepentirse. No tenía necesidad de preocuparse. Todo lo que tenía que hacer era cumplir con lo que ya estaba decidido y planeado.

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