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¿Existió el Priorato de Sión?

En 1956, cuatro jóvenes franceses decidieron crear una asociación. El presidente fue André Bonhomme y el principal impulsor, Pierre Plantard, que poco antes había sido sentenciado a seis meses de prisión por fraude y malversación de fondos. El nombre del grupo se basaba en una montaña local de su región, el Col du Mont Sion, y no en el monte Sión de Jerusalén. No tenía conexión alguna con los cruzados, los templarios ni movimientos anteriores que incorporaron el término «Sión» en sus nombres.

Según Plantard, se habían encontrado unos documentos en la Biblioteca Nacional en París que parecían corresponder a una sociedad secreta que había existido desde las Cruzadas. Todos los documentos que fueron presentados entonces y los que más tarde se han ido difundiendo se basan en pruebas no demostrables y en genealogías más que discutibles, que afirmaban que tras la toma de Jerusalén por la Primera Cruzada, Godofredo de Bouillon fundó una orden en la abadía de Nuestra Señora del Monte Sión, de la que nacería más adelante la orden del Temple. Según estos documentos, al menos cinco de los fundadores del Temple eran miembros del Priorato de Sión, hasta el extremo de que la primera no era sino el brazo armado de la segunda, teniendo ambas coincidencias en cuanto a sus objetivos, situación que se mantuvo hasta el año II88, cuando tras el desastre de Hattm y la caída de Jerusalén en manos musulmanas, ambas órdenes rompieron su relación, pues los de Sión consideraron al maestre del Temple, Girardo de Ridefort, como el culpable de la derrota. Tras este incidente la orden de Sión se trasladó a Francia, donde se convirtió en el Priorato de Sión.

Supuestamente, la misión secreta del Priorato consistía en proteger a un descendiente de la dinastía merovingia hasta que llegase el momento de situarlo en el trono de Francia. Al parecer, esta legítima descendencia quedaba demostrada en unos pergaminos encontrados en Rennes-le-Château, en el sur de Francia. Todo obedecía a un calendario programado con siglos de antelación, pues la descendencia de los merovingios ocultaba ni más ni menos que la descendencia de María Magdalena y Jesús de Nazaret, la sang-grial, el Santo Grial, como portador de la sangre de Cristo, pero no en el clásico sentido simbólico de una copa, sino como su herencia, como los portadores de su sangre.

En realidad, la organización creada en 1956 se desintegró después de poco tiempo, pero en años posteriores Pierre Plantard la revivió y afirmó que él era el gran maestre o líder de la organización y comenzó a hacer comentarios alucinantes acerca de su antigüedad, sus anteriores miembros y sus verdaderos propósitos ocultos. Fue él quien afirmó que la organización se derivaba de los cruzados y, en conjunción con socios posteriores, fue quien compuso y sembró Les Dossiers Secretes en la Biblioteca Nacional de París y quien fabricó la historia de que la organización preservaba una descendencia real de origen merovingio que algún día retornaría al poder político. Una vez que los alegatos de Plantard en relación con el Priorato llamaron la atención pública, sus antiguos asociados le contradijeron. En una declaración hecha a la BBC en 1996 por André Bonhomme, el presidente original del Priorato de Sión, éste manifestó «que el Priorato de Sión ya no existe. Nunca estuvimos involucrados en actividades de naturaleza política. Éramos cuatro amigos que nos juntamos para divertirnos. Nos llamábamos el Priorato de Sión porque cerca de ahí había una montaña con el mismo nombre. Yo no he visto a Pierre Plantard en más de veinte años y no sé qué es lo que se trae entre manos, pero él siempre tuvo una gran imaginación».

La investigación de la TV pública británica concluyó que no había ninguna evidencia sólida de la existencia de un Priorato de Sión hasta 1956 y no hay forma de rastrear su pista si no se viaja al pueblo francés de St. Julien, en el que vivían los cuatro amigos. Teniendo en cuenta que bajo la legislación francesa toda nueva asociación debe registrarse ante las autoridades, hay un expediente que demuestra que los promotores de una nueva organización, denominada Priorato de Sión, cumplimentaron los formularios legales para otorgar personalidad jurídica a una asociación de tal nombre.

Como ha demostrado el investigador Paul Smith, Plantard había sido condenado por fraude y malversación a seis meses de cárcel por la corte de St. Julien-en-Genevois y la polémica creada con su invención del Priorato de Sión le venía muy bien, pues con el apoyo de grupos legitimistas monárquicos franceses y de amantes de lo esotérico y lo oculto, logró un éxito sorprendente. Había descubierto cómo engatusar a la nación francesa ofreciendo a sus conciudadanos la sensación de que se custodiaba en el país un gran secreto, que ocultaba la estirpe de Jesucristo, y de que Francia, de algún modo, tendría un papel decisivo en el futuro del mundo. De hecho, su creación había superado al autor y estaba adquiriendo vida propia.

Olson y Miesel indican que, en 1975, Plantard comenzó a llamarse a sí mismo Plantard de Saint Clair con la pretensión de establecer un vínculo con la familia escocesa de los señores de las Oreadas, nobles de origen normando que habían levantado la formidable y enigmática capilla de Rosslyn, cerca de Edimburgo, enredando así la trama cada vez más. En 1980 Plantard afirmó que había pasado un cierto número de años retirado del Priorato de Sión, durante los cuales Roger-Patrice Pelat sirvió como gran maestre. Después de la muerte de Pelat, Plantard manifestó haber recobrado su posición como gran maestro del priorato. Pelat, sin embargo, había estado implicado en un escándalo de corrupción y Plantard se involucró eventualmente en la investigación del escándalo que llevaron a cabo los tribunales franceses. A este respecto, Paul Smith señala: «Cuando el juez Thierry Jean-Pierre se convirtió en el magistrado francés que presidió la investigación del escándalo de corrupción financiera de Patrice Pelat en los años ochenta, Plantard voluntariamente se presentó en los años noventa y ofreció evidencias para la investigación; él afirmó que Pelat había sido gran maestre del Priorato de Sión. El juez emitió una orden de registro de la casa de Plantard, en la que se descubrió un gran número de documentos sobre el Priorato de Sión, en los que se afirmaba que Plantard era el “legítimo rey de Francia”. Posteriormente, el juez detuvo a Plantard para un interrogatorio que duró cuarenta y ocho horas y, después de solicitar a Plantard que declarara bajo juramento, éste admitió que lo había inventado todo; por tal motivo, Plantard recibió una severa amonestación y se le recomendó no “jugar” con el sistema judicial francés. Esto ocurrió en septiembre de 1993 y todo ello fue reflejado por la prensa francesa de la época».

Esta fue la razón para la desaparición del Priorato de Sión, en 1993. Pierre Plantard murió en 2002, nunca conoció a Dan Brown, ni oyó jamás hablar de El Código Da Vinci, pero, de haber visto el éxito de la novela, difícilmente hubiese creído hasta qué extremos ha llegado su historia.

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