En zona roja la bondad sabe bien
www.invasor.cu - Amanda Tamayo RodriguezSi de algo pueden contar los pacientes sospechosos de COVID-19 aislados en la Facultad de Ciencias Médicas de Morón, es del sabor a comida hecha en casa que ha tomado sus bandejas, y su paladar, por sorpresa.
Sabe Invasor, igual que ellos, que se lo deben al Chef Internacional Águedo González Leal y a Idilexy Morales (La China), titular del restaurante El Pino Atrevido, quienes a la voluntad absoluta de ir a ayudar como saben, le suman la convicción de que no hacen nada extraordinario, solo lo que toca hacer.
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Que se hayan incorporado a las cocinas del centro de aislamiento, como hicieron otros antes con los hospitales avileños, es una petición hecha por el Consejo de Defensa Municipal, según cuenta Águedo, motivado por hacer de la experiencia de los pacientes lo menos molesta posible.
Las redes sociales en Internet ya dan fe de pequeñas maravillas. Un arroz con leche edulcorado por La China, dos caras sonrientes ante un montón de platos presentados con toda la composición organoléptica requerida, para entrar por todos los sentidos, como recomendaría un buen chef.
"Es tiempo de ayudarnos", sentencia La China cuando describe la rutina. De forma completamente voluntaria, trabajan de lunes a viernes, en zona verde. "Estamos en la cocina. Todo lo que sale - vasijas y cubiertos - es desechable y nada regresa".
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"La China ha donado gran variedad de productos, especias y condimentos. Colabora con la elaboración y es muy creativa, a pesar de que no es chef profesional", explica Águedo, que prefiere hablar de ella cuando pregunto cómo consiguen potenciar los sabores con los productos disponibles.
Poco pueden saber del agradecimiento de personas que no ven, con las que no pueden hablar. Pero en las encuestas nadie se queja de la comida, al contrario. Y en el último cambio de personal en zona roja la sorpresa fue grande.
"Nos tributaron un aplauso que nunca se me va a olvidar" dice Águedo de los médicos, enfermeros y auxiliares. En el límite de las fronteras, y con el ventanal de madera por medio, el agradecimiento pudo saltarse los dos metros prudenciales.
Eso pasa cuando hay mucha gente buena atrapada en un mismo lugar. O así debe pensar la joven estomatóloga Diana Tusell Hormigó, que cumplió años el pasado jueves dentro del centro de aislamiento.
"Me daba una tristeza con esa muchachita. Yo creí ver a mi niña en ella. Hoy su cumpleaños y cumpliendo ahí con el deber, tan jovencita, así que me las ingenié para prepararle alguito y que al menos no lo pasara por alto", explica La China los motivos detrás de la bondad.
Los cachetes de Diana embadurnados de merengue en las fotos, no necesitan más explicación. El trabajo de La China y de Águedo, tampoco.
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