Emily

Emily


CAPÍTULO IV

Página 5 de 11

CAPÍTULO IV

Temblaba de frío y de miedo.

-Ven amada mía, arrimémonos al fuego. No quiero que sufras, ni enfermes. No puedo perderte; los cielos se han abierto y algún maleficio debe caer sobre nosotros.

Nada de lo que ocurre es lógico. Debemos encontrar una solución.

-Eduard, ¿cómo haremos para recordar? ¿Seremos unos seres mágicos y en nuestro mundo algún hechicero nos ha embrujado?

-Emily, es un buen razonamiento. Si fuéramos humanos sería imposible estar muertos y al mismo tiempo vagar por el bosque encantado.

Ojalá recuperáramos nuestro pasado y pudiéramos enfrentarnos a las fuerzas del mal que nos han condenado.

-No nos dejarán amarnos; ya has visto lo que nos ha ocurrido cuando nos hemos unido en el lago.

Han estado a punto de fulminarnos con los rayos.

Amado, tengo mucho miedo, no soportaría separarnos.

-Lo sé, yo siento lo mismo, mi amada Emily, pero tenemos alguna esperanza. Es tan intenso nuestro amor que nos hemos encontrado a pesar de los embrujos que nos hayan matado.

Si nos enfrentamos juntos día a día sin separarnos y con pasión ardiente nos seguimos queriendo, venceremos la maldición y seremos libres de este encierro involuntario.

-Eduard, acostémonos en la cama. Y amémonos hasta perder el sentido. Si es un sueño no quiero despertar de él nunca.

Me cogió en brazos y nos tumbamos abrigados debajo de las mantas. Nos besamos como si nos muriéramos de sed, nos acariciamos como si fuera lo más preciado y nos unimos tan enamorados, que nos perdimos en una ensoñación paradisiaca.

Entrelazados dormitamos.

Soñaba con Eduard, estábamos felices en un hermoso Palacio. Había un baile en nuestro honor porque nos habíamos casado. Todos danzábamos con alegría y felicidad, rodeados de nuestros bellos hermanos.

Formábamos una gran familia de hechiceros blancos. De todas partes del planeta nos habíamos congregado.

Nuestra unión iba a ser la más grandiosa, porque pertenecíamos a los aquelarres más antiguos y poderosos de todos los tiempos.

Nuestros respectivos padres estaban encantados porque nos hubiéramos enamorado. Unidas las dos castas seriamos invencibles y nuestros futuros hijos dominarían a los hechiceros oscuros.

Siempre habíamos batallado contra ellos y muchas pérdidas de nuestros seres queridos habíamos tenido. Ahora seríamos invencibles en cuanto nos amaramos y controlaríamos las fuerzas del mal.

Me desperté angustiada y con temblores.

Desperté a Eduard, su sueño era intranquilo.

-Cariño, ¿también has estado en Palacio cuando nuestros esponsales?

-Emily, mi vida, era tan feliz… Y de pronto se oscureció todo.

Lloré por nosotros y la terrible verdad que nos asolaba.

-Amado, ¿cómo podremos regresar y salvar a nuestros hermanos y a nuestros adorables padres del oscuro aquelarre?

-No lo sé, amor mío. Haremos todo lo que esté en nuestras manos. Encontraremos la manera de salir del bosque encantado y si recordamos algún hechizo que nos haga llegar hasta el Palacio, nos encargaremos de castigar a Dark Warlock, el jefe de los brujos malvados.

-¡Oh! ¡No recordaba su maldad! Él nos separó e intentó matarnos. Ahora sabrá que nos hemos unido y volverá para acabar con nosotros.

-No lo consentiré, mi adorada amada Emily.

Ya nos castigó con sus maleficios una vez, y no lo repetirá jamás. Le estaremos esperando.

Únicamente nos falta algo de tiempo para practicar y conjurar nuestras poderosas fuerzas. Y acabaremos con el brujo más oscuro de todas las épocas.

Ir a la siguiente página

Report Page