Elizabeth

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EL FINAL DE LA CUENTA ATRAS

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EL FINAL DE LA CUENTA ATRAS

Habían pasado muchos días, la situación no había mejorado para la nueva rehén, más bien, todo lo contrario. Amanda estaba totalmente hundida en su celda. Sus esperanzas se diluían a la vez que su tiempo se agotaba. Estaba obsesionada con el cronometro instalado en la celda. Avanzaba inexorablemente y se acercaba cada vez más a cero, con lo que ello significaba para ella. No le sacaba ellojo de encima. Cada vez que se despertaba observaba con estupor que le quedaban muchas menos horas de vida. Las drogas que le suministraban la mantenían en un estado paranoico permanente. Era terrorífico para la mujer, un infierno en vida.

Incluso a la noche, los números luminosos le permitían ver como se iba reduciendo su tiempo. El reloj tenia milésimas de segundo y a veces le parecía que el tiempo volaba. Se le esfumaba literalmente de las manos.

No había salido de la habitación desde que la habían secuestrado y apenas había tenido contacto con Gerard o sus secuestradores. Al inglés, solo lo había visto en la ocasión en que Elizabeth los presento y se encontraba tan fuera de si, que no pudo siquiera saludarlo. Nunca mas lo vio. Ni Elizabeth, tenía intención de volverlos a juntar.

Notaba en la mirada de la psicópata que iba a disfrutar matándola. ellodio estaba presente en sus ojos. Sólo podía confiar en que la policía la rescatase, se decía a si misma que fuese optimista, pero habían pasado demasiados días y lo que decían en las noticias no era demasiado alentador. La policía no hablaba del caso, solo comentaban que seguían las investigaciones. Pensaba aterrada que eso significaba que no tenían nada.

Disfrutaba, eso sí, de una televisión en su cuarto y veía varias veces al día los noticieros del canal 4. Se había quedado muda cuando vio por primera vez a los payasos que presentaban el telediario. Por medio de la televisión se había enterado del plan de Elizabeth, y del diabólico significado del cronometro. Sus captores, no se habían molestado ni en hablar con ella sobre el asunto. Le llevaban la comida y la mantenían drogada  constantemente, nada mas.

Gerard vivía una situación más acomodada, quiso ser consecuente con la nota escrita y no estableció ningún tipo de comunicación con la nueva rehén. Sabía que en todo momento los estaban escuchando y viendo desde el piso de arriba. Las cámaras y micrófonos que se habían instalado en las celdas, evidentemente estaban conectados al ordenador de Elizabeth. Nada que pudiese hacer por el a, no iba a jugarse su vida de esa manera.

Jamás contestaba a Amanda cuando trataba de comunicarse con él, por mucho que le doliese por la periodista. Las cosas que decía, además carecían de demasiado sentido. Las drogas estaban causando un daño importante en el cerebro de la permanentemente drogada Amada. Hacía días que había desistido de llamarlo, ante la falta de respuestas de Gerard.

No merecía la pena correr el riesgo, pensaba el político. Lo había analizado todo; no existía posibilidad alguna de escapar de las celdas. La seguridad había aumentado tras el intento de fuga de Miguel, nada podía abrir esas puertas. Aparte del cerrojo, habían añadido una llave de seguridad que era imposible de abrir desde el interior de las celdas. La única salida era la puerta de seguridad que le recordaba a la de una caja de caudales.

La posibilidad de escapar la tenía en el exterior, en seguirle el juego a Elizabeth. Eso era lo que estaba haciendo, aunque fuera mucho más peligroso de lo que Gerard suponía. Gerard lo sentía mucho por la periodista, el era un hombre inteligente y en esos momentos la única posibilidad de salir era o bien que la policía diese con ellos, o que el consiguiese escapar en algún descuido en el porche que es lo que estaba planeando.

Estaba seguro que Elizabeth no lo mataría si no le daba un motivo para ello. No iba a empeorar su situación, por nada del mundo quería pasarse otro mes encerrado. Preparaba su intento de huida. Maquinaba sobre ello las 24 horas del día. Para ellos, era clave demostrarle que actuaba en consecuencia de lo dicho en la nota y no lo iba a estropear.

Elizabeth se mostró muy contenta por la nota de Gerard, incluso se podría decir que emocionada. Le prometió que no tenía porque temer por su vida que su intención no era matarlo, de que las cosas iban a mejorar para él. Se había mostrado todos esos días bastante respetuoso con el político, pasaban bastante tiempo juntos en el porche. A Elizabeth le agradaba su compañía, lo tenía por un hombre culto, le aportaba cosas que Dominique nunca podría hacer. No había tenido nunca un esclavo de sus características y se sentía orgullosa de ello.

La chica cumplió con todas las peticiones de la nota de Gerard. Incluso le compró el foie que tanto le gustaba y que le había comentado en unas de las charlas en el porche. Le daba todos los caprichos excepto por supuesto, dejarlo en libertad.

Los días posteriores al secuestro de Amanda habían transcurrido con tranquilidad en la casa de Brigton para Gerard, Elizabeth y Dominique. La relación entre Gerard y Elizabeth había evolucionado mucho. Lo visitaba de nuevo casi todas las noches. Gerard la complacía y se dejaba hacer por mucho que lo humil ase. Hasta fingía que disfrutaba con ello para satisfacción de su ama. Sabia que su vida dependía de ello de satisfacerla, de que consiguiese ser imprescindible para ella.

Trataba de mostrarle afecto de demostrarle que había cambiado que se acercaba cada vez más a lo que el a deseaba y poco a poco lo iba consiguiendo. Trataba de olvidarse de todo el mal que le estaba causando. Le repetía constantemente que era suyo, que le pertenecía, y Elizabeth se mostraba cada vez más complaciente con él. Encantada de que por fin se estuviese entregando de verdad, como ella ambicionaba.

Incluso en ocasiones, lo besaba, y le dejaba acariciar su esplendido cuerpo, como si fuesen dos verdaderos amantes. La violación había desaparecido, ahora estaba la entrega total de Gerard a su ama. Disfrutaba de ver a Gerard entregado a sus juegos, de rodillas, delante de ella suplicándole que lo hiciese suyo.

Cuando terminaban el hombre le pedía que se quedase a su lado y la abrazaba, como parte de su teatro.

Eso no era muy del agrado de Elizabeth, pero se lo concedía de vez en cuando, y en ocasiones se quedaba dormida a su lado, cuando despertaba Gerard apreciaba que no era Elizabeth era Brigitte, su otro yo quien lo hacía, la acariciaba y Brigitte se mostraba sorprendida de tenerlo a su lado, rechazaba a Gerard asustada.

El político le decía que tranquila que todo estaba bien, y la trataba con cariño, Brigitte no entendía nada, sabía que Elizabeth lo había violado, no comprendía porque ese hombre la perdonaba y le daba cariño.

Gerard era consciente de las dos personalidades de la chica, hacía tiempo lo sospechaba, pero ahora estaba completamente seguro de ello.

Trataba de ganársela, de acercarse al lado bueno de la chica. Apenas le hablaba, se contentaba con estar a su lado. Brigitte lo miraba angustiada, como pidiéndole perdón. Gerard le decía que tranquila, que no pasaba nada para sorpresa de Brigitte. Sabia que en esos momentos estaba a solas con ella, no había ningún atisbo de Elizabeth. Cada vez conocía mejor a Elizabeth, y ahora quería acercarse a Brigitte que  apenas conocía. Iba con mucha cautela, no sabía como podía reaccionar Elizabeth.

Gerard trataba de besarla pero Brigitte lo rechazaba, aunque si permanecía a su lado, se contentaba con ello y trataba de abrazarla. Brigitte que no se veía cómoda con la situación a veces se levantaba y se iba de la celda. En otras ocasiones, se quedaba un rato con él, se estaba acostumbrando a su compañía.

Gerard estaba empezando a diferenciar ambas personalidades con facilidad, era sencillo, las chicas eran como el día y la noche, muy diferentes la una de la otra. Apenas había tenido contacto con Brigitte que le era esquiva pues sabía era una de las victimas de Elizabeth. Básicamente a la que había conocido hasta entonces era a Elizabeth. Gerard quería revertir esta situación, necesitaba contactar con Brigitte. No sabía a donde le iba a llevar aquello. Lo que si sabía es que podría ser una buena posibilidad. Brigitte no era Elizabeth, era otra victima como él, podía encontrar una aliada.

A la vez que se acercaba a Brigitte cada vez se encontraba con más confianza con Elizabeth. Los días que no lo visitaba, echaba en falta su presencia para pasar un rato a solas con Brigitte. Había oído hablar del síndrome de Estocolmo, no estaba seguro si eso es lo que le estaba pasando.

La relación con Elizabeth iba a mejor, incluso lo trataba de estimular para que consiguiese una erección, no había manera. Las secuelas psíquicas de Gerard se lo impedían, se sentía avergonzado por no poder satisfacer a su ama. ella le decía que era normal, que había pasado mucho estrés. Se estaba mostrando paciente con él.

Empezaba a tratarlo como si fuese un amigo. Indudablemente la mujer sentía algún tipo de atracción hacia él. Elizabeth consideraba a Gerard como una persona intelectualmente a su nivel, por lo que valoraba de una manera muy especial al político. Había sido hasta el momento su mejor captura y lo había domesticado a su antojo. Había conseguido grandes progresos, empezaba a entrar para su satisfacción en la penúltima fase de sus teorías. Estaba cerca de conseguirlo, la forma de comportarse de Gerard era la prueba mas evidente.

Fue entonces cuando Elizabeth se lo dijo —Gerard, quiero que me des un hijo.

—Me gustaría dartelo, pero, ¿Qué pensará Dominique? No le va a gustar estoy seguro. —Contestó el político.

Entre tu y yo. Los franceses no me gustan para nada. No tendría un hijo con sangre francesa ni aunque Dominique fuese el único hombre del mundo. Nunca he sentido nada por él, es mi esclavo y nada más que eso, jamás he tenido ni tendré sexo con él. El lo sabe, no tiene nada que decir y mucho menos, me importa. Tu, sin embargo, si me atraes no tanto físicamente pero eso no me importa. Eres un hombre inteligente, te admiro. Estoy segura me darías una descendencia a mi altura. Tenerte a mi servicio me l ena de orgullo.

Comprendo. Te daré un hijo Elizabeth te lo prometo. —Elizabeth lo beso como nunca antes lo había besado y Gerard respondió al beso. Lo que haga falta Gerard, lo que haga falta pensaba el hombre que veía como la iba teniendo en el bote. La simple idea de tener un hijo con esa psicópata le parecía repugnante. Estaba consiguiendo su objetivo, que Elizabeth lo tuviese en tan alta consideración era garantía de seguir con vida. Iba a encontrar una salida por su cuenta a la situación, Elizabeth controlaba a la policía pero el iba a tratar de controlar a Elizabeth, al menos en cuanto a lo que él respecta; su instinto de supervivencia funcionaba a la perfección.

En la ciudad de Londres, Moles conducía a toda velocidad con la sirena puesta por el centro de la ciudad.

Habían recibido la llamada de otro asesinato y es a donde se dirigían. A las afueras de la ciudad en una granja, había aparecido la cabeza decapitada de una mujer en un frasco de formol.

Un granjero l amo a la policía esa mañana temprano. El teléfono despertó a Moles con la noticia. El maldito Johnny era un pájaro nocturno. Thompson en persona lo había pasado a recoger en su casa. Quizás allí encontrase la pista que necesitaban para poder detener a Johnny antes de que el reloj se detuviese.

Quedaban 67 horas para el final de la cuenta atrás. Tenía que ser su oportunidad, estaban haciendo el ridículo.

En esta ocasión, llegaron antes que la policía científica. allí vieron el cadáver de la chica desnudo, su cabeza cercenada en el frasco con formol al lado del cadáver. Tenia múltiples cuchilladas por todo su cuerpo.

Pudieron contabilizar más de 40 sólo en la parte delantera pues no quisieron mover el cuerpo. La imagen era desoladora como de costumbre. A Thompson se le cayó el alma a los pies. Había visto muchas cosas a lo largo de su carrera, esa era de las peores. No pudo reprimir una arcada.

Había sido brutalmente violada. Un anticipo de lo que pasaría con Amanda. Era la primera evidencia de que Johnny The Hunter mantenía relaciones sexuales con sus victimas. Le había rasgado el clítoris.

Hablaron con el granjero que parecía muy tranquilo para lo que acababa de encontrarse en su propiedad.

Les contó que escucho llegar un coche a la noche, no le había dado importancia, pensó alguien se había perdido, pasaba de tanto en tanto. Cuando se levanto por la mañana se encontró el cadáver de la chica y  llamó inmediatamente a la policía. Se preparó café y los espero. Eso era todo lo que les había dicho y lo repetía una y otra vez.

Se preguntaban por el contenido de la nota al lado del cadáver. No la iban a abrir hasta que llegase la policía científica. Se dedicaron a buscar indicios en los alrededores. Habían venido con un 4x4, por las huellas que enseguida localizaron en el camino. Sin duda el asesinato lo había realizado una sola persona. La noche anterior había llovido bastante y pudieron fácilmente localizar las huellas del asesino. No había huellas de la victima, seguramente estaba ya muerta cuando la dejaron allí.

Tenía que ser un hombre corpulento, capaz de cargar con el cadáver de la chica y el frasco con la cabeza. No había vuelto al coche. Lo había echo todo en un solo viaje. Había roto el candado para entrar con unas tenazas enormes que había abandonado o olvidado allí mismo y el cadáver lo había depositado nada más entrar en el granero. Dejando la puerta entreabierta.

Los compañeros de la policía llegaron enseguida y comenzaron a realizar su trabajo con inmediatez. Las huellas del asesino coincidían con el número de pie de las encontradas en el Bosque cuando Gerard Brown abandono el coche: un 43. Le entregaron a Thompson la nota para que la abriese ante la expectación de todos los presentes. El comisario leyó su contenido:

Tic tac Tic tac 69 horas. I´m Johnny the Hunter.

De nuevo se veían retados por Johnny. El final de la cuenta atrás se acercaba, y o bien les estaba dando una nueva oportunidad, o los retaba de nuevo. Esta ocasión la iban la tenían que aprovechar. Peinaron la zona palmo a palmo buscando cualquier pista. Trataban de reconstruir la escena del crimen. Se analizaron las tenazas, sin huellas de nuevo. Las huellas de las ruedas del coche. La policía forense analizaba el cadáver allí mismo. Una inesperada noticia hizo estal ar de jubilo a los policías: habían encontrado restos de semen dentro de la boca de la joven y también en la vagina. ¡Eureka!. —Exclamo Moles.

Eso era una gran avance, tenían el ADN del asesino. Mucho más de lo que habían tenido hasta entonces. Lo iban a capturar, ahora estaba seguro. Rápidamente se cotejaron las muestras con todos las bases de datos de la policía. No había coincidencias pero las tendrían.

Moles llevaba trabajando las últimas semanas en un nuevo listado de posibles sospechosos con la colaboración de Blummer. Empleaban datos proporcionados por el colegio de psiquiatras que estaba colaborando con la policía desde el secuestro de Amanda. Si Blummer estaba en lo cierto, el asesino había  pasado en más de una ocasión por una consulta psiquiátrica y era muy probable que hubiese quedado ingresado.

En el listado estaban todos las personas que habían mostrado algún tipo de psicopatía que fuese compatible con el perfil psicológico que habían realizado de Johnny The Hunter. Muchos de ellos tenían antecedentes penales. Completaron el listado con los psicopatas que tenían dados de alta en las bases de datos de la policía. Tenía que ser uno de ellos. Descartaron a las mujeres por motivos evidentes.

Moles tenía delante el listado completo con todos los datos e informes de los psiquiatras. Había sido previamente reducido por medio de Blummer y el equipo de la policía. Un trabajo que les tuvo ocupados durante semanas pero estaba listo. Justo cuando lo necesitaban. Eso era buena premonición, lo iban a atrapar. Aprovecharían la última oportunidad de salvar a Amanda. Con el ADN descubierto podían realizar una visita a cada una de las personas y cotejar las muestras.

La lista se redujo a 80 personas sacando a las mujeres, los que cumplían condena y poniendo solo a los que viviesen en un radio de 200 km de Londres. Tenían menos de 60 horas para capturar al psicópata. No había tiempo que perder. Se crearon 7 equipos que se encargarían de visitar personalmente a cada uno de los integrantes de la lista y recoger las muestras de adn. Estaban convencidos que funcionaría. Esta vez lo iban a capturar y recuperar su prestigio.

Esa misma tarde, se realizaron las primeras 7 visitas y l evaron a comisaría a los individuos para realizar las pruebas con una orden firmada del juez. No les fue difícil conseguirla los jueves colaboraban más que nunca tratando de facilitar la investigación policial. La cuenta atrás se agotaba todo el mundo era consciente de ello. En ese sentido la policía vio en todo momento al anado el camino. El país entero estaba pendiente de la captura del maníaco.

Se centraron en los siete primeros individuos de la lista que había sido ordenada según un porcentaje de posibilidades de encajar en el perfil establecido por Blummer. No fueron capaz de localizar a tres durante ese día, por lo que fueron a por los tres siguientes. Dando orden de busca y captura de los tres que no habían podido localizar. Tenían que estrechar el cerco al máximo. Las siguientes horas iban a ser claves. Los resultados de los 7 primeros individuos habían sido negativos. Los dejaron ir a casa y sus nombres tachados de la lista.

Quedaban 73 y tan solo dos días para la ejecución que tendría lugar a las 21.30 Horas en horario de máxima audiencia. Todo el país pendiente. Tenían que impedirlo como fuese.

La policía se aplico al máximo al día siguiente. Se realizaron todas las visitas pendientes en la misma mañana incluyendo los tres que no habían podido localizar la noche anterior. Todas las pruebas fueron realizadas con resultado negativo. Solo quedaban 5 personas en la lista a las cuales no había manera de localizar. Se pusieron todos manos a la obra, uno de ellos tenía que ser Johnny The Hunter.

La policía trataba de localizar con premura a esas cinco personas. El tiempo se agotaba y hasta el momento no habían conseguido ninguna identificación positiva. Poco a poco se acercaba la hora fatídica y necesitaban resultados inmediatos. Localizaron a tres de los cinco pero el test de nuevo salio negativo. Solo dos personas que no había manera alguna de encontrar. Quedaban menos de 24 horas y esas dos personas no aparecían. Moles y Thompson en persona se encargaban de la búsqueda con 20 agentes a su cargo.

Hicieron todo lo que tenían que hacer para encontrarlas pero no había manera.

El tiempo se esfumo y faltaba media hora para que se cumpliese el plazo fijado para la ejecución de Amanda. Eran las nueve de la noche. El noticiero abrió con los presentadores disfrazados de payasos tal como habían echo durante todo ese tiempo. Durante los 20 días habían cumplido con la solicitud de Johnny.

Día tras día, noticiario tal noticiario, habían acudido disfrazados de esta guisa con el fin de mantener con vida a su compañera.

El noticiario abría con una foto de ella y un mensaje que decía : Salvemos a Amanda. El presentador hablo dirigiéndose directamente a Johnny.

—Johnny seas quien seas. Hemos cumplido con lo que nos has solicitado. Todo Canal 4 y siete mil ones de Londinenses han firmado por la libertad de Amanda pidiéndote lo que todos queremos. Que la dejes en libertad. Por favor Johnny no cumplas tu amenaza. 7 millones de voces te lo piden. —Dicho esto el telediario prosiguió su curso volcándose con la presentadora secuestrada.

Amanda en esos momentos estaba muerta de miedo en su habitación. Llevaba 20 días encerrada mirando como el tiempo del cronometro corría y prácticamente estaba a cero. Marcaba 19 minutos 37 segundos.

Tenía la televisión encendida emocionada por todo lo que se decía sobre ella en el noticiario. Los últimos tres días habían sido muy duros para ella. Los había pasado en la más absoluta soledad. La única compañía de la televisión. Ni una sola visita, solo Dominique le dejaba comida de vez en cuando, ni siquiera a diario, a través de una trampil a instalada en la parte baja de la puerta, sin cruzarse ni una sola palabra con ella.

Ningún contacto humano. Sólo el reloj que avanzaba y la televisión que solo funcionaba en el canal 4 y a la hora de las noticias.

Vio el telediario que estaba dedicado prácticamente en su totalidad a ella entre lágrimas. Los compañeros de la cadena decían todos un comentario positivo y alegre sobre Amanda. Ella lo veía con los ojos llorosos, salía su familia, amigos, gente que hacía mucho que no veía como compañeros de estudios, incluso de su colegio de primaria. Todos le mostraban su apoyo y rezaban por el a, así como solicitaban su puesta en libertad. ¡Libertad para Amanda! gritaban emocionados al finalizar sus comentarios. Lo más seguro es que no volviese a ver a ninguno de ellos pensaba la pobre mujer angustiada.

El reloj que avanzaba Tic, Tac, Tic ,Tac parecía que iba cada vez más rápido que se aceleraba aun más por momentos. Indicaba que quedaban menos de diez minutos para su ejecución. En ese momento oyó pasos detrás de la puerta y esta se abrió. La hora fatídica l egó.

Era Dominique que entré en la celda con una cámara al hombro la cual instaló en una esquina del cuarto.

Salió de la habitación y volvió de nuevo con una mesa de madera a la que se le había incorporado un arco metálico para introducir la cabeza. Amanda sufrió un ataque de pánico, se volvió loca de repente y temblaba. Se hacía daño en las muñecas tratando de escapar, tiraba con todas sus fuerzas de las cadenas que la sujetaban a la pared. Dominique la golpeó haciéndola caer sobre la cama y presionó su enorme mano sobre su cuello cortándole la respiración. Amanda indefensa nada pudo hacer contra él. Le inyectó un sedante en el brazo quedando finalmente adormecida. No estaba para tonterías, y el tiempo se le echaba encima. 7 Minutos.

Elizabeth entro con gesto de triunfo en la habitación. Había vencido de nuevo a la policía e iba a por su anhelado premio. Se lo iba a restregar por la cara. En esta ocasión, fue ella la que realizo la grabación. Lo tenia todo a punto. Dominique levanto a Amanda que estaba semi nconsciente poniéndole la cabeza encima de la mesa aprisionada por la argolla. Se puso una capucha negra de verdugo y levantó la temida sierra en el aire.

La grabación dio comienzo con una toma en primer plano del cronometro. El final de la cuenta atrás, quedaban tan solo 60 segundos tic tac tic tac. La imagen se fue alejando y tornándose más general. El cronometro siempre presente. Una toma veloz de la cabeza de Amanda, el cronómetro... Dominique hizo pasear la sierra por delante de la cámara para que saliese en las imágenes. Realizó una nueva toma de Amanda, con la cabeza sobre la mesa. La sierra sobre el cuello de Amanda. El francés la empezó a apretar con fuerza provocando unas primeras gotas de sangre.

Elizabeth enfocó la cámara hacía el cronometro de nuevo. Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco , cuatro, tres, dos, uno, cero. El reloj estaba a cero, toda la atención sobre Amanda. Un primer plano y la sierra comenzó su trabajo con un fuerte giro de derecha a izquierda. La sangre salió despedida en todas direcciones.

Un grito sordo de la periodista que no se sabia si era consciente o no de lo que estaba pasando. Estaba como inconsciente. Otro movimiento esta vez de izquierda a derecha y otro. La habitación se inundo de la sangre de la periodista. Amanda yacía muerta.

Dominique realizo varios movimientos violentos a la vez que hacía un grito gutural que sonó terrorífico.

Hasta que por fin, levanto la cabeza con su ensangrentada y enorme mano. Saliendo en un primer plano su enorme mano completamente impregnada de sangre y la cabeza de la mujer goteando a mares.

Su cuerpo se desplomó en el suelo de la habitación. Dominique puso sobre la mesa un frasco donde introdujo la cabeza de la periodista y lo cubrió con formol cerrando el frasco al finalizar.

Elizabeth grababa la escena emocionada hasta que considero que tenía suficiente. Salió corriendo al piso de arriba a montar el vídeo con las imágenes. Quería que quedase perfecto. Dejaron a Amanda allí mismo, olvidada. No había prisa por limpiar. Tenían que montar y llevar las imágenes a Londres cuanto antes. Se las iba a restregar por la cara a la policía.

Gerard en la habitación de al lado había decidido no poner las noticias ese día. Sabía de sobra lo que iba a pasar. Quizás fue cobarde por su acción pero prefirió escuchar uno de los discos de música clásica de los que disponía en su pequeña y selecta colección. Desde las nueve de la noche que estaba disfrutando de Gustav Mahler a todo volumen para no enterarse de nada de lo que iba a pasar. Ignorándolo por completo.

Tratando de alejarse del horror que sabia sucedería. Se refugiaba en su pequeño submundo, no queriendo afrontar la realidad. Viviendo a espaldas del mundo que lo rodeaba.

Al día siguiente. Dominique se dirigió en tren a Londres. El viaje no era demasiado largo. Leyó la prensa con la noticias del asesinato. Todo eso empezaba a aburrirlo un poco. Estaba contento de que con la entrega del vídeo estarían tranquilos al menos unos días. Se metió en un ciber perteneciente a unos pakistanis en el Soho. Abrió una cuenta de gmail, así como una cuenta de youtube. Subió el vídeo y se fue de nuevo a la estación de tren con dirección a Brigton. Misión cumplida.

Su ama estaría más que satisfecha.

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