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Segunda parte » Capítulo XXIII

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—Usted vaya y escriba su mentís. Yo le aguardaré aquí mismo —replicó Harnett.

Fitz se dirigió al escritorio principal, cogió un formulario para telegrama y escribió:

«El ex teniente coronel James Fitzroy Lodd desmintió categóricamente que nada de este reportaje sea verdad. No hay prueba ninguna que pueda involucrarlo con cualquier forma de actividades de contrabando o de haber usado armas de fuego contra embarcaciones del servicio de guardacostas de la India. El teniente coronel Lodd está vinculado a negocios petrolíferos en varios estados del golfo de Arabia».

Fitz regresó hasta donde Harnett se encontraba.

—Puede empezar incluyendo esto en el boletín de «Reuter» de mañana y transmitiéndolo ahora mismo por los canales de la «Associated Press» —dijo, para agregar de inmediato, con la seguridad de los hombres que saben que en poco tiempo van a ser ricos—. Alertaré a mis abogados en Washington, por teléfono, para que a las nueve de la mañana, hora de Washington, mañana mismo, empiecen a investigar si este mentís se ha publicado de manera destacada.

Harnett cogió el formulario de telegrama, leyó brevemente lo que había escrito en el mismo y dijo:

—Haré todo lo que pueda. Me es imposible prometerle que la «AP» transmita este desmentido.

—Mejor que les diga lo que yo acabo de decirle a usted. No es una amenaza, simplemente le digo lo que ocurrirá. De aquí a tres días iniciaré un pleito por daños y perjuicios si la «AP» no presiona con todos sus medios sobre los periódicos que reciben sus servicios para que publiquen este mentís, que no fue incluido en el reportaje.

Dicho esto, Fitz se volvió hacia Jack Harcross y Ken Buttres.

—Ahora voy a tomar un trago. La invitación sigue en pie.

—Te acompaño, Fitz —dijo Ken Buttres.

—Sí, creo que es buena hora para una copa —asintió Jack Harcross.

Los tres se dirigieron al bar situado en la parte de atrás del vestíbulo y se sentaron juntos. Harnett se dirigió al teléfono para llamar a la oficina de la «AP» en Beirut. Brian Falmey, lívido aún, salió frenético del vestíbulo del hotel.

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