Despertar

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Capítulo Veinticinco

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Capítulo Veinticinco

Eyrhaen se incorporó en su nido de sábanas, almohadas, y miseria cuando Radin los dejó atravesar el escudo que rodeaba las habitaciones de ella. ¿Qué?

Háblales.

La puerta exterior de su suite se abrió en silencio.

¡No! He tenido suficiente por esta noche. Comenzó a reunir protección para su propia habitación.

Radin disolvió el conjuro antes de que tomara forma. Habla con ellos.

Demasiado tarde.

Tykir pasó primero a través de la puerta abierta, los ojos rojos brillaban mientras suavemente buscaba magia. Sin encontrar ninguna, salió del quicio y se puso a un lado para hacer espacio para que lo siguieran Lanthan y Brevin. Seguían sin camisa pero ahora llevaban botas, y estos dos últimos, iban ligeramente armados. Una mirada a la llama de brillaba en una lámpara le dijo que el resto de la noche ya había pasado desde que los había dejado con Niadlye.

Arrodillándose en medio de su colchón, les arrojó una almohada.

— ¡Iros!

Brevin la atrapó fácilmente, riéndose entre dientes.

—Ahora ahí está la Eyrie que hemos conocido toda nuestra vida. Me estaba empezando a preguntar si te habías vuelto loca.

Tiró otra almohada, esta vez a Lanthan.

—Idos, idos, idos. No me puedo disculpar ya más esta noche.

Brevin arrojó la almohada hacia la cabecera de la cama mientras se detenía a su lado.

—Dioses, no lo espero.

Ella frunció el ceño, mirándolos mientras se alineaban a lo largo de los dos lados libres de la cama. Obstinadamente, se reusaba a acobardarse contra la pared detrás de ella.

— ¿Qué queréis?

En un salto indecentemente rápido, Lanthan la aplastó de espalda contra las almohadas, asegurándola con las manos sobre sus muñecas, y se sentó a horcajadas sobre su cintura. Esperó hasta que su cerebro lo captó, y ella parpadeó sin decir nada hacia él. ^

A ti-

Ella sonrió sarcásticamente, retorciéndose en su agarre.

—Maldita sea, no os burleis. Idos.

—No se está burlando. |

Las suaves palabras de Tykir la detuvieron. Giró su cabeza para levantar la mirada mientras él gateaba cruzando la cama sobre su cabeza.

— ¿Qué?

Brevin se sentó al lado de la cama, reclinándose despreocupadamente sobre un brazo.

— ¿Realmente quisiste decir lo que dijiste antes?

Frunciendo el ceño, trató de retorcerse para alejarse de Lanthan, volviendo a fallar.

—Dije un montón de cosas.

Vio a Brevin echarle a Tykir una mirada fulminante.

—Ella no puede hacerlo fácil ¿Cierto?

Miró hacia arriba, cuando Tykir se rio.

—Sería extraño si lo hiciera.

La extraña posición sólo le permitió ver una cantidad masiva de pecho musculoso y una visión sesgada de su cara sonriente.

— ¿No deberíais estar todos vosotros con Nialdlye?

—Terminamos de ayudarla.

Volvió la cabeza de golpe para mirar a Brevin.

— ¿Ayudarla?

—A mover sus muebles.

— ¿No os estabais mudando?

—No.

Rechinando los dientes, miró con furia a Lanthan, quien la miraba con obvia diversión.

— ¿Me dejarías ir?

—No.

Ella arqueó la espalda lo mejor que pudo y gritó.

— ¡Suéltame!

Él se dejó caer hacia debajo de modo que su peso la forzó a volver a apoyarse en el colchón; sus manos deslizaron las de ella sobre su cabeza. Eso puso su nariz justo sobre la de ella, sus brillantes ojos perforando su cráneo. Su alma.

—Quiero estar dentro de ti.

Se quedó helada, perdida en el frío calor de su mirada. Nunca espero volver a ver eso, no dirigido a ella. Sus labios se separaron bajo la suave caricia de su aliento, pero no la besó.

Finalmente, encontró su propia respiración, levantando la mirada para fijarla en él. Pestañeó.

— ¿Por qué?

Él resopló.

—No, lo digo en serio. ¿Por qué? Tú me odias.

Brevin suspiró.

—Eyrie, por mucho que nos gustara algunas veces, no creo que ninguno de nosotros sea capaz de odiarte.

Ella tragó un nudo de su garganta.

—Pero… el combate de lucha libre, y antes… Todo este tiempo…

—No dije que no estuviéramos locos. Y tú tienes que ser la mujer viva más frustrante, pero nos enamoramos de ti al mismo tiempo que nos enamoramos los unos de los otros —Dio un suspiro demasiado martirizado—. No es lo mismo sin ti.

El agarre de Lanthan se alivió sobre sus muñecas, sólo para ser remplazado por la sujeción de Tykir. Ella miró sobre su cabeza mientras el hechicero más joven se

acomodaba de rodillas, dándole una excelente vista del bulto entre sus muslos. Él sonrió de oreja a oreja cuando ella se lamió los labios.

Pensamientos giraban dentro de su cabeza. Se había convencido a si misma de que se había acabado.

— ¿Esto significa que me perdonáis?

Un jadeo sin aliento salió de sus labios mientras Lanthan presionó un beso justo debajo de su oreja.

—Lo estamos considerando.

Abrió los ojos, insegura sobre cuándo se habían cerrado, para encontrar a Brevin inclinándose más cerca, una sonrisa petulante curvando sus labios. Lanthan empujaba a un lado el frente de su vestido para exponer sus pechos a sus labios expectantes, lo que evitó que reaccionara apropiadamente a la provocación de Brevin. G, retorciendo las muñecas en el agarre de Tykir, rotando las caderas sujetas bajo el peso de Lanthan. La gloriosa restricción mantuvo su enojo de forma segura a raya.

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— ¿Qué dices, Eyrie? —La voz de Brevin era tan cercana, tuvo que abrir los ojos.

Estaba sobre su codo ahora, sus labios a un aliento de distancia de los de ella. Él pasó las gentiles puntas de los dedos a lo largo de su mandíbula—. ¿Quieres reconciliarte con nosotros?

La besó antes de que pudiera contestar, sus labios presionando los suyos. Gimiendo ^ suavemente, ella abrió su boca, pero él no fue más allá. Mientras tanto, los fuertes | dedos de Lanthan mantuvieron su seno para la delicada tortura de sus dientes y lengua a su pezón. Trató de profundizar el beso de Brevin, pero él retrocedió en vez de aceptar el más breve roce de su lengua en la de él.

— ¿Debería tomar esto como un sí?

— ¿Qué?

Él se rio entre dientes.

Ella gruñó, la frustración zumbando debajo de su piel.

—Maldita sea, Dioses, que alguien me joda ya.

Tanto Brevin como Tykir se echaron a reír. Brevin ahuecó su mejilla con una fuerte mano.

—Esa es nuestra Eyrhaen.

Antes de poder volver a maldecirlo, él tomó su boca, esta vez apropiada y completamente. Ansiosamente, se alimentó de la boca de Brevin, mientras Lanthan se alimentaba de su seno, deleitándose en su ruda fuerza. Sobre ella, Tykir cambió su sujeción sobre una mano, y pronto descubrió por qué, cuando su pene desnudo golpeó su palma abierta. Instantáneamente, cerró los dedos alrededor de él, agarrándolo también con su otra mano, apretando de modo que pudo sacarle un gemido.

Fue entonces cuando descubrió que había otra profunda diferencia en lo que estaba experimentando. Sensaciones primarias, táctiles. Sólo ahora se daba cuenta de que todas las otras veces que los había tocado, su experiencia fue a través de una niebla de magia salvaje. Cierto, eso era lo que le había permitido compartir con ellos lo que sentía en otro nivel, pero como raedjour, eso pasaba de cualquier modo. Lo que había hecho antes sólo lo había amplificado. Lo que tenían en este momento era menos, pero también mucho más. Por primera vez, realmente los estaba sintiendo, el cuerpo físico, sin la capa de magia. ^

A ellos no parecía importarles. Lanthan tiró del otro lado de su vestido de modo que la tela formó una banda entre sus senos desnudos, luego apretó ambos globos juntándolos para alimentarse mejor de los dos pezones. Su mandíbula dolía gratamente por el modo en que Brevin la mantenía abierta. El pene de Tykir se deslizaba deliciosamente a través de sus manos, los aceites de su piel cubriendo sus palmas.

Jadeó cuando Brevin se alejó, sentándose, pero su protesta fue cortada en poco tiempo cuando Tykir liberó su muñeca y se movió hacia el lado de su cabeza. Entendió la insinuación, agarrando el pene por la base, para poder deslizar el resto dentro su hambrienta boca. El peso de Lanthan se levantó de su cintura, y aire frío se burló de los mojados pezones que dejó mientras él y Brevin la despojaban de su cinturón y bragas. La fresca tela de su vestido simplemente fue retirado de su camino, desnudándola para que avariciosas manos y bocas que se dispusieran a explorar cada trocito hormigueante de piel. Las mejillas de Brevin descansaban sobre la parte baja de su vientre, y el aliento de Lanthan estaba caliente en el interior de sus muslos, mientras cada uno le tomaba una pierna para separarlas. Ella gimió alrededor del bocado de su boca, bebiéndose el salado pre semen de Tykir mientras los gruesos dedos de alguien se burlaban de su abertura, mientras la punta de la lengua de Lanthan trazaba el diminuto capullo sensible en la cima de su sexo. Un diminuto brote que saltó a la vida cuando cálidos labios se deslizaron sobre él. Brevin le clavó las caderas a la cama mientras se deslizaba más abajo, y un placer agonizante se disparó a través de ella cuando Lanthan se levantó y dos lenguas se las arreglaron para probarla a la vez, Lanthan y Brevin prácticamente besándose sobre su clítoris.

El orgasmo vibró a través de ella, pulsando de forma natural a través de ellos, dejándola sin aliento pero estimulando a sus amantes. Antes de poder recuperarse, Lanthan movió sus muslos hacia arriba y separados, levantándole las caderas del colchón para poder bajar su lengua para burlarse del brote de su culo. Brevin se movió fácilmente con él, sosteniéndole una pierna mientras lamía su sexo palpitante.

Ella gritó cuando Tykir sacó el pene de su boca, buscándolo mientras él gateaba hacia atrás. Pero el peso de Brevin la mantuvo donde estaba. Ella le pasó las uñas por su espalda, mientras miraba a Tykir quitarse rápidamente su pantalón y botas. Brevin le tenía una de sus piernas dobladas hacia atrás de modo que su muslo tocaba su seno, abriéndola tanto como podía para el asalto dual de él y de Lanthan. Gritó cuando Lanthan hundió un dedo en su culo, mientras Brevin ponía tres dentro de su vagina, cada uno lamiendo húmedamente la sensible piel que rodeaba

ambas entradas. Se volvió a correr, arqueando hacia atrás la cabeza sobre las sábanas que tenía debajo, desgarrando la almohada más cercana que pudo encontrar.

Ellos siguieron negándose a ceder. El colchón se hundió, y miró hacia abajo a tiempo para ver a Lanthan tragando el pene de Tykir en una mamada deliciosamente hermosa, antes de hacerse a un lado. Los dedos dejaron su cuerpo, y Brevin se sentó, liberando sus piernas para dejarlas sobre los codos de Tykir. Tres pares de ojos se posaron sobre ella, mientras el pene de Tykir se cernía sobre su entrada.

Esperando.

Ella se retorció, clavándose la punta de él sobre sus pliegues mojados.

—Fóllame.

No fue necesaria más provocación. Cerrando los ojos, mordiéndose los labios, Tykir movió sus caderas, y su gruesa erección se deslizó fácilmente dentro de ella.

Con Radin, el sexo había tenido la magia y el control, como el acto físico, en sí mismo. Sin excepción, cada vez que había estado con él, su sentido de la realidad se había esfumado en un confuso abismo de colores y magia. Aunque placentero, todavía tenía que tener sexo y sentir la belleza desnuda y física de ello. En eso, ella era virgen, y gritó ante el doloroso estiramiento de músculos alrededor de la fuerza dura y acerada.

Tykir cayó hacia adelante, el pelo suelto cayendo hacia delante de su media cola de caballo, para acariciar los hombros de ella. Ella se arqueó mientras su peso y brazos levantaban sus piernas, pero sin importarle su posición, con tal que de que le permitiera retirarse y embestir aún más profundamente. Con impaciencia, ella deslizó sus dedos entre el pelo de su nuca y empujó hacia abajo para un beso descuidado.

—Te amo, Tykir —Murmuró, las palabras viniendo con facilidad mientras le mordisqueaba los labios—. Jódeme.

Él gruñó, sus labios inclinándose sobre los de ella mientras volvía a embestir. Ella se perdió en el castigador golpe de sus caderas sobre las de ella, en la fricción de su pene dentro de su cuerpo. Sí. Oh, sí, esto estaba bien.

— ¡Ah!

Abrió sus ojos ante el jadeo de él, mirándolo mientras se arqueaba hacia atrás sobre ella, los ojos muy abiertos y sin ver.

—No…

No estaba hablando con ella. Su cuerpo se estremeció, sus embestidas se volvieron irregulares. Desde su posición a su lado, y por cómo estaban colocados sus brazos, Eyrhaen pudo adivinar que los dedos de la mano que Brevin había escondido detrás de la espalda de Tykir jugaban con su culo. Brevin lamió el punto de la oreja de Tykir.

—Te voy a follar la próxima vez que estés dentro de ella —Le prometió. jj

Lanthan mordió la parte alta del hombro de Tykir, sus dedos deslizándose hacia I abajo por el húmedo vientre de Eyrhaen para sumergirse dentro del apretado espacio entre la entrepierna de Tykir y la de ella. Encontró su clítoris y empujó,

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haciéndola gruñir y apretar.

Tykir se agitó y se rompió, los ojos cerrados en un gemido demoledor para el corazón. A través de la empatia raedjour perfectamente normal, sin realzar, Eyrhaen se empapó con el calor de su orgasmo incluso mientras su útero recibía su semen.

Riéndose entre dientes, Brevin deslizó los brazos alrededor del pecho de Tykir. Susurrando despacio en la oreja del hombre más pequeño, lo alejó. Tan pronto como estuvo despejado el espacio, Lanthan se sumergió entre sus muslos para

chupar su vagina. Ella gritó, tirando inconscientemente de su pelo. Pero eso sólo lo hizo reír y empujó su lengua dentro de ella tan lejos como podía llegar.

Cuando tuvo suficiente y ella se recuperó de algún modo, él se puso de rodillas.

—Gira —Le ordenó con una ligera palmada a un lado de su cadera.

Ella se lamió los labios ante las vista de su pene largo y delgado curvado tan alto que el pre semen humedecía su vientre en tabla de lavar. Cuando la volvió a palmear, accedió, girándose. Captó la visión de Tykir y Brevin besándose detrás de él, pero no mucho más.

Cuando debería haberse preparado sobre rodillas, el peso de él la aplastó contra el colchón. Él se las arregló para apartarle un montón de cabello del medio de ellos, para poder presionar tanta piel desnuda contra su espalda como pudiera. Ella cerró los ojos y gruñó, deleitándose bajo su peso. Sus rodillas abrieron las de ella, y solo se meció por lo que la columna de su pene se deslizó por el pliegue entre sus glúteos.

— ¿Él tomó tu culo? —Gruñó en su oreja.

Casi dice que no. ¿No había visto que Tykir acababa de tomar su vagina? Pero se dio cuenta de que el “él” se refería a Radin.

—No —Por lo menos, no que ella hubiera estado al tanto.

El ronroneo en su pecho era puramente animal mientras se ajustaba, estirándose hacia abajo para ayudarla a levantar sus rodillas más alto para que sus cachetes se separaran.

—Yo lo voy a hacer.

Su aliento quedó atrapado, el diminuto anillo y virgen de su culo encogiéndose ante el pensamiento.

— ¿Eyrie?

Ella giró sus caderas para que su verga frotara su abertura. —Sí. Hazlo.

Otro gruñido, un beso a un lado de su cuello, luego la punta de su pene golpeándola. Cerró los ojos, queriendo saborear cada pequeño movimiento que él hiciera. Él se tomó su tiempo, respirando con dificultad mientras su punta roma presionaba su abertura. Había escuchado que al principio el sexo de este modo era doloroso para los humanos, y que a muchas de las mujeres tuvo que aprender a gustarle. Sus propios prejuicios la habían impedido preguntar como Nialdlye lo soportaba como mujer nacida elfa, así que no tenía idea si la experiencia podía ser dolorosa o no. El pensamiento era insoportablemente excitante, sabiendo que él presionaba en un lugar en el que nadie lo había hecho antes.

Ella se removió y él se detuvo.

— ¿Todo bien? —Sus dedos se entrelazaron con los de ella donde se aferraban al colchón.

Levantó su cabeza hasta la curva de su cuello, frotando su sien contra su mandíbula.

—Sí. Más.

Porque se sentía maravilloso. El dolor del estiramiento final era hermoso, diferente de la sensación del pene de Tykir en su vagina. Esto estaba mucho más apretado, más fricción, más como una invasión en los recovecos escondidos de su cuerpo. Arqueó la espalda, dejando que los aceites de sus cuerpos lo hundieran el resto del camino con un único deslizamiento lento.

Ambos gruñeron juntos. Él hociqueó su mejilla, y ella se giró sólo un poco más para que sus labios se pudieran tocar.

—Te amo —Murmuró ella, necesitando compartir la calidez de su corazón.

Él tomó sus labios y bombeó su polla dentro de ella, dejándola sentir el delicioso ardor de su canal estirado alrededor de su longitud.

—Maravilloso —Abrió los ojos para ver a Brevin yaciendo a su lado, mirando alternativamente de su cara a la de Lanthan donde casi se presionaban mejilla con mejilla. Él rozó sus labios con los de ella, luego a los de Lanthan antes de volver a echarse hacia atrás para mirar.

Siseó mientras Lanthan empezó a sacarla, no esperando del todo la repentina sacudida de puro placer que se disparó por su columna mientras se metía de nuevo profundamente dentro de ella.

Él se congeló.

— ¿Eyrie? —Preguntó Brevin, preocupado. ^

—No te detengas —Rogó, agarrando las sábanas—. Diosa, haz eso otra vez.

El alivio puso una sonrisa en la cara de Brevin. Lanthan golpeó con sus caderas hacia adelante, tomándola por sorpresa de nuevo, mientras que el ángulo volvía a golpear ese punto de nuevo.

— ¡Dioses! —Dejó caer la frente en sus brazos flexionados, tomando una bocanada I de aliento mientras Lanthan la abrazaba para poder comenzar a embestir en serio.

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Primero lento y suave, dejándola sentir cada golpe y relieve de su pene mientras empujaba hacia dentro y tiraba hacia afuera. Entonces, cuando ella empezó a murmurar, rogando por más, tomó velocidad. Dedos fuertes se enterraron en la carne de sus caderas, mientras la tiraba hacia atrás sobre su pene. Su vagina lloraba, abandonada, pero no lo habría detenido por nada. En la parte racional de su cerebro, se prometió a si misma que conseguiría a dos de ellos para que la follaran al mismo tiempo muy pronto. La mayor parte de su cerebro se retorcía como el resto

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de su cuerpo.

Unos dedos, tenían que ser los de Tykir ya que Brevin seguía acostado a su lado, se metieron entre sus piernas y embistieron dentro de su vagina, su palma presionando

su dítoris. Eso desencadenó la llama, y se dejó caer para gritar sobre el colchón. Su cuerpo se estremecía incontrolablemente mientras el calor rompía por su espalda. Apenas escuchó gemir a Lanthan, sintiendo algo de sus embestidas. Ciertamente sintió la ola de liberación que pulsaba fuera de él.

Ella se desplomó en un pegajoso y tembloroso montón. Lanthan besó la parte de atrás de su hombro; entonces su pene salió. Se estremeció al sentir el cálido líquido que rezumaba de ella. Se tomó unos momentos largos y gloriosos para simplemente disfrutar del hormigueo que se extendía a través de sus miembros.

Cuando abrió los ojos, fue para encontrar a Brevin acostado a su lado, mirándola con la cabeza apoyada sobre un brazo. Los otros dos estaban en algún lugar detrás de ella, pero este llenaba su visión, su sonrisa satisfecha incitándola.

— ¿Y tú? —Preguntó ella, su voz ronca.

— ¿Y yo, qué?

Un movimiento en los músculos de la parte alta de su brazo atrajo su atención hacia abajo, a su cuerpo desnudo, hasta donde sus dedos jugaban ociosamente con la punta de su pene.

—Tal vez has tenido suficiente.

Ella entrecerró los ojos y volvió la mirada a su cara.

—Todavía no.

El deleite brilló en los ojos de él cuando ella se arrodilló. Él rodó fácilmente para quedar sobre su espalda, con las manos a los lados de ella, mientras ella levantaba una pierna sobre su cuerpo para montarlo. Los jugos sexuales de ella y sus otros dos amantes embadurnaron su vientre mientras ella se contoneaba de modo que su pene golpeó su culo.

Ella puso su mejor sonrisa taimada.

— ¿Ya me perdonaste?

Él arqueó una ceja.

—Todavía no. Necesito algo más convincente.

Ella asintió. Una mano se afirmó sobre su esternón, levantándose más alto sobre sus rodillas.

— ¿Cuánto más?

—Hmm —Su atención bajó para mirar mientras ella le rodeaba el pene con los dedos. Adoraba el rojo destello que latía detrás del color avellana mientras sus párpados caían un poco.

Consciente de que los otros estaban mirando, se mantuvo enfocada en la cara de Brevin mientras arrastraba su pulgar sobre la punta de su erección.

— ¿Cuánto más?

Peligrosamente serio detrás de la sonrisa, arrastró la mirada hacia arriba para encontrar la de ella.

—Toda una vida.

Permitiéndose su propio ronroneo, ajustó la cabeza de su pene a la entrada de su vagina, dejando que los pulsantes tejidos lo succionaran por un momento.

—Puedo vivir con eso —Arqueándose hacia atrás, dejando que su peso la bajara por su longitud, adorando el firme choque de la punta de él contra el fondo de ella. Se sentía como si estuviera empujando la base de su corazón.

Él sostuvo sus caderas, y se quedaron quietos, simplemente disfrutando la unión. Dos sombras se deslizaron hacia arriba al lado de ella y le curvaron los brazos flojamente alrededor de los hombros de Lanthan y Tykir. Abrazándose a ellos, se salió casi totalmente de la polla de Brevin, luego se volvió a hundir.

Dedos listos

pellizcaron sus pezones. Una palma acarició su culo. Aún más dedos atacaron su clítoris mientras se arrastraban sobre la longitud de Brevin. Ella volvió la cabeza para encontrar los suaves labios de Tykir.

Sí, esto era lo correcto. Esto era real. Esto era como se suponía que tenía que ser. La deseaban no porque fuera un premio para su raza, no porque necesitara ayuda para controlar su magia, no porque hubiera nacido como elfa. Los conocía lo suficientemente bien para saber que, si bien, esas razones podían existir, la querían porque se habían enamorado de ella, así como se habían enamorado unos de otros. Como había indicado Brevin, podía ser agradable, pero no era lo mismo cuando estaban los cuatro.

Ella jadeó, tensándose cuando Brevin perdió la paciencia y embistió con fuerza desde abajo. Fue suficiente para lanzarla hacia delante de modo que quedó suspendida y completamente sujeta por ellos tres. Lanthan se escabulló de debajo de su brazo, y Tykir siguió besándola incluso mientras desenrollaba su brazo.

Luego la bajó hasta el pecho de Brevin. Ella se tendió sobre él, sorprendida de nuevo por su gran tamaño.

Él era demasiado alto para que sus labios lo encontraran con normalidad. Ella lo montó mientras él se ajustaba, contoneándose más alto en la cama hasta que pudo apoyar sus hombros en la pared. Eso lo inclinó lo suficiente para que ella pudiera ahuecar su mandíbula y encontrar sus labios sin dejar que su vagina perdiera su mortal agarre sobre su pene. Él la sujetaba, la besaba, sus manos deslizándose por su espalda mientras ella se mecía lentamente hacia adelante y atrás sobre su pene.

El clímax empezó a acercarse. Apoyó sus palmas sobre su pecho y se levantó, hundiéndolo dentro de ella tan lejos como pudo llegar.

— ¿Toda una vida? —Murmuró ella.

Él abrió los ojos con dificultad. Estos ardían como un incendio.

—Sí.

— ¿Ayudaría si te digo que te quiero?

Él sonrió de oreja a oreja.

—Algo.

Emitiendo un jadeo de fingida indignación, se levantó de un salto y volvió a dejarse caer hacia abajo, sólo para hacerlo estremecer, aunque ella se estremeciera más fuerte.

— ¿Sólo algo?

Riéndose, la agarró de las caderas y rodó sobre ella. Se sujetó hasta que él quedó encima, derritiéndose por la pura emoción que él dejaba traslucir en su rostro.

—Yo también te amo —Murmuró él, embistiendo lentamente—. Más que nunca. ^

Rodó sus caderas contra ella, tomándose su tiempo para dirigirlos hacia el clímax.

Lo dejó guiar, deleitándose en su fuerza. Lanthan se estiró a su lado, tomando una de las manos de ella y besándola lánguidamente. No podía verlo, pero sabía que

Tykir se había arrodillado al otro lado, porque sentía sus manos acariciando sus muslos donde estaban enredados alrededor de la cintura de Brevin, algunas veces resbalando hacia abajo y por debajo para bromear con su culo. I

Esta vez su clímax no fue una explosión, más que un estallido y lento rezumar de placer, como agua caliente burbujeando para rodearlos a todos ellos. Él se derritió en su propio clímax antes de que ella se hubiera recuperado, sus estremecimientos desencadenando otra explosión de menor tamaño dentro de ella. |

Suspirando, saciada, lo abrazó fuerte mientras él se volteaba. Terminó acostada sobre su pecho, su mejilla descansando sobre el latido de su corazón. Lanthan descansó a su otro lado, sonriendo se acercó para rozar sus labios con los él. Detrás de ella, Tykir se situó cerca, su mejilla descansando en la parte posterior de su hombro.

Ella cerró los ojos y bostezó.

—Dejarme dormir un rato; luego trabajaré para convenceros un poco más.

—Dejarme dormir un rato; luego trabajaré para convenceros un poco más.

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