Cuando dos personas sueñan lo mismo.

Cuando dos personas sueñan lo mismo.

(Sobre los sueños compartidos)

¿Que ocurre cuando dos personas sueñan lo mismo? ¿Hay algún significado para los sueños compartidos? (ver: Pesadillas compartidas: cuando dos personas tienen la misma pesadilla)


En primer lugar, debemos despejar algunas generalidades. No es lo mismo tener un sueño compartido con alguien con el que tenemos una relación distante que con nuestra pareja, por ejemplo, o algún familiar cercano.


Los casos de sueños compartidos son, de hecho, muy frecuentes. Frente a alguien que comenta los sucesos de un sueño que también nosotros hemos experimentado, conviene, antes de declarar abiertamente esa sincronía, formular las preguntas correspondientes. Por ejemplo, si dos personas sueñan con un tercero, sería aconsejable preguntar cómo estaba vestido, de dónde venía, y todos los detalles circunstanciales que podamos recordar para luego compararlos con los de nuestro propio sueño.


Pero una cosa es soñar con las mismas personas y eventos, y otra muy distinta es "soñar el mismo sueño"


Hace poco me escribió una lectora, a propósito de esta nueva sección onírica, para preguntarme si es posible encontrarse con alguien dentro del mismo sueño. Sería osado formular una respuesta concluyente, pero en cambio me atrevo a profundizar esa incertidumbre:


¿Hay otras personas que sueñan nuestros sueños sin que lo sepamos?


Es razonable clasificar a los sueños compartidos como una experiencia relativamente habitual, tan común como empezar a silbar una melodía que otro tararea mentalmente en el mismo instante. Científicamente hablando, los sueños compartidos son, en el mejor de los casos, una coincidencia; y, en el mejor, un abordaje simultáneo para un asunto que preocupa igualmente a dos personas diferentes.


Si consideramos que los sueños son, después de todo, hechos de la mente inconsciente; es lógico concluir que esos hechos pueden reproducirse en otras personas; aunque difícilmente de forma idéntica. Los griegos, por ejemplo, consideraban que los sueños conformaban una especie de realidad alternativa, y que la mente puede acceder a ella según las regulaciones e inhibiciones de su propia imaginación.


Una mirada desapasionada sobre los arquetipos indica que todos estamos conectados de formas insospechadas, mediante vínculos que la ciencia recién comienza a explorar metódicamente. Después de todo, que dos personas sueñen lo mismo no es menos extraño que adivinar, o intuír, lo que piensa alguien con el que tenemos un fuerte lazo emocional. 


La física cuántica propone que toda la energía y la materia del universo están conectadas, de modo que lo que afecta a una porción minúscula del todo afecta también al todo. Nuestras mentes, lejos de estar al márgen de esa conectividad, tal vez se enlacen de formas que no logramos comprender del todo, y que por eso mismo nos dejan una sensación que varía entre el asombro y la inquietud.


La interpretación de todos los sueños, aún de los sueños compartidos, se divide en dos componentes centrales. El primero es el contenido literal, es decir, aquello que el soñante expresa literealmente acerca de su sueño; y el segundo es el contenido latente, o sea, el simbolismo que se oculta detrás de lo aparente.


Para realizar una interpretación adecuada de un sueño compartido se deben tener en cuenta muchos factores simultáneos. Por ejemplo, supongamos que dos personas, una pareja o un matrimonio, sueñan durante la misma noche que ella está embarazada. Al despertar, se comentan mutuamente el sueño y ambos coinciden en haber experimentado exáctamente lo mismo.


En este caso, debido al vínculo entre ambos soñantes, la interpretación más acertada sería que ambos comparten el mismo conflicto, es decir, la posibilidad de un embarazo, y que el sueño acaso proviene de alguna conversación sostenida en los días previos.


Sería un tanto audaz, por no decir irresponsable, elaborar interpretaciones azarosas sin conocer de antemano las asociaciones que le otorgan a un sueño su contexto adecuado. Lo que sí podemos hacer es proponerles un experimento, que desde luego no es para nada original, pero cuyos resultados pueden llegar a ser formidables.


Se trata de tener intencionalmente un sueño compartido.


El experimento debe realizarse con una persona de confianza, preferiblemente alguien con quien tengamos una fuerte conexión emocional. Ambos deben escoger una noche en particular y acostarse con la idea de que compartiran el mismo sueño.


Algunos detalles que vale la pena tener en cuenta para que el experimento sea exitoso. Previamente no se debe hablar de las características del sueño, es decir, no se debe intentar un encuentro onírico en un sitio determinado, como una playa o la terraza de un edificio. Solo se debe acordar el intento de realizar un sueño compartido.


Otra cuestión que suele colaborar con los encuentros oníricos es dormir durante toda la noche, hasta bien entrada la mañana. Si ese día debemos antender alguna responsabilidad, es mejor dejar el experimento para otra noche en la que podamos dormir sin que nos sobresalte el despertador.


También es importante tomar nota rápidamente de lo que recordemos del sueño, incluso detalles circunstanciales como la ropa, actitud, entorno, y todo lo que puedan recordar con relativa certeza.


Se han realizado muchos estudios sobre sueños compartidos y todo parece indicar que son mucho más habituales de lo que la gente considera. Son pocas las personas acostumbradas a recordar sus sueños, y menos aún las que logran "dirigir" los sucesos que allí ocurren. De todas maneras, conviene estar alerta cuando soñamos con alguien conocido. En esos casos, quizás nosotros también seamos los protagonistas secundarios del sueño del otro.

http://elespejogotico.blogspot.com/2013/10/cuando-dos-personas-suenan-lo-mismo.html


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