Criminal

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Capítulo diecinueve

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Capítulo diecinueve

Suzanna Ford

En la actualidad

La oscuridad. El frío. El ruido.

El aire entrando y saliendo, como un coche que cruza un túnel.

No podía soportar más. Le dolía el cuerpo. Tenía la boca seca, y el estómago tan vacío que los ácidos le estaban haciendo un agujero en las tripas.

Metadona.

Por eso estaba allí. Por eso había caído tan bajo y había llegado hasta ese extremo. Ella misma se había tirado a las alcantarillas. No había otro culpable para verse en aquel lugar.

«Querido Jesús. Si me sacas de aquí, te veneraré todos los días. Exaltaré tu nombre», rezó.

La claustrofobia. La completa oscuridad. Lo desconocido. El temor a morir ahogada.

Recordó aquella época en que aún eran una familia, cuando su padre los llevó a todos a Gales. Había una mina, de hace más de mil años. Para entrar en los túneles tuvieron que ponerse unos cascos. Tenían una altura muy pequeña, pues, en aquel entonces, la gente no era tan alta. Y eran estrechos, porque la mayoría de los trabajadores eran niños.

Suzanna había avanzado unos siete metros cuando empezó a ponerse nerviosa. Podía ver la luz del sol en la apertura, pero casi se orinó encima mientras regresaba corriendo hasta la entrada.

Así se sentía ahora. Atrapada. Impotente.

«Te alabaré. Difundiré tu mensaje. Me inclinaré humildemente ante ti».

No podía mover los brazos. Ni los pies. Ni abrir los ojos ni la boca.

«Ni mis labios, ni mi nariz, ni mis pulmones volverán a tocar la metadona. Por favor, Dios, ayúdame».

El temblor empezó lentamente, extendiéndose por todo el cuerpo y tensando sus músculos. Cerró los dedos y su mano quedó hecha un puño. Apretó los hombros, los dientes, el culo. Los hilos le tiraban. El dolor era insoportable, como si una aguja caliente le tocase los nervios. El corazón estaba a punto de explotarle. Podía zafarse de sus ataduras.

Lo intentó con todas sus fuerzas, pero el dolor podía más que ella.

No podía desgarrarse la piel ni romper el hilo.

Lo único que podía hacer es quedarse tendida.

Y rezar pidiendo la salvación.

«Querido Jesús…».

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