Champion

Champion


16. June

Página 23 de 41

J

U

N

E

Aunque estoy despierta, no muevo un músculo. Day se ha sentado en la cama y hunde la cabeza entre los brazos, respirando pesadamente. Siete minutos después, se levanta en silencio y sale por la puerta del balcón, tan sigiloso como siempre. Podría haberse marchado sin que me despertara.

Pero estoy despierta, y me levanto en cuanto se ha ido. Me visto, me calzo las botas y salgo detrás de él. La brisa me corta el rostro y la luz de la luna tiñe la ciudad de plata oscura.

A pesar de su enfermedad, sigue siendo muy rápido cuando quiere. Le alcanzo en Union Station y lo sigo por las callejuelas del centro. El corazón me late tan deprisa como cuando entreno fuerte.

A estas alturas ya sé adónde se dirige: a la casa de su madre. Llega a la intersección de Watson con Figueroa, dobla la esquina y entra en una casa pequeña, con las puertas clausuradas, que continúa luciendo una equis desteñida en la puerta.

Me estremezco al recordarlo todo; ni siquiera puedo imaginar cómo tiene que ser esto para Day. Me acerco con sigilo a una ventana y escucho. Day pasea por la estancia —oigo sus pasos amortiguados— y luego se detiene. Voy recorriendo ventanas hasta que encuentro una grieta entre dos tablones. Al principio no le veo, pero en unos segundos se me acostumbran las pupilas y distingo su silueta. Está sentado junto a la mesa del cuarto de estar, con la cabeza entre las manos. Llora. Los sollozos estremecen su cuerpo, y el dolor impregna cada músculo de su cuerpo agotado. El sonido me desgarra el corazón. No es la primera vez que veo llorar a Day, pero soy incapaz de acostumbrarme. No sé si alguna vez lo haré. De pronto me doy cuenta de que las lágrimas ruedan también por mis mejillas.

Yo le hice esto.

Y precisamente porque me ama, nunca podrá superar lo que pasó. Recordará el destino que corrió su familia cada vez que me mire, incluso aunque me quiera.

Sobre todo, porque me quiere.

Ir a la siguiente página

Report Page