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12. Tíbet

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12. Tíbet

 

En

la más alta cordillera del mundo se encuentran un alumno y su maestro. Las

montañas descansan en armonía. El río fluye sin cesar. El viento mueve los

árboles. Los animales viven en paz y alegres los pájaros cantan.

En la más alta cordillera del mundo se

encuentran el todo y el ser humano. Desconocedor de sus objetivos, camina para

ser recompensado. Pobre hombre, que sin haberlo percibido, el objetivo siempre

había alcanzado antes incluso de empezar a buscarlo. Y aún su búsqueda

continúa... pobre hombre, ser humano.

En la más alta cordillera del mundo se

encuentra un alumno y su maestro. ¿Cuánto tiempo llevarán aquí? ¿Cuál será su

nombre? Que importa ahora, que importará, que importaría y que importó, si tú

estás en paz.

En la más alta cordillera del mundo, nada

pasa y ocurre todo. El ruido ensordece cuando se hace el silencio. El humano

observa con los ojos cerrados. El maestro enseña, incluso estando dormido.

En la más alta cordillera del mundo,

miles de años de historia han transcurrido. Por deseo de unos, por tristeza de

todos, nada es eterno. Todo se renueva sin cesar siguiendo un camino aún sin

determinar, allí en la cordillera siguen soñando la vuelta del alma que su Fe

indica. Por ellos, sigue llorando.

En la más alta cordillera del mundo se

encuentra un alumno y su maestro. Ambos con los ojos cerrados… ambos conocen

parte de la gran esencia de la vida. Algo que desean compartir, pero, aun así,

quizás sea el peor mejor destino que puedan desear.

En la más alta cordillera del mundo se

encuentran el todo y el ser humano. Así como los árboles crecen y, es ironía la

realidad que, por influencia del sol, dan sombra. Así como bajo el agua nos

ahogamos y sin él morimos de sed. Así el humano tiene la obligación de vivir, 

y de aprender.

En la más alta cordillera del mundo se

encuentran un alumno y su maestro. Las blancas montañas en el horizonte se

tumban sobre el gran lago helado. A mi derecha observo una linda rosa que entre

las rocas ha brotado.

En la más alta cordillera del mundo, sin

que nada ocurra, todo pasó. La paloma en todos los lugares, con su vuelo trae

un mensaje de esperanza que todos quieren y saben interpretar. Un mensaje tan

lindo como sencillo, tan grandioso y tan amable, un mensaje simple y necesario,

un sueño, una utopía, la deseada realidad, tres letras y mucho más que un

significado. Paz.

En la más alta cordillera del mundo miles

de años de historia han transcurrido. Pero ahora es el presente y si medito

para mí, en este momento, todos se han ido. El pasado y el futuro solo están en

mi interior… tan lejos todo, y tan cerca que de mi propio cuerpo forma parte,

lo tengo y lo he tenido. Tanto me cuesta encontrar, que misterio y magia, el

simple poder de la mente, pensar.

En la más alta cordillera del mundo, se

encuentran un alumno y su maestro…

―Despertaste.

―Sí Maestro. Desperté. Puedo decir

que comprendo lo que he observado.

―Eres muy joven. Sólo tú has

conseguido hacerlo. Yo seguramente no podría haberlo hecho a tu edad.

―Aun así, puedo asegurar que no

recuerdo todo y  sé que lo comprendo, pero no sé explicarlo.

―Todo ha ocurrido. Todo lo has

aprendido. En realidad siempre lo tuviste guardado. Pude ver todo mientras

meditabas. Ahora ya no es nada.

―Prometo sacar provecho de todo lo

aprendido.

―Lo harás, pero no por lo

aprendido, si no por lo recordado.

―Maestro…

―Dime, querido alumno.

―¿Significa que ha llegado el

momento de despedirnos?

―El día ha llegado, es el momento

de cruzar la puerta que siempre estuvo cerrada.

―No sé si tendré la suficiente

fuerza para poder enfrentarme a lo que está tras ella.

―La puerta siempre estuvo ahí,

cerrada para ti. Una vez que la cruces, ya nada existirá tal como lo recuerdas.

A pesar de ser algo completamente nuevo para ti, es algo tan antiguo como el

Universo mismo. Si por algún momento sientes apego a algo que decora esta

oscura habitación, obsérvalo y disfrútalo, porque será la última vez que lo

hagas.

―¿No habrá vuelta atrás?

―Llegados a este punto es imposible

olvidar, retroceder, arrepentirse o llorar.

―Entonces, efectivamente, ha

llegado el momento.

―Así es, querido Alumno. Al

principio todo será extraño, incluso sentirás dolor. Más adelante la energía se

materializará. Será un proceso desconocido y relajado a la vez, más aún es

simplemente un ciclo natural, será todo como debe ser y no de otra manera.

Encontrarás un nuevo mundo que explorar. Más adelante, la materia desaparecerá…

Sólo te pido que no te preocupes por nada.

―Maestro. ¿Soy digno de este

acontecimiento? ¿Qué me dice del resto de alumnos? ¿Qué me dice de usted?

―Piensa en un insecto, o mejor

dicho, piensa en una población de insectos. Todos se organizan de tal forma que

cada uno desempeña una función. Nadie pregunta a nadie qué tienen que hacer,

nadie se detiene a pensar sobre el significado y objetivo de su trabajo.

Simplemente viven, por y para la comunidad, en armonía con toda la naturaleza.

Del mismo modo que tú has de partir, yo he de quedarme. Del mismo modo que el

agua sedimenta oro en la arena, un hombre tamizará la arena para así poder

encontrarlo.

―¿Y no le volveré a ver? ¿Nunca

vendrá?

―Una línea recta une dos puntos.

Las cuerdas del arpa suenan al ser golpeadas. El color rojo existe al ser

observado. El hielo se funde para convertirse en líquido. Las aves incuban huevos

y los astros volverán con el próximo anochecer. Así existiré yo, siempre en lo

alto de las montañas.

―Así existiré yo, eternamente,

recibiendo sus enseñanzas.

―Así existirás tú, a cada segundo,

cruzando esa puerta.

―Así existirás tú, observando mis

meditaciones.

―Así existiremos los dos, en un

templo de la más alta cordillera del mundo.

―Gracias, mi Maestro. Por fin he

comprendido.

―Gracias a ti, querido Alumno. Por

favor, levántate y camina hacia la puerta.

―Así lo haré.

―Crúzala.

 

En

la más alta cordillera del mundo algo ha finalizado, algo ha nacido. A toda

acción le sigue una reacción. Todo está aquí y allí en el mismo momento y a la

vez ya nada está donde acaba de haber estado.

En un lugar perdido, a nivel del mar, un

niño pequeño juega con una pelota. La coloca en la mesa, y la empuja, la hace

caer. Lo repite tantas veces… Es más que previsible.

Pero un día el niño se despierta. Toma la

pelota y la coloca sobre la mesa. La empuja pero algo cambia. La pelota no le

obedeció, o el obedeció a la pelota.

 

 

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