Bravo

Bravo


Portadilla

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—¡He venido a luchar! ¡Me debes una lucha, traidor!

Estaba más gordo y más arrugado. Más gris. Y con ese olor a MIERDA tan característico de Dos Piedras. Era el único sin maquillar. Como si lo hubiesen cogido con pinzas y lo hubiesen traído hasta aquí sin pasarlo por una ducha o perfumarlo mínimamente. Sin ni siquiera peinarlo.

—¡LEVÁNTATE Y LUCHA, COBARDE! ¿No eres capaz de luchar ni contra un viejo lisiado?

Estaba paralizado. Miré a la doctora Angulo, que permanecía sentada ahí delante, con la espalda recta y las piernas cruzadas, analizándolo todo meticulosamente igual que estoy haciéndolo yo ahora a través del vídeo.

—Lucha, Rafael. Confronta tus miedos —me dijo en un tono amable pero asertivo.

—Rafael, levántate y lucha. —Bertín también estaba muy involucrado en la escena—. ¡POR ESPAÑA, JODER!

A unos metros tenía a Marta Prieto mirándome sonriente, animándome con gestos. Moviendo los puños simulando una lucha en el aire y enseñándome los pulgares en señal de aprobación.

Creo que nunca antes me había sentido tan acorralado. Ni el día que me escapé del pueblo.

Mi padre me miraba con esa mirada de desprecio que durante más de treinta años he estado intentando borrar de mi memoria.

—Me das pena. No tienes huevos

pa na. —Y diciendo esto me escupió y se dio media vuelta para irse por donde había venido.

Ahora era él quien me daba la espalda y se escabullía entre el círculo de gente que nos rodeaba. A diferencia de mí, él no huía, simplemente se iba decepcionado.

—Este es el momento, Rafael —me dijo la doctora Angulo—. Te necesitamos. Hazlo por España... ¡Por tu madre!

No recuerdo absolutamente nada de este momento, y ahora puedo ver cómo fueron las cosas.

Como propulsado por un muelle, me levanté y fui a por el viejo. Lo agarré por la espalda y le di media vuelta para poderle ver los ojos al pegarle una buena hostia en medio de la cara.

—¡Eso es, Rafa! ¡Claro que sí! —me animó Bertín.

Mi padre se tambaleó, pero se mantuvo en pie. Me sonrió y me pegó un bastonazo en la oreja. Pero eso ya no me dolía, yo estaba fuera de mí. Le chuté el bastón, le pegué un puñetazo en la barriga y lo empujé sobre mi propio vómito.

Con mi padre tirado en el suelo, a todo el mundo le dio por animarme. En el vídeo se puede escuchar hasta a los técnicos gritándome «¡Dale duro, Bravo!», «¡Machácalo!», «¡¡Mata a este cabrón!!» mientras a mí me dio por sentarme sobre su barriga y empezar a destrozarle la cara a puñetazos.

Mi cuerpo se movía solo, sin que yo tuviese que pensar nada.

Encajaba hostias una detrás de otra contra la cara vieja de mi asqueroso padre. Me iba raspando las manos, perdiendo piel de los nudillos contra su barba mal afeitada, mezclando su sangre con la mía.

En la grabación se puede ver cómo un charco de sangre se va extendiendo sobre el charco de vómito. Mezclando distintos tonos de rojo.

En el contraplano veo mi cara maquillada de psicópata. Le pegaba tan fuerte que me salpicaba. Y según su cara se iba desfigurando, yo sentía que una paz enorme me iba creciendo por dentro.

Sentía que borrándole la cara borraba todos mis temores. La vida se volvía más fácil a cada puñetazo.

Hasta que gradualmente fui recuperando la conciencia y me di cuenta de que ya estaba pegándole a un cadáver sin rostro. Ya no quedaba nada de mi padre, se había fundido por completo con el vómito.

Por fin, paré.

Me levanté y en ese momento todo el equipo empezó a aplaudirme. Bertín se me acercó y me dio un enérgico abrazo.

—Bravo, Rafael. Eres el hombre que necesitamos. Vamos a arrasar, cojones. ¡Ya somos campeones!

—Buen trabajo, Rafael —me dijo la doctora Angulo estrechándome la mano—. Ya estás listo para ir al Mundial.

Un sentimiento general de hermandad invadió el salón y todo el equipo empezó a abrazarse alrededor del cadáver de mi padre. Yo no entendía nada y no podía dejar de temblar.

—¡Nos ha quedao programón! —gritó Bertín, feliz.

Así terminó mi terapia. Mi último día en España antes de meterme en este avión que ahora ya está aterrizando. Me siento fuerte, un hombre nuevo.

Y sí, es cierto que en el proceso he matado a un hombre, y que todo está grabado en un programa que se acaba de emitir por televisión. Además de seleccionador, ahora también soy un fugado de la justicia. Es probable que al volver tenga que afrontar una pena de cárcel, pero cuento con los mejores abogados del mundo: los del fútbol español.

Me siento optimista. Me siento ganador. Y me doy cuenta, escribiéndolo, de que es verdad. De que por primera vez en toda mi vida digo esto con total sinceridad.

Ya puedo encender el móvil, que estalla en mensajes. Algunos de felicitación, otros de la policía. Uno de mi exmujer, que me dice que me quiere y me desea toda la suerte del mundo en el Mundial.

Recibo la llamada de Marta Prieto, que me explica que el programa ha sido líder de audiencia y la reacción en redes está siendo inmejorable. Por lo visto, el país entero está de mi parte, la gente ya habla de mí como un campeón. Celebridades de todo tipo me mandan mensajes de apoyo. Incluido el presidente.

Marta me dice que está muy orgullosa.

—Hemos hecho un buen trabajo, Rafael. No sé qué trabajo exactamente, pero lo hemos hecho bien.

Ha hablado con los abogados y, dado lo excepcional de mi situación, están acordando que hasta que no termine el Mundial no voy a tener que ser juzgado.

—Y... se acabó lo que se daba, ya no eres

trending topic.

—Anda, ¿y pues?

—El Cirque du Soleil ha hecho un musical sobre Messi, y resulta que el día del estreno coincide con su juicio por evasión de impuestos. Según las redes, parece que eso interesa más a la gente. Así que puedes relajarte.

—Gracias por todo, Prieto.

—Te deseo toda la suerte del mundo, Rafael.

Los presidentes hablan de Rafael Bravo

En una ocasión me aposté el pulgar de mi mano izquierda a que Bravo metería el gol ganador en los penaltis de una final de Champions. Una de esas situaciones de doble o nada. En ese momento yo era presidente, y si no hubiese sido por el enorme talento de Bravo, España hubiese tenido su primer presidente sin pulgar.

FELIPE GONZÁLEZ,

Presidente de España (1982 – 1996)

 

Si tuviese que escoger a un hombre para acompañarme en un trío de mayoría masculina, ese sería Rafael Bravo.

JOSÉ MARÍA AZNAR, Presidente de España (1996 – 2004)

 

Con Rafael Bravo he saltado en paracaídas desde un avión, he derrotado dictadores africanos, salvado osos polares del deshielo, bailado bajo la luz de la luna… todo en mis sueños, claro. Pero no pierdo la esperanza de que algún día… Algún día.

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO,Presidente de España (2004 – 2011)

 

Rafael Bravo es un gran ejemplo de lo que en mi opinión tiene que ser un español ejemplar.

MARIANO RAJOY,

Presidente de España (2011 – 2018)

 

Yo veo a Rafael Bravo como un faro. El faro que nos guía en la oscuridad. El faro que guía a España. Nuestro faro: Bravo. Estoy moviendo hilos para cambiarle legalmente el apellido por FRAVRO.

PEDRO SÁNCHEZ,

actual Presidente de España

Agradecimientos

A Vanessa por darme siempre los mejores consejos.

A Esteban Navarro, Carles Gras, Marc Morueco y Enrique Barro por recorrerse España conmigo.

A Roberto Álvarez, Ramón Besa y Javi García por ayudarme a entender un poco de fútbol.

A mis editores Sergi Siendones, Marcel Ventura y María Sobrino por ponerme incómodo.

A Mateo por los caiguitos y los bertines.

A Miguel Noguera y Alice Incontrada por animarme a escribir desde siempre.

A mis padres por la paciencia.

Y a Will Ferrell para servirme como modelo mental para crear a Bravo.

Xavi Daura

Es humorista. Miembro del dúo Venga Monjas junto a Esteban Navarro, lleva más de diez años colaborando en distintos proyectos televisivos como

Museo Coconut,

APM? o

Comedy Central News. Miguel Noguera, Nacho Vigalondo y Ernesto Sevilla son algunos de sus padrinos y colaboradores habituales. Actualmente recorre teatros a lo largo de toda España para representar

Da Suisa, una versión surrealista de

Los Simpson.

Bravo es su primera novela.

Notas

1. Nota legal: es posible que el relato tenga componentes exagerados o directamente falsos, justificados en favor de la finalidad publicitaria de este.

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