Blonde

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La adolescente: 1942 - 1947 » El tiburón

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La adolescente

1942 - 1947

El tiburón

La silueta del tiburón apareció antes que el tiburón. Había silencio en el profundo mar verde. Un tiburón deslizándose en las profundas aguas verdes. Yo debía de estar bajo el agua, fuera del oleaje, pero no nadaba; tenía los ojos abiertos, que me escocían a causa de la sal —en aquellos tiempos era una buena nadadora y mis amigos me llevaban a Topanga Beach, Will Rogers, Las Tunas y Redondo, pero mis playas favoritas eran Santa Mónica y Venice, las «playas de los músculos», donde se reunían los apuestos culturistas y surfistas—, y miraba fijamente al tiburón, a la silueta del tiburón deslizándose en el agua oscura que me impedía calcular su tamaño o incluso identificarlo.

El tiburón ataca cuando menos te lo esperas. Dios le ha dado grandes y destructoras mandíbulas, feroces dientes afilados como navajas de afeitar.

En cierta ocasión vimos un tiburón colgado, chorreando sangre, en el embarcadero de Hermosa. Lo vimos mi prometido y yo. Acabábamos de prometernos y yo tenía quince años, casi una niña. ¡Dios! ¡Era tan feliz!

Sí, pero sabes que su madre está en Norwalk.

No voy a casarme con la madre, sino con Norma Jeane.

Es una buena chica. Al menos lo parece. Pero eso no está tan claro cuando son jovencitas.

¿Qué cosa?

Lo que podría ocurrirle más adelante.

¡Yo no lo oí! No estaba escuchando. Permitid que os diga que estaba en el séptimo cielo —prometida a los quince años y objeto de envidia de todas las chicas a las que conocía—, y me casaría inmediatamente después de cumplir los dieciséis en lugar de regresar al instituto para dos años más. Con Estados Unidos en guerra, como en La guerra de los mundos, ¿quién podía asegurar que hubiera un futuro?

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