Bhagavad Gita

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KRISNA

1. Te revelaré un misterio supremo, porque tu alma tiene fe. Es visión y sabiduría, y una vez que lo conozcas, te hallarás libre de pecado[90].

2. Se trata del misterio y la sabiduría más excelsos, de la purificación suprema. Percibido en una maravillosa visión, constituye una senda de rectitud muy fácil de seguir, y que conduce al más alto fin.

3. Aquellos empero que no tienen fe en esta verdad no vienen a mí: ellos retornan a ciclos de vida en medio de la muerte[91].

4. Todo este universo visible procede de mi ser invisible. Todos los seres tienen su asiento en mí, pero yo no me asiento en ellos.

5. Aunque en verdad no se asientan en mí: medita acerca de este mi sagrado misterio. Yo soy la fuente de todos los seres, yo los sostengo, mas no tengo en ellos mi asiento.

6. Al igual que hasta los vientos potentes tienen su asiento en la vastedad del espacio etéreo, también todos los seres encuentran en mí su asiento. Sé conocedor de esta verdad.

7. Al final de la noche del tiempo todas las cosas regresan a mi naturaleza; y cuando el nuevo día del tiempo comienza, vuelvo a traerlas a la vida.

8. Es así como mediante mi naturaleza saco a la luz a toda la creación, y esta gira dando vueltas en los círculos del tiempo.

9. Mas yo no me veo atado por esta vasta obra de creación. Soy y contemplo el drama de las acciones.

10. Contemplo, y, en su labor de creación, la naturaleza produce todo cuanto se mueve y cuanto es inmóvil: y es así como gira y da vueltas el mundo.

11. Mas los necios del mundo no me reconocen al verme en la forma humana que me es propia. No reconocen mi espíritu supremo, Dios infinito de todo esto.

12. Vana es su esperanza, vanos son sus actos, vano su aprendizaje y vanos sus pensamientos. Descienden a la naturaleza de los demonios, a la oscuridad y al engaño del infierno[92].

13. Existen, no obstante, almas excepcionales que me reconocen, y constituye su refugio la naturaleza divina que me es propia. Me adoran con unidad de amor: ellos saben que soy el origen de todo.

14. Me veneran con devoción, me alaban por los siglos de los siglos. Fuertes son sus votos; una siempre es su armonía; me adoran con todo su amor.

15. Otros me veneran y actúan por mí, con el sacrificio de la visión espiritual. Me adoran como el Uno y el múltiple, porque ven que todo se halla en mí.

16. Pues yo soy el sacrificio y la ofrenda; yo, la oblación y el remedio sanador. Yo soy la palabra divina, el alimento santo, el fuego sagrado; yo, la ofrenda realizada en el fuego.

17. Soy el Padre de este universo, y aun la fuente del Padre. Yo soy la Madre de este universo, y el creador de todo. Soy el Altísimo que se ha de conocer, la Vía de la purificación, el sagrado om, los tres Vedas[93].

18. Yo soy el Camino, y el Maestro que observa en silencio; tu amigo y amparo; tu morada de paz. Soy el principio, el medio y el final de todas las cosas; su semilla de eternidad, su tesoro supremo.

19. El calor del sol de mí procede, y yo envío o retengo la lluvia. Yo soy vida inmortal y muerte; soy lo que es y también lo que no es.

20. Hay quienes conocen los tres Vedas, beben el soma[94] y se muestran limpios de pecado. Ellos hacen adoración y oración para ir al cielo. Y ciertamente alcanzan el cielo de Indra, rey de los dioses, y allí gozan de placeres regios.

21. Disfrutan de ese vasto mundo del cielo, pero la recompensa por sus obras llega a su fin, y retornan al mundo de la muerte. Ellos siguen la palabra de los tres Vedas, ansían placeres pasajeros, y verdaderamente los alcanzan.

22. Mas aquellos que me adoran con unidad pura de alma, a aquellos que se hallan en constante armonía, les aumento lo que tienen y les doy lo que no tienen.

23. Incluso aquellos que desde la fe veneran a otros dioses, a causa de su amor también a mí me adoran, aunque no de la manera correcta.

24. Pues yo acepto todo sacrificio, y yo soy el Señor supremo. Mas ellos no conocen mi ser puro, y debido a eso caen.

25. Pues quienes veneran a los dioses van a los dioses, y quienes veneran a los antepasados van a los antepasados. Aquellos que veneran a los espíritus inferiores van a los espíritus inferiores; pero quienes me veneran a mí, a mí vienen.

26. Al que me ofrece con devoción una simple hoja, una flor o una fruta, o incluso un poco de agua, lo acepto de su alma anhelante, porque me fue ofrecido con amor y con un corazón puro.

27. Que todo cuanto hagas, comas, des u ofrezcas en adoración sea una ofrenda a mí; y todo cuanto sufras, súfrelo por mí.

28. Así te librarás de las ataduras del karma y de sus frutos buenos y malos; y con tu alma unificada en el renunciamiento serás libre y vendrás a mí.

29. Para todos los seres soy el mismo, y mi amor siempre es el mismo; pero quienes me adoran con devoción están en mí, y yo en ellos.

30. Pues aun si el más grande pecador me adora con toda su alma, ha de ser considerado entre los justos, pues justa es su voluntad.

31. Y pronto se tornará puro y alcanzará la paz imperecedera. Pues en esta promesa pongo mi palabra: el que me ama no perecerá.

32. Ya que todo aquel que a mí viene en busca de amparo, por muy débil, humilde o pecador que sea —ya sean mujeres, vaisyas o sudras—, todos ellos alcanzan la senda suprema.

33. ¡Cuánto más entonces los santos brahmines y los reyes santos que me aman! Habiendo, pues, venido a este fugaz mundo de pesares, ámame.

34. Dame tu mente y tu corazón; dame tus ofrendas y tu adoración; y así, con tu alma en armonía, y haciéndome tu meta suprema, vendrás sin duda a mí.

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