Atlas

Atlas


Epidauro

Página 22 de 48

Epidauro

Como quien ve de lejos una batalla, como quien aspira el aire salobre y oye la tarea de las olas y ya presiente el mar, como quien entra en un país o en un libro, así antenoche me fue dado asistir a una representación del Prometeo Encadenado en el alto teatro de Epidauro. Mi ignorancia del griego es tan perfecta como la de Shakespeare, salvo en el caso de las muchas palabras helénicas que designan instrumentos o disciplinas que ignoraron los griegos. Al principio traté de recordar versiones castellanas de la tragedia, leídas hace ya más de medio siglo. Luego pensé en Hugo y en Shelley y en algún grabado del titán atado a la montaña. Luego me esforcé en identificar una que otra palabra. Pensé en el mito que ya es parte de la memoria universal de los hombres. Sin proponérmelo y sin preverlo, fui arrebatado por las dos músicas, la de los instrumentos y la de las palabras, cuyo sentido me era vedado, pero no su antigua pasión.

Más allá de los versos, que los actores, creo, no escandían, y de la ilustre fábula, ese profundo río, en la profunda noche, fue mío.

Ir a la siguiente página

Report Page