Andrea

Andrea


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Y allí estaba ella preciosa llevaba unos jeans blancos y una camiseta rosa, caminaba como si flotase encima de aquellos zapatos de salón blancos, había rizado ligeramente su pelo y los bucles caían de su cabeza como hilos dorados era tan elegante. Ninguna joya en sus manos solo unas pequeñas perlas en sus orejas y un medallón que colgaba del cuello, a Alan le pareció que el medallón no combinaba con lo que llevaba puesto, parecía fuera de lugar ¿Pero que sabía él de moda femenina?

Con medallón y sin él estaba preciosa, rápidamente recordó que también lo llevaba puesto el día que la conoció, es más diría que siempre lo llevaba encima. Recordaba habérselo visto puesto los días que anduvo siguiéndola.

Quizás era un regalo valioso para ella, no le costaría mucho enterarse una vez estuviesen comiendo.

Alan se levantó del taburete donde estaba sentado en la barra del bar en cuanto ella entro en el local.

_ ¡ Guauuuuu! Estas preciosa_ Le dijo nada mas verla_

_ Gracias muy amable_ Contestó Sabrina un tanto ruborizada_

_ No es amabilidad es la verdad. ¿Que te apetece?

_ Un Martini blanco por favor.

Alan se dirigió al camarero que estaba justo delante de ellos.

_ ¿A oído? La señorita quiere un Martini blanco.

_ Por supuesto señor inmediatamente_ Respondió el camarero con un movimiento de cabeza_

_ Bueno no te habré hecho esperar demasiado_ Preguntó Sabrina, aunque sabía que ella había sido super puntual_

_ Lo cierto es que llevo un buen rato aquí pero no es culpa tuya, estaba ansioso por verte y llegué demasiado temprano.

_ Bueno eso es todo un halago. Y bien cuéntame algo de ti ¿ A que te dedicas o en que trabajas?

_ Bueno... trabajar, trabajar en nada_ Respondió Alan un tanto avergonzado_

_ Que bien! ¿Vives de rentas?

_ Podría decirse que si. Hago inversiones a veces gano y otras pierdo.

_ ¡ Cielos ! Pero eso es muy arriesgado.

_ No si empleas bien los beneficios. Tengo varias propiedades que me proporcionan unos buenos ingresos.

_ Pues yo solo soy una pobre profesora que sobrevive con un sueldo que no está mal, pero podría ser mejor.

Los dos jóvenes se sentían a gusto juntos, después de dos Martini decidieron ir a comer. Alan le propuso ir a " The sea" un restaurante especializado en productos del mar, pero Sabrina sabía que era un lugar muy refinado y la verdad no iba con ella.

Ella era mucho mas sencilla que todo eso, no necesitaba de lujos ni de aparentar lo que no era.

Después de varios minutos decidieron ir a un rincón donde todo era más informal, Alan estaba seguro que a Sabrina le iba a gustar ese lugar.

Caminaron hacia el coche de Alan y Sabrina enseguida lo reconoció, era el coche que se había encontrado varias veces al llegar a la ciudad. Decidió no decir nada pero Alan se dio cuenta de que ella lo había reconocido.

Pronto llegaron a una taberna donde servían el mejor pollo a Laast del mundo según Alan, se sentaron en una mesa con forma de barril y el camarero se acercó con dos copas de champaña.

_ ¡Cielos ahora champaña después de dos Martini !

Acabaré que tendrás que llevarme a casa completamente inconsciente_ Sabrina se sentía muy bien solo sufría por si acaso la bebida le hacía cometer alguna tontería_

_ No creo, ahora cuando comas todo irá mejor_ Alan intentó tranquilizarla, mientra no paraba de observarla y mirar lo bonita que era_

Después de disfrutar de la comida la pareja disfrutó de los cafés y mientras hablaron tranquilamente. Alan pensó que era el momento de indagar.

_ ¿Te interesa mi medallón? Llevas un buen rato mirándolo.

_ Bueno, es curioso ¿Significa algo especial?

_ Era de mi madre, mira.

Sabrina se lo descolgó del cuello y lo abrió, en su interior había las fotos de su padre y su madre. Alan pensó, resuelto el misterio si era de su madre y lleva las fotos de sus padres razón de más para llevarlo siempre con ella.

_ Vaya, que guapa, os parecéis mucho_ A Alan le pareció curioso lo mucho que se parecían las dos mujeres_

_ Si es cierto, pero solo físicamente.

_ ¿Que quieres decir?_ Preguntó él con un tono inocente_

_ Bueno no tenemos mucho en común.

_ Viven lejos de aquí ¿Por eso lo llevas siempre contigo?

_ No están muertos, mi madre me pidió que lo llevase siempre conmigo y bueno....es lo único que puedo hacer por ella.

A demás me gusta y estoy acostumbrada a él, lleva muchos años conmigo_ Sabrina se lo volvió a poner en su cuello _

_ ¿Hace mucho que murieron?

_ Desearía no hablar de ello, si no te importa_ Sabrina no deseaba recordar, lo estaba pasando tan bien que sabía que si seguía con aquella conversación acabaría entristeciéndose_

_ No claro como quieras_ Alan percibió lo mucho que aquello perturbaba a la muchacha y no quiso estropear el buen momento que estaban pasando juntos_

Pensó que de momento no podía forzar más la situación ya lograría que ella confiase en él, de todas maneras ahora no sabía si ella sería tan inocente como él creía. Por qué no menciono lo del coche, él estaba seguro de que lo había reconocido. Y se cierra en banda al hablar de sus padres.

Sería mejor no seguir con aquello, sabía que acabaría enamorándose y no quería sufrir por ella.

 

Sabrina disfrutó de lo lindo ese sábado, después de comer fueron a ver un partido de basquet. El equipo de la ciudad, se jugaba su continuidad en la liga y los dos eran aficionados al deporte.

Cuando Alan se lo propuso, Sabrina estuvo encantada con la idea, allí disfrutó animando y gritando como una buena hincha.

Ya había caído la noche y Alan le propuso ir comer unos bocadillos, la verdad era que no quería separarse de ella cada momento que pasaba junto a ella le gustaba más.

El joven se moría por besar sus labios, por tenerla entre sus brazos pero pensó que no era apropiado en una primera cita.

Le gustaba de verdad y si al final ella no tenía nada que ver con la droga no quería perderla, algo le decía que con Sabrina podría llevar una vida muy diferente de lo que había sido hasta ahora.

Sin remedio llegó la hora de despedirse, Alan acompañó a Sabrina a casa y entonces sin esperárselo sucedió.

_ Alan ¿ Me permites que te pregunte algo?

_ Si claro ¡Como no!

_ Veras ahora que te conozco un poquito más no comprendo por qué me estuviste siguiendo los primeros días de yo llegar a la ciudad.

A Alan le cogió de sorpresa la pregunta ya no se la esperaba y de ninguna manera podía descubrirse a si que rápidamente activo su ingenio para darle a la joven una respuesta lo suficientemente coherente para parecer cierta.

_ Bueno siento que te pareciese que te seguía, pero no era así.

Realmente seguía a Robert, ahora ya le conoces y me habían llegado rumores de que se estaba viendo con alguien poco recomendable, es cierto que te vi un par de veces pero aun no sabía quien eras solo me fijé en ti por lo bonita que eres.

Bueno parecía que Sabrina había quedado conforme con la explicación que había recibido, la chica se sintió un poco ridícula ¿Que habrá pensado de mi? Se decía, debe pensar que soy una engreída o peor aun, una neurasténica que cree que la persiguen.

_ Que entupida soy ¿Que habrás pensado de mí?_ Se justificaba la chica_

_ Bueno también es cierto que podías pensar eso nos cruzamos varias veces ¿No? Pero ya está aclarado no te sientas mal.

_ Está bien debería irme a casa ya es un poco tarde y mañana tengo que acabar de ultimar los detalles para el cambio de casa.

_ Es cierto me dijiste que te mudabas ¿Verdad?

_ Eso es mañana acabaremos de establecer todo lo necesario para poder firmar las compras y ventas el martes ó el miércoles.

_ Si me necesitas solo tienes que decírmelo, puedo cargar cajas pesadas de ropa...

_ Pues mira por cierto ¿No sabrás de alguna empresa de mudanzas eficiente?

_ Si quieres puedes dejarme eso a mi, solo me tienes que decir cuando quieres hacerlo y ya está.

_ ¿De verdad harías eso por mí? Estoy tan liada con las clases que el poco tiempo que me quede será para empaquetar y.....

Alan no pudo resistir más cuando la sentía hablar de aquella forma tan confiada en él, tan divertida tan bonita.

Se inclino hacia ella y la besó, no podía apartarse de ella, sus labios se unieron a los de ella de tal forma que parecían uno solo, al ver que no le rechazaba Alan la tomó por la cintura y la estrechó acercándola a su cuerpo, ella le respondió alzando sus brazos y pasándolos alrededor del cuello del hombre.

Sabrina sentía algo nuevo, un deseo voraz se apoderaba de ella deseaba a aquel hombre pero su subconsciente le decía que aun no le conocía lo suficiente como para entregarse totalmente a él.

¿Y Alan? él sintió que estaba perdido ya había probado a que sabía aquella mujer y no deseaba renunciar a ella ahora quería más mucho más, lo quería todo.

Cuando se separaron fue él quien habló primero sintió que debía pedir disculpas no sabía muy bien por qué pero lo hizo.

_ ¡ Vaya! Lo siento pero no pude evitarlo.

_ Bueno tampoco yo puse mucha resistencia ¿No te parece?

_ Sabrina yo.....

_ Está todo bien Alan dejémoslo por hoy ¿Te parece bien?

Alan le cogió las manos, se las llevó a sus labios y se las besó suavemente. Sabrina podía sentir en los labios de él todo el ardor que desprendía su cuerpo varonil.

_ Si claro, solo quería decirte que me gustas mucho, lo he pasado muy bien contigo y....

_ Bueno, pues entonces deberíamos repetirlo ¿No crees?

_ Lo estoy deseando.

Sabrina se inclinó hacia él, le dio un beso en la mejilla y se despidió de él dándole las buenas noches.

Alan también se despidió y después de esperar a que ella entrase en casa arrancó el vehículo y se fue.

A Sabrina le parecía que todo le iba a pedir de boca, le gustaba su trabajo en el instituto había conocido a Alan que le gustaba muchísimo y había llegado a un buen acuerdo con los propietarios del apartamento.

Había hecho un buen negocio después de pagar escrituras impuestos y la comisión de la agencia inmobiliaria aun le quedaba un pellizquito que le aseguraba poder vivir con una cierta tranquilidad económica.

¿Que más se podía pedir? Pensó la joven, ahora le venía una semana dura. La mudanza se le había echado encima, los nuevos propietarios de la casa querían mudarse cuanto antes ya que el estado de gestación de la mujer avanzaba y esperaban estar instalados para la llegada del bebé.

Esa semana se vio con Alan un par de veces pero después de saber que la mudanza era inminente se decidió a llamarle para pedirle ayuda.

El corrió solicito a su llamada sabía que aun tenía pendiente el averiguar alguna cosa sobre la droga, pero la verdadera razón era que deseaba estar con ella.

Cuando Alan llegó encontró un montón de cajas cerradas en el salón Sabrina había vaciado ya los dormitorios y la cocina le quedaba recoger algunos detalles del salón, los muebles se quedaban en la casa el apartamento también lo encontraría amueblado.

_ ¡Bueno parece que lo tienes todo a punto!_ Le comentó Alan al ver como la chica tenía todo empaquetado y a la vez ordenado. Sin duda se había pegado una buena paliza_

_Si como puedes ver lo tengo todo a punto. Por cierto ya puedes llamar para que vengan mañana. Supongo que trabajaran los sábados ¿ No?_

_ Si ya te dije que no habría problemas. A que hora quieres que vengan.

_ Los Moore vendrán hacia las doce a si que a las diez estará bien para cargar y dejar la casa vacía a tiempo ¿No te parece?

_ Si creo que habrá tiempo suficiente para recoger y cargar.

¿Has cenado jovencita?_ Le dijo él en tono muy paternal pues estaba seguro que se habría liado a guardar y empaquetar cosas y ni siquiera había pensado en comer_

_ Pues la verdad es que no, llegué del instituto y comí algo pero después me lié a empaquetar y lo peor es que he recogido todo lo de la cocina solo queda lo que hay en el frigorífico y me temo que.... ¿A quien llamas?_ Pregunto la muchacha al ver que mientras ella hablaba él cogía el móvil y llamaba a alguien_

_ Un momento._ Le pidió amablemente a Sabrina que esperase mientras realizaba la llamada_ Si soy Alan Malone, si a las diez, eso es. Bien hasta mañana.

_ Caramba parece que estaban esperando a que llamases. ¿Y ahora a quien demonios llamas?_ Volvió a preguntar ella al ver que inmediatamente te disponía a hablar de nuevo. Él le izo una señal con la mano para que tuviese un poquito mas de paciencia_

_ Hola buenas noches, si . Un arroz tres delicias, un pollo con nueces, una ternera picante. Si,si vino blanco y dos helados si gracias. No no en diez minutos paso a buscarlo, si. Alan Malone bien gracias.

_ Vaya eres un hombre de recursos ¿He?_ Sabrina no podía evitar estar encantada con Alan era maravilloso_

_ Bueno esta visto que si yo no te cuido en pocos días caerás enferma.

Sabrina agradeció con un beso el gesto que Alan había tenido con ella. Se quedo preparando la mesa para cenar mientras Alan iba en busca de la comida.

¡ Dios! como le gustaba ese hombre le parecía que podría pasar el resto de su vida junto a él.

Alan regreso muy pronto en realidad el restaurante no estaba a mas de cinco minutos en coche. Llegó cargado con una bolsa que dejo encima de la mesa de la cocina, decidieron comer allí mismo.

Alan pensó que ese también era un buen momento para indagar un poquito más en la vida de Sabrina.

_ ¡ Umm..... que rico! Tenía hambre sabes_ Sabrina hablaba con la boca llena de arroz que devoraba con ansia_

_ Es normal te has pateado esta casa de arriba abajo durante horas. ¡Por cierto es muy grande! ¿Solo vivíais tus padres y tú?

_ Si, bueno y Michelle la asistenta y mi niñera.

_ Caramba ¿ En que trabajaba tu padre? Debía ser algo importante, por que por aquí no hay muchas casas como esta_ Alan intentaba preguntar de forma que no se notase el interés que realmente sentía por la vida de la chica_

_ Veras, no me gusta mucho hablar de ello pero...

_ No, no perdona ya me lo dijiste el otro día lo siento.

_ No perdóname tú pero no es una historia muy agradable.

_ ¡Vaya lo siento!

_ Yo era muy niña a si que no era consciente de nada, yo solo sabía que mis papás atendían a todos mis caprichos y que me querían, me sentía muy querida_ Alan pudo ver como se humedecían los ojos de la joven y le dolía el alma tener que hacerla pasar por todo aquello_

_ Y si te sentías tan querida ¿Cual es el problema?

_ Ellos hacían algo que no está bien. Me cuesta decirlo..

_ Déjalo de verdad yo no quiero.…_ Por un momento temió que ella no dijese nada_

_ No ya es hora de afrontarlo. Ellos se dedicaban al trafico de drogas, pero no bobadas ¡ No a lo grande!

Un día vino la policía a casa y se los llevó a los dos, yo era solo una niña no entendía nada, mis papás me dejaban sola y yo no sabía por qué_ Sabrina acabó de hablar y respiró hondo, en parte sabía que le había ido bien hablar de ello era como quitarse un peso de encima_

_ Cariño lo siento mucho. ¿ Los cogieron con un cargamento?

_ No sé, no se nada nunca más los vi. Me fui a vivir con mi tía Brenda la hermana de mi madre era todo lo que me quedaba de ella. Tía Brenda y el medallón que me dio mi madre cuando se despidió de mí. Un día apareció muerto mi padre en su celda y dos días después mi madre en la suya.

Si ya se que es todo muy extraño yo aun no lo entiendo, si estaban pagando por ello ¿Quien se los quiso quitar de en medio? Nos dijeron que se habían suicidado pero yo no me lo creo.

_ Bueno la vida en la cárcel debe ser muy dura quizás no lo soportaron_ Alan se sentía como una rata por el dolor que estaba haciendo pasar a esa mujer que él estaba cada día mas seguro que amaba, Alan siguió diciéndole_ Pero lo extraño es que si no encontraron droga aquí ¿Donde deberían tenerla para que la poli los detuviese?

_ No sé Alan ya te he dicho que yo era tan solo una niña y después mi tía me aparto de todo esto.

Yo se que mi tía y mi madre no se hablaban pero no sabía el por qué. Después mi tía me lo explicó, ella nunca le perdonó a mi madre que se casase con mi padre sabiendo a lo que se dedicaba

pero cuando pasó aquello mi madre no tenía a nadie más a quien recurrir para que cuidase de mí.

_ ¡ Cielos! Que triste lo que te ha tocado vivir. Pero si tú crees que los mataron sería porque no confesaron donde escondían el cargamento ¿No?_ Alan cada vez estaba mas seguro que Sabrina no tenía ni idea, ella contestaba con toda la tranquilidad del mundo a todas sus preguntas sin un atisbo de desconfianza en él_

_ Supongo que no lo dirían pero ¿Por qué no lo dijeron, acaso valía la pena ocultarlo?

_ Bueno ellos deberían pensar recuperarla cuando saliesen de prisión.

_ ¡Mira es igual! Dejemos de hablar de ello por favor no me gusta. Ahora ya lo sabes y me alegro de haberlo compartido contigo pero eso es pasado y yo no quiero saber nada más.

Ya pasó y no tiene solución.

_ Si tienes razón_ Le dijo él sin alargar mas la conversación_

Alan estaba convencido de que la joven no tenía ni idea de nada si habían escondido el alijo ella no lo sabía quizás otra persona o quizás no había nadie más y Paolo debería dar por perdido el cargamento.

 

Paolo Malone entró en cólera cuando Alan le explicó lo que había sacado de la conversación con Sabrina.

El hombre no se resignaba a perder toda la esperanza que había depositado en esa chica durante días.

Además sabía que los rusos llevaban años jodiendoles porque estaban convencidos de que se habían quedado con su cargamento.

Por eso sabía que Anthony y Andrea habían escondido la droga pensaban traicionarlo y vendérselo a los rusos, alguien debió avisarlos y escondieron el cargamento hasta que pasase la tormenta solo que nunca pudieron volver a por él.

Los rusos se cansaron de esperar e intentaron acabar con ellos pero Paolo traicionado se les adelantó, estaba seguro que ese alijo estaba en algún lugar y quería dar con él. Aquello le costó mucho dinero el tuvo que pagar a los colombianos y no sacó ningún fruto de ello.

Fue un duro golpe que estuvo a punto de acabar con su organización pero se repuso y siguió adelante con la idea de un día encontrar aquel cargamento.

Siempre sospechó que lo habían escondido en algún lugar en el mar, porque prácticamente desmantelo la lancha de Anthony y estaba limpia pero encontrarlo era prácticamente imposible sin tener unas coordenadas ó algo que pudiese indicar su localización

En algún lugar debieron dejar apuntado ese dato ¿Pero donde coño lo habían escondido?

_ Alan no puede ser que esa chica no sepa nada vas a tener que apretarle las tuercas ¿Me oyes?

_ Pero tío solo era una niña ¿Que podía saber ella?

_ Quizás sus padres anotaron en algún lugar donde se encontraba la droga e introducieron el papel en algún oso de esos de peluche que tienen las niñas, lo debería llevar con ella cuando se la llevaron.

_ Pues entonces ¡Estamos arreglados, donde coño estará ya ese peluche!

_ ¡Puede que no! Las niñas tienen mucho apego a sus muñecas y las conservan aun después de convertirse en mujeres. Debes entrar en su casa y buscar, busca en todo aquello donde creas que podría haberse guardado un pequeño trozo de papel.

_ Tío yo no creo....

_ ¿Es que eres sordo, no me has oído?

_ Si tío como usted diga.

_ Bien espero que no olvides quien manda aquí.

Paolo le pidió a Alan que saliese del despacho y que cerrase la puerta, el joven obedeció a su tío y se fue a su dormitorio.

Alan estuvo pensando en todo lo que le había dicho su tío y entonces se acordó del medallón.

¡ Eso es! seguramente el medallón contenía alguna información por eso el empeño de Andrea en decirle a su hija que no se separase de él. Pensó que podría ser mas asequible de lo que podría parecer en un principio. Sabía que no tardarían mucho en tener una relación más intima, le fastidiaba que el hacer el amor con Sabrina escondiese algo tan oscuro detrás del deseo y el amor que sentía por ella.

Pero confiaba en encontrar algo, se lo daría a su tío y se alejaría de todo aquello con Sabrina. Podían comenzar una nueva vida quizás en el viejo continente, Paris Roma Barcelona era indiferente el lugar, pero con Sabrina y lejos de toda aquella mierda que cada día le ahogaba un poco más.

Sabrina ya se había instalado en el apartamento, se sentía muy a gusto, la mudanza fue sencilla gracias a la ayuda de Alan.

La había ayudado en todo ese sábado estuvo tentada de pedirle que se quedase a dormir pero pensó que mejor lo dejaba para la el fin de semana siguiente, le quedaba el domingo por delante para acabar de colocar lo que le faltaba, durante la semana compraría varias cosas que había echado en falta y cuatro detalles para imponer su estilo en la vivienda.

Se levantó ese domingo temprano quedaban cosas por hacer y durante la semana no podía dedicar mucho tiempo el trabajo, preparar las clases y corregir ejercicios le ocupaban gran parte de las tardes.

Estaba tomando el primer café con leche de la mañana cuando le sonó el móvil. Era su tía Brenda.

_ ¡ Hola tía! ¿Que tal estas?

_ Yo bien ¿Y tú, que tal la mudanza? Como me molesta no haber estado allí para ayudarte, tu sola....

_ Bueno no he estado sola tía.

_ ¿ Ha no?_ La mujer no tenía ni idea de quien podía haber estado con su sobrina, allí prácticamente nadie la conocería se fue de allí siendo una niña.

_ Pues mira no he estado sola, Alan me ha ayudado mucho mucho, bueno muchísimo.

_ ¿ Alan? ¿ Quien es Alan?

_ Es una larga historia pero resumiendo. Me gusta, me gusta mucho y yo a él también._ Sabrina se dio cuenta de lo ilusionada que estaba con Alan cuando se escuchó a ella misma diciéndoselo a su tía_

_ Vaya, ¡Si que has aprovechado el tiempo niña! Y ¿ Quien es ese Alan?

_ Alan Malone, se dedica a hacer inversiones, es tan mono tía me mima tanto.

_ ¿ Malone, de que me suena a mí ese nombre?_ A la mujer le pareció familiar l nombre pero no lograba situarlo en el tiempo ni en la historia_

_ No se tía parece un nombre de actor. ¿No será eso?

_ ¡No se quizás!

Pero Brenda sabía que no era eso, ella sabía que había oído ese apellido en algún lugar pero no acertaba a ubicarlo.

De todas formas no quería espantar a su sobrina pero ya se acordaría, porque su instinto nunca le engañaba y cuando sintió ese nombre la sensación no fue buena.

De momento se limitaría a llamar más a menudo a su sobrina y de alguna forma tenerla más controlada.

La veía tan ilusionada, la echaba de menos. Muchas veces estaba tentada de coger el coche y presentarse allí. Pero eran setecientos kilómetros y tendría que pedir permiso en el hospital porque con solo el fin de semana era una paliza y ya no se sentía con ánimo para tanto esfuerzo.

Aunque quizás tendría que acabar yendo hasta allí y conocer a ese tal Alan Malone.

_ Bueno cuéntame al menos, ¿Eso va en serio?

_ La verdad es que nos estamos conociendo todavía.

_ ¿Y os conocéis ya muy en profundidad?

_ ¡Tía....! como eres… No. No me he acostado con él si es lo que quieres saber. _ Dijo la chica haciéndose la ofendida, aunque no era así pues sabía de sobras que su tía solo se preocupaba por ella.

_ Sabrina, no te confíes en cualquiera hija, tu eres muy buena nena y......

_ Por favor tía ya soy mayorcita ¿No crees? Por cierto ¡Ya podrías venir el mes que viene para mi cumpleaños!

_ Si, voy a mirar de cambiar algunas guardias con una compañera y si reúno cuatro o cinco días iré a verte.

_ ¡ Ojala! Te hecho de menos tía ¿Sabes?

_ Si mi niña yo a ti también pero si eres feliz y estas bien yo ya soy feliz.

_ Tranquila tía estoy muy bien y si, soy feliz.

 

Sabrina había logrado poner el apartamento a su gusto, ya estaba todo ordenado y recogido y se sentía satisfecha de haberlo logrado en tan poco tiempo.

Ese domingo se pasó todo el día de un lado para otro llamó un par de veces a Alan pero tenía el móvil apagado.

Quizás estaba fuera de la ciudad aunque no le había dicho nada, bueno pensándolo bien tampoco había nada serio entre ellos de momento, como para tener que darse explicaciones el uno al otro.

Ya eran las nueve cuando se sentó en su nuevo salón a disfrutar de una ensalada y un sándwich al día siguiente tenía clase a primera hora y estaba rendida.

La espalda le pedía un buen masaje, tenía los brazos doloridos de tanto cargar cajas y de mover cosas de un lado a otro.

Puso la televisión y después de pasar varios canales apareció una de sus películas favoritas " Oficial y caballero" Richard Gere estaba tan guapo que era fácil ponerse a soñar con él.

La había visto un montón de veces y aun así siempre acababa llorando,entonces llamaron a la puerta.

Sabrina no sabía quien podría ser a esas horas quizás los Moore habían dejado olvidado algo, aunque era dudoso ya que ella había puesto el apartamento patas arriba y no había encontrado nada ajeno a ella.

Sabrina se levantó del sofá y se encamino a la puerta.

_ ¿Quien es?_ Preguntó tímidamente la joven.

_ Sabrina soy Alan, ¿Puedes abrir?

Sabrina se alegró de que el hombre hubiese dado señales de vida deseaba verle aunque no esperaba que pudiese ser en aquel momento.

Por eso cuando oyó su voz su corazón se alteró como el de una colegiala y se apresuró a abrir la puerta.

Alan se abalanzó hacia ella y la cogió en volandas entrando en el apartamento y cerrando con una suave patada la puerta.

La besaba dulcemente y le decía como la había echado de menos.

_ No puedo más, te deseo te quiero te necesito ¿Me oyes?

_ ¡ Ahaaaa!

_ ¿Tu me deseas?_ Preguntó el hombre_

_ ¡ Ahaaaa!

_ ¿Me dejas que te ame por favor?

_ ¡ Ahaaa!

Sabrina no podía más que asentir, los labios de él estaban pegados a los de ella y le hablaba en un susurro que a Sabrina la enloquecía.

Alan recorrió el salón con Sabrina en brazos en busca del dormitorio,una vez allí dejó a Sabrina sobre la cama y la observo un segundo. Se desnudó rápidamente y se tumbo al lado de la mujer, con manos trémulas fue desnudando a Sabrina mientras la besaba dulcemente y le hizo el amor con toda la ternura de que fue capaz.

A Alan le dolía el corazón de hacer lo que estaba haciendo pero lo único que quería era acabar con aquello lo antes posible y poder alejarse de su tío y de esa mierda de vida que llevaba hacía años.

Sabrina dormía plácidamente cuando Alan decidió que era el momento perfecto para realizar su búsqueda.

Se levantó sigilosamente de la cama y la bordeó hasta llegar al otro lado, en la mesita de noche descansaba el medallón de Sabrina, lo cogió con cuidado de que no le cayese y poco a poco se dirigió al lavabo.

Una vez allí examinó el medallón, en su interior pudo ver las fotos de Anthony y Andrea los recordaba perfectamente él ya tenía casi quince años cuando los detuvo la policía.

Aquel medallón debía tener un secreto y él debía averiguarlo, intento abrir las tapas que contenían las fotos pero no pudo, necesitaba algo afilado.

Entonces salió del servicio y fue a la cocina sacó un cuchillo de uno de los cajones dispuesto a volver al lavabo, pero sin querer estiró el trapo de cocina que Sabrina había dejado en la encimera y con él arrastró algún utensilio que la joven había dejado descuidado allí encima.

El ruido llegó a los oídos de Sabrina que se despertó levemente pero lo suficiente para darse cuenta que Alan no estaba en la cama.

_ ¡ Alan....!

_ Duérmete cariño estoy en el lavabo ahora voy._ El hombre intentó tranquilizarla para que siguiese durmiendo_

_ ¡ Umm...!_ Sabrina pronunció un leve sonido y siguió durmiendo_

Alan llegó al lavabo y ajustó la puerta, se puso manos a la obra y en un momento tuvo abierta la primera tapa . Bajo la foto de Anthony no había nada entonces abrió la de Andrea y al saltar la tapa la foto se levantó debido a la presión que ejercía el papelito que había doblado bajo ella. Ala cogió el papel con cuidado y volvió a tapar las fotos el medallón volvía a estar como antes ahora solo le quedaba volver a dejarlo sobre la mesita de noche.

Volvió al dormitorio con el medallón en la mano todo había ido bien pensó Alan, dejó el papelito en el bolsillo de su pantalón que colgaba del respaldo de una silla y se disponía a dejar el medallón en la mesita de noche, pero Sabrina encendió la luz inoportunamente y Alan tuvo que deshacerse del medallón apresurada mente, no podía arriesgarse a que la joven le encontrase con él en la mano.

Giró en redondo haciendo aspamientos, fingía que Sabrina le había asustado y al quedar unos segundos de espalda a la chica depositó el medallón sobre la cómoda que tenía a su derecha.

Todo fue rápido Sabrina no se percató de nada y entre risas debido a la situación Alan volvió a la cama y abrazó a la joven que le pedía a gritos que la volviese a hacer el amor.

El hombre correspondió a su deseo y se volvió a entregar a ella pero esta vez con un sentimiento muy fuerte de culpa.

El despertador con su cruel timbre sacó a Sabrina de los brazos de Alan, no le apetecía nada ir a trabajar deseaba quedarse allí, en la cama junto al hombre que amaba porque ahora si sabía que se había enamorado.

_ Buenos días perezoso_ Le dijo cariñosamente la muchacha_

_ ¿ Donde vas...?_ Le respondió él tirando de ella hacia la cama para impedir que se levantase_

_ No todos podemos vivir de rentas ¿ Sabes?_ Dijo Sabrina con una sonrisa en su cara que al hombre le parecía preciosa_

_ Ven aquí dame un beso.

_ Ni pensarlo si vuelvo a esa cama no me moveré en todo el día de ahí.

Sabrina se dirigía a la ducha,pero al pasar por delante de la cómoda pudo ver el medallón encima de la cómoda.

Le pareció extraño juraría que lo había dejado sobre la mesita de noche como siempre hacía.

Lo cogió y se giró hacia Alan como buscando una explicación.

Alan se percató de ello y antes que ella pudiese decirle nada reaccionó.

_ ¡ Ha si el medallón! te lo puse ahí, lo dejaste sobre el mármol del lavabo_ Alan intentó ser convincente_

_ ¡ Vaya ! juraría que lo dejé en la mesita , como cada noche.

_ Bueno recuerda que ayer estabas bajo mis encantos ¡ Nena!_ El hombre empezaba a ponerse nervioso, no pensó que la joven fuese tan metódica en sus actos_

_ ¡Si la verdad es que me cogiste por sorpresa y no supe reaccionar a tu embrujo!

_ ¡Bueno tampoco pusiste mucha resistencia jovencita!

_ Ja...ja...ja. Vamos espabila voy a llegar tarde._ Ahora la joven no sonreía del mismo modo_

Sabrina estaba desconcertada si de algo podía presumir era de buena memoria y estaba segura de que había dejado el medallón en la mesita de noche. Entonces ¿Como había aparecido encima de la cómoda? Además Alan había aceptado que lo había tocado, no quería pensarlo mucho pero algo no le cuadraba.

Sabrina había logrado poner el apartamento a su gusto, ya estaba todo ordenado y recogido y se sentía satisfecha de haberlo logrado en tan poco tiempo.

Ese domingo se pasó todo el día de un lado para otro llamó un par de veces a Alan pero tenía el móvil apagado.

Quizás estaba fuera de la ciudad aunque no le había dicho nada, bueno pensándolo bien tampoco había nada serio entre ellos de momento, como para tener que darse explicaciones el uno al otro.

Ya eran las nueve cuando se sentó en su nuevo salón a disfrutar de una ensalada y un sándwich al día siguiente tenía clase a primera hora y estaba rendida.

La espalda le pedía un buen masaje, tenía los brazos doloridos de tanto cargar cajas y de mover cosas de un lado a otro.

Puso la televisión y después de pasar varios canales apareció una de sus películas favoritas " Oficial y caballero" Richard Gere estaba tan guapo que era fácil ponerse a soñar con él.

La había visto un montón de veces y aun así siempre acababa llorando,entonces llamaron a la puerta.

Sabrina no sabía quien podría ser a esas horas quizás los Moore habían dejado olvidado algo, aunque era dudoso ya que ella había puesto el apartamento patas arriba y no había encontrado nada ajeno a ella.

Sabrina se levantó del sofá y se encamino a la puerta.

_ ¿Quien es?_ Preguntó tímidamente la joven.

_ Sabrina soy Alan, ¿Puedes abrir?

Sabrina se alegró de que el hombre hubiese dado señales de vida deseaba verle aunque no esperaba que pudiese ser en aquel momento.

Por eso cuando oyó su voz su corazón se alteró como el de una colegiala y se apresuró a abrir la puerta.

Alan se abalanzó hacia ella y la cogió en volandas entrando en el apartamento y cerrando con una suave patada la puerta.

La besaba dulcemente y le decía como la había echado de menos.

_ No puedo más, te deseo te quiero te necesito ¿Me oyes?

_ ¡ Ahaaaa!

_ ¿Tu me deseas?_ Preguntó el hombre_

_ ¡ Ahaaaa!

_ ¿Me dejas que te ame por favor?

_ ¡ Ahaaa!

Sabrina no podía más que asentir, los labios de él estaban pegados a los de ella y le hablaba en un susurro que a Sabrina la enloquecía.

Alan recorrió el salón con Sabrina en brazos en busca del dormitorio,una vez allí dejó a Sabrina sobre la cama y la observo un segundo. Se desnudó rápidamente y se tumbo al lado de la mujer, con manos trémulas fue desnudando a Sabrina mientras la besaba dulcemente y le hizo el amor con toda la ternura de que fue capaz.

A Alan le dolía el corazón de hacer lo que estaba haciendo pero lo único que quería era acabar con aquello lo antes posible y poder alejarse de su tío y de esa mierda de vida que llevaba hacía años.

Sabrina dormía plácidamente cuando Alan decidió que era el momento perfecto para realizar su búsqueda.

Se levantó sigilosamente de la cama y la bordeó hasta llegar al otro lado, en la mesita de noche descansaba el medallón de Sabrina, lo cogió con cuidado de que no le cayese y poco a poco se dirigió al lavabo.

Una vez allí examinó el medallón, en su interior pudo ver las fotos de Anthony y Andrea los recordaba perfectamente él ya tenía casi quince años cuando los detuvo la policía.

Aquel medallón debía tener un secreto y él debía averiguarlo, intento abrir las tapas que contenían las fotos pero no pudo, necesitaba algo afilado.

Entonces salió del servicio y fue a la cocina sacó un cuchillo de uno de los cajones dispuesto a volver al lavabo, pero sin querer estiró el trapo de cocina que Sabrina había dejado en la encimera y con él arrastró algún utensilio que la joven había dejado descuidado allí encima.

El ruido llegó a los oídos de Sabrina que se despertó levemente pero lo suficiente para darse cuenta que Alan no estaba en la cama.

_ ¡ Alan....!

_ Duérmete cariño estoy en el lavabo ahora voy._ El hombre intentó tranquilizarla para que siguiese durmiendo_

_ ¡ Umm...!_ Sabrina pronunció un leve sonido y siguió durmiendo_

Alan llegó al lavabo y ajustó la puerta, se puso manos a la obra y en un momento tuvo abierta la primera tapa . Bajo la foto de Anthony no había nada entonces abrió la de Andrea y al saltar la tapa la foto se levantó debido a la presión que ejercía el papelito que había doblado bajo ella. Ala cogió el papel con cuidado y volvió a tapar las fotos el medallón volvía a estar como antes ahora solo le quedaba volver a dejarlo sobre la mesita de noche.

Volvió al dormitorio con el medallón en la mano todo había ido bien pensó Alan, dejó el papelito en el bolsillo de su pantalón que colgaba del respaldo de una silla y se disponía a dejar el medallón en la mesita de noche, pero Sabrina encendió la luz inoportunamente y Alan tuvo que deshacerse del medallón apresurada mente, no podía arriesgarse a que la joven le encontrase con él en la mano.

Giró en redondo haciendo aspamientos, fingía que Sabrina le había asustado y al quedar unos segundos de espalda a la chica depositó el medallón sobre la cómoda que tenía a su derecha.

Todo fue rápido Sabrina no se percató de nada y entre risas debido a la situación Alan volvió a la cama y abrazó a la joven que le pedía a gritos que la volviese a hacer el amor.

El hombre correspondió a su deseo y se volvió a entregar a ella pero esta vez con un sentimiento muy fuerte de culpa.

El despertador con su cruel timbre sacó a Sabrina de los brazos de Alan, no le apetecía nada ir a trabajar deseaba quedarse allí, en la cama junto al hombre que amaba porque ahora si sabía que se había enamorado.

_ Buenos días perezoso_ Le dijo cariñosamente la muchacha_

_ ¿ Donde vas...?_ Le respondió él tirando de ella hacia la cama para impedir que se levantase_

_ No todos podemos vivir de rentas ¿ Sabes?_ Dijo Sabrina con una sonrisa en su cara que al hombre le parecía preciosa_

_ Ven aquí dame un beso.

_ Ni pensarlo si vuelvo a esa cama no me moveré en todo el día de ahí.

Sabrina se dirigía a la ducha, pero al pasar por delante de la cómoda pudo ver el medallón encima de la cómoda.

Le pareció extraño juraría que lo había dejado sobre la mesita de noche como siempre hacía.

Lo cogió y se giró hacia Alan como buscando una explicación.

Alan se percató de ello y antes que ella pudiese decirle nada reaccionó.

_ ¡ Ha si el medallón! te lo puse ahí, lo dejaste sobre el mármol del lavabo_ Alan intentó ser convincente_

_ ¡ Vaya ! juraría que lo dejé en la mesita , como cada noche.

_ Bueno recuerda que ayer estabas bajo mis encantos ¡ Nena!_ El hombre empezaba a ponerse nervioso, no pensó que la joven fuese tan metódica en sus actos_

_ ¡Si la verdad es que me cogiste por sorpresa y no supe reaccionar a tu embrujo!

_ ¡Bueno tampoco pusiste mucha resistencia jovencita!

_ Ja...ja...ja. Vamos espabila voy a llegar tarde._ Ahora la joven no sonreía del mismo modo_

Sabrina estaba desconcertada si de algo podía presumir era de buena memoria y estaba segura de que había dejado el medallón en la mesita de noche. Entonces ¿Como había aparecido encima de la cómoda? Además Alan había aceptado que lo había tocado, no quería pensarlo mucho pero algo no le cuadraba

 

El dolor de cabeza persistía estaba completamente aturdida, por un momento creyó que estaba soñando sintió como si tuviese una mordaza en la boca y sus manos y pies estaban atados.

Sabrina se asustó ¿Que demonios está pasando, donde estoy? Se preguntaba como había llegado allí. A medida que iba despertando del letargo en que se encontraba empezó a moverse y gesticular con la cara y la boca con la intención de deshacerse de la mordaza,solo podía producir gritos ahogados que nadie podía sentir.

Después de unos instantes alguien encendió una luz y dejó a la vista la peor pesadilla que Sabrina podría tener.

No estaba en su dormitorio, ni estaba soñando estaba en un cuarto donde olía a humedad y hacía frío estaba atada de pies y manos y amordazada.

Al instante entró un hombre de unos setenta años con un semblante muy serio, la cogió de un abrazó y la sentó en una silla.

_ ¡Hola Sabrina! siento mucho haber tenido que llegar a esto pero el imbécil de mi sobrino no ha sabido hacer su trabajo y tengo que ser yo quien lo finalice.

¡ Ho perdón! Soy Paolo Malone el tío de Alan.

¿A que es un encanto? Bueno pues yo no lo soy tanto a si que óyeme bien. Tú tienes algo que es mío, bueno no exactamente, digamos que tú tienes algo que me puede devolver algo que es mío y que tus padres me robaron hace tiempo. ¿Lo vas cogiendo?

Bien yo solo quiero lo que es mío, tú me lo das y en paz yo no estoy interesado en hacerte ningún daño.

Sabrina se revolvía en la silla no sabía de que demonios le estaba hablando ese hombre, ¿Que coño quería de ella que se suponía que tenía ella y que era de él?

_ Mira jovencita ahora te voy a quitar la mordaza de la boca y tu contestarás a lo que yo te pregunte ¿ Entendido?

Sabrina movió la cabeza a modo de afirmación.

_ A ver, solo tienes que decirme donde está la droga. Quizás tú no sepas exactamente donde está, pero si como llegar a ella.

Por lo tanto, yo te dejo la boca libre y tú me dices lo que sabes ¿De acuerdo jovencita?

El hombre le quitó el pañuelo que amordazaba a la joven, se retiró un par de pasos y la miró fijamente a los ojos.

La muchacha se sintió intimidada y asustada no entendía de que le estaba hablando aquel hombre que quería de ella, que era eso de que ella tenía droga que era suya.

Ella no tenía nada que ver con ese mundo y a santo de qué salían a relucir ahora sus padres. La joven no entendía nada y tenía mucho miedo.

_ Vamos dime ¿Que sabes?_ El hombre se estaba impacientando por segundos_

_ ¡Yo....no sé de qué me está hablando!_ Dijo Sabrina entre sollozos_

_ Mira la paciencia no es mi fuerte, por lo tanto no juegues conmigo niña.- Paolo Malone se paseaba de un lado a otro nervioso e impaciente. Quería acabar con aquello cuanto antes_

_ Es que yo no sé nada, no sé de qué me está hablando yo no tengo nada que ver con lo que hacían mis padres y....

_ Ya lo sé, pero tú tienes algo que me pertenece y lo quiero_ El hombre le gritó mientras la miraba con los ojos encendidos de rabia_

_ ¿Y se puede saber qué es?. Grito ella también presa de la desesperación_

El hombre le relató pacientemente lo sucedido años atrás, la muchacha lo escuchaba atónita,¡Claro que ella sabía el vinculo que tenían sus padres con las drogas!, pero ¿Que tenía que ver eso con ella?

_ Bueno jovencita ya lo sabes todo aunque creo que ya lo sabias_ Le dijo él ahora ya no tan convencido, ahora empezaba a dudar de que Sabrina supiese de lo que le estaba hablando, él era zorro viejo y la verdad era que no atisbó ni un mínimo detalle que le corroborase que la joven estuviese al corriente de lo que le estaba contando.

_Mira vamos ha hacerlo más fácil, recuerdas si tú padre ó tu madre puso algo en algún muñequito que siempre fuese contigo a todas partes?_ El hombre intentó calmarse, quizás así lograría hacer recordar a la muchacha_

_ ¿Que quiere decir?_ Pregunto Sabrina inocentemente y algo mas calmada_

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