Andrea

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Todo sucedió en cuestión de segundos, Alan que se encontraba indefenso agazapado tras un sillón salió inmediatamente de su escondite al ver aparecer a Sabrina, fue todo tan rápido que no estuvo a tiempo de proteger a la joven y corrió hacia ella al escuchar su grito de dolor.

Llegó a ella a tiempo de recogerla antes de que esta cayese al suelo. Alan la cogió en sus brazos y salió rápidamente del apartamento.

Sabrina se aferraba a él con el brazo herido rodeándole el cuello al hombre, él solo sabía repetir su nombre con ansia y desesperación como si se le fuese la vida.

- Sabrina, Sabrina.¡Dios mío !_ Alan sintió una punzada de dolor al ver a su amor como caía al suelo y sangraba_

- Estoy bien no sufras ha sido el susto mas que nada creo que solo me ha rozado.

- ¡ Dios mío ! Podía haberte matado. Si te llega ha…..

- Shhhh…._ Sabrina le hizo callar con un beso_ Ya está ya pasó todo amor mío.

- Perdóname Sabrina, dime que me has perdonado_ Le suplicaba él con miedo a perderla_

-Te amo, espero que eso te sirva.

- Yo siento tanto…..

- Alan ahora todo va a ser diferente, se acabó toda esa mierda que te ha rodeado durante tanto tiempo.

- Si mi amor, yo solo quiero estar contigo y amarte, deja que te ame ¿ vale?.

- Bueno quizás debas pasar primero un examen, para ver si estas cualificado_ Intentó ironizar ella para transmitirle calma al hombre_

- Déjate de bobadas, dime que me amas y que siempre vas ha estar a mi lado._ Suplicaba él_

- Claro que te amo, hace unos minutos creí que te había perdido y creí morir. Jamás vuelvas a asustarme así ¿ Me oyes?

Los jóvenes se besaron apasionadamente ausentes a las miradas de todos. Varios coches de policías se habían personado en el lugar.

El inspector Revs los observaba satisfecho de que todo hubiese salido bien.

- Siento interrumpir, pero deberíais acompañar a uno de mis hombres para prestar declaración. Os prometo que después podréis comenzar una nueva vida y os deseo de corazón que seáis muy felices._ Les dijo el inspector_

Los dos jóvenes se miraron y asintieron con la cabeza. Sabrina antes de entrar en el coche de policía se dirigió al inspector.

- Inspector, me debe una historia._ Le recordó ella al inspector para que recordase explicarle la historia de sus padres_

Alan dio la mano a Sabrina al salir del hospital donde curaron la leve herida que tenía la chica en el brazo.

- Escucha quiero que descanse hasta que la herida esté bien curada_ Le decía Alan preocupado por ella_

- ¡ Hooooo! Que pena yo que había planeado una tarde especial para ti y para mi._ Le dijo ella, de forma picará_

- Mi amor me muero por besarte y hacerte mía pero debes recuperarte y…..

- Si claro como no voy a descansar muchooooo,_ Seguía hablando ella con ironía y sonriendo.

Llegaron al piso de Sabrina y ella le pidió que preparase un par de Martini mientras ella iba a ponerse mas cómoda.

Él la miraba con deseo con la tranquilidad de tenerla a su lado

Y sonrió de felicidad, pensando que por fin iba a poder llevar una vida normal con la mujer que amaba. Entonces escuchó la voz de Sabrina que le llamaba desde el dormitorio.

- Alan cariño, ¿ Puedes ayudarme?

- Si mi amor ahora mismo voy_ Le dijo él muy solicito, pensó que la joven no podría desprenderse de la ropa, sintió una ola de deseo que le invadió el cuerpo_

El hombre abrió la puerta y se encontró a Sabrina completamente desnuda en la cama ardiente solicita y loca de amor por él. Alan se tomó su tiempo la miro varias veces la veía preciosa y era suya la amaba y ella le amaba, fue Sabrina quien le sacó del ensueño en que estaba metido.

- ¡Ven aquí bobo! Hazme tuya te deseo, quiero sentirte en mi.

Ahora si que Alan ya no pudo reprimir su deseo, se despojó de la ropa y se fue hacia la cama se sentó a horcajadas sobre ella y la besó en la boca con ansia con deseo. Sintió como su miembro se engrandecía y deseaba penetrarla pero aguantó, esperó para poder disfrutar de ella primero. Le besó los pechos primero con suavidad pero a medida que sentía la reacción de ella al endurecer sus pezones los mordisqueó y Sabrina exclamó un grito de gozo que hizo que el sintiese un desenfreno en su interior bajo su mano hasta la zona mas intima de ella y comprobó que estaba húmeda y ardiente, preparada para recibirle y así lo hizo poco a poco se fue introduciendo en ella y ella a su vez lo recibía con gran placer se movían al unísono una y otra vez hasta que sus respiraciones se hicieron agitadas y entrecortadas y estuvieron así hasta llegar a esa explosión de placer que es el clímax. Unieron sus cuerpos y con ello sus almas.

- ¿ Tú has sentido que perdías el mundo de vista?_ Le dijo Sabrina cuando se separaron y yacían uno al lado del otro. Ella no sabía explicar mejor lo que habías sentido al hacer el amor con él_

- Yo he tenido en todo momento mi mundo presente. Porque mi mundo eres tú.

 

Capitulo 1.

Lo tenía todo y todo le faltaba, hacía veintitrés años que estaba casada con Ferran y la rutina se había instalado en la pareja.

Las mañanas las ocupaba en el gimnasio o de compras, tenía los armarios repletos de ropa y complementos que la mitad no utilizaba ya que su vida social no era demasiado activa.

Hasta hacía poco aun se sentía útil pero desde que Malena se había ido a estudiar a París la casa se le caía encima, pasaba

muchas horas sola. Se miraba al espejo y todavía veía a una mujer guapa casi espectacular. Seguía manteniendo una talla cuarenta y su piel era generosa con ella, no tenía ninguna arruga que delatase sus cuarenta y cinco años.

El Ferran había sido el amor de su vida se conocieron en el instituto cuando ella se trasladó con sus padres a Barcelona. Venían de un pueblecito de la provincia de Lleida cercano al Pirineo. La ciudad la deslumbró, pero el su carácter extrovertido le fue de gran ayuda para hacer frente al cambio tan brusco que suponía el traslado de un pequeño pueblo a una gran ciudad como era Barcelona.

No le hizo falta mucho tiempo para hacer amigos y esa fue la tónica durante su vida. Tenia un don para tratar con la gente y después de enfrentarse con sus padres en una dura batalla consiguió su objetivo y acabó de azafata de vuelo de una famosa compañía aérea.

Ahora añoraba volar. cuando decidió dejar el trabajo lo hizo de gusto, se había enamorado como una boba de Ferran Sarda su antiguo compañero de instituto, después de encontrarse varias veces en vuelos diferentes con él. El joven era un importante ejecutivo de una de las empresas más fructíferas del país. Trabajaba para una de las firmas de moda de más expansión en aquellos momentos, de forma que los viajes de Ferran eran continuos.

Fue en el cuarto vuelo en el que coincidieron, cuando Ferran le pidió que cenasen juntos al llegar New York. Ella aceptó encantada ya que no volvía a volar hasta la noche siguiente. Pensó que eso sería mejor que no quedarse todo el día sola en una habitación de hotel. Además ya sentía mariposas revoloteando por su estomago cada vez que el hombre se le acercaba.

Después de pasar una agradable velada la joven decidió que deseaba hacer el amor con él. Se había enamorado perdidamente de aquel hombre y algo le decía que él estaba al menos muy interesado en ella.

Ahora habían pasado muchos años de aquello tenían una hija de veinte años que ya hacía su propia vida y el Ferran, con los años fue adquiriendo cada vez más responsabilidades en la empresa y eso los había distanciado.

Alma se sentía sola, muy sola había dejado de trabajar cuando esperaba a Malena y después cuando volvió no tardó mucho en volver a dejarlo. Añoraba mucho a su hijita y a su marido, no le compensaba sentirse útil de aquella forma. Malena crecía sin darse ni cuenta y decidió que no quería perderse la infancia de su hija.

Pero el tiempo pasó rápidamente y ahora su hija estaba en París y ella se encontraba muy sola en aquella gran casa.

Tomó la decisión de ir a un gimnasio, nunca había puesto los pies en uno pero hacía días que su amiga Marta le había pedido que la acompañase a mirar uno. Marta no llevaba bien el paso del tiempo con el paso de los años se había engordado escandalosamente.

Alma no tenía humor para hacer ejercicio, hacía un tiempo que sufría dolores de cabeza, no se lo había dicho a nadie, ella siempre había sido una mujer fuerte y ahora la vida la volvía a poner a prueba.

Hacía unos días que había ido a la visita del doctor Beltrán, primero suponeros que era cosa de la premenopausia , pero no tenía ningún síntoma que lo confirmase y por lo tanto al ver que los dolores de cabeza no cedían decidieron hacerle unas pruebas para mas tranquilidad.

Por primera vez Alma tuvo miedo, el Ferran estaba más distanciado que nunca de ella y Malena estaba en París con sus estudios, no quería dar pena no quería a nadie a su lado tan solo por lastima. A si que calló y no se lo dijo a nadie.

Cuando el doctor Beltrán le comunicó el fatal desenlace Alma se hundió pero tomó la decisión de pasarlo sola. No le quedaba más de un año de vida. El tumor avanzaba rápida y mortalmente y ella se sentía sola muy sola pero no lo diría a nadie lo decidió así y lo llevaría hasta el final de sus días. Por un momento había pensado en terminar en aquel mismo momento pero no tuvo suficiente valor y decidió vivir los últimos momentos de su vida disfrutando de todo lo que se le presentase por delante.

Por tanto cuando la Marta le pidió que fuese con ella a conocer el gimnasio, no le dijo que no. Tal vez a Marta sería la única a quien acabaría confesándole su gran tragedia.

- ¡ Por favor Alma! Hazlo por mi yo sola no me atrevo a hacerlo y la doctora me ha dicho que debo hacerlo si no quiero tener complicaciones. ¡Por favor Alma! ¡Por favor!

- Vale, vale. Iremos a ver algunos……¿O ya tienes alguno mirado?_ Le preguntó Alma a su amiga_

- Yo tenía pensado uno que he visto al final de la calle Ganduxer._ Le respondió Marta que ya tenía mirado y mas que mirado aquel gimnasio_

- ¡ Ah si ya se cual dices! ¿Tu crees que ese debe estar bien?

- Creo que si me han dicho que por poco dinero más tienes un entrenador personal.

- ¡ Huy que peligro! Dos mujeres solas con un mazizorro.

_ Bromeo Alma_

- ¡Solas no! Recuerda que estamos casadas.

- Casadas si pero solas, más solas que la una._ Sentenció Alma_

- ¡Oye guapa! Que el Ferran y el Daniel no se pasan el día fuera de casa por placer precisamente._ Le dijo Marta, queriendo disculpar las ausencias de sus maridos_

- Por el amor de Dios Marta no te engañes, para vivir no hace falta tanto, sería mejor disfrutar un poco mas de la compañía de los tuyos. Sabes la vida es muy corta para perderla en….. Es igual no me hagas caso._ Alma no quería arriesgarse a demostrarle a su amiga que algo serio le estaba pasando, pensó que no era el momento de preocuparla_

- ¡Coño Alma! Pero tú bien que no renuncias a tener buenos vestidos, buenos zapatos y buenas cremas. Una gran casa en la mejor zona de Barcelona etc…_ Le reprochaba Marta ante su queja del materialismo_

- Si, ya lo se pero, te puedo asegurar que no me haría falta todo eso si pudiese disfrutar un poquito mas de mi marido. Lo extraño mucho, a veces pienso que ya no me ama.

- ¡ No digas bobadas! El Ferran te adora.

- No sé, creo que ya no hay amor, hace semanas que no tenemos relaciones. A veces creo que tiene una amante jovencita en algún lado, no lo quiero pensar seriamente solo lo sospecho pero no quiero creerlo ni siquiera saberlo. No se que haría no se lo podría perdonar, pero que mas da seguramente no estaría a tiempo.

- ¿ Qué quieres decir?_ Preguntó Marta que no comprendía el significado de lo que decía su amiga Alma_

- Nada ya te he dicho antes que no me hagas caso, tengo dolor de cabeza y creo que me hace decir tonterías.

- Si creo que si.¡Venga vamos y deja de decir bobadas!_ Marta estaba completamente ignorante a lo que le sucedía a su amiga pensó que simplemente tenía un mal día_

As dos mujeres llegaron al gimnasio dispuestas a ver las salas de trabajo. Una joven muy atractiva de unos veinte pocos años las recibió con una amplia sonrisa.

- Buenos días señoras ¿En que las puedo ayudar?

- Si, buenos días, quisiéramos inscribirnos pero antes nos gustaría ver el equipamiento y que nos hablasen un poquito del tipo de ejercicios que practican aquí.

- Bueno pues si son tan amables de esperar un momento, mi compañero Joel las acompañará y les dará todas les explicaciones que ustedes necesiten.

- Gracias es usted muy amable esperaremos aquí._ Contestó Marta a la muchacha_

La joven salió del mostrador y fue directa al interior de una gran sala . La chica iba equipada con ropa deportiva parecía una monitora de aeróbic. Lucía su culo bien formado y respingón dentro de unas mallas de color naranja, moviendo las caderas como si fuese bailando.

Les dos mujeres se la quedaron mirando.

- Caramba parece ser que necesita que todo el mundo se entere de que tiene culo. Bueno lo cierto es que tiene un cuerpo precioso._ La alabó Alma_

- Si claro ya me gustaría a mi verla con veinte años más y un par de partos ¡ No te jode! _ Protestó Marta que parecía enfadarle mucho que su amiga alabase a la muchacha_

- ¡Marta hija….como eres!

- Pero si es verdad. Tu estas mucho mejor que esa esmirriada.

- ¡Anda va! deja de decir burradas.

- Por que tu no quieres, pero mas de uno haría virguerías contigo._ Marta siempre pensó que Alma era una mujer muy bella la admiraba y aunque pareciese mentira jamás sintió celos o envidia de ella_

- ¡Marta por favor!

- Ya no te acuerdas el otro día cuando fuimos ha hacer un café al Canaletas?. Aquel tío tan guapo que no te quitaba los ojos de encima. ¡ Ha sí ! o el otro día en el banco. Aquel otro tío que entró y la cajera tuvo que avisarle tres veces porque se había quedado embobado mirándote.

- Marta ves fantasmas donde no los hay._Reprendió Alma a su amiga, ella jamás prestaba atención a si la miraban o la dejaban de mirar, siempre era Marta quien la ponía en sobre aviso y en muchas ocasiones la hacía sentirse incomoda_

- Si si, ya veremos lo que tardas aquí en embobar a alguno._ Terminó diciendo Marta_

No habían pasado más de cinco minutos, cuando la chica que las había recibido volvió acompañada de un hombre.

Era guapísimo, de un metro ochenta y cinco o noventa, con un cuerpo de escándalo. Tenía los músculos necesarios, no era uno de aquellos hombres que todo son musculitos que incluso producen cierta repugnancia. ¡ No él tenía los precisos para ser estupendo! Su cara era angulosa y bien proporcionada tenía los ojos de un verde oscuro brillante, sus labios eran carnosos en una boca amplia y con una sonrisa maravillosa que dejaba al descubierto una dentadura perfecta.

No era posible que aquel hombre fuese de verdad.

El hombre se acercó a las mujeres y les tendió la mano primero a Marta y se presentó.

- Mucho gusto señoras. Jo soy Joel y estoy a su servicio.

Marta lo miraba embobada, mientras le daba la mano y le sonreía tontamente.

- Mucho gusto Joel yo soy Marta._ Consiguió decir la mujer_

Seguidamente y recreándose en el cuerpo y la cara de Alma. El hombre le tendió la mano.

Ella hizo lo propio y correspondió al gesto.

- Buenos días soy la señora Sardá.

Marta la miró de reojo, no entendía tanta formalidad por parte de su amiga.

El hombre sintió curiosidad por ella, quizás precisamente por que ella le había dejado claro que no quería confianzas.

- Está bien señoras si son tan amables de seguirme. Les mostraré nuestras instalaciones._ El hombre sonrió y miro de soslayo a Alma con una mirada que ella entendió rápidamente. Aquel hombre le traería problemas pero quizás no estaría mal tener ese tipo de problemas por una vez en su vida_

En primer lugar fueron a ver la parte de los vestidores. Estaba claro que aquel era un gimnasio exquisito. Las taquillas todas de madera eren amplias, el suelo del vestuario era de parquet. Había una pequeña sala de relax con sofás y una maquina de café y bebidas refrescantes e isotónicas. Las duchas eren individuales y cerradas, con agua a presión e hidromasaje. En la sala del al lado había toda una serie de camillas preparadas para recibir masajes.

Des de aquella sala podían acceder a una gran piscina cubierta y climatizada.

Todo el camino por las diferentes instalaciones estuvo amenizado por una amplia explicación de Joel.

Alma siempre iba dos pasos por detrás del Joel y la Marta.

Aunque Joel intentaba que Alma se pusiese a línea con ellos, ella volvía a quedar por detrás de ellos tan pronto como le era

posible.

Llegaron a una gran sala donde había toda clase de aparatos destinados a ejercitar el cuerpo. Al llegar aquí, Joel se paró y les pidió una explicación.

- Bueno ahora que han visto todo el equipamiento del que disponemos, me podrían decir el motivo y la finalidad de querer asistir al gimnasio?

- Por mi parte es por prescripción medica. Tengo que perder peso.

Joel esperaba a que Alma dijese alguna cosa y la miraba desafiante.

- ¿ Y usted señora Sardá?

- Bueno yo.…_ Alma se sintió intimidada por la mirada del hombre, no sabía por qué pero no sabía controlar lo que el hombre provocaba en ella_

- Está claro que ella no lo necesita, pero viene a.…_ Alma la corto no necesitaba que Marta la pusiese en evidencia en ese momento ya se sentía lo suficientemente violenta_

- ¡Marta....por favor!

- No, se moleste su amiga tiene mucha razón no parece que usted necesite perder peso está esplendida. Pero….el ejercicio no hace daño a nadie ¿No cree, señora Sardá?

A Alma le parecía que el hombre decía su apellido de forma desafiante como dándole a entender que era una estirada que no quería decirle su nombre. Y ciertamente causó el efecto esperado por Joel, Alma habló secamente, pero con cierto punto de vergüenza.

- Por favor llámeme Alma es mi nombre._ Le dijo ella tímidamente.

- Realmente tenía que ser este nombre, le queda perfecto.

- ¡ Perdón!_ A Alma le pareció que no había sido buena idea darle al hombre aquella confianza, pues quizás él confundió las intenciones de ella_

- No se moleste, quería deciros que tiene usted una mujer con carisma y su nombre no podía ser menos ¡ Alma!_ El hombre pronunció su nombre como en un suspiro!

Marta que había notado una cierta tensión entre ellos, decidió que fuesen a recepción para rellenar las fichas de admisión al gimnasio.

- Pues si ya esta todo visto podríamos ir a inscribirnos_ Sentenció Alma algo inquieta y con ganas de salir de allí lo antes posible_

- Si está bien. Mucho gusto en conocerlas y tenerlas con nosotros, espero que todo haya sido de su agrado. Hasta pronto mi compañera seguirá atendiéndolas yo si me disculpan tengo trabajo que hacer.

El hombre se fue hacia la sala de gimnasio, no sin mirar primero a Alma y guiñarle un ojo a la vez que le dedicaba una sonrisa .

Marta que se percató, no dijo nada a su amiga, la conocía y sabía que si comenzaba a cincharla, Alma saldría del gimnasio y no volvería a entrar nunca más.

Capitulo 2.

Malena era feliz a París, había hecho una visita al taller donde Coco Chanel había hecho sus mejores creaciones. Estaba enloquecida, lo preguntaba todo y quería saberlo todo.

La visita guiada la había llevado a tiempos pasados cuando la gran diseñadora estaba en pleno éxito social y comercial. La chica envidiaba todo aquel talento, aunque ella sabía que disponía de un talento innato para la moda.

Cuando ya era una nena pasaba tardes enteras haciendo vestidos para sus muñecas.

Si alguien le preguntaba que deseaba para su cumpleaños. Malena siempre pedía que le regalasen retales de ropa cuantos más mejor. Un año sus padres le compraron para reyes un gran costurero, lleno de todo aquello que una gran modista pudiese necesitar.

También un gran bloc de dibujo y todos los colores para que pudiese diseñar sus modelos.

Ahora en París era realmente feliz asistía a una prestigiosa academia de confección mientras, seguía dibujando sus creaciones.

Hablaba tres o cuatro veces por semana con su madre.

Alma era feliz al ver el entusiasmo de su hija.

Una vez cada dos meses iba a París a verla y pasaba un día o dos con ella. La joven tenía alquilado un pisito a medias con dos chicas, una era Elia amiga suya desde que iban a la guardería, y la otra era una chica de Girona que se conocieron por Internet cuando decidieron compartir piso.

Elia estudiaba historia del arte, y la Merçe estudiaba interiorismo.

Se entendían muy bien, eren unas chicas responsables y con unos objetivos muy claros. Por eso Alma se sentía bastante tranquila.

Realmente Alma sentía que todo el mundo a su alrededor tenía muy claro lo que hacían y lo que querían. Su hija Malena hacía lo que había sido su sueño desde niña, Ferran su marido disfrutaba con su trabajo, por mucho que él dijese que estaba agotado, lo cierto es que jamás se había propuesto cambiar de empleo. Incluso Marta su amiga estaba encantada cuidando de sus dos hijos y de Dani su marido al que veía de tanto en tanto. Era un prestigioso ingeniero y viajaba por todo el mundo poniendo en marcha diferentes proyectos.

Pero ella no era feliz, se sentía sola, ociosa y a veces deseaba poder vivir una buena aventura pero nunca sospechó que sería una aventura tan dura y cruel como la que le esperaba. Su vida era triste sin ninguna ilusión ni motivación. Amaba al su marido, pero sabía que ya no estaba enamorada de él. El fuego se había apagado y no tenía nada claro que él tuviese ganas de reavivarlo.

Se había planteado separarse varias veces, pero era consciente que ahora no podría volver a su trabajo y que no sería nada fácil encontrar otro empleo. Por otra parte no quería ser la típica mujer que se separa y le saca los ojos al exmarido para sobrevivir sin dar ni golpe.

Se había acomodado, lo sabía pero no sabía como acabar con aquella situación, todo eso lo pensaba antes de saber que su final estaba próximo.

Cuando volvió a casa, después de venir del gimnasio se paró a pensar en aquel hombre descarado que la había repasado de arriba a bajo.

No lo quería reconocer pero hacía tiempo que no sentía aquel nudo en el estomago. Era una sensación entre el gusto y el miedo.

Tal vez aquel hombre le había gustado más de lo que ella quería reconocer y entonces pensó " Vaya momento para ir a fijarse en nadie"

Que le diría : ¡Soy la pareja perfecta, disfrutarás de mi y nunca seré una carga para ti, porque de aquí a poco tiempo me moriré!

Pero que burrada ese chico era mas joven que ella, no era el típico jovencito pero era bastante mas joven que ella estaba claro.

Seguramente lo que hizo el hombre fue coquetear con ella tan solo para conseguir captarlas como clientas.

Y una parte de ella le decía: ¿Si tienes que continuar hasta el final por qué no disfrutar de todo lo que se te ponga por delante?

Alma se preparaba una ensalada para comer cuando le sonó el móvil.

- ¡Hola cariño! ¿ Donde estas, cuando regresas?_ Preguntó Alma a su marido_

- ¡Hola nena! Estoy en New York, mañana creo que ya estaré allí.¿Quieres que vayamos a pasar unos días a París a ver a la nena?

- ¿ De verdad, quieres que vayamos juntos a París?_ A Alma le hizo ilusión la propuesta de su marido, pensó que tal vez aun tendrían alguna oportunidad de salvar su matrimonio_

- Pues claro mujer ¿No te lo estoy pidiendo?_Le contestó él sin mas florituras_

- Ferran ¿ Aun me amas?_ Le preguntó la mujer_

- ¿ Alma et pasa alguna cosa, estás bien reina?

- Si si, no me hagas caso._ Dijo ella avergonzada_

- Te quiero, se que estás muy sola pero ya sabes.....

- Déjalo estar Ferran, cuando llegues llámame ¿Vale?

- Si claro, Alma lo siento te tengo que dejar, ya te llamaré.

- Adiós_ Se despidió ella sin más_

Una vez más la volvía a dejar con la palabra en la boca.¡ Estaba tan harta de aquel puñetero trabajo que le tenía todo el tiempo absorbido!

Cuando sintió su voz, pensó que tal vez era muy egoísta de su parte no decirle nada de su enfermedad a su marido y que pronto la perdería. Pero sus pensamientos y sentimientos eran contradictorios si Ferran pasaba tanto de ella para que decirle nada y si aun la amaba para que hacerle sufrir.

Capitulo 3.

Marta llegó a casa de Alma con su flamante chándal nuevo. La verdad es que había sido bastante discreta escogiéndolo de color negro y sin florituras. Pero Alma no estaba dispuesta a pasearse por toda Barcelona vestida en chándal.

Cuando Alma abrió la puerta, Marta se la quedó mirando extrañada de no verla vestida para la ocasión. Alma llevaba un tejano y una camiseta que estilizaba su figura. Tenía unos pechos firmes y una bonita silueta con unas largas piernas. Se había recogido su cabello rubio en una simple cola de caballo dejando unas pequeñas mechas que le salían a la altura del flequillo.

Con la cara descubierta y aquella ropa parecía una treintañera su piel no conocía las arrugas y en sus ojos de color turquesa, solo llevaba un poquito de mascara de ojos.

Un toque de brillo en sus labios bien definidos y moldeados. Era bonita por si sola no le hacía falta ningún maquillaje.

Marta pensó que Alma se había echado para atrás en lo de acompañarla a hacer clases al gimnasio.

- ¿Que, ya te has rajado no?_ Dijo Marta a su amiga con tono de enfado_

- ¡Pero que dices! Va espabila que llegaremos tarde el primer día.

- ¿No pensarás ir de esta forma vestida?_ Volvió a protestar Marta_

- ¿ Que te pasa ahora?

- ¿Como piensas hacer gimnasia sin un chándal?

- ¡Ostia Marta, como eres ! Lo llevo en la bolsa._ Le dijo Alma estirando de ella para salir de casa de una vez_

- ¡ Ha! pensaba que lo llevarías puesto.

- A nadie le importa si voy al gimnasio o no ¿ No crees?_ Contestó Alma esperando zanjar el tema_

- Bien yo.…_ Marta se sintió mal y en parte ridícula al verse vestida así_

-Va vámonos ya.

Las dos mujeres fueron a pie hasta el gimnasio, no lo tenían demasiado lejos, a unos diez minutos a pie como mucho.

Al llegar Alma fue directa a los vestidores, mientras se cambiaba, Marta estaba sentada en unos de los sofás de la salita contigua. No tuvo que esperar demasiado en poco mas de cinco minutos Alma estaba a su lado. Llevaba unas mallas de color gris oscuro y una camiseta gris claro, bastante amplia y larga.

- ¡joder! No llevas chándal_ Dijo Marta sorprendida_

- No, me siento mas cómoda así. ¿Es que me queda mal?

- No no, es que me siento un poco ridícula.

- Va Marta no seas exagerada, mira pienso que hasta que no hayas perdido unos kilitos será mejor que lleves el chándal

después ya verás como te animas y cambias tu misma de vestuario. ¡Va mujer no te desanimes!

Alma le dio un beso a su amiga y las dos se presentaron en la sala de aparatos.

Enseguida Joel las vio entrar y se acercó a ellas.

_ Buenos días señoras, primero que todo haremos unos estiramientos, mi compañera Gemma las acompañará y ustedes tan solo deberán seguirla. ¿De acuerdo? Después pasaremos a la cinta de caminar y a las bicicletas.

Para ser el primer día creo que será suficiente, mañana les dolerá todo el cuerpo, pero pasado mañana volverán a estar aquí y será mucho mas facil ¡Se lo prometo! Bueno pues hasta de aquí un ratito._ El hombre se despidió con un leve saludo de cabeza y pronunciando sus nombres_ Marta, Alma.

No sabía si era cosa suya pero a Alma le pareció que al decir su nombre lo hizo como si flotase en él, dulce y suavemente.

La clase fue agotadora, sobre todo para Marta que le pesaban los kilos que tenía de más. Alma lo llevaba bastante bien, había cogido el bañador para darse una zambullida en la piscina al terminar la clase pero le pareció que había demasiada gente y la verdad no le apetecía nada tener que conversar con nadie y menos aun encontrase a algún conocido y tener que hacer el papelón, ella iba allí a relajarse. A si que se ducharon y se marcharon para casa.

Durante el camino hablaron de como había ido la clase.

- ¡Ostias tú, estoy hecha polvo! ¿No te duele todo?_ Se quejaba Marta_

Lo cierto era que Alma estaba bastante bien si no fuese por el pequeño dolor de cabeza que sentía, pero no quiso hacer sentirse mal a su amiga.

- ¡Ya lo creo! ya verás después. Cuando llegues a casa hazte un poquito de agua con limón y azúcar, va muy bien para las agujetas.

- Si y estirarme en la cama también me iría bien ¡ No te jode!

- ¡ No hables mal Marta, una señora como tú!_ Alma reprendió en tono jocoso a su amiga_ Comete una buena ensalada y pez o carne a la plancha. Si no haces dieta no te servirá de nada tanto esfuerzo,¿ Me oyes?

- Que si pesada tengo la dieta que me puso la doctora.

- Si pero se trata de que la lleves a la practica, no solo de que te la mires._ Volvió a reprenderla Alma, pues sabía de la poca voluntad que tenía su amiga_

- ¡Vale mami, me portaré bien._ Le contestó Marta riéndose del trato que le dispensaba su amiga Alma_

- ¡ Mira que eres payasa!_Dijo Alma intentando mostrar alegría a pesar del dolor que sentía-

Parecía que los días pasaban mas rápido, había estado una buena idea el apuntarse al gimnasio. Después de dos semanas, se sentía mas optimista tal vez el distraerse la mantenía ocupada para no pensar en el fin. Incluso el hecho de que Ferran anulase su escapada a París (por no sabía que puñetero motivo) no le molestó tanto, pues la verdad es que ya no le hacía ni caso a las excuses que él le daba. Fue cuando Alma se dio cuenta de que alguna cosa estaba cambiando en ella.

Aquel día Marta la llamó a primera hora de la mañana.

- Alma, buenos días, escucha que no puedo ir al gimnasio, el padre de Dani ha muerto esta noche pasada tenemos un buen lío. Ya sabes que es hijo único y...

- ¡ Ho Dios mío! Ahora mismo voy para allá.

- No hace falta de verdad, Dani está aquí no había salido todavía, ves al gimnasio y si quieres a la tarde puedes venir que ya estaremos en casa._ Marta veía innecesario que su amiga cambiase de planes ellos tenían cosas por hacer, colocar a los niños preparar el sepelio, ella y Dani lo arreglarían todo_

- Da un beso a Dani de mi parte, después iré ¿De acuerdo?

- Gracias reina, hasta luego.

Alma se sentía apenada por sus amigos, el señor Ricard era un hombre encantador le había visto en varias ocasiones i él siempre le hacía alguna broma. Le decía lo bonita que era y que era una pena que él no fuese más joven, porque así Ferran se iba a enterar de la mujer que tenía. Era viudo hacía dieciocho años y últimamente no se encontraba demasiado bien, hasta que le diagnosticaron un cáncer de colon que ya tenía bastante avanzado.

El primer pensamiento de Alma fue que el próximo duelo sería el de ella, Alma va movió la cabeza como para echar fuera aquellos pensamientos de su cabeza.

Por un momento tuvo la tentación de no ir al gimnasio, pero sabía que en casa aun sería peor, a si que se preparó y se se fue.

No estuvo demasiado tiempo, aquel chico no estaba en el gimnasio Y se puso de mal humor, Alma se dio cuenta de cambio de humor y se preguntaba por qué aquel cambio. No necesitó mucho para saber que se debía a no haber visto a Joel.

Al volver del gimnasio el Ferran estaba en casa. Había vuelto de un viaje y tenía tres días libres. Ya lo tenía todo planeado, se irían a París a ver a Malena.

Alma vio el coche aparcado al garaje de la casa. Su marido la esperaba acabado de duchar y llevaba puesto el albornoz.

- ¿Ferran estas aquí ?_Llamó Alma a su marido_

- ¡Hola reina! Ven dame un beso.

Alma se acercó a su marido y lo abrazó como si se tratase de cumplir un contrato. De pronto se encontró haciendo el amor con él. Pero ella sentía que él ya no la miraba con deseo, era como si fuese un acto automático y ella sin querer se encontró abrazando al Joel.

Fue rápido como si ya hubiésemos cumplido y ahora ya podemos seguir con nuestras vidas. Poco se pensaba que su marido ya tenía organizados los próximos días.

- Alma reina mañana vamos a París, a ver la nena, ya la he llamado y le he dicho…….

- ¡Espera ,espera acabas de llegar y me dices que nos vamos a París mañana!

- Bueno como que lo tuvimos que aplazar yo he pensado que.…_Ferran no entendía la actitud de su mujer, nunca se había revelado a él_

- No, no lo tuvimos que aplazar lo aplazaste tú y tu puñetero trabajo.

- ¿Qué coño te pasa? ¿No quieres ir a ver a tu hija?_ Ferran gritaba exaltado_

- Si ,si quiero ir pero no cuando tu lo decidas ¿Yo no pinto nada, yo no tengo nada que decir? Te piensas que puedes gobernar mi vida y voltearla cuando tu quieras?

- ¡Pero que coño dices! ¿Y que puñetas tienes tu que hacer que sea tan urgente o importante ?_ Seguía gritando Ferran_

- El señor Ricard a muerto y mi amiga me necesita, quizás más que tú.

- ¡ Joder Alma! ¿Quién es el señor Ricard?

- Ves, vives en babia en tu mundo, es el padre del Dani.

- ¡Ostias ha muerto!_ Por un momento el hombre bajo el tono de voz y ahora fue Alma quien le grito con rabia_

- ¡No te lo acabo de decir!

- Bueno, pero yo ya tenía reservado el vuelo y....

- Pues mira vete tú, total ¿No es lo que mejor sabes hacer?

- Te recuerdo que gracias a mis viajes y horas de trabajo tu vives en esta casa y tienes todo lo que quieres y…._ Ferran volvió a gritar y Alma le contestó en el mismo tono_

- No, no tengo lo que quiero o mejor dicho lo que quería y ahora ya no podré tener ¡ Lo oyes….. ya no podré.

- Mira, no quiero discutir más, si quieres ir de entierro antes que ir a ver a tu hija pues ves.

Ferran se vestía mientras seguía hablando, metió cuatro piezas de ropa en una pequeña maleta y salió de casa dando un fuerte portazo.

Alma se quedó allí sentada sobre la cama, no lloraba ya había llorado bastante y durante suficiente tiempo. No volvería a llorar por él pero si que lloró por ella misma.

Recogió la ropa que había dejado tirada Ferran cuando se había duchado y toda la que traía del último viaje. Alma recogió unos pantalones del suelo y una camisa, lo llevó a la lavadora. Después cogió la americana que su marido había dejado colgada en una silla. Al tenerla en sus manos notó que pesaba un poco y colgaba de una de las bandas, metió la mano en el bolsillo y encontró el móvil de su marido.

Miro el aparato durante un buen rato hasta que se decidió a abrirlo. Las últimas llamadas parecieron ante ella. La llamada a su hija Malena, al aeropuerto, a ella misma y un número que se repetía muchas veces. Instintivamente llamó y esperó a que contestasen. Una voz de mujer le respondió.

- ¡Hola otra vez cariño!¿Ya me añoras?

Alma no dijo nada, esperó y la voz volvió a sonar.

- ¿Ferran amor, no me oyes? Quizás no tienes cobertura yo no te escucho, si me oyes hasta de aquí a cinco días amor mío. Me muero por volver a amarte. ¿ Ferran me oyes? Bueno ya veo que no pues un besito amor.

Alma no se lo podía creer siempre había sospechado pero jamás lo quiso saber y ahora de la manera más tonta se había enterado que su vida era una farsa. Le asaltaron un montón de preguntes .

¿Cuánto hacía que duraba aquello? ¿Quien era aquella mujer? ¿Era solo ella o había otras?

Y en medio de todo aquello se dio cuenta que no le dolía tanto como pensaba que le debería de doler.

Cogió la bolsa de deporte y se volvió al gimnasio. Necesitaba relajarse y sacar la furia que llevaba dentro.

Cuando llegó, hizo unos cuantos estiramientos, lo hacía con energía casi con rabia. Joel la miraba desde lejos, enseguida vio que alguna cosa le pasaba a la mujer.

Su cara reflejaba angustia, tristeza, rabia y miedo. Era una mezcla de sentimientos que Alma estaba guardando dentro.

La mujer se sintió observada y levantó la mirada. Allí estaba él la miraba de vez en cuando de reojo, él no se atrevía a acercarse estaba seguro que ella querría estar sola.

Pero sabía que debía decirle alguna cosa, era su entrenador personal y no podía dar la sensación de que pasaba de ella.

Joel se acercó y saludó a Alma preguntando por Marta.

- ¡ Ey Alma! Hoy viene sola.

- Hola Joel buenas tardes, si la Marta no ha venido hoy, su suegro ha muerto esta pasada noche.

- ¡Vaya como lo siento! Por favor déle mis condolencias y….. _ Alma lo cortó bruscamente_

- Por favor Joel, no quiero parecer mal educada pero quisiera estar sola.

- Si claro perdón, discúlpeme yo tan solo….. _ Joel se sintió violento, solo quería consolarla en la medida de lo posible_

- Perdón, perdón. Lo siento pero hoy no tengo un buen día, necesito descargar la mala leche que llevo encima.

- Pues ves a ..... Perdón vaya a dar unos cuantos golpes al saco de boxeo. Va bien y lo que tiene de bueno es que él no se queja nunca y lo más importante tampoco devuelve los golpes.

Al final consiguió hacerla reír. Joel estuvo satisfecho de ver la sonrisa de la mujer.

- Lo siento mucho, puedes llamarme Alma me parece que he estado un poco estirada contigo desde el principio._ Dijo ella a modo de disculpa_

- No te preocupes, todos tenemos un mal día.

- Bueno voy para allá a desahogarme, gracias.

Se miraron a los ojos y los dos sintieron una atracción mutua que los impedía dejar de mirarse.

Fue la llegada de un cliente preguntando por las duchas lo que deshizo el encanto que los envolvía.

Alma salió casi se podría decir corriendo hacia la zona donde estaba el saco de boxeo. Joel la siguió con la mirada y estuvo un rato contemplando como la mujer golpeaba el saco con mas rabia que fuerza.

Cuando se sintió agotada y el sudor se le volvió frío, se paró decidió ir ha hacer unos largos a la piscina. En aquel momento le importaba poco si había mucha o poca gente deseaba relajarse y sabía que nadando lo conseguiría.

Fue hacia los vestidores y se cambio, se puso un traje de baño de color negro que estilizaba y remarcaba su esplendida figura. Se cubrió con el albornoz y cogió una toalla.

La piscina no estaba vacía pero tampoco había muchas personas.

Dos chicas jóvenes y tres hombres uno era un señor de unos setenta años y dos de mediana edad.

Los hombres mas jóvenes se la quedaron mirando, Alma dejó la toalla sobre uno de los bancos, se desprendió del albornoz y lo dejó junto a la toalla. Sin mirar nada ni a nadie se lanzó a la piscina y comenzó a nadar, casi perdió la noción del tiempo. Hacía bastante rato que nadaba, los clientes que había en la piscina cuando llegó ya se habían ido y ahora tan solo estaba ella.

Capitulo 4.

Se acercó hasta uno de los bordes de la piscina y sacó la cabeza. Fue entonces cuando se percató de que estaba sola, estaba algo cansada pero se resistía a salir del agua.

¿Que se suponía que tenía que hacer ir a casa llorando y pedirle a Ferran que no la abandonase porque se estaba muriendo, pasarse la tarde llorando hasta quedar agotada?

No ,no quería hacer nada de eso. Y no se lo podía contar a Marta. Ella en aquellos momentos no estaba para escuchar sus problemas, la pobre bastante tenía en consolar a su marido y a sus hijos. Su marido Dani quería a su padre con locura y llevaba tiempo viéndole luchar contra aquel maldito cáncer. Primero fue la muerte de la su madre, su padre la adoraba y cuando murió, el hombre lo pasó muy mal, ahora que hacía unos años que parecía que volvía a vivir un poquito ¡Justo ahora el maldito cáncer, no era justo! Y Alma enseguida pensó ¿Y lo suyo? ¿ Era justo? La vida era una mierda nunca puedes saber que te espera de un momento a otro.

Alma pensaba y se preguntaba ¿Pero para quien era justa la vida? Todos nos quejamos de alguna cosa que nos pueda pasar, nunca estamos contentos. No podía preocupar ahora a su amiga y mucho menos a su hija, eso lo debía pasar ella sola, por lo menos de momento.

Cuando todo volviese a estar mas tranquilo en la vida de la Marta ya le explicaría lo del Ferran y tal vez también la prepararía para su despedida. Sabía que la Marta le diría que fuese a otro medico, que buscase una segunda opinión, Alma tendría que ser directa y decirle que no tenía solución. El doctor Beltrán le dijo que no se podía operar, simplemente no tenía solución.

Alma hizo unos cuantos largos más en la piscina. Después de salir del agua se puso el albornoz y se secó el cabello con la toalla y fue caminando hacia los vestidores.

Iba bien distraída dándole vueltas al hecho de que el cabrón del Ferran se la estuviese pegando con otra.

Puso la mano en el tirador de la puerta de los vestidores y la puerta se abrió sin ella girar el pomo, la puerta se abrió y ella dio un grito. Se dio un buen susto, no esperaba a nadie en el otro lado de la puerta. Al abrir apareció Joel que al sentirla gritar también, Alma se desequilibró, y cayó sobre el hombre, él respondió con unos grandes reflejos y la cogió antes que ella cayese hacia delante.

Alma se sintió entre los brazos de aquel hombre y su cuerpo tiritaba como una hoja. Se incorporó y su cara quedó frente a la del hombre, tan cerca que podía sentir la respiración de él.

No había escapatoria, él sabía que la besaría y ella sabía que no lo impediría.

Sus labios se encontraron y suave y dulcemente se exploraron una y otra vez, cada vez con más fuerza y más deseo.

Después de un tiempo, el hombre se separó de ella nervioso como un adolescente que acaba de robar su primer beso.

- ¡ Dios mío! Lo siento, yo no se.…_ El hombre intentaba disculparse_

- Si yo también lo siento no sé que me ha pasado yo....

Per un momento Joel se sintió más valiente e hizo frente a sus sentimientos.

- Bueno la verdad es que yo no lo lamento. Desde que te vi por primera vez me moría por hacer lo que he hecho. Ahora no te pienses que hago eso cada vez que veo una mujer bonita, es que tu....

- He de marchar, adiós._ Alma se sentía ruborizada y le era imposible alargar más aquella situación_

El no intentó detenerla, sabía que era mejor dejar que pasase un tiempo. Ahora ya la había probado, él sabía que sería suya. Aquella mujer le gustaba y mucho.

Alma llegó a casa con la sensación de que había cometido un delito. Jamás había traicionado a su marido.

Pero este sentimiento le desapareció rápidamente al llegar al dormitorio y ver los armarios y los cajones vacíos.

Ferran se había llevado sus cosas, Alma se quedó mirando los muebles, de forma extraña por un momento le pareció que aquella no era su casa ni su dormitorio.

Todo aquello no podía estar pasando.

Fue poco a poco hacia la cocina pero al pasar por el salón pudo ver un folio sobre la mesa, se acercó y lo cogió.

Era una nota de Ferran, no sabía si leerla, tenía miedo. Pero inmediatamente pensó " Miedo, ¿de que? " si ella ya sabía que la había abandonado.

La nota era corta, incluso fría para después de tantos años de convivencia.

_ Me he vuelto a enamorar, ya no te amo lo siento, ya hablaremos.

Se quedó helada, entonces no era una aventura amaba a aquella mujer y a ella simplemente la dejaba como quien deja unos zapatos muy usados y han dejado de gustarte.

Alma se sentó sobre el sofá y lloró desconsoladamente durante un buen rato. El timbre del teléfono la devolvió a la realidad.

- Dígame _ Contestó limpiándose las lagrimas con la palma de la mano_

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