Amnesia

Amnesia


Cuarta parte » Capítulo 35

Página 43 de 45

35. SOLEDAD

El sheriff llegó a la oficina media hora más tarde, no se había dado cuenta de que tenía una mancha de sangre en el puño de su camisa blanca. Se quitó la chaqueta y llamó a uno de sus ayudantes.

—¿Qué necesita? —le preguntó el policía después de entrar en el despacho.

—¿Han llegado una niña y una chica de Canadá? La policía tenía que enviarlas de inmediato.

—Sí, están en una de las salas de interrogatorio. No quisimos encerrarlas en una celda. Eran unas pobres víctimas.

—Haz el papeleo y suelta a la chica.

—Pero señor, tendremos que interrogarla y…

—¿Estás sordo? He dicho que la sueltes, después tráeme a la niña.

El policía salió del despacho y unos minutos más tarde dejaron a la joven salir y le llevaron a la niña.

La chica miró a un lado y al otro de la oficina del sheriff temerosa. No entendía por qué la dejaban allí en mitad de la calle, mientras comenzaba a oscurecer. Comenzó a caminar desorientada hasta que vio que un cartel indicaba Canadá. Se animó un poco, si regresaba a Canadá al menos podría intentar regresar a su ciudad y rehacer su vida. Cruzó los brazos para intentar atrapar el poco calor que desprendía su cuerpo, estaba congelada. No sabía cuánto tiempo tendría que caminar antes de llegar a la frontera ni cómo la cruzaría, pero estaba dispuesta a intentarlo. Escuchó un coche a su espalda con los faros encendidos y se apartó a un lado. La furgoneta la rebasó, pero paró a los pocos metros. La chica se quedó parada observando, dos tipos salieron del vehículo y corrieron hacia ella, cuando intentó reaccionar ya era demasiado tarde. La introdujeron a la fuerza y desaparecieron en mitad de la noche.

El sheriff sonrió a la niña que entraba por la puerta de su despacho y le pidió que se sentara.

—Hola. ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Charlotte —respondió la pequeña.

—Me gusta tu nombre. Es muy bonito. Sabes que soy policía, puedes confiar en mí. Tu familia ha sufrido mucho, ¿verdad?

—Sí —le contestó la pequeña.

—Pero todo eso ya ha pasado.

—¿Dónde está mi madre?

—Bueno, ya no podrá hacerte más daño. Ya sabes que a veces se ponía furiosa, perdía los nervios, pero ahora comenzarás una nueva vida. Hay hogares en los que podrás tener una nueva familia.

—No quiero una nueva familia, me gusta la mía —contestó la niña.

—Ya lo sé, pero a veces tenemos que hacer cosas que no nos gustan. Si eres una buena niña, seguro que volverás a ser feliz. Ven aquí —dijo el hombre con un gesto.

La niña se acercó nerviosa hasta él. Comenzó a acariciarle el pelo y le dijo suavemente al oído.

—Nadie te hará daño, pequeña, no te preocupes por nada.

Charlotte sintió un escalofrío y se puso tensa, pero las palabras suaves del hombre parecían tranquilizarla un poco. El sheriff abrió un cajón y sacó algunas chucherías. Se las ofreció a la niña y esta le respondió con una sonrisa.

Mientras la niña comía con avidez las chucherías, el sheriff firmó una orden de busca y captura contra Sharon. Tenía la esperanza de que estuviera muerta, pero si había logrado sobrevivir, debería capturarla. En la orden incluyó que había asesinado a varios policías. Sabía que de esa forma sus compañeros intentarían disparar a matar. Después la sacó por la impresora y la dejó sobre el escritorio. Comenzó a cantar una vieja canción de amor, mientras la niña devoraba las últimas chucherías.

Ir a la siguiente página

Report Page