Alma

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Primera parte. París » Capítulo 7

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—Usted es una persona justa y caritativa. Contábamos con ello desde el principio.

Que el duro y esquivo señor Bandon le dedicara esas palabras le causó un gran impacto. Eso parecía un piropo en toda regla. No de los de «es usted muy bella», pero este lo agradecía más.

—Está bien. Lo haremos como ustedes quieren. Diré a mis tíos que es el hijo de mi amiga. Espero que no pongan objeciones.

—No las pondrán —aseguró Francisco.

—Yo estaré pendiente de todo lo que necesiten —añadió Armand—. Puedo, incluso, pedir ser su tutor junto con usted, puesto que es un caso especial y los dos somos franceses. No la dejaré sola.

¿Compartir con él la tutoría del Delfín de Francia? Aquello era una locura, sin embargo le gustaba la perspectiva de tener algo en común con él. Eso le aseguraría que no desaparecería cuando pusiera los pies en Ferrol.

—¿Dónde está ahora?

—Sophie está con él. Se ha ocupado de atenderlo durante toda la mañana.

Así que por eso no la había visto en todo el día. Bueno, se dijo con resignación. Por lo visto el destino le deparaba muchos más cambios de los que nunca habría imaginado. En unos días su mundo había cambiado por completo.

—Me gustaría conocerlo —pidió—. Y otra cosa, habrá que ponerle un nombre ficticio. Si no queremos que se sepa quién es, no podemos llamarlo por su nombre real. ¿Qué les parece Guy? Se parece bastante al suyo.

—A mí me parece bien —dijo el capitán.

—Por mí no hay ningún problema —añadió Armand con alivio. El nombre era el menor de sus problemas.

Ella se levantó y se dirigió a la salida del estrecho camarote.

—Bien. Llévenme a conocer al pequeño.

El francés le abrió la puerta.

—Yo la acompaño.

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